Grazalema - Cadiz

DEDICADO A ABIES...

Absorto en la partida del ruidoso tren, en una estación lúgubre de suelos sucios, mi mente divagaba por los recuerdos pasados, treinta y una horas de largo y duro viaje por estaciones de dos o tres países hasta llegar a la ciudad de Bern al Sur-oeste de Alemania, había tenido que dejar a mi familia, mis amigos, mi vida, mi país, y mi pueblo.
La camisa empapada de sudor se pegaba a mi espalda, y mi corazón igual de gris que la estación donde me encontraba lloraba por dentro de añoranza.
De pronto, esquivando a la gente, serpenteaba mi tío Antonio, con una sonrisa radiante que iluminaba y llenaba de esperanza toda mi odisea.
Me dio un abrazo fraterno y extremadamente calido que agradecí con lágrimas... aun recuerdo sus palabras:
-Paco, hijo mió, no llores, ya veras como esto no esta tan mal, que en cuanto ganes unas buenas perras, tiras para el pueblo con traje nuevo y corbata nueva, como un Señor…
no llores Paquito, no llores….



...Tardé veintisiete Años en poder volver a Grazalema,
subiendo puerto chico en el nuevo taxi de Emilio, cuando se vislumbro tras una cortina de lluvia mi pueblo de casas blancas, con lágrimas en los ojos pensé que, alguien me había robado diecisiete Años de mi vida…
En Alemania durante décadas era el “Español”, y ahora aquí, lo que me queda de vida todos mis paisanos me refieren como “El Alemán.., Paquito el Alemán”, y al fin y al cabo solo soy eso un Alemán inmigrante viudo de raíces.
Y en las todas las tardes de invierno lloro velando los recuerdos que perecieron en el tiempo...

Gracias Jopichi. Es una historia muy emotiva (te juro que he tenido que secarme dos lagrimones). Ha calado en el corazón de quienes la hemos leído porque a todos nos ha pillado de cerca. Yo sin ir mas lejos soy fruto de una de esas parejas de jóvenes emigrantes a las que unió precisamente el estar fuera de su país, en una Alemania gris, en la que aunque se ganaba dinero, se miraba a los españoles por encima del hombro con desprecio y era de noche a las cinco de la tarde. Vuelvo a decirte que me gusta mucho tu forma de escribir. Besos.

Muy bueno Jopichi!
Es verdad que algunos emigrantes eran extranjeros y maltratados cuando estaban fuera y cuando volvieron (ellos y sus hijos) eran tratados como extranjeros en sus pueblos.
Es otro de los dramas de la emigracion.
Las tardes de invierno son muy dadas a la nostalgia y a los recuerdos.
Enhorabuena por el relato.
Un abrazo