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San Esteban del Molar - Zamora

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España > Zamora > San Esteban del Molar
20-01-13 16:08 #10979401
Por:Marceloo

Temas campesinos
AL CAMPO NO LE SALEN LAS CUENTAS
El valor de la producción se estanca,mientras los costes crecen un 50% en una década.

Vidal Maté,20 ENE 2013
economia.elpais.com

La renta agraria española ascendió hasta 22.442 millones de euros en 2011, un incremento del 1,1% sobre el ejercicio anterior, según los datos estadísticos provisionales manejados por el Ministerio de Agricultura. Sin ser un año malo, hay que tener en cuenta que se trata de una cifra inferior a la renta agraria de hace una década. Hay más datos que consolidan una evolución negativa del sector. Agricultores y ganaderos han ganado en productividad y competitividad, pero no aumenta el valor de la producció y, sobre todo, cada año crecen los costes de producción.

En líneas generales se puede hablar de un mal año en el volumen de las producciones agrícolas por la sequía y las heladas —especialmente en los cereales, patatas, frutas, girasol o algodón— y récord en siniestralidad, con casi 150.000 incidencias y unas indemnizaciones de 800 millones de euros. Por el contrario, ha sido un año bueno en los precios, con unas cotizaciones que han alcanzado unas cifras récord, especialmente en uva, en zonas excedentarias, pasando de 0,12 a 0,30 euros kilo, y para los cereales, con subidas de hasta un 40% que han seguido a precios ruinosos para los ganaderos.

En el caso de las cabañas ganaderas, el año supuso una estabilidad en las producciones y también subidas moderadas de los precios en una media del 9,6%. En la parte negativa destacan la leche y el ovino, que siguen en caída libre de precios. En la positiva, el incremento del 44% en los precios de los huevos tras el recorte de censos por la aplicación de las normas obligatorias sobre bienestar animal. Fue un buen año para el porcino —España es el segundo país productor de la UE— y para el vacuno de carne, con precios altos por las elevadas exportaciones a los países árabes.

La morosidad ha pasado en tres años del 3% a superar el 7%

A pesar de ese incremento oficial de las rentas agrarias, la realidad es que al sector no le salen las cuentas, tanto en las producciones que han experimentado estabilidad o caídas de los precios como la leche, pero tampoco a otras producciones que han tenido unas cotizaciones récord.

Además de la renta agraria, hay otros tres datos que reflejan con más claridad la realidad del sector: los niveles de endeudamiento, el valor de la producción final y los costes de producción. El endeudamiento se ha movido en los últimos meses entre los 22.000 y 23.000 millones de euros. No es una cifra elevada si se compara con el volumen de la renta. Pero lo preocupante —y que refleja fielmente la situación del sector— es que el porcentaje de morosidad ha pasado en tres años del 3% a superar el 7% en un contexto donde pagar lo que se debe a costa de quitárselo de otra cosa es una filosofía arraigada.

El valor de la producción final agraria —al margen de años de buenas y malas cosechas, con cotizaciones al alza o a la baja— ha oscilado en la última década entre los 38.000 y los 42.000 millones de euros. Y no cabe asociar esa situación a la existencia de un sector carente de estructuras productivas o de una actividad y unos profesionales poco competitivos. Al margen de las limitaciones que suponen las condiciones climatológicas, el agua, las sequías o la calidad de los suelos, el sector agrario es una actividad eficiente en la producción de frutas y hortalizas en volumen y precios frente a otros países comunitarios e incluso ante terceros países. Clima y agua condicionan los rendimientos del cereal en una parte del país, pero las cosechas son similares a las comunitarias allí donde se dispone de riegos, aunque ello supone elevar los costes de producción. Una situación similar se repite en la remolacha, donde los rendimientos medios en las ultimas campañas se han situado en 105 toneladas por hectárea, una cifra de las más elevadas de la UE, pero con el hándicap del mayor coste de la energía para el riego.

Los productores exigen un mayor papel en la fijación de los precios

La ganadería es un sector eficiente en la producción de vacuno de carne, hoy ganando mercados en los países árabes; en huevos, en porcino —cuyas exportaciones suponen el 35% de la producción— o en pollos. Están cambiando las estructuras en las explotaciones lecheras, con elevados rendimientos y un coste añadido por una alimentación basada más en piensos importados que en recursos propios

Finalmente, con datos de la última década, el valor de los costes de producción ha crecido un 50%, pasando de 14.000 a 21.000 millones. Mientras esos medios de producción suponían hace cinco o seis años entre un 30% y un 40% del valor de la producción total agraria, en 2012 ya han supuesto el 50% consecuencia de los incrementos de los precios de abonos —con el poder dominante de Fertiberia—, las semillas, la energía, seguros o piensos. Es el gran agujero negro.

Con todas esas cifras por delante, cada día salen peor las cuentas, con riesgo de llegarse “lo comido por lo servido” si no se incurre en pérdidas.

Frente a esta situación, el sector agrario y la Administración coinciden, ahora más que nunca, en la necesidad de resolver definitivamente problemas históricos y otros advenidos como el poder de la gran distribución.

Isabel García Tejerina, secretaria general de Agricultura, está convencida de que se puede hacer mucha política agraria con escasos recursos, compaginados con una buena defensa de los intereses españoles en Bruselas y desde el diálogo con el sector productor. En esta línea se hallan las iniciativas legislativas para ordenar y concentrar la oferta agraria y los medios de producción a través de una mayor integración cooperativa, así como el desarrollo de una cadena alimentaria equilibrada donde los productores en origen tengan una mayor participación en la fijación del precio final de sus productos. García Tejerina considera fundamental la puesta en marcha de estructuras a pie de campo que ofrezcan asesoramiento, información y servicios para que agricultores y ganaderos tengan siempre a mano la mejor opción a la hora de tomar una decisión en la gestión de sus explotaciones, y recuperar las extintas Agencias de Extensión Agraria, con más prestaciones, utilizando las nuevas tecnologías

Para el responsable de los servicios técnicos de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), Javier Alejandre, es importante producir más y con más eficiencia desde la información, el conocimiento, el asesoramiento, una mejor organización en la gestión y reducir el peso de los costes de producción, en muchos casos en manos de oligopolios o sin el apoyo o control necesario desde la Administración. Pero, en otra dirección, se ve inaplazable agraria y vivir en el medio rural, aunque se sigan desmantelando todo tipo de servicios.

lograr un mayor equilibrio entre los intereses de la cadena alimentaria para que el sector agrario obtenga una parte más importante del valor final de sus productos. Todo para que salgan las cuentas al margen de las subvenciones comunitarias y haya razones para seguir en la actividad
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08-12-13 21:29 #11732533 -> 10979401
Por:Marceloo

RE: Temas campesinos
A tortas por la leche

Las industrias lácteas se disputan los contratos ganaderos por la falta de oferta

Vidal Maté Madrid 8 DIC 2013
elpais.com

La leche, por ser un producto perecedero y por la debilidad de los pequeños ganaderos para defender sus intereses frente a las industrias, ha sido históricamente una de las mechas de las movilizaciones agrarias. Hubo un tiempo en el que los ganaderos tiraban la leche por las cunetas, ríos y veredas ante la no recogida por parte de los industriales como medida de protesta por los bajos precios y cuando las empresas miraban la leche con desprecio o se resistían a su recogida.

En los últimos meses, sin embargo, la leche se ha convertido en un objeto de deseo entre las industrias. Este cambio es consecuencia de un fuerte aumento de la demanda en terceros países, de la estabilidad en la producción comunitaria desde donde España cubre su déficit de una producción de 6,4 millones de toneladas frente a una demanda de más de nueve millones y de la baja producción española. Estas disputas entre las empresas para captar los contratos de nuevos ganaderos han remitido en las últimas semanas. Román Santalla, responsable ganadero de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), dice que no se puede descartar que las empresas hayan pactado la paz, al igual que hicieran años atrás. En medios empresariales se rechaza haber llegado a esos acuerdos.

En esta batalla de precios por hacerse con un mayor aprovisionamiento de materia prima juega un papel decisivo la situación de cada industria, su nivel de diversificación con productos de mayor valor añadido y su grado de dependencia de ventas baratas a una gran distribución habiendo comprado más caro en el campo. Los esfuerzos de Agricultura para que esos grandes grupos dieran a la leche un mayor valor y subieran los precios de venta de sus marcas propias han arrojado resultados positivos, aunque resta mucho camino por andar.

Tras un largo periodo de precios por debajo de coste, agravado hasta el primer semestre de este año con el incremento de los piensos, los precios de la leche iniciaron esta campaña una escalada desde menos de 39 céntimos el litro hasta unas cotizaciones medias reales en octubre en torno a los 40 céntimos en las zonas más productoras como Galicia y cifras superiores en el resto.

Esta subida de las cotizaciones no ha sido consecuencia, en contra de lo que indicaba el Ministerio de Agricultura, del desarrollo de las políticas de contratos obligatorios de forma individual, a través de las organizaciones de los productores o por el funcionamiento de los convenios de esa misma Administración con los grandes grupos de la distribución para subir los precios al consumo y trasladar esos incrementos en el campo. Se han generalizado los contratos, pero a la hora de su negociación, las empresas han seguido teniendo un papel dominante para imponer cotizaciones frente a un sector menos organizado. Y la gran distribución, con pequeñas excepciones, ha seguido apostando por sus marcas propias a precios bajos o con una mínima subida.

En este contexto de subidas de precios en España, y con una producción al alza con ligeras oscilaciones hasta los 6,4 millones de toneladas, en condiciones normales de los mercados los industriales habrían acudido ya a las importaciones desde otros países comunitarios, especialmente Francia o Portugal, para cubrir sus necesidades. Hoy en día esa opción es imposible por dos razones. La primera, porque en el conjunto de la Unión Europea se habría estabilizado la oferta. No sobra leche. En segundo lugar, porque están tirando muy fuerte las exportaciones a terceros países, especialmente a China. Al final, el resultado fue una pugna de las empresas para hacerse con la oferta de la leche española a precios elevados, pero incluso más bajos que los existentes en otros países comunitarios.

Y se ha roto una especie de regla sagrada del sector como eran los pactos (nunca reconocidos) por parte de los industriales de no robarse ganaderos o no aceptar cambios de ganaderos de unas a otras empresas. Esta situación ha llegado a tal punto que, en muchos casos, han sido los intermediarios u operadores en los mercados quienes se han hecho con la leche de los ganaderos a precios más elevados que los ofertados por las industrias, para luego revender esa materia prima a precios más altos a las propias industrias. Así, empresas que fueron tradicionalmente punta de lanza en las subidas de los precios en origen, como Pascual, hoy con ajustes financieros, se resisten a las subidas que encabezan otros grandes grupos como los franceses de Lactalis (Lauki, Puleva, Prado) o de firmas como Río que tampoco se caracterizaron en el pasado por subir los precios.

En un escenario donde en el pasado apenas si se movían las entregas de leche y donde cada empresa disponía de su espacio, en los últimos meses son millones los litros que han cambiado de manos simplemente en función de quien pague más en el nuevo marco de la política obligatoria de contratos con una duración mínima de tres meses.

La subida de los precios de la leche en origen, junto a una cierta bajada de los precios de los piensos, ha traído un periodo dulce para los ganaderos. Todo lo contrario que para las industrias. Según datos manejados por el sector industrial se estima que la subida de los precios en origen viene a suponer para las empresas un aumento en los costes de producción de unos 200 millones de euros. El reto para el sector industrial es cómo repercutir esos incrementos en los precios de venta de una gran distribución que sigue manteniendo una parte de la leche como producto barato o para unas empresas que limitan su oferta casi a la leche fresca en el mercado interior y que no operan con productos derivados en el exterior.

Interrogantes sobre un futuro sin cuotas

Las buenas noticias que está recibiendo el sector productor todo este año, con la subida de los precios de la leche y la bajada de los precios de una parte de las materias primas para la fabricación de los piensos, no impide que sobre ese mismo gremio se ciernan nubarrones por lo que pueda suceder a partir de 2015 con la supresión de las cuotas de producción. De esta situación son conscientes las autoridades comunitarias, que a finales del pasado mes de septiembre pusieron en marcha un grupo de alto nivel, con asistencia de las Administraciones comunitarias y de los diferentes países, industriales y ganaderos, para ver cómo se puede diseñar otra política a partir de esa fecha sin hacer sangre a la parte más vulnerable de la producción de leche en el marco comunitario.

En relación con esa futura eliminación de las cuotas, preocupa, en primer lugar, la posibilidad de que se produzca un desorden en los mercados y una falta de información sobre la evolución de la oferta. Frente a ese escenario, una de las principales propuestas comunitarias, a falta de las conclusiones finales, es la constitución de un observatorio para hacer un seguimiento de las producciones. En segundo lugar, preocupa una deslocalización de las producciones, con zonas que pueden ir a mayor oferta por su capacidad competitiva, mientras en otras, desfavorecidas o con peores estructuras, pueden cerrarse las granjas. Finamente, preocupa el comportamiento de los precios y los posibles mecanismos comunitarios para lograr una estabilidad en los mercados.

Frente a ese nuevo escenario, donde hay países como Alemania o Francia con unas cuotas excedentarias de casi 30 millones de toneladas, mientras que España cuenta solamente con una cuota de 6,4 millones y una demanda de 9,5 millones, las alternativas que se proponen frente a la supresión de las cuotas tienen un enfoque muy distinto para cada país, por lo que se trata de un debate totalmente abierto en las instancias comunitarias, y más a escasos meses de unas elecciones europeas.

Sobre el futuro del sector de la leche en la UE hay, sin embargo, algunos planteamientos coincidentes: todos están de acuerdo en que habrá un crecimiento mundial de la demanda. Habrá menos explotaciones en la UE, pero las mismas deberán ser más intensivas y con un mayor tamaño. Debe mejorar la productividad, siempre con el riesgo de que pueda haber un desplazamiento de las producciones entre regiones y países, y utilizar las posibilidades de ayuda que ofrecerá la reforma de la Política Agrícola Común a través de los fondos para apoyar al sector en las zonas menos favorecidas.
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