EL INMIGRANTE CAPITULO 3º. ....Me gustaría poder llevarme los recuerdos en una maleta, todas las imágenes, y sonidos guardados en ella, como una de esas modernas televisiones de las que habla el lotero de Ronda y que dice que emiten la imagen en Color. Frente a la puerta de Martín, un montón de picón había rebosado de los serones mal aparejados de la mula de Juan Duran, que seguro andaba tomando el penúltimo chato en el bar del Mondeño desde donde su voz quebrada y ronca recitando furiosa, llegaba hasta donde yo estaba, “los gorriones, verderines, los pinzones, y ruiseñores” de su ultima poesía se mezclaban en mi mente con la imagen real de unas marinitas que se bañaban en la fuente, una de ellas, posada sobre una de las cabezas, cantaba nerviosa, la otra se limitaba a dar pequeñas carreritas por el resto de agua clara que se conservaba aun en el pilón de piedra. Mientras cruzaba la Plaza, en el reloj de la iglesia sonaban las nueve. Campanas melodiosamente secas, solitarias en la tarde noche, me despedían melancólicas. Un brutal sentimiento de añoranza me apretaba el estomago, provocándome nauseas, ¿o quizás fuera miedo?,¿un miedo atroz a lo desconocido?. CONTINUARA...
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