coplas salmantinas El veintitres de noviembre a las cinco de la tarde se han escapado dos novios pa Pedro Álvaro y Villares, como en Salamanca no los podían ver se dan a la fuga después de comer. Se montaron en el coche con muchísima violencia. Antes de ponerse el sol llegan a tierras de Yecla. de noche se bajan y allí estaba ya con caballerías el su montaraz. Al saber esta noticia Julián Coca y Villalobos en el coche se marcharon a buscar a los dos novios a la ciudad llegan y van preguntando por todas las casas los fueron buscando. Serafín el montaraz que muy pronto los guipó por una puerta de atrás a los novios los sacó dando tropezones en la oscuridad los novios corrían sin mirar patrás. Ya salen de la ciudad saltando charcos y peñas a dónde han ido a parar a la cuadra de la Ceña, pudiendo dormir en jergón de acero tienen que quedarse donde los camperos. Salieron a recibirlos las pulgas en procesión, le han ofrecido la cuadra, su mejor habitación, si se la ofrecieron fue porque querían ir a Salamanca cuatro o cinco días. Las pulgas todas decían hoy estamos de matanza de picar a señoritos y de irnos a Salamanca, todos van diciendo en el coche a la vez iremos de boda de la Esperabé. Al saltar por un regato Lola se prendió un espino se le rompieron las medias y hasta el forro del abrigo. Caramba el Montejo y como se fue con Lola, la hija de la Esperabé. Ya viene el alba del día se marcharon a Villares quien los ha ido a recoger Modesto, el señor alcalde. En la casa nueva allí los encerró cuando a Villavieja un propio mandó. Julián Coca y Villalobos al saber donde se hallaban a Villares se marcharon a ver si los recataban. Cogen a Lolita y a Jesús lo dejan y vuelven corriendo para Villavieja. Pasado muy poco tiempo se casaron los dos novios en la calle de Zamora en casa de Villalobos, a Ciudad Rodrigo a vivir se van la luna de miel la pasaron ya. Con esta nos despedimos y damos la enhorabuena que lo paséis siempre bien como en la cuadra la Ceña. La cuadra la Ceña le sirvió de hotel a Jesús Montejo y la Esperabé. |