Una historia divina 6 Salió el arcángel y la puerta quedó algo entreabierta. En este tiempo de espera que parecía como perdido, Nacido, que tenía gran facilidad para enlazar historias sobre la marcha, con el fin de agradar el parecer de Dios y anotarse unos puntos en su currículum vítae que por cierto, siempre se le antojaba insuficiente para poder quedarse definitivamente en el Paraíso, se ofreció a contarle una anécdota que en la Tierra se daba como cierta aunque jamás conoció a alguien que ni remotamente pudiera asegurarlo. Dios, siempre predispuesto al buen talante y a la sonrisa que compaginaba perfectamente con la contundente autoridad que demostraba, le indicó: -Recuerda que para contar con respeto hacia todos cosas curiosas y divertidas no es necesario permiso alguno, por lo que puedes empezar cuando quieras. Tras este visto bueno, Nacido relató: Mi amigo Lucas, cuando acababa de morir y estaba parado como lo estaba yo hace un rato, frente a la entrada del cielo, salió San Pedro a abrirle las puertas y le dijo: - No puedes entrar así sin más al Paraíso porque en vida has evadido muchos impuestos. La única manera por la que podrías entrar, sería si aceptases dormir junto a una mujer espantosa y estúpida durante los próximos cinco años, y además que se te note disfrutándolo. Lucas pensó que era un precio relativamente barato por una eternidad en el Paraíso y aceptó la propuesta. Entonces, San Pedro le juntó con una mujer espantosa y estúpida mientras el pecador comenzó a fingir acertadamente que era muy feliz. Cuando marchó con el esperpento camino de las dependencias celestiales destinadas a las almas en cuarentena, Lucas vio a su amigo Marcos caminando adelante, con una mujer feísima, incluso más horrible que la suya. Al preguntarle Lucas de qué se trataba, Marcos le responde: -Evadí mis impuestos y además estafé al Estado un millón de euros. Me han condenado por ello. Cuando se dieron cuenta que los dos están en la misma situación, decidieron pasar el trago juntos como una forma de hacer la carga más llevadera. Lucas, Marcos y sus dos horribles compañeras siguieron caminando, pensando en sus destinos, cuando repentinamente ven a alguien a lo lejos que se parece a su viejo amigo Teodoro y que viene caminando hacia ellos. El hombre, que es feísimo de verdad, viene con una mujer despampanante, una supermodelo, una "chica de exposición". La mujer más fabulosa que jamás hayan visto. Impactados, Lucas y Marcos se acercan al tipo y descubren que, efectivamente, es el viejo Teodoro. Le preguntan que cómo hizo para enganchar semejante diosa, mientras ellos andan con semejantes bichazos. Teodoro les responde: -No tengo ni idea, pero, definitivamente, no me quejo. Es sin duda el mejor momento de mi vida, y he tenido cinco años del mejor sexo que un hombre puede tener. Hay una sola cosa que no entiendo: cada vez que terminamos de hacer el amor, ella me da la espalda y con muchísima amargura murmura: '¡Malditos Impuestos!'" El bonachón de Dios todavía se reía sin disimulo cuando reapareció el arcángel con la bandeja de los licores... (Continuará...)
|