Muelas de los Caballeros - Zamora

Felipe el bueno iba una noche con sus criados por la calle. Encontraron en ella a un hombre que estaba borracho, lleno de lodo, sucia la cara y tan dormido que no pudieron volverle a su acuerdo.
El duque mandó llevarlo a su palacio, pues quería en aquel hombre enseñarles lo que era el mundo.
Ya en el palacio, le quitaron sus ropas groseras, le vistieron una camisa muy buena y le acostaron en la cama del duque.
A la mañana siguiente, cuando le había pasado ya la borrachera, se encontró el hombre rodeado de los gentiles hombres que le preguntaron de qué color quería vestirse. Asombrado de verse en aposento tan rico y rodeado de gente tan principal, y viendo que había tantos delante de él, descubiertos todos, no sabía qué responder. Miraba a todas partes y a todos los que le rodeaban y se extrañaba cada vez más.
Recordaba que hacía poco estaba aún en la taberna bebiendo y, un poco antes, en su casa andando los fuelles( pues, según se supo después, era herrero y vivía cerca del palacio)
Dierónle, pues, vestidos muy buenos, dierónle agua a las manos, la cual él rehusaba, porque no sabía como había que lavarse.
A todo cuanto le preguntaban no respondía; miraba a su casa desde una ventana y debía de decir:¡ Válgame dios¡ la casilla de aquella chimenea¿no es la mía?
A mediodía le sirvieron una comida muy apetitosa, en una mesa cubierta con blanquísimos manteles.
Al llegar la noche le dieron vino bastante para ponerlo en el mismo estado en que lo hallaron. De que estuvo bien borracho y dormido le quitaron los ricos vestidos y le pusieron su ropa vieja. Y lo llevaron al mismo sitio en que lo habían hallado.
Poco después volvió a pasar el duque con mucha gente por allí. Hizo que le despertasen y ya despierto, le preguntó quien era.
Muy asombrado, el pobre hombre dijo, que según lo que le había sucedido no sabía quién era.
El duque le preguntó la causa de esta perpejidad, y el otro respondió:
Señor, yo soy un herrero, y me llamo fulano. Salí de mi casa hará una hora o poco más. Bebí un poco de vino; entróme el sueño y me quedé dormido. En este tiempo he soñado que era rey y que me servían muchos caballeros, y traía muy lindos vestidos, y dormía en una cama muy cómoda y limpia y comía y bebía muy bien, y estaba gozoso de verme tan servido y regalado, que casi estaba fuera de juicio de contento, y bien se ve que lo estaba, pues todo fue sueño.
Dijo entonces el duque:
Ved aquí, amigos míos, lo que es el mundo; todo es un sueño, pues esto verdaderamente ha sucedido y como habéis visto, a éste le parece que lo ha soñado. Agustín de Rojas.


Hace tiempo entré aquí y en algunos sitios más buscando "desesperadamente un libro" pues bien lo entontré, es un libro de cuentos y poemas que marcó mi infancia se titula La Troje de la Mies, pero me equivoqué la tapa es color de la mies y no naranja como yo pensaba, es un libro pensado para niños, pero también para mayores puesto que yo no soy niña y disfruto con su lectura. Ahora se lo leo a mi hijo. Sé Jose Miguel que has sido padre felicidades,y muchos besos y bueno...si algún día vienes por aquí yo hay paella pero si rancho (aunque yo no se cocinarlo) pero se puede intentar. Besos a todos. N.