Barcial de la Loma - Valladolid

Llegan rumores a todas las redacciones, algunos se van confirmando, otros serán confirmados en breve.

Ayer se supo (no es un rumor) que Rouco y sus sobrinos además de rezar de oficio por Mariano, como no dan puntada sin hilo, aprovechaban la resaca electoral para recordarle sus obligaciones presupuestarias con sus fieles votantes, con todos esos a los que movilizaron en la Plaza de Colón de Madrid.

Y como quien no quiere la cosa, nos dicen hoy que por lo bajini han dejado caer que si se les pregunta están en condiciones de manifestar piadosamente quién es su candidato a la Presidencia del Congreso de los Diputados.

El asunto no es menor. Por razones que solo unos privilegiados conocen y no explican, ese sillón durante los últimos 30 años, salvo excepciones muy excepcionales, ha estado ocupado por católicos practicantes de todo tipo y condición.

Los ha habido que han sabido diferenciar sus creencias religiosas con sus responsabilidades constitucionales y como tal actuaron. Son los casos de Fernando Álvarez de Miranda y Landelino Lavilla (UCD); Gregorio Peces Barba y Felix Pons (PSOE).

Las Presidencias de Luisa Fernanda Rudí (PP) o Manuel Marín (PSOE) fueron también desde esa perspectiva discretas y respetuosas con el carácter aconfesional del Estado.


Y por último, han ocupado también esa responsabilidad un miembro supernumerario del OPUS DEI como es Federico Trillo (PP) y José Bono (PSOE) que a la mínima ocasión exhibe su condición de católico apostólico y romano.

En este contexto y con estos antecedentes es donde la Conferencia Episcopal y los genoveses confesos no quieren dejar pasar la ocasión para colocar al frente de la institución a uno de los suyos que es de misa y rosario diario. Tiene nombre y apellido : Jorge Fernández Díaz. Rezan por ello y presionan a Mariano para que le designe a sabiendas que este tiene una candidata alternativa, su amiga Ana Pastor.

El desenlace de esta designación resultará sin duda clarificador de como está el patio genovés tanto en la tierra como en el cielo.

Quien tenga oídos, oiga. Quien tenga entendederas, entienda.

Continuará.

¿y...?

Y quien tenga oídos, oiga, y quien tenga entendederas... entiennda.