Santiago del Campo - Caceres

EL PASADO NO VUELVE
Las apacibles tardes otoñales, transcurrían plácidas, sin acontecimientos que alteraran la normal monotonía del pueblo. Pocos cambios dignos de reseñar en ese tiempo en un lugar apartado en la llanura extremeña donde se ubica mi pueblo. Corría ya la década de los 60, lo peor quedaba atrás. Como fue el acuciante hambre de posguerra. Ya no había niños sin calzado. Ahora lo más urgente era como escapar del circulo de los 'sin tierra' o desheredados. Se estaban consolidando varias rutas. Alguna se prolongaban hasta la misma Alemania. Solo iban quedando personas que lo habían dado todo para criar a su prole y ahora vivían inmersos en una confusa ensoñación.
. Tío 'Guiño' discutía con su homologo, tio Churra' sobre los inconvenientes que debían afrontar con el nuevo ciclo laboral de la siembra de los cereales. Aunque la edad ya los había mandado al rincón de los trastos inservibles. La labor de la tierra; seguía siendo un tema recurrente.. Tío 'Guiño' con un gesto y voz de viejo fumador, interrumpía a este último, tío 'Churra'. -”Ese mulo tuyo flaco como está no te aguanta la sementera, en las fanegas que tienes en Cuesta Fría. Que es una tierra pura arcilla. Y tu yegua va a parir según me dijiste.” Tío Churra hombre prudente y parco en oratoria padre de tres hijos ya casados. Sopesaba la opinión de su interlocutor.
En tanto el sol comenzaba a hurtarle los últimos rayos a la tarde. “-No tienes 'cebá' y el forraje sabes que no es suficiente” - insistía-. “Los burros míos, con 'mu poquina' cebá y paja me hacen el trabajo de la senara en la parte que me toca en la dehesa”..
Tío 'Guiño' era así de rotundo. De escasa talla y peso liviano, te miraba con gesto socarrón, presto
para una respuesta salomónica. Con un ojo que en muy contadas ocasiones conseguía abrir. De ahí su apodo. Era aún esa época de transición en que el arado romano se alternaba con la vertedera. El tractor llegaría ya tarde. Tío 'Churra' era auto suficiente en esa economía de mínimos de los años 40. No así tio 'Guiño' que debía desenvolverse con sus borricos y no podían competir con la caballería de su compadre. Eran los últimos estertores de la vida rural en una tierra pobre.
El 'Litro' (como los demás tenía su correspondiente apodo) que se les adjudicaba por un hecho puntual, sin que pudiera librarse de alías en vida. Es más, era hereditario; trascendía. En este caso era un soltero sin lazos familiares, que había terminado su vida laboral de cabrero -precisamente cuando el que esto escribe- debutaba como 'porquero' a punto de cumplir los 12 años 1948. En el mismo cortijo y el mismo patrón. Un oficio de riesgo cl de cabrero si no puedes seguir el ritmo
del rebaño por esos intrincados senderos exclusivamente para cabras del Almonte. Este no dejaría
.estela alguna de su paso digna de contar, ni una insignificante cita o impronta. Toda huella borrada.
El 'Litro',era contemporáneo de estos estereotipos de pre guerra, de nuestro pueblo, de los
que circulaban ´chascarrillos, que incluían personajes tan paradigmaticos como tío Clavin, pura leyenda, capaces de reírse de su sombra.
Una de esas tarde plácidas en que el tiempo parece dilatarse , ya a principios de la década de los 60. Con alguno de los mentados y, el patriarca de los Plaza -Gabino-, ya jubilado de su prestada propiedad. A la puerta de la fragua de los Natalios. Presente también tio Guiño, con una temprana
decrepitud que le hacía más flaco aún. Hacían comparaciones con el voluminoso estómago del
guarda, y la exigua figurilla de tío 'Guiño;' alguien dijo siguiendo la broma. “ Que podía caber dentro del abultado estómago del guarda” El dislate era aceptado por todo los demás allí reunidos
como lo que era una apreciación chusca.
Mientras el sol nos decía adiós a los allí presentes; un cielo entre rojizo y fucsia por poniente daba paso al crepúsculo y nos dispersaba, con las inseparable cayada para tratar de paliar el infortunio de un maldito ojo de gallo en el pie. Por los años o la falta de un buen mantenimiento.
Esto sucedía al comienzo de la década de los 60,cuando los personajes citados casi terminaban ya su recorrido,o ciclo vital y, el que esto escribe sobrepasaba los veinte. Estos arquetipos fueron dejando jirones de sus vivencias de manera oral. Experiencias que junto al abuelo Luciano, ampliarían mis conocimientos de un pasado aun reciente. República, y guerra. Los años pasaron
rápidos, quedaron las vivencias de unos personajes con su idiosincrasia, adaptados a esa época difícil y precaria que acabaría muriendo, con sus protagonistas. Emilio Rey.