Anciles - Leon

Tras el incidente chispeante del que Nacido jamás pudo enterarse de su desenlace final, tal vez porque la Ley de Protección de Datos Celestiales lo prohibía, optó por no dilatar más el comienzo de su obligación y también por si la demora pudiera ofender la paciencia divina, serenamente empezó a hablar:

-Yo creo que hay cosas importantes en la historia de un pueblo, pero nada tanto como la historia de la gente que allí vivió. Sin esa gente, el pueblo obviamente no tendría razón de existir y por eso mismo quiero empezar con ello.
Tal vez hablar bien de quienes han habitado un lugar pueda parecer a muchos un tópico fácil. Pero en excepcionales ocasiones se convierte en una solemne realidad. En Anciles vivía gente de gran calidad humana y todavía hoy que el tiempo ha conseguido empolvar muchos de mis recuerdos, la imagen de la grandeza de esa gente sigue siendo para mi una referencia obligada.
Y esto lo expreso sin apasionamiento engañoso alguno.
Es como el fruto que se recolecta de la tierra: todos sabemos que el terreno no permite recoger lo mismo en un lugar que en otro.
En Anciles el terreno daba buena gente. Hay otros terrenos que la dan mala y lo siento por ellos. Tal vez sea por la umbría, la orientación al sol, el agua contaminada que beben, la mala vida que llevan o yo que sé.
En Anciles vivía gente sencilla pero orgullosa de ser de Anciles, cargada de fino humor, algunas veces hasta disparatado humor. Siempre esperanzados, con los problemas habituales del día a día pero arreglándolos sin que rebasasen el ámbito del pueblo. Pocos, pero sintiéndose unidos. Como una familia con la puerta de casa siempre abierta. La vida de cada uno era la vida de todos porque el pueblo era como una casa de todos aunque con habitaciones para cada uno, cubriéndolo todo con un profundo respeto que se evidenciaba especialmente cuando se trataba de personas mayores.
Es difícil saber cuantos años había que cumplir para que delante de un nombre se antepusiese el título de Tío, pero lo cierto es que cuando, por ejemplo, Lucas, Félix o Daniel pasaron a ser Tío Lucas, Tío Félix o Tío Daniel, ello significó que ya formaban parte, en principio, del muy respetable consejo de maduros y más tarde del respetabilísimo consejo de ancianos.
Pero lo que destacaba sobretodo era su cultura natural y su respeto a todo.
Yo que he andado por muchos caminos y he bebido en muchas fuentes, sigo admirando la enorme cultura y respeto que formaba parte del pensar y de la relación entre aquella gran gente. No es que colgasen muchos títulos en las paredes de cada casa (que también los había) es que el título lo llevaba cada persona como su seña de identidad. Era una hidalguía ostentada desde el nacimiento hasta la muerte. Brillaba con luz propia como una estrella acostumbrada a su resplandor, sin darse importancia por ser habitual. De ello hablo en todas partes siempre que surge esta cuestión.
He oído contar que cuando la cigüeña se acercaba a Anciles en vuelo de aproximación a pista y antes de obtener permiso para aterrizar, la criatura que llevaba en el pico, al divisar el cartel de Anciles solía felicitarse por nacer en lugar tan privilegiado.

Es importante que se tengan en cuenta estas circunstancias como punto de partida para comprender otras cosas y pensar que si alguien ofrece alguna puntual actitud no coincidente con lo expresado, es un error de esos que se suelen justificar diciendo que hasta al mejor escribano hace un borrón. Y no por eso deja de ser el mejor escribano. A mí de vez en cuando también se me caen.

Dios escuchaba complacido el detalle de lo contado por Nacido mientras escudriñaba con mirada penetrante a los que tenía sentados enfrente. No podía ocultar que le gustaba la gente así de trasparente. En ocasiones, hasta demasiado trasparentes para ser comprendidos por algunos; aunque todo era cuestión de costumbres y tolerancia a los escozores. Por algo uno de sus refranes preferidos y que sus santos allegados le escuchaban decir con frecuencia, era ese que dice “el que no está acostumbrado a bragas, hasta las costuras le hacen llagas”.

Y si lo dice Dios, por algo será...

(Continuará...)

Cuando todavía tengo la mandíbula desencajada del anterior capitulo, vas y cambias de tercio. Tienes un corazón como un camión, mira a rimado, como quieres a tu pueblo y sus gentes, nunca había conocido a nadie que recordara con tanto cariño a su pueblo y mas si este ya no existe físicamente.
Te deberían proclamar pregonero de algunas de esas cenas que organizáis.

Gracias Cibeles por tu apoyo siempre cordial y próximo. Pero exageras en la valoración que me dedicas. Tal como Nacido cuenta a Dios, Anciles fué semillero de gente extraordinaria. No dejes de proclamarlo siempre que tengas oportunidad porque se trata de una evidente realidad. Yo sólo soy una pequeña muestra y no puedo ni quiero ser pregonero de nada porque otros hay que lo hacen mejor. Bastante tengo con contárselo a Dios y que se enteren los que aún no lo saben.
Pero no obstante, quiero contarte una anécdota de años atrás.

Yo era muy feliz. Mi novia y yo habíamos salido durante más de un año, y decidimos casarnos.
Mis padres nos ayudaron cuanto pudieron, mis amigos me apoyaron y mi novia era un sueño.
Solo había una cosa que me incordiaba permanentemente y precisamente era la mejor amiga de ella.
Era inteligente y muy sexy. A veces flirteaba conmigo, lo que me consternaba muchísimo.
Un día, la amiga de mi novia me llamó por teléfono y me pidió que fuera a su casa a ayudarla con la lista de los invitados a la boda.
Así que fui para allá.
Ella estaba sola cuando llegué y me susurró que, ya que me iba a casar con su mejor amiga y teniendo en cuenta que ella tenia ciertos sentimientos y deseos hacia mi persona, y dado que ya no podía aguantarse mas, antes que me casara y comprometiera mi vida a su mejor amiga, quería hacer conmigo el amor una sola vez. ¿Que podía decir yo?.
Estaba totalmente sorprendido, y no pude decir palabra.
Así que me dijo:
-Iré a la habitación y si tu lo deseas, entra y me tendrás.
Admiré su maravilloso trasero mecerse al subir las escaleras. Me levanté del sillón y estuve así, de pie, por un momento. Me di vuelta y fui a la puerta principal, la abrí y salí a la calle. Me dirigía a mi coche cuando vi a mi novia junto a la puerta.
Mi novia estaba afuera, con lágrimas en sus ojos, me abrazó y me dijo:
-Soy muy feliz y estoy muy orgullosa de ti. Has pasado mi pequeña prueba. No podré tener a un mejor hombre como esposo.


Moraleja: Deja siempre tus condones en el coche.

Pero ande estabais que no os habia leido yo , yo ya me sabia esta historia pero tu la escribes mejor , que si nacido que me pasa lo mismo que a cibeles que tienes magia al escribir magia al escribir , y no precisamente magia potagia .
yo tambien te sigo tu historia divina con entusiasmo , me rio cantidad .
Me chifla .
un abrazo muy fuerte.

Valla con la señora, prueba de fidelidad, pues nosotros hicimos algo parecido, mi amiga Verónica se fue a Brasil a ponerse unos implantes, yo le insistí que lo hiciera aquí pero claro en Brasil es mas barato, cuando llego traía unos buenos implantes a primera vista pero según te acercabas y mirabas bien parecía que solo veías un pitón porque el otro miraba hacia otro sitio, como si un implante mirara para Anciles y el otro para Cistierna,
Mi amiga que estaba muy contenta los quería probar, y entre ella y yo planeamos una encerrona para mi cachuli, el pobre no se pudo resistir y yo como no me iba a enfadar me uní a la fiesta y acabamos haciendo la conga, claro que yo como soy muy friolera me puse en medió.