Muelas de los Caballeros - Zamora

Es cierto, como dice Ramón, que la música la elige el pueblo a pesar del marketing. Tanto es así, que yo me atrevería a confesaros una sospecha: la música tiene vida propia e independiente del propio creador. Sin duda, "Quisiera ser", "Amor de verano" o "Resistiré" tienen autor/es, fecha de nacimiento, una letra que nace por unos sentimientos determinados, etc. Pero, cuando el creador/artista pare la canción, muestra ese trozo de su alma al pueblo, éste se apropia de él para hacerlo suyo. Las canciones sonarán cuando uno quiera, a la manera en que uno la sienta, en el momento que a uno le plaza y viviéndola y re-viviéndola de diversas maneras, según el devenir de cada existencia.

Pienso, pues, que la música es siempre del pueblo; de ahí, tal vez, la tesis que defiende Ramón. Espero que no parezca una osadía, pero me pregunto a mí mismo: ¿hasta qué punto el repertorio de Manolo y Ramón les pertenece? Desde luego, siempre les pertenecerá, pero desde sus inicios, sus creaciones también nos pertenecen. Ocurre lo mismo en un concierto en vivo: comparten la música en directo, pero el directo es de todos los allí presentes, creando una especie de sana comunión entre un nutrido grupo de amigos (eso es, en definitiva, el colectivo del público).

Y algo que también me parece curioso es cómo las canciones tienen vida propia, van a la suya: no es lo mismo una versión del disco compacto que la del directo. Parecen dos mundos distintos: ambos maravillosos, pero muy diferentes. Da la impresión que las canciones juegan con nosotros, más que nosotros con ellas. A mí me puede despertar sentimientos diversos e incluso diferentes el mismo tema, a causa de que uno pueda ser en vivo y otro en soporeo compacto o vinilo. No digamos cuando ese tema lo interpreta otro artista: entonces sí que es ya, radicalmente, otro mundo.

En fin: ¡es todo tan complejo! Sólo sé con total certeza que la música es el mundo más mágico por excelencia. La RAE debería aceptar como sinónimo de "paz" el término "música" porque, en general, van muy ligados.

Y, de Ramón, no diré más elogios de los que se han dicho. Tengo una altísima y excelente impresión de él, así como de Manolo. Son, sencillamente, ellos mismos. Confesaré en público, y ya termino, que trabajar con ellos (entrevistarlos) es una gratísima e inolvidable experiencia.

Saludos,

Agustín

¡Guau! este sí que es un comentario de altura. Yo sólo quiero añadir matices.

"la música tiene vida propia e independiente del propio creador."
"Pero, cuando el creador/artista pare la canción, muestra ese trozo de su alma al pueblo, éste se apropia de él para hacerlo suyo. Las canciones sonarán cuando uno quiera, a la manera en que uno la sienta, en el momento que a uno le plaza y viviéndola y re-viviéndola de diversas maneras, según el devenir de cada existencia."

Eso es, según el sentimiento y el contexto que uno le ponga. Pero yo añadiría más: antes de parir la canción el autor es parte de un contexto musical y cultural en el que se ha formado, su creación, por tanto, es parte de ese contexto y, a la vez, alimenta ese contexto. Los postestructuralistas hablarían pues de actor y no de autor. Yo creo que la realidad es una combinación de ambas cosas:

"Espero que no parezca una osadía, pero me pregunto a mí mismo: ¿hasta qué punto el repertorio de Manolo y Ramón les pertenece? Desde luego, siempre les pertenecerá, pero desde sus inicios, sus creaciones también nos pertenecen."

"En fin: ¡es todo tan complejo! Sólo sé con total certeza que la música es el mundo más mágico por excelencia. La RAE debería aceptar como sinónimo de "paz" el término "música" porque, en general, van muy ligados."

Así es. Muy buen comentario. Sinceras felicitaciones.

Agustin Sardon

Ésta es una teoría con la que yo estoy muy de acuerdo, Agustín, ya que con la poesía pasa exactamente lo mismo, aunque a lo mejor es más difícil de ver. Voy a intentar añadir alguna cosilla a tu comentario, lo cual es difícil porque está muy bien pensado y es bastante completo.

Hay canciones de las que poca gente sabe quién es el autor, pero las cantan a menudo, o se recrean o se reconocen en ellas cuando las oyen cantar. Porque son de todos y no son de nadie, que no otra cosa es tener vida propia.

Y añado: en toda canción que perdure, lo cual es cada vez más difícil, hay un momento en que la propiedad, a efectos de la gente de la calle, está prácticamente diluida, quedando el autor como una referencia lejana para entendidos y, por supuesto, como un acreedor de derechos, fundamentalmente económicos.

Es más, el mismo autor, después de un largo rodaje, a lo mejor no se reconoce ya en esa canción o ese poema, puede que no la siente ya como suya, o no lo siente más que cualquier otra persona. Yo creo que cuando una canción resiste el demoledor paso de los años, también pasa a engrosar el acervo musical y cultural de un pueblo, algunas, pocas, incluso de la Humanidad. ¡Cuántos autores quisieran tener colocada una canción en alguna de estas tesituras! Un abrazo

En efecto, Mariano, a mí mismo me ocurre: ¡la cantidad de canciones de los 50 y 60 que no sé ni quién las canta! Incluso ayer mismo me enteré que la tonadillera Lolita Garrido era valenciana. Creo que con la poesía aún es más radical: quedan los poemas, los versos sueltos, a veces mutilados por el devenir del tiempo, pero la autoría se difumina...

No obstante, añadiré otro matiz: algunos artistas marcan tanta huella, se introducen tanto en nuestra alma, que es difícil que el pueblo olvide ni sus frutos ni sus nombres. No me puedo imaginar, es inconcebible, que dentro de cincuenta años la gente desconozco al intérprete de "Como una ola", "Yo soy aquél", "La vida sigue igual" o "Amor amargo". Es cierto que se olvida con mayor facilidad algunos artistas geniales cuya huella no caló tan hondo en el pueblo.

¿Cuánta gente conoce el orígen de la canción del verano? Creo que poca. Y, el caso, es que su creador sigue vivo y el próximo año celebra 50 años en el mundo de la música: Luis Aguilé.

Sea como fuere, siento envidia sana hacia los creadores que dejan su obra como regalo para la Humanidad. Algunos seres más frágiles, menos creadores, pasaremos por el mundo en silencio, y nuestra llama se apagará al mismo tiempo que nuestra luz. En cambio, otros seres -creadores- desaparecerán pero, aunque su llama se apague, la luz jamás oscurecerá.

Saludos

Agustín

Excelente exposición!!!!, también quiero dejar mi humilde opininión.
Para mí, la música tiene vida propia. Siempre recuerdo la película "Amadeus", cuando Salieri tararea un trozo de una de sus composiciones, y le pregunta al sacerdote si le suena, y el pobre le tiene que decir que no, entoces Salieri empieza a tararear un trozo de una composición de Mozart, y el sacerdote muy contento le dice que esa sí, que le suena, y tambien la tararea, no sabía que era de Mozart, pero la conocía!!!!
La música, como la poesía para mí es inmortal!!!, y de alguna manera nos pertenece a todos, porque la hemos cantado o recitado tantas veces que ya la hemos interiorizado, por lo cual nos pertenece.
También es cierto, que algunas desaparecen y no quedan en la memoria colectiva, pero cuando una canción o un poema cala hondo, pasa a ser patrimonio de todos!!!!.
¿Quién no ha recitado alguna vez La canción del pirata?
Me estoy enriqueciendo mucho en este foro, porque recuerdo perfectamente la canción del verano, lo que no sabía era que su creador fue luis Aguilé!!!
Un abrazo
Natalia