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Laguna de Negrillos - Leon

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España > Leon > Laguna de Negrillos
15-07-14 06:37 #12144746
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 89ª Sección
4º Evangelio:
Juan el Evangelista, fue el último de ellos, escribió el último de los cuatro evangelios, a la edad de cincuenta y ocho años. Lo escribió en lengua griega estando en el Asia Menor [Anatolia – Turquía], después del glorioso Tránsito y Asunción de María, contra los errores y herejías que luego comenzó a sembrar el demonio, que principalmente fueron para destruir la fe de la Encarnación del Verbo Divino, porque, como este misterio había humillado y vencido a Lucifer, pretendió luego hacer la guerra de las herejías contra él. Y por esta causa el Evangelista Juan escribió tan altamente y con más argumentos para probar la divinidad real y verdadera de Jesucristo, Redentor de toda la humanidad. Adelantándose el Apóstol Juan en esto, a los otros tres Evangelistas.-

Y para dar principio a su Evangelio, María se le apareció a Juan y le dijo: Juan, hijo mío y siervo del Altísimo, ahora es tiempo oportuno que escribáis la vida y misterios de mi Hijo santísimo, y deis muy expresa noticia de su divinidad al mundo, para que lo conozcan todos los mortales por Hijo del Eterno Padre y verdadero Dios como verdadero Hombre. Pero los misterios y los secretos que de mí persona y que vos habéis conocido, no es tiempo todavía de que los escribas, ni los manifestéis al mundo, tan acostumbrado a la idolatría como ahora se encuentra, para que no los conturbe Lucifer a los que han de recibir ahora la santa fe de su Redentor y de la Trinidad. El Espíritu Santo os asistirá y en mi presencia quiero que comencéis a escribirlo. El Señor, y en un futuro y llegado el tiempo necesario, dará Él mismo la orden, para que todos sus hijos e hijas, conozcan los misterios que ahora les son ocultos sobre mi vida personal y sobre la vida de mi Hijo Jesús humanizado.-

El evangelista veneró a la gran Reina y Señora del Cielo, y fue lleno del Espíritu divino como los demás. Y luego dio principio a su Evangelio, quedando favorecido de la piadosa Madre, y pidiéndola su bendición y amparo, se la dio y se ofreció ella misma como siempre, para todo lo restante de la vida del Apóstol. Acto seguido desapareció María, volviendo de regreso a la diestra de su Hijo santísimo.-

Este fue el principio que tuvieron los Evangelios por medio de la intervención directa de María, para que todos estos beneficios los conozca la Iglesia, el haberlos recibido por su mano. Y a más de la noticia que la gran Reina tenía en Dios del estado de la Iglesia, encargó de nuevo a sus Ángeles que cuidasen de todos los Apóstoles y discípulos que predicaban y que acudiesen con presteza a socorrerlos y consolarlos en sus tribulaciones; pues todo lo podían hacer con la actividad de su naturaleza y nada les embarazaba para ver juntamente y gozar de la cara de Dios, y la importancia que tenía de fundar la Iglesia era muy grande y ellos debían ayudar a ella como ministros del Altísimo y obras de su propia mano. María también les ordenó que le diesen aviso de todo lo que hacían los Apóstoles y singularmente cuando tuviesen necesidad de vestiduras, porque de esto quiso cuidar la Madre para que anduvieran vestidos uniformemente, como lo hizo cuando los despidió de Jerusalén.-

Y con esta prudentísima atención, todo el tiempo que vivió la gran Señora tuvo cuidado que los apóstoles no anduviesen vestidos con diferencia alguna en el hábito exterior, pero todos vistiesen una forma y color de vestido semejante al que tuvo su Hijo santísimo. Y para esto les hilaba y tejía las túnicas por sus manos, ayudándola en esto los Ángeles, por cuyo ministerio se las remitía a donde los Apóstoles estaban, y todas eran semejantes a las de su Hijo Jesucristo, cuya doctrina y vida santísima quiso la gran Madre que predicasen también los Apóstoles con el hábito exterior. En lo demás necesario para la comida y sustento los dejó a la manutención del trabajo de sus propia manos y limosnas que les ofrecían a los Apóstoles. Por el mismo ministerio de los Ángeles y orden de su gran Reina fueron socorridos los Apóstoles muchas veces en sus peregrinaciones y en las tribulaciones y aprietos que padecían por la persecución de los gentiles, de los judíos y de los demonios que los irritaban contra los predicadores del Evangelio.-
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El Apóstol Juan y el Misterio del Apocalipsis.-
Esta señal, tan grande como en la mente divina había sido fabricada, se le propuso en aquel cielo a Lucifer que estaba en forma de dragón grande y rojo, con siete cabezas coronadas con siete diademas y diez cuernos, manifestando en esta horrenda figura que él era autor de todos los siete pecados capitales, y que los quería coronar en el mundo con las imaginadas herejías, que por esto se reducían a siete diademas, y con la agudeza y fortaleza de su astucia y maldad había destrozado en los mortales la divina ley reducida a los diez mandamientos, armándose con diez cuernos contra ellos. Arrebataba también con el círculo de su cola la tercera parte de las estrellas del cielo, no sólo por los millares de ángeles apostatas que desde allá le siguieron en su inobediencia, sino también porque ha derribado del cielo de esta Iglesia a muchos que parecían levantarse sobre las estrellas, en dignidad Y en santidad.-

Con esta figura tan espantosa y fea estaba Lucifer, y con otras muy diversas, pero todas abominables, estaban sus demonios en esta batalla en presencia de María, que estaba para producir el parto espiritual de la Iglesia, que con él se había de perpetuar y enriquecer. Y el Dragón esperaba que pariese este hijo para devorarle, destruyendo la nueva Iglesia, si pudiera, por la demasiada envidia con que se indignaba y enfurecía contra aquella Mujer fuese tan poderosa en establecer la Iglesia y llenarla de tantos hijos, y con sus méritos, ejemplo e intercesiones fecundarla de tantas gracias y llevar tras de sí misma tantos predestinados para la felicidad eterna.-

Y no obstante la envidia del dragón, parió un hijo varón, que gobernase a todas las gentes con vara fuerte de hierro. Este hijo varón fue el espíritu rectísimo y fuerte de la misma Iglesia, que con la rectitud y potestad de Cristo, bien rige a todas las gentes en justicia,y asimismo son también todos los varones apostólicos que con él han de juzgar en el juicio, con la vara de hierro de la divina justicia. Y todo esto fue parto de María, no sólo porque parió al mismo Jesucristo, sino también porque con sus méritos y diligencia parió a la misma Iglesia debajo de esta santidad y rectitud y la crió el tiempo que vivió ella en el mundo y ahora y siempre la conserva con el mismo espíritu varonil en que nació, cuanto a la rectitud de la verdad Cristiana y a la Doctrina, contra quien no prevalecerán las puertas del infierno.-

Todo esto conoció Lucifer y se le intimó antes que se escondiera aquella divina Mujer y señal viva que con sus demonios estaba mirando. Y con esta noticia perdió la confianza, en que su gran soberbia le había mantenido por más de cinco mil años, de vencer a la que fuese Madre del Verbo humanizado. Y con esto se deja entender algo cuál sería el despecho y tormento de este Dragón grande y de sus demonios, y más viéndose atados y rendidos de la Mujer que con tanto estudio y furiosa saña habían deseado y procurado derribar de la gracia e impedirla sus méritos y fruto de la Iglesia. Forcejaba el dragón para retirarse y decía: Oh Mujer, dame permiso para arrojarme a los infiernos, que no puedo estar en tu presencia, ni me pondré más en ella mientras vivieres en este mundo. Venciste, oh Mujer, venciste, y te conozco por poderosa en la virtud del que te hizo Madre suya. Dios omnipotente, castíganos por ti mismo, que a ti no te podemos resistir, y no por el instrumento de una mujer de tan inferior naturaleza. Su caridad nos consume, su humildad nos quebranta y en todo es una demostración de tu misericordia para los hombres y esto nos atormenta sobre muchas penas.
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E a, demonios, ayudadme, pero ¿qué podemos todos contra esta Mujer, pues no alcanzan nuestras fuerzas a retirarnos de ella, mientras no quiere arrojarnos de su intolerable presencia? Oh estultos hijos de Adán, ¿por qué me seguís a mí y dejáis la vida por la muerte, la verdad por la mentira? ¿Qué absurdo y qué desacierto es el vuestro, así lo confieso a mi despecho, pues tenéis de vuestra parte y en vuestra naturaleza al Verbo encarnado y esta Mujer? Mayor ingratitud es la vuestra que la mía, y esta Mujer me obliga a confesar las verdades que de todo mi corazón aborrezco. Maldita sea la determinación que tuve de perseguir a esta hija de Adán que así me atormenta y me quebranta.-

Cuando el Dragón confesaba estos despechos, se manifestó el príncipe de los ejércitos celestiales el Arcángel Miguel para defender la causa de María y del Verbo humanizado, y con las armas de sus entendimientos se trabó otra batalla con el dragón y sus seguidores. Altercaron con ellos Miguel y sus Ángeles, redarguyéndolos y convenciéndolos de nuevo de la antigua soberbia y desobediencia que cometieron en el cielo y de la temeridad con que habían perseguido y tentado al Verbo humanizado y a su Madre, en quien ni tenían parte ni derecho alguno, por no haber tenido ningún pecado, ni dolo ni defecto. Justificó Miguel las obras de la divina justicia, declarándolas por rectísimas y sin querella en haber castigado la inobediencia y apostasía de Lucifer y sus demonios, y los atemorizaron e intimaron de nuevo la sentencia de su castigo, y confesaron al Omnipotente por santo y justo en todas sus obras. Ante Dios, defendía también el dragón y los suyos la rebelión y audacia de su soberbia, pero todas sus razones eran falsas, vanas y llenas de diabólica presunción y errores.-

Fue hecho silencio en esta altercación y el Señor de los ejércitos habló con María y la dijo: Madre mía y amiga mía, elegida entre las criaturas por mi eterna sabiduría para mi habitación y templo; vos sois quien me dio la forma de hombre y restauró la pérdida del linaje humano, la que me ha seguido, imitado y merecido la gracia y dones y sobre todas mis criaturas os he comunicado y jamás en vos estuvieron ociosos ni vacíos. Sois el objeto digno de mi infinito amor, y el amparo de mi Iglesia, su Reina, Señora y Gobernadora. Tenéis mi comisión y potestad, que como Dios omnipotente puse en vuestra fidelísima voluntad; mandad con ella al infernal dragón que mientras viviereis en la Iglesia no siembre en ella la cizaña de los errores y herejías que tiene prevenidas y degollad su dura cerviz, quebrantadle la cabeza, porque en vuestros días quiero que por vuestra presencia goce de este favor la Iglesia.-

Ejecutó María esta orden del Señor y con potestad de Reina y de Señora mandó a los dragones infernales que enmudeciesen y callasen sin derramar entre los fieles las sectas falsas que tenían prevenidas, y que mientras ella estaba en el mundo, no se atreviesen a engañar a ninguno de los mortales con sus heréticos dogmas y doctrinas.-

Esto sucedió así, aunque la ira de la serpiente, en venganza de la gran Reina, tenía intento de derramar aquel veneno en la Iglesia, y para que no lo hiciese viviendo en ella la divina Madre lo impidió por su mano y el mismo Señor por el amor que la tenía. Después de su glorioso tránsito se dio permiso al demonio para que lo hiciese, por los pecados de los hombres, pesados estos pecados, en los justos juicios del Señor. Luego fue arrojado, el Dragón grande, antigua serpiente que se llama diablo y Satanás, y con sus ángeles salió de la presencia de la Reina y cayó en la tierra, a donde se le dio permiso para que allá estuviese, como alargándole un poco la cadena con que estaba preso. Al punto se oyó una voz, que fue del Arcángel en el Cenáculo, y decía:
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Ahora se ha obrado la salvación y virtud y el reino de Dios y la potestad de su Cristo, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, que los acusaba de día y de noche; y ellos le han vencido por la sangre del Cordero y por las palabras de su testimonio y se entregaron a la muerte. Alégrense por esto los cielos y los que en ellos viven. ¡Ay de la tierra y del mar, porque baja a vosotros el diablo con grande saña sabiendo que tiene poco tiempo.-

Declaró el Ángel estas palabras que, en virtud de las victorias y triunfos de María con los de su Hijo y Salvador, quedaba asegurado el reino de Dios, que es la Iglesia, y los efectos de la Redención humana para los justos; y a todo esto llamó salvación, virtud y potestad de Cristo. Y porque si María no hubiera vencido al Dragón infernal, sin duda este impío y poderoso enemigo impidiera los efectos de la redención, por esto salió aquella voz del Ángel cuando se concluyó esta batalla y cuando fue vencido y arrojado el dragón a la tierra y al mar. Y dio la enhorabuena a los santos, porque ya quedaba quebrantada la cabeza y los pensamientos del demonio que calumniaba a los hombres, a quienes llamó el Ángel hermanos por el parentesco del alma, de la gracia y de la gloria.-

Y las calumnias con que perseguía y acusaba el Dragón a los mortales eran las ilusiones y engaños con que pretendía pervertir los principios de la NUEVA IGLESIA EVANGÉLICA CRISTIANA y las razones de justicia que alegaba ante el Señor de que los hombres, por su ingratitud y pecados y por haber quitado la vida a Cristo, no merecían el Fruto de la Redención ni la misericordia del Redentor, sino el castigo de dejarlos en sus tinieblas y pecados para su eterna condenación. Pero contra todo esto alegó María, como Madre dulcísima y clementísima, y nos mereció la fe y su propagación y la abundancia de misericordias y dones que se nos han dado en virtud de la muerte de su Hijo; todo lo cual desmerecerían los pecados de los que le crucificaron y de los demás que no le han recibido por su Redentor. Pero avisó el Ángel a los moradores de la tierra con aquella dolorosa compasión, para que estuviesen prevenidos contra esta serpiente que bajaba a la tierra y moraba entre la humanidad con grande saña, porque sin duda juzgó que le quedaba poco tiempo para ejecutarla y después que conoció los misterios de la Redención y el poder de María y la abundancia de gracia, maravillas y favores con que se fundaba la primitiva Iglesia; porque de todos estos sucesos, entró en sospecha de que se acabaría luego el mundo, o que todos los hombres seguirían a Cristo y se valdrían la humanidad de la intercesión que hacía maría, para conseguir la vida eterna.-

Mas, ¡ay dolor, que los mismos hombres han sido más locos y desagradecidos de lo que pensó el mismo demonio! Y declarando más estos misterios: Cuando se vio el dragón grande arrojado a la tierra, intentó perseguir a la mujer misteriosa que parió al varón. Mas a ella le fueron dadas dos alas de una grande águila, para que volase a la soledad del desierto, donde es alimentada por tiempo y tiempos y mitad del tiempo, fuera de la cara de la serpiente. En esta disposición se halló María santísima con las victorias que alcanzó del dragón y, no obstante que por todo el discurso de su vida, desde el primer instante de ella, había obrado en todos tiempos respectivamente lo más puro, santo y levantado, sin embarazarle las peregrinaciones, trabajos y cuidados de su Hijo santísimo y de los prójimos, con todo eso en esta ocasión llegaron como a competir en su ardentísimo corazón la fuerza del amor divino y de las almas. En cada una de estas obras de la caridad sentía la violenta y santa emulación con que aspiran a más altos y nuevos dones y efectos de la gracia. Pero el tiempo de residencia terrenal, no pasa de balde para nadie, y para María tampoco y el Omnipotente envía como embajador al Arcángel Gabriel para que visite a María y la comunique, que terrenalmente le quedan tres años de vida.-
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A María le quedan tres años de vida terrenal.-
Bajó el Santo Príncipe con los demás al oratorio de la María, en el Cenáculo de Jerusalén, donde la hallaron postrada en tierra en forma de cruz, pidiendo misericordia por los pecadores. Pero con la música y presencia de los Ángeles se puso de rodillas para oír y ver al embajador del cielo y a sus compañeros y acompañantes, que todos con vestiduras blancas y resplandecientes rodearon a María con admirable agrado y reverencia. Venían todos con coronas y palmas en las manos, cada una diferente, pero todos representaban con inestimable precio y hermosura diversos premios y glorias de su gran Reina y Señora del Cielo. El Arcángel Gabriel Saludando a María la dijo: Emperatriz y Señora nuestra, el Omnipotente y Santo de los santos nos envía desde su corte para que de parte suya os evangelicemos el término felicísimo de vuestra peregrinación y destierro de la vida mortal. Ya, Señora, llegará presto el día y la hora tan deseada, en que por medio de la muerte natural de vuestro cuerpo carnal, recibáis la posesión eterna de la inmortal vida que os espera en la diestra y gloria de vuestro Hijo santísimo y nuestro Dios. Tres años puntuales restan desde hoy para que seáis levantada y recibida en el gozo interminable del Señor, donde todos sus moradores os esperan, codiciando todos ellos el poder gozar de vuestra presencia y compañía.-

Oyó María esta misiva con inefable júbilo de su purísimo y ardentísimo espíritu y postrándose de nuevo en tierra respondió también como en la Encarnación del Verbo: Aquí está la esclava del Señor, hágase en mí según vuestra palabra. María después de escuchar la misiva, pidió luego a los Ángeles y Ministros del Altísimo la ayudasen a dar gracias por aquel beneficio y nuevas de tanto gozo para Su Alteza.

Comenzó la gran Madre y respondieron los Serafines y Ángeles, alternando los versos de este cántico por espacio de dos horas continuas. Y aunque por su naturaleza y dones sobrenaturales son tan prestos, sabios y elegantes los Espíritus Angélicos, con todo eso la divina Madre los excedía en todo a todos como Reina y Señora a sus vasallos; porque en ella abundaba la sabiduría y gracia como en Maestra y en ellos como discípulos. Acabado este cántico y humillándose de nuevo encargó a los espíritus soberanos rogasen al Señor, para que la preparase para pasar de la vida mortal a la eterna y de su parte pidiesen lo mismo a los demás Ángeles y santos del Cielo. La ofrecieron que en todo la obedecerían, y con esto se despidió el Arcángel Gabriel y se volvió al empíreo con toda su compañía.-

La gran Reina y Señora de todo el universo quedó sola en su oratorio y entre lágrimas de humildad y júbilo se postró en tierra y dirigiendo su más íntimo pensamiento hacia la madre tierra y estando en esta postura la abrazo como la común madre de todos, y la dijo estas palabras: Tierra, yo te doy las gracias que te debo, porque sin merecerlo me has sustentado sesenta y siete años. Tú eres criatura del Altísimo y por su voluntad me has conservado hasta ahora. Yo te ruego que me ayudes en lo que me resta de residir en tu moradora, para que así como de ti y en ti fui criada, de ti y por ti llegue al fin deseado, hacia la vista de mi Hacedor.-

Se convirtió también a otras criaturas y hablando con ellas dijo: Cielos, planetas, astros y elementos fabricados por la mano poderosa de mi Amado, testigos fieles y predicadores de su grandeza y hermosura, también os agradezco lo que vosotros y vuestras criaturas habéis obrado con vuestras influencias y virtud en la conservación de mi vida; ayudadme, pues, de nuevo desde hoy, que yo la mejoraré con el favor divino en el plazo que falta para mi carrera, para ser agradecida a mi Creador y vuestro.-
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