Limpias - Cantabria

Tras unas semanas de sonora ausencia, en que se nos ha privado de las cantatas del principal equino del barrio de Espina (y por ende, de Limpias), vuelve esta noche el disfrute jubiloso de los solos de este cuadrúpedo cántabro, a quien entre todos, al parecer, se ha ayudado para que haya regresado al predio que, según manifestaciones del pollino ejemplar hechas al retornar, se encontraba hecho un sabroso barbecho.

Ha prometido celebrar la rentrée con todos muy agradecidamente (o, al menos, con los que a la postre lo auparon por encima de bardales y zarzas), una vez que ha resoplado aliviado ya de la angustia que le carcomía pensando en que, quizás, entre los romeros y amapolas de su bucólico prado se hallara otro pollino que sin su regio permiso se hubiese colado.

Curiosa ha resultado a todos el asnal deseo del regresado de descansar mientras se harta de tanto bocado, rogando que no se le obligue en más ocasiones a cargar con el gobernador de la ínsula Barataria, ni a rascar las costillas de las burras del Rivero.

No hace diez minutos de esta madrugada que he vuelto a asombrarme de cómo, con la soltura que emana de la propiedad de su magisterio, líricamente ha rebuznado el aira de El equino errante (a quien le auguro que caros habrá de pagar sus yerros). La amorosa, sensible y poco virtuosa interpretación me ha hecho considerar que tal vez ande yo muy confundido con el género literario y gramatical del artista.