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Laguna de Negrillos - Leon

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España > Leon > Laguna de Negrillos
24-04-14 06:17 #11994457
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 11ª Sección
Las otras virtudes, que adornan y perfeccionan la parte racional de la criatura, tuvo en el grado correspondiente a las Teologales; y las virtudes Morales y Naturales en grado milagroso y sobrenatural; y mucho más altamente tuvieron este grado en el orden de la gracia los dones del Espíritu Santo y sus frutos.-

El Alma de María, tuvo conocimiento exacto de la Ciencia y hábitos de todas ellas y de las artes naturales, con que conoció María, todo lo Natural y Sobrenatural que convino a la grandeza de Dios; de suerte que, desde el primer instante en el vientre de su Madre Ana, María fue más Sabia, más Prudente, más Ilustrada y capaz de Dios y de todas sus obras, y todas las obras de las criaturas, aparte de su Hijo Jesús, que han sido y serán eternamente.-

Y esta perfección consistió no sólo en los hábitos que le fueron introducidos en tan alto grado por los Ángeles del Señor, que en aquel instante los pudo ejercer con el poder Divino; que para esto ni tuvo límite, ni se sujetó a otra ley más que a la de su Divino y justo beneplácito y benefactor.-

Debido a esta operación (QUIRURGICA), realizada por los Ángeles de la Divina Trinidad, el Alma de María conoció a Dios como en sí es y como a Creador y Glorificador; y con heroicos actos le reverenció, alabó y dio gracias porque la había creado, y le amó, temió y adoró, y le hizo sacrificio de magnificencia, alabanza y gloria por su ser inmutable. El Alma de María, conoció los dones que recibía, aunque con profunda humildad y postraciones corporales que luego hizo en el vientre de su Madre Ana, con aquel cuerpecito tan pequeño. Y con estos actos mereció más en aquel estado, que todos en el supremo de su perfección y santidad.-

Conociendo el Alma de María el Misterio de la Divina Trinidad, y aunque no la vio intuitivamente en aquel instante de su concepción como bienaventurada, María la vio abstractivamente con otra luz y vista inferior a la visión beatífica, pero superior a todos los otros modos con que Dios se puede manifestar o se manifiesta al entendimiento creado; porque al Alma de María, le fueron dadas unas especies de la Divinidad tan claras y manifiestas, que en ellas conoció al ser inmutable de Dios y en Él a todas las criaturas, con mayor luz y evidencia que ninguna otra criatura se conoce. Y fueron estas especies como un espejo clarísimo en que resplandecía toda la Divinidad y en ella todas las criaturas; y así las vio y conoció todas en Dios con esta luz y especies de la Divina Naturaleza, con mayor distinción y claridad que por otras especies y ciencia conocía en sí mismas.-

Y por todos mismos modos, desde el instante mismo de su concepción, conoció todos los hombres y a todos los Ángeles con sus órdenes ya recibidas, así como también conoció el Alma de María, a todas las criaturas irracionales con sus naturalezas y condiciones. El Alma de María, conoció la creación, estado y ruina de los Ángeles; la justificación y gloria de los buenos y la caída y castigo de los malos Ángeles.-

El Alma de María, conoció el estado primero de Adán y Eva con su inocencia; el engaño y la culpa y la miseria en que por ella quedaron los primeros padres, y por ellos todo el linaje humano, a la determinación de la Divina voluntad para su reparación, y cómo se iba ya acercando y disponiendo el orden y la naturaleza de los Cielos, Astros y Planetas, la condición y disposición de todos los elementos. El Alma de María, conoció la ubicación del Purgatorio, del Limbo y del Infierno; y cómo todas estas cosas, y las que dentro de sí encierran, y que todas ellas, habían sido creadas por el poder Divino y por Él mismo eran mantenidas y conservadas sólo por su bondad infinita, sin tener de ellas alguna necesidad.-
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Y sobre todo entendió los altos sacramentos sobre el misterio que Dios había de obrar haciéndose hombre para redimir a todo el linaje humano, habiendo dejado a los malos Ángeles sin este remedio, como así mismo, SI se le concede a toda la humanidad.-

A el Alma de María, la Divina Trinidad, le dio a conocer en el mismo instante que era introducida en el vientre de su madre Ana, a todos los Ángeles de la Guarda, que la Divina Trinidad le daba; y a todos estos Ángeles vio y conoció, y les hizo benevolencia y obsequio, y los convido alternativamente con cánticos de loor para que alabasen al Muy Alto. Y les previno María a todos los Ángeles, de que había de ser este oficio el que habían de ejercitar con ella todo el tiempo de su vida mortal y terrenal mientras le durase, y que la habían de asistir a María y guardar.-

El Alma de María conoció asimismo toda su genealogía y todo lo restante del Pueblo escogido de Dios, como son los Patriarcas y Profetas, y cuan admirable había sido Su Majestad en los dones, gracias y favores que con ellos había obrado. Y es digno de toda admiración que, siendo aquel cuerpecito, en el primer instante que recibió el Alma de María, depositado en el vientre de Ana, tan pequeño que apenas se pudieran percibir sus potencias exteriores, con todo eso, para que no le faltase alguna milagrosa excelencia de las que podían engrandecer a la escogida para Madre de Dios, ordenó su poder y diestra Divina que con el conocimiento y dolor de la caída del hombre, llorase y derramase el Alma de María, lágrimas en el vientre de su madre Ana, conociendo de esta manera, la gravedad del pecado contra el sumo bien.-

Con este milagroso afecto, pidió luego, en el instante de su ser, por el remedio de los hombres, comenzando con estas primeras lágrimas, derramadas en el vientre de su madre Ana, el oficio de medianera, abogada y reparadora de la humanidad, haciéndolo siempre en el nombre de su Hijo Jesucristo; y presentó a Dios los clamores de los Santos Padres y de los justos de la tierra, para que su misericordia no dilatase la salud de los mortales, a quienes miraba ya como a hermanos. Y antes de conversar con ellos los amaba con ardentísima caridad y tan presto como tuvo el ser natural tuvo el ser su bien hechura, con el amor divino y fraternal que ardía en su abrasado corazón. Estas peticiones del Alma de María, aún sin haber nacido terrenalmente, las aceptó el Altísimo con más agrado que todas las oraciones de los Santos y Ángeles, y le fue manifestado a la que era creada para la Madre del mismo Dios, aunque ignorando María para que fin iba a nacer terrenalmente; pero conoció el amor del mismo Señor y Dios, y el deseo de bajar el Unigénito del Cielo a redimir a toda la humanidad.-

Y era justo que se diese por más obligado, para acelerar esta venida, de los ruegos y peticiones de aquella criatura por quien principalmente venía, y en quien había de recibir carne de sus mismas entrañas y obrar en ella la más admirable de todas sus obras y el fin de todas ellas juntas.-

El Alma de María, pidió también en el mismo instante de su concepción por sus padres naturales, Joaquín y Ana, que antes dé verlos con el cuerpo los vio y conoció en Dios y luego ejercitó en ellos la virtud del amor, reverencia y agradecimiento de hija, reconociéndolos por causa segunda de su ser natural. Y con la ciencia que tenía compuso luego cánticos de alabanza en su mente y corazón, por haber hallado a la puerta de la vida, por el drama preciso que perdió la humanidad en su principio, y que lo fueron por Adán y Eva.-

Hallando la humanidad, la gracia que le salió al encuentro y a la Divinidad que la esperaba en los umbrales de la naturaleza. Y sus potencias toparon en el instante de su ser al nobilísimo objeto que las
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movió y estrenó, porque se criaban sólo para Dios; y habiendo de ser suyas en todo y por todo, se le debían las primicias de sus operaciones, que fueron el conocimiento y amor divino, sin que hubiese en esta Señora ser sin conocer a Dios, ni conocimiento sin amor, ni amor sin merecimiento. Ni en esto hubo cosa pequeña, ni medida con las leyes comunes y reglas generales. Grande fue todo y grande salió de la mano del Altísimo para caminar, crecer y llegar hasta ser tan grande que solo Dios fuese mayor que María.-

Y para ello, la Trinidad empezó por buscar a los que debieran de ser a sus padres terrenales, que debían de ser temerosos de Dios, dedicados a Él, serviciales y amorosos de sus semejantes, que son el resto de la humanidad, siendo elegidos para esta finalidad, y como padres virtuosos a Joaquín y a Ana.-

En esta ocasión, el Altísimo puso su atención al atributo de su misericordia e inclinó el peso de su incomprensible equidad con la ley de la clemencia; y se quiso dar por más obligado de su misma bondad y de los clamores y servicios de los Justos y Profetas de su pueblo, que desobligarse de la maldad y ofensas de todo el resto de los pecadores; y en aquella noche tan pesada de la ley antigua determinó dar prendas ciertas del día de la gracia, enviando al mundo a dos luceros clarísimos que anunciasen la claridad ya vecina del sol de la justicia en Jesucristo Humanizado.-

Estos dos Luceros, fueron Joaquín y Ana, prevenidos y criados por la divina Voluntad para que fuesen hechos a la medida de su corazón. Joaquín tenía casa, y familia en Nazaret, pueblo de Galilea, y fue siempre varón justo, ilustrado con especial gracia y luz de lo alto. Tenía inteligencia de muchos misterios de las Escrituras y profetas antiguos y con oración continua y fervorosa pedía siempre a Dios el cumplimiento de sus promesas, su fe y caridad, y estas penetraban en los Cielos. Era Joaquín, varón humilde y puro, de costumbres santas y suma sinceridad, pero de gran peso y severidad y de incomparable compostura y honestidad.-

La felicísima Ana tenía su casa en Belén, y era doncella castísima, humilde y hermosa y, desde su niñez, siempre fue santa, compuesta y llena de virtudes. Tuvo también grandes y continuas ilustraciones del Altísimo y siempre ocupaba su interior con altísima contemplación, siendo juntamente muy oficiosa y trabajadora, con que llegó a la plenitud de la perfección de la vida activa y contemplativa. Tenía noticia infusa de las Escrituras divinas y profunda inteligencia de sus escondidos misterios y sacramentos; y en las virtudes infusas, de la fe, de la esperanza y de la caridad, fue incomparable.-

Con estos dones prevenida oraba continuamente por la venida del Mesías, y sus ruegos fueron aceptados al Señor para acelerar el paso, que singularmente le pudo responder había herido su corazón, pues sin duda alguna en apresurar la venida del Verbo tuvieron los merecimientos de Ana altísimo lugar entre los Santos del Viejo Testamento.-
Hizo también esta mujer fuerte oración fervorosa para que el Altísimo en el estado del matrimonio la diese compañía de esposo que la ayudase a guardar la Divina Ley y Testamento Santo y para ser perfecta en la observancia de sus preceptos. Y al mismo tiempo que Ana pedía esto al Señor, ordenó su providencia que Joaquín hiciese la misma oración, para que juntas fuesen presentadas estas dos peticiones en el Tribunal de la Divina Trinidad, donde fueron oídas y despachadas. Y luego por ordenación Divina se dispuso que Joaquín y Ana tomasen estado de matrimonio y fuesen padres de la que había de ser la Madre del mismo Dios humanizado María. Y para ejecutar este decreto, fue enviado el Arcángel Gabriel, que se lo manifestase a los dos, a Joaquín y a Ana.-
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A Ana se le apareció corporalmente estando en oración fervorosa pidiendo la venida del Salvador del mundo y el remedio de los hombres; y vio al Arcángel Gabriel con gran hermosura y resplandeciente, que al mismo tiempo causó en ella alguna turbación y temor con interior júbilo e iluminación de su espíritu. Ana se postro con profunda humildad para reverenciar al Embajador del Cielo, pero él la detuvo y confortó, como depósito que había de ser del arca del verdadero maná, María Madre del Verbo Eterno.-

Porque ya este Santo Arcángel había conocido este misterio del Señor cuando fue enviado con esta misiva; aunque entonces no lo conocieron los demás Ángeles del Cielo, porque solo al Arcángel Gabriel fue hecha esta revelación por parte del Señor.-

Tampoco manifestó el Arcángel Gabriel a Ana este gran sacramento por entonces, más pidió atención y la dijo: El Altísimo te dé su bendición, sierva suya, y sea tu salud. Su Alteza ha oído tus peticiones y quiere que perseveres en ellas y clames por la venida del Salvador; y es su voluntad que recibas por esposo a Joaquín, que es varón de corazón recto y agradable a los ojos del Señor, y con su compañía podrás perseverar en la observancia de su Divina Ley y servicio. Continúa tus oraciones y súplicas y de tu parte no hagas otra diligencia; que el mismo Señor ordenará el cómo se ha de ejecutar. Y tú camina por las sendas rectas de la justicia y tu habitación interior siempre sea en las alturas; y pide siempre por la venida del Mesías y alégrate en el Señor que es tu salud.-

Después de entregada la misiva a Ana, desapareció el Arcángel Gabriel, dejándola ilustrada en muchos Misterios de las Escrituras y confortada y renovada en su espíritu.-

A Joaquín se le apareció y habló el Arcángel Gabriel, no corporalmente como a Ana, sino en sueños, y Joaquín percibió de Dios que le decía estas razones: Joaquín, bendito seas de la Divina diestra del Altísimo, persevera en tus deseos y vive con rectitud y pasos perfectos. Voluntad del Señor es que recibas por tu esposa a Ana, que es alma a quien el Todopoderoso ha dado su bendición. Cuida de ella y estímala como prenda del Altísimo y dale gracias a Su Majestad porque te la ha entregado.-

En virtud de estas Divinas misivas, pidió luego Joaquín por esposa a la castísima Ana y se efectuó el casamiento, obedeciendo los dos a la Divina disposición; pero ninguno manifestó al otro el secreto de lo que les había sucedido hasta pasados algunos años.-

Vivieron los dos Esposos en Nazaret, procediendo y caminando por las justificaciones del Señor; y con rectitud y sinceridad dieron el lleno de las virtudes a sus obras y se hicieron muy agradables y aceptos al Altísimo sin reprensión.-

De las rentas y frutos de su hacienda en cada año, Joaquín y Ana hacían tres partes:

La Primera: La ofrecían al templo de Jerusalén para el culto del Señor.-

La Segunda: La distribuían los más pobres y necesitados.-

La Tercera: La utilizaban el sustento propio y familia decentemente; y Dios les acrecentaba los bienes temporales, porque los expendían con tanta largueza y caridad.-

Vivían asimismo con inviolable paz y conformidad de ánimos, sin querella y sin rencilla alguna. Y la humildísima Ana vivía en todo sujeta y rendida a la voluntad de Joaquín; y el varón de Dios con la emulación de la misma humildad se adelantaba a saber la voluntad de
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Ana, confiando en ella su corazón y no quedando frustrado; con que vivieron en tan perfecta caridad, que en su vida tuvieron diferencia en que el uno dejase de querer lo mismo que quería el otro; más como congregados en el nombre del Señor estaba Su Majestad con su temor en medio de ellos. Y Joaquín cumplió y obedeció el mandamiento del Ángel de que estimase a su esposa y tuviese cuidado de ella.-

Previno el Señor con bendiciones de dulzura a la Matrona Ana, comunicándola altísimos dones de gracia y ciencia infusa, que la dispusiesen para la buena dicha que la aguardaba de ser madre de la que lo había de ser del mismo Señor; y como las obras del Altísimo son perfectas y consumadas, fue consiguiente que la hiciese digna madre de la criatura más pura y que en santidad había de ser inferior a solo Dios y superior a todo lo creado.-

Joaquín y Ana, pasaron casados veinte años sin sucesión de hijos; cosa que en aquella edad y pueblo se tenía por más infelicidad y desgracia, a cuya causa padecieron entre sus vecinos y conocidos muchos oprobios y desprecios; que los que no tenían hijos se les reputaba como excluidos de tener parte en la venida del Mesías que esperaban. Pero el Altísimo, por medio de esta humillación los quiso afligir y disponer para la gracia que les prevenía y les estaba esperando. Dios a Joaquín y a Ana, les dio tolerancia y conformidad para que sembrasen con lágrimas y oraciones el dichoso fruto que después habían de coger. Hicieron grandes peticiones de lo profundo de su corazón, teniendo para esto especial mandato de lo alto, y ofrecieron al Señor con voto expreso que, si les daba hijos, consagrarían a su servicio en el templo el fruto que recibiesen de bendición.-

Y el hacer este ofrecimiento fue por especial impulso del Espíritu Santo, que ordenaba cómo antes de tener ser la que había de ser morada de su unigénito Hijo, fuese ofrecida y como entregada por sus padres al mismo Señor. Porque si antes de conocerla y tratarla no se obligaran con voto particular de ofrecerla al templo, viéndola después tan dulce y agradable criatura no lo pudieran hacer con tanta prontitud por el vehemente amor que la tendrían.-

Habiendo perseverado un año entero después que el Señor se lo mandó en estas fervientes peticiones, sucedió que Joaquín fue al templo de Jerusalén, a ofrecer oraciones y sacrificios por la venida del Mesías y por el fruto que deseaba; y llegando con otros de su pueblo a ofrecer los comunes dones, y ofrendas en presencia del Sumo Sacerdote, otro inferior, que se llamaba Isacar, reprendió ásperamente al venerable viejo Joaquín porque llegaba a ofrecer con los demás, siendo infecundo; y entre otras razones el llamado Isacar le dijo: Tú, Joaquín, ¿por qué haces ofrecimientos siendo hombre inútil? Desvíate de los demás y vete, no enojes a Dios con tus ofrendas y sacrificios, que no son gratos a sus ojos.-

Joaquín, avergonzado y confuso, con humilde y amoroso afecto, se convirtió al Señor y le dijo: Altísimo Dios Eterno, con vuestro mandato y voluntad vine al templo; el que está en vuestro lugar me desprecia; mis pecados son los que merecen esta ignominia; pues la recibo por vuestro querer, no despreciéis la hechura de vuestras manos. Joaquín se fue del templo contristado, pero pacífico y sosegado, a una casa de campo que tenía y allí en su soledad y por algunos días, clamó al Señor y le hizo oración:

El Arcángel Gabriel, les había declarado, que las Oraciones agradaban al Señor. Y llegaron las peticiones de Joaquín y Ana a la presencia y trono de la Divina Trinidad, donde, siendo oídas y aceptadas, se les manifestó a los Santos Ángeles la voluntad de las tres Divinas Personas y hablando con los Ángeles les dijeron: Determinado tenemos por Nuestra dignación
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