VERSOS - EL ASTRO REY Estaban en reunión para tratar de elegir a aquel que iba a regir la comunidad, que son el viento, el sol, el granizo, la lluvia y también la nieve y tras discusión muy breve que a todos les satisfizo, decidieron que lo fuera el soberano de todos, el que empleando sus modos habituales pudiera quitar la manta al arriero que iba por aquel camino con su cargado pollino consiguiéndolo el primero. Empezó pronto el granizo castigando al caminante, pero éste, en un solo instante de lo primero que hizo fue agarrar fuerte la manta y tapar bien al borrico, que la carga valía un pico y al suelo va si se espanta. Después interviene el viento en el segundo lugar, que viene sin avisar y al principio fue muy lento, pero al ver que le iba mal con toda furia sopló y el caminante cayó a causa del vendaval, pero el arriero asía la manta con tal coraje que el viento perdió el viaje, pues quitarla no podía. La lluvia más tarde vino trayendo tal aguacero, que al pobre del arriero le caló, como al pollino, pero aquél no la soltaba y si muy fuerte llovía más fuerte la mantenía a ver si pronto escampaba. La lluvia se retiró convencida del fracaso y a la nieve daba paso, la cual desde que llegó al rostro del arriero, se puso a rilar de frío y a la manta, con gran brío, se agarró y se cubrió entero. La nieve también perdía y acabó por entender que nada podía hacer y la lucha dejaría. Al sol le tocaba ahora y salió presto y radiante, tanto que en un solo instante todo el paisaje decora con su luminosidad, empezando a calentar y el arriero a sudar, sintiendo necesidad de tirar lejos la manta, buscar cerca un buen sombrajo para ponerse debajo y refrescar la garganta. Así fue el sol quien ganó esta original contienda que se convirtió en leyenda según he soñado yo. Esto viene a demostrar que quien gana la pelea es el que mejor emplea sus armas para luchar. Cristino Vidal Benavente. |