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Villaescusa de Haro - Cuenca

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España > Cuenca > Villaescusa de Haro
01-06-08 22:35 #914543
Por:Luz gonzalez

historias. Volver al palustre.
Paco, teniente en la división de Cipriano Mera
DEJAR EL PALUSTRE

Llevaba jubilado algunos años cuando le llegó la noticia: los socialistas iban a pagar una pensión a los oficiales de la República. Lo leyó en el periódico y todavía no se lo podía creer. Si aquello fuera cierto, empezaría a creer que las cosas estaban cambiando de verdad en España. Por si acaso, no diría nada.
Los días transcurrían con la tranquilidad merecida. Ya no tenía que levantarse antes de salir el sol para llegar puntual al trabajo. Una etapa de su vida estaba cerrada, cuarenta años de albañil, toda una vida, o casi toda…
Ahora los llamaban obreros de la construcción, pero él prefería el viejo término: albañil, como su padre, como su abuelo, como sus hermanos y como Cipriano Mera.
Siempre había sido un hombre prudente, la discreción lo había salvado. Y el silencio.
Había tenido callado aquello todos esos años.
Cuarenta años de silencio. Ni siquiera sus hijos conocían su historia. Pero ya era hora de permitirse recordar. Ahora tenía mucho tiempo para hacerlo y nada que perder. Si acaso, algo que ganar. Si los periódicos decía la verdad y aquello no era un bulo más, no solamente no tenía por qué avergonzarse de su pasado sino que, por el contrario, le hacía merecedor de una compensación económica.
Nunca se había movido por dinero. Ahora tampoco. Pero reclamaría esa pensión porque era justo.
Y siguió recordando, pero en silencio. De lo que no se puede hablar, es mejor callarse. Ese era su lema.

Estaba en Brihuega con los anarquistas, un sitio cómodo porque no estaba muy lejos de Madrid, pero era el Frente.
Y vinieron los fascistas italianos con sus modernos tanques. Eran muchos y bien equipados, así que los que la defendían se replegaron y dejaron que tomasen el pueblo. Paco contaba que en toda la guerra no disparó un solo tiro, en aquella ocasión, tampoco.
De su brigada quedaban pocos. Unos muertos, otros heridos, más los que se habían dispersado o huido. Eran muy pocos y se unieron a los refuerzos que llegaron para intentar recuperar la ciudad: la división de Cipriano Mera, que entonces ya empezaba a ser conocido como uno de los jefes del anarcosindicalismo. Había estado en Cuenca varias veces con su columna. Se decía que habían conseguido parar un intento de sublevación de la Guardia Civil en la capital y que luego había ido por los pueblos haciendo milicianos entre los chicos jóvenes para incorporarlos al Frente. Pero él llevaba tiempo fuera de Cuenca y no lo conocía. Estaba haciendo la mili en Madrid, cuando estalló la guerra. Eso sí lo había contado mil veces a su familia. Faltaban unos días para cumplir los tres años del Servicio Militar y volver para Villaescusa cuando recibió la orden de no abandonar el cuartel porque había estallado la guerra. Estaba en los cuarteles de Campamento, cerca de Carabanchel.
De aquellos tiempos no guardaba ningún documento, nada que acreditase los servicios prestados en el Ejército, ni el rango adquirido. Nada. Después de tantos años era difícil encontrarlos. Y no se podía hacer ninguna reclamación sin tener algún papel, algo que probase la veracidad de los hechos.
Recurrió a los periódicos de la época. Allí tenía que estar la prueba. Pidió a sus hijos que le ayudaran a buscar en las hemerotecas. Por eso, poco a poco, la familia se fue enterando de más datos.
En la República no tenían muchos oficiales, Paco había acabado la mili de sargento, por eso echaron mano de él. Hacían falta hombres para instruir a la tropa y los pusieron a hacerlo. Él tenía tres años de mili más los de guerra. Esa era toda su instrucción militar…Había estado dirigiendo la construcción de trincheras y el coronel lo había felicitado por su trabajo, tan bien hecho, después había conseguido algunos éxitos en el avituallamiento de la tropa, pero nada más.
- Me ofrecieron ser oficial de mando y les dije que no, que yo no era militar. Me dijeron que era una orden y que debía obedecer, que era un honor que me concedía la República, que cada uno tenía que servirla como mejor pudiera. No me quedaba más remedio que aceptar…
Me llamó el jefe de la división:
- A ver oficial Rubio ¿por qué no quieres el ascenso?
- Mire usted, yo no soy militar
- Has coordinado acciones militares. Y según los informes, muy bien hecho.
- Sí, porque no había otro…y en cosas pequeñas
- Ahora tampoco hay otro…Si tú te niegas en redondo y tienes tus razones podríamos buscarlo, claro, pero en estos momentos cada hombre debe dar de sí más de lo que es capaz. No se puede escatimar esfuerzos.
-Mire usted, yo les agradezco la confianza que ponen en mi persona, pero es una responsabilidad muy grande para uno que no es más que un albañil. No es que no esté dispuesto a esforzarme. Cuente conmigo para lo que haga falta. Es que ya le digo, uno es albañil. Ya me ve. No sé si un simple albañil podrá desempeñar es cargo que me ofrece.
Los que estaban allí al oír aquellos empezaron a reírse y el que me preguntaba también. Se levantó me puso la mano en el hombro y me dijo
-Ah, si es por eso, no se hable más. Se puso a escribir algo en un papel y cuando terminó se dirigió a mí mirándome a los ojos.
- ¿Así que tú crees que un albañil no puede defender una línea de combate?
- Bueno, defenderla sí. Ya la hemos defendido muchas veces, pero no es lo mismo que dar órdenes.
- Ah ¿no?
-Quiero decir que yo no tengo estudios para saber de estrategia y dirigir un ataque.
- Ah, eso no puede hacerlo un albañil según tú.
-Pues mires usted, yo creo que lo haría mejor otro.

Los demás seguían atentamente la conversación. Parecía que se estaban divirtiendo. Miraban a Mera y se reían.
-Mire usted, yo no soy más que un albañil como mi padre y como mi abuelo…- decía Paco
-Ya, ya. Pero tendrás otras aspiraciones.
- No, señor, lo único que quiero es que acabe la guerra y poder volver a mi pueblo, a mi trabajo de antes.
-Mira, en eso estamos todos los presentes. Por eso es por lo que necesitamos gente como tú, que no quiere glorias militares, sino acabar la guerra cuanto antes y con el menor número de bajas. Desde ahora tienes el mando teniente Rubio
- A sus órdenes
- Ah, espera ¿sabías qué oficio tenía yo antes de la guerra?
- No, mi comandante.
- El de albañil, como mi padre y como mi abuelo. Y estoy deseando, tanto o más que tú, que acabe la guerra y volver a coger el palustre. No lo olvides.



Hicieron huir a los italianos y reconquistaron Brihuega. Era al caer de la tarde cuando pudieron por fin entrar en la ciudad, ocuparon las casas vacías y se lavaron, cenaron y la mayoría pudo dormir en camas. Ocuparon las casas señoriales y los conventos en busca de comida. Una bonita ciudad, Brihuega.
Hicieron más de setenta prisioneros, camisas negras italianos a los que respetaron la vida. Les hablaban español y lo entendían. Les echaron en cara que vinieran a otro país a quitar la libertad a un pueblo. Ellos pedían clemencia en italiano, y también los entendían perfectamente aunque no hablaran su idioma ¡Eran tan parecidos! Españoles e italianos, primos hermanos. Los entregaron a todos sin haberles tocado un pelo de la ropa.

Cuando acabó la guerra estaba en Valencia.
Se quitó los distintivos de oficial y se puso al lado de su tropa. El mando de los nacionales pidió a los oficiales que dieran un paso al frente y él no lo hizo. Todos los suyos lo conocían y se arriesgaba a que alguno pudieran delatarlo. Aún así, se arriesgó. Confiaba en ellos, lo habían estado hablando antes y habían decidido decir que los oficiales se habían ido a Francia. Es que si no, los mataban. Entonces se les leyó la ley que castigaba con seis años de cárcel a todos, solamente por haber estado en el Frente, aunque hubieran sido llamados a filas con los de su quinta.
Alguien dijo: pero oficial, con todo respeto, los hay que solo hemos estado cavando trincheras, que hay quien no ha disparado un tiro…
A Paco, como era albañil, creyeron que era uno de los que sólo cavaba trincheras y lo llevaron hacer trabajos con los de su oficio.

Puntos:
08-06-08 02:04 #931326 -> 914543
Por:alberto r

RE: historias. Volver al palustre.
Hola Mari Luz,he leido tu historia y me ha gustado bastante, pero te tengo que puntualizar algunas cosas,para ascender a teniente tuvo que hacer un cursillo al que no queria ir,pero un amigo suyo que si que queria ascender le dijo que fuera con el para no ir solo,y fue no muy convencido,al final del cursillo aprobo el y su amigo no.Eso me lo conto a mi.Besos
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