Terrer - Zaragoza

TERRER ANTIGUO: Epoca de los “mauros” o moros.

LA INVASIÓN:

En el año 711, en la batalla de Guadalete, fue derrotado el Rey Rodrigo y, con él, acabó el reino visigodo.

Ganó la batalla el caudillo Tarik, con sus tropas bereberes del norte de Africa y unos pocos árabes; pero el jefe de la expedición fue MUZA ( popularmente, el moro Muza), quien se declaró vasallo del Califa de Damasco ( familia de los Omeya).

Fue tan rápida la conquista del territorio que, en el año 712, ya los teníamos a las puertas de Terrer, a través de la antigua calzada romana, que venía desde Mérida, camino de Zaragoza y todo el valle del Ebro.

En esta primera época, se le iban sometiendo sobre la marcha las grandes ciudades, mediante pactos con los nobles visigodos que mandaban, y pasaban de largo sobre los pueblos. En este tiempo se destruyó la antigua Bílbilis Augusta ( cerro de Bámbola, Huérmeda) y se fundó, de nueva planta, la actual Calatayud donde está ahora.

Terrer, por el momento, se quedó como estaba. Los nuevos vencedores denominaron a este territorio como la Marca Superior, con capital en Zaragoza. Y al frente pusieron a un miembro de una antigua familia visigoda, los “Casius”. Estos se convirtieron a la nueva religión y adoptaron el nombre de “Banu Qasi”.

Esto fue muy normal: de los antiguos pobladores de Hispania, unos se convirtieron al Islam y con ello mantuvieron sus posesiones y adquirieron un estatus dominante y otros se mantuvieron en la fe cristiana o judía y quedaron en una situación inferior. Los nuevos dueños no persiguieron ( en las zonas rurales) a nadie por causa de la religión: simplemente, a los que no se convertían, les imponían un impuesto especial y en paz. En este ambiente de convivencia vivieron los moros, judíos y cristianos.

A los que se convirtieron al Islam, se les llamaba “Muladíes”. A los que se mantuvieron cristianos, “Mozárabes”. Y a los judíos, tal cual.

Terrer, en esta época, quedó poblada, mayoritariamente, por “Muladíes”. Y una pequeña parte, por “Mozárabes” y Judíos. A esta población se fueron añadiendo esclavos que los moros tomaban de sus conquistas y los destinaron a cultivar la tierra.

Por la riqueza de esta tierra, muy pronto se establecieron en ella los miembros de un linaje importante yemení: Los Tuyibies, que, enseguida, se hicieron con el control del valle del Jalón y consiguieron ocupar los puestos más importantes en el gobierno de las ciudades y la propiedad de las tierras de la vega. Estos trajeron las primeras tecnologías para transformar la tierra en regadío.

Para equilibrar algo la población mayoritaria que había aquí, trasladaron del norte de Africa algunas familias bereberes, que constituyeron la segunda línea de mando, después de los yemeníes. No obstante hay que abandonar la idea de que hubo una “invasión de moros” en toda la regla, ya que la población siguió siendo, como he dicho antes, mayoritariamente, la antigua “celtíbera-romano-visigoda” que siguió en su tierra como lo había hecho desde siglos. Unicamente cambiaron los nuevos dueños. Y la religión.

Utilizo la palabra “mauros” o moros ya que fue ésta la que se utilizó por los cristianos de la época y del medievo para señalar a los invasores que acabaron con el reino visigodo. Ni todos eran árabes, ni todos eran musulmanes, que son otras denominaciones con las que se conoce a estos invasores. Recordar, simplemente, que a Santiago Apostol se le denominó “matamoros” hasta hace bien poco.

Continuará. . .

ya te echábamos de menos "contador de cuentos", bienvenido de nuevo.

ORGANIZACIÓN DEL TERRER MORO.-

Una vez consolidada la conquista de nuestra tierra por los moros, éstos se dedicaron a organizar el territorio. Y Terrer pertenecía a la Marca Superior.

Hacia los años 850/70 después de Jesucristo, gobernaba en la Marca Superior, con sede en Zaragoza, un tal MUZA Banu Qasi, que, como ya sabemos, era de una familia de muladíes. Y este jefe moro decidió fortificar los límites de su Marca.

Entre las cosas que hizo fue construir el castillo de Terrer y fortificar el entorno del pueblo.

El castillo lo construyeron donde hoy vemos las ruinas, a base de piedras obtenidas en los montes adyacentes , ladrillos construidos en el pueblo y tapial ( tierra humedecida y pisada), en una excelente situación táctica como vigía en la ruta del Jalón. Estaba compuesto por dos recintos defensivos escalonados, con una planta alargada y estrecha, de unos cuarenta por veinte metros de lado. Existen todavía restos de un muro semicircular muy rebajado sobre un alto muñón que debió de pertenecer a un torreón redondeado. En el interior del recinto quedan vestigios de antiguas construcciones con aparejo de ladrillo mazizo, apenas identificables. En mi época de niño fue derribada la última torre existente por amenazar ruina, aunque aún se puede ( o se podía, no lo sé. Hace mucho que no subo) contemplar la cámara subterránea cuadrangular que formaba su base, quizá destinada a bodega o almacén.

Además del castillo, mandó construir un muro o muralla que rodeaba al pueblo. Sus límites bajaban desde el castillo por el barranco del lugar, hasta la plaza de Bajo el Olmo y subía por el barranco de las cuevas hasta el mismo castillo. Existían, al menos, tres puertas en la muralla: la del “portillo” o del “arco”, en el barranco del lugar ( estaba hasta hace relativamente poco tiempo y yo he pasado por ella); la principal, que es la que actualmente comunica la plaza de Bajo el Olmo con la de la Señoría y otra, que no he visto nunca, que debió de estar a este lado del barranco de las cuevas, justo cuando se sube la cuesta, aproximadamente, enfrente de la casa de los “canises”.

Dentro de este recinto vivían los “muladíes”, es decir, los que profesaban la religión islámica y que eran los propietarios de las tierras, los artesanos , los responsables de los distintos oficios y los empleados municipales. Los jefes, con la dotación militar, en el castillo.

Extramuros, es decir, fuera de las murallas, al otro lado de los barrancos, además de los esclavos, vivían los pocos “mozárabes” y judíos que había en Terrer. Estos pagaban un impuesto religioso y podían practicar su religión. La situación de los mozárabes era más penosa: prácticamente eran los peones y siervos que hacían los trabajos más duros del campo y de la ciudad. No podían vivir dentro del pueblo. Al finalizar el día, al canto del “muecín” ( responsable de las llamadas a oración en la mezquita), tenían que salir del recinto amurallado. Los Judíos tenían más permisividad y algunos, incluso, podían vivir dentro de las murallas ( el callejón donde vivía Manito. Se llamaba “la calle estrecha”).

En esta época, Terrer se desarrolló enormemente, sobre todo, en los negocios que habían iniciado los romanos: la construcción y la agricultura, de lo que hablaremos más tarde.

Con el tiempo, la parte más importante del pueblo fue la actual plaza de la Señoría, a la que se entraba por una puerta desde la actual Bajo el Olmo y donde se prestaban la mayor parte de los servicios. Allí se montaba el “zoco” o mercado y alrededor o cerca de dicha plaza estaban los talleres de los artesanos y oficios diversos. En ese entorno estaban los escribanos, que prestaban sus servicios a la mayoría del pueblo, que no sabía leer ni escribir, y los cantores que transmitían las leyendas de los héroes , contaban las batallas y transmitían los “cotilleos” del pueblo y de los pueblos circundantes.

Subiendo por la calle por donde van actualmente las procesiones desde la plaza de la Señoría ( no me acuerdo cómo se llama), se llega a la plaza donde estaba la Mezquita, que se encontraba entrando en la misma a mano derecha. Y junto a la Mezquita estaba la escuela donde los niños iban a estudiar el Corán, que era lo que se exigía entonces. En donde estaba la Mezquita, posteriormente, los cristianos edificaron la Iglesia de San Miguel, hoy desaparecida, aunque puede que quede alguien en el pueblo que la conociese: mis abuelos y creo que mis padres, la llegaron a conocer.

Y desde esa plaza, la de la Mezquita, se subía al castillo por donde se sube ahora, aunque, entonces, estaba todo este camino mejor trazado y cuidado. Allí vivía el jefe militar y los oficiales de la guarnición, ya que Terrer era un baluarte importante.

Las casas del pueblo crecieron alrededor de estas calles, con el límite de la muralla, adosadas a la cual también había casas. Las casas de las personas principales estaban alrededor de la plaza de la mezquita

En esta época, Terrer comenzó a construirse más en el llano.

Continuará. . .

Al hilo de esta parte de nuestra historia que nos cuenta "el contador de cuentos", se me ocurre, y lanzo al aire la idea a ver si alguien en el Ayuntamiento la recoge, en lo que era la ubicación del castillo se podía hacer un mirador que sirviera de lugar privilegiado para ver todo el entorno del pueblo, con algún monumento que recordara lo que en su día fué, y por supuesto preparando un acceso adecuado para que personas mayores puedan subir a pasear, en fin ahí lo dejo, seguro que en las administraciones hay subvenciones para este tipo de actuaciones. Sería un primer paso para seguir recuperando todos estos lugares que nos cuentan en este foro. Un saludo para todos.

Me uno a la idea de Cablod, si es que mi voto vale. Por nuestro castillo pasaron personajes muy importantes. No hay más releer los escritos de La Juani. Animo, Cablod.
Un saludo.

Gracias, Gracias .
Espero que sigas escribiendo mucho en este foro.
saludos. Laula

Me encanta la idea del mirador en el castillo, un voto para ello, y otro voto para que se vayan recuperando los sitios emblemáticos de Terrer.

Estos momentos que describimos fueron claves en el cambio de nuestra antigua cultura, que habíamos mantenido desde casi mil años antes. Veamos:

LA NUEVA RELIGION.

En esta época, la religión se convirtió en algo muy importante, cosa que, por estas tierras, no había sido cuestión principal hasta ahora.

Los habitantes de estos valles fueron siempre los mismos ( con distintos dueños) y sus creencias fundamentales seguían siendo las celtíberas, cristianizadas. Ya se sabe que la religión cristiana fue, poco a poco, absorbiendo los cultos celtíberos y los fue cambiando, simplemente, de nombre.

No obstante, en los últimos años visigodos, desde la victoria de los cristianos contra los arrianos, en tiempos del rey Recaredo, la Iglesia Católica fue imponiendo su cultura, sus ritos, sus normas, su poder y su organización y se había convertido en un “poder” en sí mismo. Y más que el fondo de la doctrina, lo que se controlaba eran las formas de la normativa oficial, que eran muchas y, casi siempre, para prohibir cosas que a la gente les gustaba.

De pronto vienen otros señores que, en lugar de tantas reglas y prohibiciones, dicen que sólo hacen falta cinco normas, para ir al cielo, muy sencillas y que todo el mundo entendía. Y que el que quiera las acepta y se le mantienen sus propiedades y situación anterior. Y el que no quiera aceptarlas, puede seguir como estaba , aunque pagando un tributo.

Y claro, la mayoría no lo dudó.

La nueva religión tiene cinco preceptos de obligado cumplimiento para todo creyente musulmán:

- Profesión de fe, por la cual, una persona se reconoce libremente creyente de Dios.
- Oración, cinco veces al día, con la única obligación de hacerlo en dirección a la Meca.
- Limosna, una norma social, con los más pobres de la comunidad.
- Ayuno obligatorio en el mes de Ramadán, desde la salida a la puesta del sol.
- Peregrinación a La Meca, al menos una vez en la vida y si se dispone de medios necesarios.

Como se puede ver, esta nueva religión era mucho más permisiva (al menos en su inicio) y nada se decía sobre los temas prohibidos por el cristianismo, cuyos pecados te llevaban al infierno “de punta cabeza”.

Los nuevos invasores, que no habían entrado en grandes masas, facilitaron en las zonas rurales la “conversión” instantánea al Islam, ya que necesitaban mano de obra para evitar que el campo se despoblase ( no pasó así en algunas ciudades, en las que actuaron con gran dureza contra los cristianos). Esta actitud facilitó que en nuestra vega se hicieran moros en su gran mayoría. Escondieron ( no destruyeron) las imágenes y las reliquias de los santos en sitios de difícil acceso y de lo más inverosímiles (por si acaso) y a otra cosa. (En épocas posteriores, las recuperarían los sobrevivientes). La capacidad de supervivencia de las clases más desprotegidas es, en casi todas las épocas, cuando menos, prodigiosa.

Nos encontramos, por tanto, que, de repente, éramos todos moros. Y, poco a poco, los responsables religiosos fueron islamizando a la población: se transformaron las iglesias en mezquitas, donde las había, y donde no, las construían de nueva planta. Junto a las mezquitas, se construían escuelas en las que se aprendía a leer y a escribir utilizando un solo libro: El Corán. Con esto consiguieron varias cosas: en primer lugar, elevar el nivel cultural de la gente ( el pueblo era analfabeto en su mayoría), en segundo lugar, conocer la religión musulmana, ya que estudiaban el Corán y, en tercer lugar, erradicar, sin violencia, la antigua religión cristiana. Poco a poco, la gente se hizo musulmana de verdad.

Y, como consecuencia añadida, se sustituyó el latín, lenguaje que hablaban los antiguos pobladores hispano-visigodos, por el árabe, en que estaba escrito el Corán, y que hablaban los nuevos conquistadores. Este hecho supuso un cambio cultural de primera magnitud, que tuvo varias consecuencias: La primera, el acceso a la cultura oriental, más desarrollada entonces que la existente aquí. De hecho, la España mora fue la zona europea más brillante culturalmente en estos tiempos. La segunda, el corte drástico con la cultura europea ( greco-latina), que habíamos compartido desde hacía más de mil años.

Por supuesto que no siempre fue el tema religioso tan idílico como lo escribo. De vez en cuando, como sucede en todas las religiones, la disciplina religiosa se relaja y vienen los “salvadores” en “nombre de Dios” a poner orden. Así llegaron a España, desde el desierto, los Almorávides, gente guerrera, dura y ortodoxa que, a sangre y fuego, restablecieron las costumbres moras que se habían relajado. Con la llegada de estos intransigentes, algunos reyes taifas moros pidieron ayuda a los cristianos (con los que se podía negociar) para defenderse de esta gente, a los que no se podía más que obedecer. Y fue el origen de la reconquista de nuestras tierras, como ya trataremos en su momento.

En posteriores épocas, vinieron los Almohades y, luego, los Benimerines. Y así en distintas oleadas cuando se producía la relajación de las costumbres ortodoxas. Poco más o menos, sucedía en el lado cristiano lo mismo y con el mismo fín. Las religiones monoteístas y, sobre todo, las denominadas “del Libro” (judaísmo, cristianismo e islamismo), son excluyentes entre sí y cada una de ellas son las “únicas” que facilitan la salvación de los fieles. Así estamos desde Abrahán. Y lo que estaremos.

Continuará . . . .

EL DESARROLLO DE LA AGRICULTURA.-

La situación geográfica de Terrer, en medio de la vega, produjo una explosión de actividad y de riqueza que supuso un engrandecimiento del pueblo.

Los gobernantes de la Marca Superior, con sede en Zaragoza y con subsede en Calatayud, verdaderos propietarios de la tierra, contrataron ingenieros árabes y de Al Andalus (Andalucía) que modernizaron toda la vega, mediante la implantación de un gran sistema de regadíos. Aquí, en el pueblo, tenían a los “encargados” o capataces de las tierras, empleados de los propietarios, y a la mano de obra no especializada consistente en los antiguos cristianos convertidos en “mozárabes” y en los esclavos que obtenían de las “rafias” que realizaban los guerreros sobre los reinos cristianos ( aragoneses, navarros, castellanos, etc), que eran menos poderosos que los moros. Estos, como hemos dicho, vivían fuera de los muros del pueblo, al otro lado de los actuales barrancos, en viviendas pobres de tierra prensada y techos de caña ( como los celtíberos).

La mayor obra que acometieron en esta época es la construcción de una acequia principal: La actual acequia del Molino. Para ello se tuvo que levantar en el río un azud ( que es una presa pequeña, que retiene el agua, la desvía a la acequia y permite su paso por encima del mismo cuando el río baja con el cauce normal), que todavía se mantiene en la actualidad ( río arriba, hacia Ateca) . Lo que no puedo asegurar es si el azud lo levantaron solos los de Terrer o participaron en la misma, también, los de Ateca.

El uso del agua se dividía por turnos (tandas) y, a su vez, por tiempos, que podían ser, según las épocas del año, de 12 horas (tipo sirio) o de 24 horas (tipo yemení). Aún subsiste algún tipo de turnos en nuestra vega, sobre todo, en verano, cuando ésta escasea.

Las huertas se dividían en cuadros y éstos, a su vez, en cuadrículas de geometría regular (melgas) cruzados por arroyos horizontales y surcados éstos por acequias menores verticales (brazales), que se nutrían de la acequia mayor, o madre. El riego era “a manta”, por inundación de arroyos, comenzando una vez por el más alto y, a la siguiente, por el más bajo, circulando el agua por las acequias verticales a la cuadrícula (brazales), cerrando el paso de cada arroyo relleno de agua y dando paso al siguiente, mediante el uso de “atajaderos”, vulgarmente denominados en Terrer como “tarjaderos/as”.

Así han permanecido nuestros riegos durante más de nueve siglos, hasta hace pocos años y aun ahora, mientras en algunos sitios se usa ya el goteo u otras técnicas de menor consumo de agua.

El uso del agua dio lugar a la aparición de figuras como “el repartidor del agua” ( pongo su traducción en castellano) que hacía las funciones de distribución y vigilancia de las normas establecidas. También apareció la del “alcalde del agua” ( igualmente, en castellano), una especie de juez que dirimía las discrepancias entre usuarios del agua. Por el tiempo que hace que no vivo en Terrer desconozco si ahora existen figuras similares, que sí las había (aunque con otro nombre) en mi época de niño.

Para poner en marcha toda esta gran obra hubo que utilizar muchos trabajadores ( libres y esclavos) y numerosos expertos ingenieros. La inversión monetaria a realizar tuvo que ser ingente, por lo que no se puede pensar que corriese sólo a cargo del pueblo; sino que sería sufragada por los propietarios de la tierra y por el gobierno de la Marca Superior.

Desde estos tiempos, Terrer pasó a ser un pueblo floreciente donde se cultivaban todos los frutos, verduras y demás conocidos . Este auge taería al pueblo a artesanos que construyesen útiles de labranza, material agrario como: azadas, hoces, guadañas, etc.; a cultivadores de semillas y viveristas de árboles, a herreros, albarderos, guarnicioneros, constructores de carros, suministradores de caballos y mulas, etc. y todo lo relacionado con la agricultura y su transporte.

Con la instalación de esta red de regadíos, la zona comenzó a convertirse en el vergel que ha sido hasta ahora. Los moros fueron excelentes hortelanos y desarrollaron toda la agricultura hasta niveles nunca conocidos hasta entonces. Nuestros productos se exportaban a todas las zonas de la Hispania mora.

Y el agua de la acequia llegó a Terrer.


Continuará. . . .

Creo que, desde la época de estos cuentos en que se hizo la acequia, hemos sido un pueblo desarrollado.

LOS PRIMEROS HUERTOS DE TERRER.-

Desde el azud, la acequia llegaba a lo que hoy es el pueblo. Pero entonces no lo era.

Lo primero que se encontraba la acequia era la “construcción “ que existía en el lugar donde ahora se encuentra la Iglesia (De la Iglesia actual ya hablaré en su momento).

¿Qué había entonces ( hacia el año 1.000 antes de Jesucristo)?

Aunque no he logrado encontrar, por el momento, documentación que lo acredite, mi opinión es que en ese lugar había una construcción muy importante. El hecho de que esté un poco alejada del pueblo ( que entonces estaba entre los barrancos) hace pensar que podía ser lo que se denominaba una “Almunia”. Es decir, un huerto o palacio de recreo. Las almunias eran fincas grandes donde residía temporalmente algún gran señor.

En este caso, al estar fuera del pueblo, estaría cercada por un muro más o menos fuerte y, aprovechando su situación que controlaba la llegada al pueblo desde Castilla ( el enemigo de entonces) por el camino que venía desde Ateca, podría estar dotada de una torre de vigilancia y de primeras defensas. Era relativamente rápido el replegarse al abrigo de las murallas del pueblo, a través de calle ( creo que se llama del Tinillo) y cruzar el barranco por la antigua puerta que había en el arco.

Esta almunia serviría como residencia temporal ( de verano) para el “señor” que tuviera entonces Terrer, como alternativa a las incomodidades del castillo, que, aunque más seguro, era mucho más incómodo. Sobre todo en esta época en la que no había guerra permanente.

Habría un palacete, una mezquita de buen nivel para uso de los señores, casas de menos nivel para el servicio, almacenes y cobertizos para guardar las herramientas y las cosechas y, alrededor, jardines y una cierta extensión de tierra de labor, cruzada por la acequia, que servía no sólo para regar, sino para dotar a la almunia de agua para sus fuentes y jardines.

¿Hasta dónde llegaba esta almunia? No lo sé de cierto; pero es de esperar que fuera un recinto mayor que lo que hoy es la iglesia, la plaza, el cine y las casas de alrededor. Podría llegar hasta la calle que va desde la calle real (antiguas escuelas) hasta la carretera (nuevas escuelas).

Hago esta reflexión porque el lugar ha sido importante desde entonces, ya que una obra tan especial como la acequia llegaba, en primer lugar y precísamente, allí. Y, posteriormente, como veremos en otros capítulos, allí se han construido los edificios más importantes de nuestro pueblo. Algo especial tuvo que haber para hacerlos allí, en una esquina del pueblo y no en otros lugares de mejor acceso para la mayoría de los habitantes.

La acequia seguía, como hoy, por los actuales huertos de las casas que dan a la calle real. El desvío hacia el molino fue hecho en épocas muy posteriores.

Esta acequia, en su primer trazado, llegaba hasta el barranco del lugar y, por allí, volvía al río.

Además del desarrollo de los regadíos en la vega, entre el barranco y la almunia de los Señores, se instalarían los primeros huertos de Terrer, para el recreo de las personas importantes del pueblo.

Estos huertos, además de servir de recreo, servían para producir alimentos frescos para el pueblo, verduras, frutas, hortalizas y demás que fueron introducidos en nuestra vega por personas provenientes de Al Andalus y de Oriente.

Continuará.. . .

LA PLANTA QUE DIO PROSPERIDAD A NUESTRO VALLE.

Los moros introdujeron en nuestra tierra numerosos cultivos, frutas, hortalizas y desarrollaron una infraestructura de regadíos que todavía utilizamos hoy.

Pero lo que realmente hizo de nuestra vega una zona de regadío privilegiada fue el cultivo de una planta, que nos dio la prosperidad durante diez siglos y sólo en el siglo XX fue abandonado su cultivo por múltiples motivos que no hacen al caso estudiar aquí.

Me refiero al CÁÑAMO, con mayúsculas.

Existe constancia de su cultivo en el valle medio del Jalón desde el siglo X. En principio la planta fue utilizada con fines medicinales y su aceite se usaba para calmar y mitigar el dolor, por lo que era muy apreciada por los cirujanos, médicos y, sobre todo, los ejércitos para “sedar” a los heridos. Su uso era normal en toda la España musulmana . No obstante, al ir avanzando la conquista cristiana, su uso fue perseguido por la Iglesia para intentar erradicar la cultura mora del placer y del no sufrimiento, para sustituirla por el dolor y el padecimiento e imitar a los sufrimientos de Nuestro Señor Jesucristo en la Cruz.

Paralelamente, por aquella época, siglo X, se introdujo en la parte mora de España (Córdoba), desde el Oriente, el uso del papel. Como en esta época la cultura árabe estaba en plena expansión, la demanda de papel se hizo muy elevada. Y el papel se hacía con una pasta de cáñamo y algo de lino. Y el Cáñamo se cultivaba aquí.

El mayor problema que tuvimos es que la industria papelera se instaló en Córdoba, en Sevilla y en Valencia, y no aquí. Allí montaron los molinos papeleros y toda la industria del papel ya que el consumo del mismo se realizaba en las zonas más cultas (y no éramos nosotros). Hasta estos destinos había que transportarlo. Se hacía mediante los arrieros moros, que dieron lugar a un oficio muy importante desde entonces en nuestra tierra.

Otra aplicación que los moros encontraron para esta planta es la confección de telas industriales, que requieren de gran resistencia. Entre los usos, destacar: las tiendas de campaña de los ejércitos, las velas de los barcos, entre otros.

Casi a la vez, comenzaron a utilizar esta planta en la confección de todo tipo de cordelería: maromas, cabos, sogas y demás utensilios para unir dos materiales de distinta naturaleza, distintos de los clavos de hierro que eran más difíciles de hacer.

Con el desarrollo de la construcción de grandes obras y edificios: mezquitas, murallas, palacios, etc. y con las guerras (numerosas por entonces) y el comercio tan grande que los moros tenían con todo el Oriente a través del Mediterráneo, la demanda de cáñamo creció de manera espectacular. Y nuestro pueblo ( y los vecinos) creció y se enriqueció hasta niveles que nunca alcanzó después.

Aún se aplicó el cáñamo a otras actividades, que nosotros hemos visto y usado. Me refiero al calzado. Sobre todo del pueblo llano. ¿Quién no ha calzado alpargatas?
En toda España tanto mora como cristiana se usaba esta fibra para hacer las suelas, las telas que cubrían los pies y los cordones que las ataban.

Con esto hubo un flujo de comercio importante de fibra de cáñamo desde aquí hasta las zonas de consumo, más importantes en las zonas moras que en las cristianas. Y en nuestra tierra floreció, como ya he mencionado antes, no solamente el cultivo del cáñamo sino la actividad de transportarlo hasta su lugares de demanda. Se creó una clase especial de “transportistas”: muleros, carreteros, que persistirá hasta siglos más tardes: los famosos arrieros moros, de los que hablaremos también en la época cristiana.

Hay que imaginarse en aquella época lo que significaba contar con una planta como ésta. Pues bien, en nuestra vega éramos productores y de los mejores. Era como ser ahora productor de petróleo, que, en buena medida, ha venido a sustituir muchas de las aplicaciones de la planta del cáñamo.

Esta planta y la explotación completa de la misma, vuelvo a repetir, nos ha dado prosperidad hasta hace un siglo. Volveré a hablar de ella al tratar de la época cristiana.

Continuará. . . . .

Perdoname, que me meta en tus clases de historia, y quizas me adelante a futuras exposiciones.
Tengo entendido, que en Calatayud existieron unas importantes cordelerias, no se si en esta epoca o mas adelante. Creo que venian a comprar los pescadores de la cornisa cantabrica.
Lo curioso es que pagaban con pescado, principalmente seco. El mas abundante era el congrio, de hay viene que uno de los platos mas tipicos de Calatayud sea este pescado, seco, en sus diferentes versiones.
Perdona, pero no me he podido resistir a contar esto , ya que siempre me ha parecido muy curioso que fuera tan popular el congrio por esta zona.

He estado unos días de viaje y no he podido contestarte.
No andas, en absoluto, descaminado en tus apreciaciones sobre estos temas. Era como tu lo anticipas, aunque en épocas más tardías a las que estoy comentando en los cuentos.
En estas épocas, los moros no podían ir al Cantábrico.
Pero, bueno, te agradezco el que conozcas estas cosas y las hagas públicas.
Cuando hayan llegado los cristianos a Terrer, que les falto poco, ya contaré todo ésto y te lo recordaré para que intervengas, si quieres.
Muchas gracias por tu intervención y un saludo.

Hola Contador, buenas noches, soy tu lectora mostillera y es cierto lo que dices sobre el cañamo, tengo una anecdota que lo confirma: En el granero de mi casa, desde siempre hay un saco lleno de cañamo, hace mas de 50 años le pregunte a mi padre que que era eso y me dijo que era cañamo y que en las Correntias (termino de la vega de La vilueña en el barranco que lleva a terrer) antiguamente se cultivaba muchisimo, pero que ya no lo hacian, sino era a escondidas pues alguien lo prohibio, y si recuerdo que todo esto me lo decia con una especie de sigilo y miedo a que alguien mas se enterara.
Es un verdadero placer leer tus escritos, sigue así, Gracias

Gracias al Contador me he enterado de que el cañamo estaba prohibido, yo pensaba que era una planta que no se cultiva por haber caido en desuso.
He visitado algunas paginas de Internet que hablan sobre esta planta, y me he enterado de la gran cantidad de aplicaciones que tenia, es como el Aloe Vera, vale para todo.

RESPUESTA A MALVINO53

Le propongo leer:

Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802) "Discurso sobre el fomento de la Industria Popular" (1774)
http//es.wikisource.org./wiki/Pedro_Rodriguez_Campomanes

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"Sociedad de Estudios del Cáñamo de Aragón"
(Mozilla Firefox)

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Saludos cordiales.

Voy a escribir dos partes sobre el Cid, que dio fama mundial a nuestro pueblo.

EL CID.- (Primera parte)

Incluyo este cuento en la época de los moros ya que fue en estos años cuando sucedieron los hechos cantados, aunque el protagonista sea cristiano.

Todos sabemos que se llamaba D. Rodrigo Díaz de Vivar. Hay que distinguir entre la figura histórica y la poética.

Como figura histórica, recordar que nació en el año 1.043 y murió en el 1.099, que era el lugarteniente del Rey de Castilla, D. Sancho, en el sitio de Zamora. Allí, un traidor, Bellido Dolfos, mata al Rey D. Sancho y hereda el trono de Castilla su hermano D. Alfonso.

La leyenda dice que cuando va a ser coronado como Rey en la iglesia de Santa Gadea, en Burgos, D. Rodrigo Díaz de Vivar, le exige que jure que no ha tenido ni arte ni parte en la muerte de su hermano. D. Alfonso jura; pero, en venganza, destierra a D. Rodrigo de todos sus reinos.

La historia, sin embargo, dice que a D. Rodrigo lo desterró el Rey Alfonso VI de Castilla dos veces. La primera cuando, siendo señor del importantísimo castillo de Gormaz y de San Esteban de Gormaz arrasó la vega del Henares hasta Alcalá de Henares, en represalia a un ataque de los moros, cuando el rey de Castilla y el de Toledo estaban intentando llegar a un acuerdo. Lo castigó con el primer destierro.

La segunda, cuando el Rey le cita a reunirse con él en Villena para que le ayudase a defender el castillo murciano de Aledo, que pertenecía a Castilla. El Cid no acudió ( porque no pudo, o no le avisaron a tiempo, o no quiso). Este segundo destierro conllevaba la confiscación de todos sus bienes en Castilla y sólo le permitió que su familia saliese del reino y le acompañase.

En el primer destierro ( que es al que se refiere en Cantar) se marcha de Castilla y se pone al servicio del rey moro de Zaragoza, Mutamid, (años 1.080/1.085). En su marcha hacia Zaragoza, pasó por nuestra tierra utilizando la antigua calzada romana que, como sabemos, transcurría por la margen derecha del Jalón. Y sobrevivió atacando y sometiendo a parias (impuestos) a los pueblos por donde pasaba ( entre ellos, Terrer).

Como figura poética, hay que estar a lo que diga el “Cantar del Myo Cid”, que es un Cantar de Gesta, cuyo principal objetivo es la de ensalzar al héroe, el Cid, y no el de contar una historia cierta.

Este Cantar fue escrito, probablemente, entre los años 1.120/1.130 y por varias personas, unos años después de su muerte, aunque sólo se conserva una copia encargada por el Concejo de Vivar entre los siglos XIII ó XIV, es decir, 150 o 200 años después.

De las tres partes de que consta el Cantar, la que nos interesa a nosotros es la primera, que trata del destierro y, dentro de ésta, la que hace pasar al héroe por el valle del Jalón: Ariza, Cetina, Alhama, Bubierca, Ateca, “Alcocer”, Terrer y Calatayud, hasta que se va aguas arriba del río Jiloca.

No cabe duda de que la persona que escribió estos pasajes conocía perfectamente toda esta tierra, ya que detalla paisajes que sólo un conocedor de la tierra puede hacerlo. Pero nos encontramos con una gran incógnita, la del “Castiello de Alcocer”. De todos los sitios nombrados en el Cantar, es el único que, al día de hoy no existe o, si existe, lo es con otro nombre. Y para nosotros los de Terrer es importante porque , precisamente, en el episodio de la conquista de dicho castillo es cuando aparece el nombre de Terrer y los habitantes de Terrer.

Dice el Cantar que el Cid bajó por el Jalón y se aposentó en un otero que estaba “encima” o “al lado” de Alcocer, a la vera del Jalón, después de pasar Ateca . Y que Alcocer estaba entre el citado “otero” y Terrer.

Parece claro dónde estaba el “otero”, hoy en día, la mayoría se inclina por un montecillo que se llama “Torrecid” y está al lado de la carretera que va de Ateca a Valtorrés ( se ve desde la autopista). Lo que no está del todo claro es dónde estaba Alcocer.

A este respecto, unos dicen que se trata de Valtorrés, otros que se trata del castillo de Ateca , otros que entre la cuesta de la “Barbilla” y el barranco de Los Hornillos. Hay incluso quien defiende que Alcocer era una posada que estaba al finalizar un puente que cruzaba el Jalón, por la parte norte de la cuesta de la Barbilla.. Y varias opiniones más de autores muy reconocidos. No obstante, las últimas excavaciones se centran en el paraje de “La Mora Encantada” como emplazamiento más probable del desaparecido Alcocer. Este es el criterio del programa de Televisión “El camino del Cid”, que cuenta con el asesoramiento histórico del profesor y escritor D. José Luis Corral.

Continuará . . . . .

EL CID.- (Segunda parte)

Estuviera donde estuviera, el Cantar dice que El Cid conquistó el “fuerte Castiello de Alcocer”.

Para conquistarlo se valió de una estratagema que ya habían utilizado los grandes conquistadores de la Edad Antigua: con gran ruido, levantó el campamento por la noche, dejando solamente una tienda, dando la sensación de que huía atropelladamente por el Jalón abajo. Los de Alcocer se dan cuenta y deciden atacarlo, no sea que se les adelanten los de Terrer, y dejan su propio castillo sin defensa, persiguiendo al Cid. Cuando se dan cuenta que los de Alcocer están separados de su pueblo y castillo una distancia apreciable, a una señal acordada, el Cid y sus mesnadas se revuelven, arrollan y vencen a los pobres e incautos vecinos de Alcocer, que no se lo esperaban.

El Cid tomó el Castillo y obligó a sus moradores a pagarle “parias”, es decir, impuestos, no sólo a los de Alcocer, sino a los de Ateca, Terrer y Calatayud. (El Cid, que es muy buen cristiano, envía unos presentes, con el botín obtenido, a la Iglesia de Santa María, de Burgos).

Una vez conquistado el castillo de Alcocer y sometidos a parias los pueblos vecinos, éstos, asustados, se dirigieron al Rey de Valencia a que les amparase, porque, de lo contrario, no sólo se perdería Alcocer, sino también Terrer y Calatayud.

El Rey de Valencia envía a dos emires (generales), Fariz y Galve, con un ejército de 3.000 hombres, quienes cercan al Cid en Alcocer, durante más de tres semanas, cortándole el agua y dejándole casi sin víveres.

Al verse tan angustiados, el Cid y sus hombres deciden salir a la desesperada del castillo de Alcocer y presentar batalla a los emires (“reyes”, los llama el Cantar) Fariz y Galve, a los que ayudaban fuerzas de Terrer y Calatayud. Y se riñó una gran batalla entre el pago de El Ballestar y el barranco de los Hornillos, en la que El Cid y sus caballeros derrotan a sus sitiadores. El moro Fariz huye del campo de batalla y se guarece en Terrer y el moro Galve, perseguido por ”Martín Antolínez”, lugarteniente del Cid, no consigue entrar en Terrer y se refugia en Calatayud.

El Cantar describe con gran lujo de detalles esta batalla ( alabando las hazañas del Cid y sus caballeros, claro).

Después de la victoria, el Cid renuncia a “descabezar” a los moros o a “venderlos como esclavos”, que era la costumbre de la época. Toma a los de Alcocer como “servidores” y vende los derechos de señorío sobre el pueblo de Alcocer a los Terrer, Ateca y Calatayud. En el Cantar se explican los acuerdos alcanzados y el pago de 3.000 marcos de plata al Cid, quien hace ricos a sus hombres en el reparto.

Y se marcha del valle del Jalón hacia el Jiloca.

Pero esto NO es historia, sino un Cantar de Gesta escrito para ensalzar las virtudes de un caballero cristiano ( que perdona a sus enemigos).

Para nosotros lo más importante es que en aquellos tiempos ( alrededor del año 1.100) Terrer era un pueblo importante, con castillo y recinto amurallado suficiente para acoger a un ejército, el del “rey” Fariz, y con capacidad económica suficiente como para comprar los derechos de señorío sobre otro pueblo.

Y es más, me parece una idea extraordinaria la de revivir estos Cantares mediante la revitalización del llamado “Camino del Cid” y cualquier tema que se refiera a este hecho, ya que no sólo es conocido en España, sino en muchos países extranjeros. Y es muy importante para el pueblo aprovechar económicamente estos relatos como se hace en otros muchos lugares.

Yo, por mi parte, incluso estaría dispuesto a vestirme de moro/a, cristiano/a, juglar, guerrero, esclavo/a, o lo que fuera, si se revitalizase algún tipo de celebración de estas “hazañas”.

Continuará.. . .

Con este cuento terminan los moros.

EL OCASO DE LOS MOROS ( En nuestra tierra).

Con el aumento del nivel de vida que se había conseguido en toda nuestra tierra y, en general, en toda la España mora, las costumbres comenzaron a relajarse, como sucede siempre. Y los cristianos avanzaban desde el norte, presionando las fronteras.

Para revitalizar el cumplimiento de las normas religiosas del Islam, y para ayudar en la guerra contra los cristianos, llegaron a España, desde el desierto de Marruecos, los Almorávides. Estos eran muy fieros y rigurosos, tanto que a los moros de nuestros pueblos los asustaron más que lo hacían los cristianos, con lo cual, en muchas ocasiones, se contrataban huestes cristianas para defenderse, precisamente, de estos almorávides. En estas condiciones, apareció en Aragón la figura del Cid, que ya hemos tratado anteriormente.

Por otra parte, los reinos cristianos vieron en estas tierras los recursos económicos que ellos no tenían y comenzaron poco a poco a intentar conquistar por la fuerza tan ricas tierras. Esto es lo que hacían los Reyes de Aragón, aunque este reino era pequeño y prácticamente limitado a las zonas cercanas al Pirineo.

Pero se dio una circunstancia que favoreció la conquista: ante la invasión de las tierras moras por los almorávides, el mundo cristiano contraatacó, a través del Papa, convocando a una Cruzada contra éstos.

A la Cruzada y a las promesas de fuertes beneficios que otorgaba el rey de Aragón, acudieron varias familias de la nobleza del reino, varias Órdenes Militares, Caballeros francos del otro lado de los Pirineos y todo tipo de personas en busca de fortuna y perdón para sus delitos.

A las órdenes del Rey Alfonso I el batallador, que ya había conquistado Zaragoza, se dirigieron a la conquista del valle del Jalón y del Jiloca, tierras muy ricas que les producirían grandes beneficios. Y así, en el año 1.120, conquistaron Terrer y todas las tierras de sus alrededores, llegando hasta cerca de Medinaceli, donde se pararon, ya que aquello era territorio del rey de Castilla.

Este hecho ocasionó un profundo cambio de la vida de nuestro pueblo, como podremos ver a lo largo de los siguientes capítulos.

Aquí doy por concluída la parte de los cuentos que hablan de los moros, que modernizaron nuestro pueblo, lo engrandecieron y, en relación con su época, pasamos a la posteridad a través del Cantar del Myo Cid. Gracias a este cantar, somos conocidos en todo el mundo.

Ahora háblanos del corte ingles.