Una historia divina 5 A pesar de la paciencia divina, se iba notando la pesadez de la tarde. Dios, a duras penas mantenía los dos ojos abiertos tal vez porque las morcillas eran digeridas pausadamente aunque con el esmero que el dueño del negocio permitía. Nacido comprendió que necesitaba amenizar positivamente y a su favor la exposición y decidió contar una historia de Anciles que había escuchado muchos años atrás. Érase que se era una vez en el Reino de los cielos...- comenzó con voz animada- Dios estuvo ausente por seis días... El Arcángel San Miguel, al séptimo día, de repente, le encuentra descansando y le pregunta: -¿Dónde has estado? Dios mostrando una sonrisa de gran satisfacción y apuntando con el dedo hacia abajo a través de las nubes le dice: -Mira Miguel, mira lo que he creado. El Arcángel, confundido, mira y dice: - ¿Qué es eso? - Es un planeta, -le responde Dios- y he puesto vida en él. Lo llamaré Tierra y será un sitio donde todo estará equilibrado. - ¿Equilibrado? -pregunta Miguel, todavía confuso. Dios se lo explicó, apuntando a las diferentes partes de la Tierra. - Mira, por ejemplo, Europa del Norte será un lugar de grandes oportunidades y riqueza, mientras que África del Sur será más pobre; el Oriente Medio será una zona caliente. Por aquí he puesto un continente de gente blanca y por aquí uno de gente negra... Dios continuó apuntando a los diferentes países: - Este otro será extremadamente árido y cálido, mientras que este será frío y cubierto de hielo. El Arcángel estaba impresionado con el trabajo de Dios. Entonces apuntó hacia una pequeña masa de tierra: - ¿Qué es esto? –preguntó: - Ah! -dijo Dios- esto es Anciles, el sitio más glorioso de la Tierra. Podrás notar que casi tiene la forma de un triángulo: el triángulo de Dios. Tiene bonitos montes y apacibles atardeceres. Las gentes de Anciles serán modestas, inteligentes y de buen humor. Las verás viajando por todo el mundo.Serán extremadamente sociables, trabajadoras incansables y ganadoras.Serán conocidas por el mundo como cultas, respetuosas y portadoras de la paz. Miguel estaba anonadado por tanta maravilla y bondad y exclamó: - Pero, ¿qué hay del equilibrio, Dios? ¡Dijiste que todo estaba equilibrado! Dios sabiamente le respondió: - Espera que veas la cantidad de tontainas que he puesto alrededor de ellos en un país al que llaman España. Dios miró sonriente a Nacido y pensó: -¡Qué facilidad tienen estos de Anciles para hacer suyas las historias y alegrarme la tarde!, Miguel, tráeme un orujito y sirve una ronda a estos chicos que no hay nada que me fastidie más que la gente triste. El Arcángel salió obediente de la estancia y en su rapidez, a punto estuvo de pillarse la punta del ala con la bisagra de la puerta. Si no fuese arcángel, podía haberse pillado cualquier otra cosa... (Continuará...)
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