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España > Zamora > Muelas de los Caballeros
18-01-06 23:54 #168946
Por:José Miguel

Intervencionismo o Liberarismo?
En el artículo aparecido en el Libertad Digital de hoy, Rallo, analiza y da las conclusiones sobre las “Deslocalizaciones”, llamadas también, traslados de empresas a otros lugares. El artículo es bastante claro y sólo cabe preguntarse: ¿intervencionismo o liberalismo económico? Ya hemos comentado el perjuicio al medio y a la naturaleza de algunas empresas en su instalación y funcionamiento, pero al trasladarse: ¿no se vuelve a producir por partida doble el daño, en dónde estaban y en el nuevo lugar? Y como dice el autor en sus conclusiones. ¿Quién mantendrá el Estado del Bienestar? Cabe también preguntarse: ¿estamos dispuestos a perder nuestras comodidades? ¿Qué se debe o debiera hacer?

Un saludo. José Miguel


"DESLOCALIZACIONES"
Bye bye, Europa
Por Juan Ramón Rallo

Desde hace varios años Europa viene experimentando un continuo movimiento de empresas hacia otras zonas con legislaciones menos intervencionistas. El efecto más visible es el despido masivo de trabajadores, ante lo cual la típica retórica obrerista de la izquierda no ha tardado en hacerse Después de calificar el proceso como "deslocalización", los estatistas han reclamado la inmisericorde actuación represiva del Estado para frenar la antisocial desbandada capitalista. En su opinión, la deslocalización sólo tiene como objetivo explotar los bajos salarios del Tercer Mundo, arruinando colateralmente a Occidente; el Estado tiene que impedir que las empresas huyan impunemente de nuestros territorios.

Para la izquierda, en definitiva, los obstáculos arancelarios que impiden a la gente entrar en nuestros países han quedado desfasados; necesitamos de nuevas barreras que, cual Muro de Berlín, impidan a los ciudadanos salir de la Europa socialista.

Sin embargo, las causas y las consecuencias de la "deslocalización" son muy distintas a las que el pensamiento único socialista nos transmite todos los días a través de los medios de comunicación. Conviene, por consiguiente, poner algunos puntos sobre las íes para despejar gran parte de las cortinas de humo económicas; sólo así podremos señalar a los auténticos responsables de los auténticos problemas que sufrimos los auténticos europeos.

Especialización y división del trabajo

La deslocalización no es un fenómeno reciente: ha existido desde el siglo XIX, y sólo se vio interrumpida en el XX por los totalitarismos y las guerras mundiales. No obstante, el nombre de la deslocalización sí es nuevo: hasta fechas recientes se la conocía, simplemente, como "movimientos internacionales de capital".

A la izquierda, claro está, le interesa confundir los términos y tildar de deslocalización (que suena a dislocación) un proceso empresarial beneficioso para todas las partes. Ya vimos en otra ocasión que el capital es uno de los instrumentos con los cuales el ser humano se enriquece.

Cuando los empresarios buscan la mayor rentabilidad para su capital están dirigiendo los recursos productivos a aquellas actividades que mejor sirven al bienestar de los consumidores. Un proyecto es muy rentable cuando los frutos esperados son muy elevados, los frutos son muy elevados cuando la gente los quiere comprar, y la gente los quiere comprar cuando satisfacen sus necesidades.

A menores costes productivos, mayor será la cantidad de bienes y servicios que una empresa podrá producir y, por tanto, mayor el número de consumidores que podrán adquirirlos. Por tanto, los empresarios tenderán a dirigir sus inversiones allí donde los salarios sean más bajos. De esta manera, no sólo incrementarán los salarios de esas zonas, además aumentarán la cantidad de bienes y servicios ofrecidos en el mercado, reduciendo así su precio.

En otras palabras, cuando las empresas europeas se deslocalizan hacia el Tercer Mundo, por sus bajos salarios, no sólo provocan un enriquecimiento de esas zonas, sino que los consumidores occidentales podemos adquirir los mismos productos que antes a un menor precio.

Occidente, por tanto, se beneficia a través de dos vías de la "deslocalización": por un lado, los accionistas occidentales de esas empresas ven incrementadas su riqueza y su propiedad; por otro, los consumidores europeos experimentan un aumento de sus rentas reales y, en definitiva, de su ahorro. La mayor renta de unos y otros permite incrementar la acumulación de capital y, en definitiva, nuestra riqueza. Así mismo, los trabajadores del Tercer Mundo perciben mayores salarios que antes, lo que, a su vez, les permite ahorrar, acumular capital y enriquecerse.

Los movimientos internacionales de capital, guiados por la perspicacia y el empuje empresarial, conforman una división internacional de trabajo que mejora el bienestar de todas las partes. Los ricos se vuelven más ricos y los pobres –a pesar de la izquierda– también se vuelven mucho más ricos.

Los europeos no deben temer, en principio, a la mal llamada "deslocalización"; precisamente, es su mayor aliada. En lugar de producir textil nos especializamos en actividades con un valor mayor, lo que nos permite seguir comprando textil en el extranjero y a menores precios.

Ahora bien, como suele ser habitual, en un mundo donde el socialismo sigue imponiendo sus doctrinas a través del intervencionismo estatal, no todo resulta tan alentador.

Huyendo de Moscú

Hasta ahora hemos afirmado que los movimientos de capital tienen como objetivo rentabilizar las inversiones para satisfacer a los consumidores. Sin embargo, la "deslocalización" también tiene otras causas menos positivas. El capital es una forma de acumular riqueza por parte de los individuos. Por ello, en muchas ocasiones el capital, simplemente, se traslada fuera de determinados países para rehuir el desgaste expoliatorio al que se ve sometido por el Estado.

No se trata tanto de que en otras zonas la inversión sea más rentable, sino que el intervencionismo gubernamental ha eliminado cualquier tipo de rentabilidad en el interior de un país. Los casos más extremos de estos fenómenos son las hiperinflaciones o las nacionalizaciones; en esos momentos, los propietarios tratan de escapar en masa del Estado, refugiándose en otras partes del mundo. El fenómeno se ha venido a conocer como "dinero caliente": la gente no busca negocios más rentables, sino la supervivencia.

Un caso particular, mucho más lento y menos repentino, de este "dinero caliente" lo estamos padeciendo también en Europa. No existe una urgencia irrefrenable de huir de unas legislaciones cada vez más opresivas, pero conforme los activos de capital inmovilizado van depreciándose –y conforme otras partes del mundo van adquiriendo mayor estabilidad institucional– los empresarios dejan de invertir en Europa y se concentran en otros países. Sin prisa pero sin pausa.

La razón de este goteo de desinversiones la tenemos en las sangrantes legislaciones fiscales, laborales y medioambientales, que no dejan de incrementarse, en Europa. Cada vez es más complicado conseguir la más mínima rentabilidad, cuando gran parte de los costes son impuestos arbitrariamente por el Estado. A los empresarios sólo les queda ubicarse en otras regiones del globo con ordenamientos jurídicos más laxos.

De hecho, los gobiernos occidentales se han dado cuenta de este silencioso desprendimiento y se han afanado por concluir tratados internacionales que "armonicen" en todo el mundo las distintas legislaciones, para, según ellos, evitar el "dumping social".

No obstante, esto sólo incrementa la magnitud de la opresión y, por tanto, acelera la necesidad de fuga. Cuantas más cortapisas establezcan nuestros gobiernos –en forma de barreras de salida– menor será el atractivo para los empresarios de reinvertir en Europa.

Ejemplos de chantajismo político como el que ha practicado el ministro de Industria en la propia sede de Volkswagen ilustran el tremendo grado de corporativización y control en que está degenerando la Unión Europea, y sólo sirven para alertar a los empresarios de que conviene buscar, cuanto antes, otros destinos menos dirigistas.

Conclusión

Si durante mucho tiempo Europa constituyó un atractivo destino para los empresarios que pretendían invertir en sociedades ricas y prósperas, hoy toda su pujanza se ha marchitado en un aquelarre de intervencionismo, burocratismo y proteccionismo.

Europa va camino de una profunda descapitalización, similar a la que sufren las familias más acaudaladas cuando despilfarran las riquezas que cuidadosa y diligentemente habían acumulado sus ancestros. La credibilidad de nuestras bases liberales se va agotando y los empresarios cada vez confían más en otras zonas del mundo, como Europa del Este o, sobre todo, Asia.

Los políticos han clausurado nuestras sociedades abiertas, dando paso al ocaso europeo. Los empresarios cierran para no volver, mientras que la mayoría de los trabajadores se quedan sentados esperando un subsidio público que compense la pérdida de sus puestos de trabajo. El problema es que cada vez van quedando menos empresas a las que chupar la sangre. ¿Quién pagará entonces los subsidios? ¿Quién financiará un mastodóntico Estado de Bienestar? ¿Quién seguirá dispuesto a cumplir unas regulaciones que imposibilitan cualquier tipo de negocio?

Los gobiernos europeos han desplumado la gallina de los huevos de oro. Si el intervencionismo imperante no retrocede, sólo nos queda observar cómo acaba de hundirse en sus propias miserias socialistas. Cuba, Venezuela y Bolivia se han convertido, por desgracia, en el referente de Europa.

Puntos:
19-01-06 16:30 #169315 -> 168946
Por:No Registrado
RE:Intervencionismo o Liberarismo?
Buen artículo, José Miguel. Muchas gracias. No obstante, para mí la solución es intermedia: intervencionismo y liberalismo; unidos no son tan malos ni lo uno ni lo otro.

Abrazos,

Agustín
Puntos:
19-01-06 21:16 #169593 -> 169315
Por:No Registrado
RE:RE:Intervencionismo o Liberarismo?
Querido José Miguel: No comparto el mensaje del artículo, tampoco los ejemplos.

El rico terrateniente ha abandonado las tierras y se ha convertido en financiero globalizado. Esta organización del capital, estos pocos dueños de todo el dinero, de todos nosotros, (quiero decir de las viviendas de más del 50% de los españoles -hipotecas-) siempre se han organizado bien, no les ha importado enriquecerse más y más a costa del resto. La competencia feroz que han creado, en parte, se ha vuelto contra el sistema, han aparecido desleales que, para competir, han tenido que hacer trampas y producir con unos costes salariales mucho más bajos. Naturalmente, estos hechos no supone que han pensado en ayudar a algunas zonas del mundo empobrecido, no, lo han hecho en su propio beneficio, auque para ello, no tengan más remedio que crear puestos de trabajo en aquellas zonas. En un plazo determinado, abandonarán esos lugares que, en parte han enriquecido y ensuciado,y si te vi no me acuerdo, lo que hacen ahora olvidando las prevendas y beneficios fiscales que obtubieron de nuestros gobiernos.

Es una vergüenza que Inglaterra mantenga en “nuestro” territorio, y otras islas bien custodiadas varios centenares de Chiringuitos financieros, a los que buena parte de las empresas españolas van a refugiarse con su dinero B, C y D.

Recibe un cordial saludo.

Puntos:
20-01-06 01:26 #169745 -> 169593
Por:José Miguel

RE:RE:RE:Intervencionismo o Liberarismo?
Estimado Fernando:

Estas en tu pleno derecho de no compartir el mensaje del artículo que he colgado, y creo que es bueno que discrepes, porque con las opiniones de todos, tal vez, salga alguna conclusión nueva que nos ayude a clarificar ideas que no tenemos muy seguras, porque aunque no comulguemos con algunas, - si somos realistas -, vemos que no pueden ser de otra manera. Aunque lo dudo, porque creo que todo esto, más los hilos de Agustín y tuyos colgados en el post de Antonia, - que difiero lo hayáis hecho allí -, no dejan de ser más de lo mismo, es decir, de lo que ya hemos hablado mucho.

Yo creo que todas estas opiniones están en los dos pasajes de la Biblia, el que dice: que vemos la paja en el ojo ajeno y no vemos la viga en el nuestro. O aquel otro que dice, igualmente: el que esté libre de pecado que lance la primera piedra.

Cuando hablas de las hipotecas de más del 50% de los españoles, ¿por qué no citas el otro 50% que tenemos depósitos o acciones en esa empresa que presta el dinero para poder conceder las hipotecas, porque el BSCH no es sólo de Botín, seguramente que también somos los dos? ¿Qué dirían esos depositantes o accionistas si perdieran su dinero? ¿Por qué cuando una empresa se traslada a otro lugar nadie está de acuerdo? Estos días tenemos el ejemplo en SEAT, que no quieren por nada del mundo que los abandone la Wolswagen, y su enclave está en Catalunya y el gobierno ya sabemos quienes son. ¿Por qué muchos gobiernos – socialistas y conservadores – dan incentivos para atraer empresas, que es de lo que va el artículo? Y una pregunta que dejé yo: ¿Estamos dispuestos a perder comodidades dejando que sigan las deslocalizaciones? Yo creo que seguimos teniendo muchas y no regalamos ni queremos perder alguna.

En cuanto a las empresas hay que denunciar a esas que producen lluvia ácida, si es que se pueden sustituir por otras menos contaminantes, y en cuanto a las financieras, poder controlar los abusos. Por lo tanto, como decía Agustín, tanto el intervencionismo como el liberalismo son necesarios, uno para controlar los abusos y el otro para dejar vivir. Cuando yo hablaba de la SS de España y USA, una está completamente intervenida y la otra liberalizada, aunque no sé bien si cada país lo requiere así, pero yo, aquí, prefiero que sea así como está, porque pienso que en general para nosotros es mejor, a pesar de que la sanidad en USA sea mejor y más adelantada.

Mira, Fernando, haciendo mención a los dimes y diretes de hoy tuyos y de Agustín. Creo que lo importante es que el dinero esté ganado con honradez, y que cada cual actúe, -siempre que no se salga de unas normas – según dicte su conciencia. Porque sin nombrar a cantante o artista alguno. ¿Cuánto dinero no estará ganando Fernando Alonso, y él, que no aparece en la prensa amarilla por líos de faldas, que ocurriría si se permitiera un gusto? Y ya que has nombrado al Papuchi , - que en paz descanse - ¿A cuántos nos gustaría llegar a los noventa con esa vitalidad? ¿Cuánta gente van o vamos de pendoneo, y lo que ocurre es que no salimos en la prensa?

En fin, Fernando, no creas que por sistema te contradigo, no. Pienso como tú en el cuidado de la naturaleza y de los animales, y también de las personas, y en que no hay derecho a los abusos de algunas entidades y en muchas cosas más. Pero hay otras que somos nosotros mismos los actores, y participamos en una película de buenos y malos, y que no necesariamente, nosotros, siempre somos los buenos, en eso no estoy de acuerdo contigo.

Y como el artículo, - demasiado largo -, va de deslocalizaciones y de intervencionismo-liberalismo, y como no sé muy bien que ejemplos no compartes, espero que alguno sí haya tocado.

Un abrazo, Fernando, y a todos.




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