coplas de miranda-2 El barbero y el herrero, el cura y el sacristán, son los cuatro de mi pueblo que viven sin trabajar. Señor cura, me voy fuera, mire mi mujer medrosa, venga usted a dormir con ella no le pase alguna cosa. En la casa de tía Justa entran hombres a deshora, si es lo que hace tía Justa ¿qué no hará tía Pecaora? EL AMOR RENDIDO A orillas de una fuente, una zagala vi, con el ruido del agua, yo me acerqué hasta allí, oí una voz que decía: . -¡Ay de mi, ay, de mi, ay, de mi!. Como la vi solita, le declaré mi intención, ella se quedó turbada, que nada me contestó. Yo dije para mí entonces: -¡Ya cayó, ya cayó, ya cayó! Yo me he subido a un árbol, varias flores corté, se las puse en su seno y en mis brazos la estreché, y entonces dijo la niña: -¡Y otros tres, y otros tres, y otros tres! Y al despedirme de ella, tres abrazos me dio, se despidió diciendo: -No me olvides, por Dios, ya sabes que el amor mío, sólo en ti, sólo en ti se rindió. |