Expresiones propias V Queridos amigos: Con los poemas y “textículos” desparramados por los cajones y dejados de la mano de Dios durante tanto tiempo, puede ocurrir que queden olvidados y se pierdan o, por el contrario, que se publiquen dos veces (como acaba de ocurrir con algunos de los “poeminos” recogidos en las llamadas “Expresiones propias”, de los que tengo que decir que habían sido publicados en Paisajes Literarios bajo el título genérico de Chilindrinas) Y aunque sólo sean algunos, como digo, nos cuidaremos muy mucho de que esto no vuelva a ocurrir, pero si ocurre ¿a quién le puede importar? “Me importas tú, y tú, y solamente tú “¿De veras? ¿Está usted completamente seguro? Pues bien, queridos amigos, resulta que os equivocáis de cabo a rabo si creéis que no le importa a nadie. Hay más de una persona que me lo ha restregado por los ojos estos últimos días, cosa que de verdad le agradezco… ¿Ah, sí? ¿Y cómo es él? ¿En qué lugar se enamoró de ti? …¿O es ella, quizás, la que anda por calles rumorosas? Y es que se puede ser anárquico y desorganizado; de hecho, yo creo que a todos nos sienta bien una cierta anarquía y una determinada desorganización. Lo que yo llevo muy mal, y si alguien me lo recuerda mucho peor, son las repeticiones no deseadas, porque me da la sensación de haber comido dos veces un mismo pepino…Y a mí, la verdad, el pepino no me encandila ni siquiera para tomarlo una única vez. Si fueran alcachofas o berenjenas… Y ya que vamos viajeros por los saludables caminos de la verdura, lo que ahora dejo aquí son unos largos y diuréticos espárragos. En conserva, naturalmente ¿De qué otro modo podía haber mantenido a Herrero de Miñón, a Gallardón padre, a Fraga, a Bandrés, a Marcos Vizcaya o al mismísimo Jorge Verstrynge, si la recolección fue hecha cuando Felipe González Márquez daba sus primeros pasos presidenciales en el tacatá de la Transición Democrática Española (TDE), moza del pueblo para el cómodo trajín de las oligarquías? Un abrazo Expresiones propias V Instantánea Momento de la Transición Don Juan Carlos Primero, la Monarquía. La Señora de España, doña Sofía. Los leones, la orla del Parlamento. El menú de la chusma se cuece dentro. Mandatarios legales, sus Señorías; los paquetes de leyes nuestras comidas. Don Felipe es el Jefe, Guerra el Segundo, los ministros, Terceros, los otros, muchos. Don Gregorio es la sombra de Landelino: encargado de clase, riñón de oficio. Don Santiago es el humo que lleva el viento, Gallardón es la leña, Boyer el fuego. Don Adolfo es la pose, Miñón el texto, y Bandrés quintaesencia de lo modesto. Don Miguel es la Roca, la garantía; y con Marcos Vizcaya, la Autonomía. Don Manuel antesala de don Felipe; y el recambio de Guerra ¿Jorge Verstrynge? Accidente Ahivá, la luna, ¡qué leche! Ahivá, la leche, ¡qué luna! La policía venía de alguna ronda nocturna. Fue un accidente de frente, sobre la una. ¿Sobre la una o la luna? Sobre las dos mismamente. Era de noche, Teniente, había un poco de bruma, venía un coche de frente. Se dieron mate ¿Murieron? Chocaron contra una luna de escaparate. Ya sabe, donde se vende… ¡Detente! ¿Quién va? Un coche ¿Quién es? La gente. La gente va por la luna, los coches por el relente. Contra la luna del coche se dio mi frente. Ahivá, la leche, ¡qué luna! Ahivá, la luna, ¡qué leche! El porro De todos los venenos que inoculo, hay uno con la tinta disociada: Si sigo con su rollo no soy nada, si dejo la movida voy de culo. Así que en el dilema me pendulo y voy del colocón a la frenada; los aires de señor y la mirada al loro de una china de cien duros. Y ya me viene inflando el cachirulo tener que ventilar en la parada el coco bipolar con que especulo. De modo que me engancho a la cambiada y monto en una “depre” exagerada que me hace colindante de lo nulo. El rollo - No te canses, comadre, que no es buen rollo revolcarse en la yerba, si no es de un porro. - Pero tío, ¡qué dices! A ver, explica. ¿qué le pasa a tu cuerpo que no se excita? ¿Tiene cruces de neuras, brotes de nauseas? ¿Tiene fugas de hormonas, abscesos, traumas? ¿Qué le va, lo asexuado, lo hermafrodita? Pues a ver, camarada, lo que te pica. - Vale, tú, no te pases, tampoco es eso. Lo que quiero es un rollo de porro y sexo. - Lo que quieras, compadre, no me lo cuentes; lo que sé es que te cuelga lo que no metes. Que a lo vivo, lo vivo no se te eleva; con el porro te duermes y luego, mierda. De manera que, tronco, constata el hecho: Maricón que se esconde, marica y medio. Lo demás es un cuento como una casa; tu moneda es un culo por las dos caras. Versión del Talión Ni miro alto, ni miro bajo, ni miro al medio. Miro a los ojos del que me encuentro. Y es como miran como yo miro. Y es como dicen como yo digo. Y es como observan como yo observo. De arriba abajo, de un lado al otro, del medio al medio. Que son los ojos del que me mira lo que yo veo. Si miran dulce, si miran grave, si miran tierno. Lo malo, malo, lo bueno, bueno. No son mis ojos los que los miran: Se miran ellos. El día Con un tercio del día gano el sustento; de las otras dos partes, la mitad duermo. Si las cuentas me salen como a la vieja, sólo son ocho horas las que me quedan. De las ocho, la una cena y comida; otra doy a los hijos, otra a la risa. Se las quito a las ocho y aún quedan cinco: una gasto en lecturas, otra en escritos. Y las tres que me sobran, según me huele, me las paso enteritas viendo la tele. Querido dólar Hermano amado que en el mercado tienes la voz. Recibe honores de los amores de un servidor. Aparte de eso te mando un beso y una oración. Te pido en ella para mi estrella gracia y favor. La gracia es verte, favor, tenerte, la estrella, yo. Amado en Cristo que por lo visto tú ves a Dios. Si puedes dile que me jubile con un millón. Más jubilosa no hay otra cosa, dólar, dolor. La pesca Es un antiguo señuelo echar los ojos al vuelo, pasar la vista de largo. Habrá quien tome el encargo, dejado con discreción, y pase a echar la visión sobre el pezón de un anzuelo, que no se ve, sin embargo. Después se cierra el telón y queda dentro el león con el mochuelo, que va del dulce al amargo. Lo dulce es puro bombón de caramelo, que lleva dentro un petardo. Lo que uno puede ser, además de memo. Yo he sido un zote rijoso, un crica, un tarambana, un haragán, un pelanas, un calavera y un zoilo. Pero antes fui majadero, apandavigas, baboso, mamón, adán, perezoso, puchecolchones, pamemo… Tontaina en suma, macaco, pelele, menda, mostrenco, pepón, jenízaro, penco, bobalicón, mentecato. Así fui yo de zoquete, de mameluco y pazguato, capón, patán, timorato, atolondrao, mequetrefe… Cabestro, comecastañas, baldragas, pánfilo, idiota, enteco, lelo, berzotas, cigüeño, zángano y paria. Después ya fui más pulido: melindre, lila, verbena, lunático y engolema, mirón, capullo, pardillo. Al fin soy tonto del bote, de los de lanza y plumero; por el pelaje, escudero, por el caballo, Quijote. El llanto como costumbre Aguaceros y torrentes, olas, mares, marejadas, corapenas ventricadas ojifuentes. ¡Cuántos lloros, cuán potentes! ¡Cuántas penas aguacaras! ¡Cuan lloviznolacrimadas son las gentes! El recado - En la oficina tuve un recado, otro en la casa, otro en el bar. Tú me buscabas por todas partes, no me podías localizar. ¿Qué es lo que tienes tan imperioso que ahora me llamas a este lugar? Si me buscabas con tanta urgencia, algo tendrías, algo tendrás… - Tengo un vacío: querido mío, tengo la pena de que no estás. Y te llamaba para decirte que me vinieras a consolar. Pero saliste de la oficina, después de casa, después del bar… Partiendo de eso, lo que pasaba no era difícil de adivinar. Te fuiste a misa, como otras veces, y es en la Iglesia donde ahora estás. Yo hice lo propio por no estar sola y así distraje la soledad. Corrí a la Iglesia de la parroquia donde me acabo de confesar. Y ya regreso, sobre mis pasos, pero en la moto del Capellán. Indolencia Fente al espejo te dejo cuando me voy de mañana. De tu zozobra temprana abiertamente me quejo. ¿De qué me vale? De nada. De noche, cuando me acuesto, le sacas brillo a la cara. Si tengo sueño, protesto, pero tú siempre te extrañas: “Querido, ¡cómo te pones!” Tampoco sirve de nada. Te metes en camisones con almidones, te viene chica la cama. Por esto, sólo por esto, te dije un día: ¡Cojones! Y tú dijiste: ¿Qué pasa? Te voy a decir el resto: me voy de casa. Me fui de casa. Leía en una revista. ni alzó la vista, quedó tan ancha. Continuará... Mariano Estrada www.mestrada.net Paisajes Literarios Blog: https://aisajes.blogcindario.com
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