Riogordo - Malaga

Hace ya 40 años, en 4º de Bachiller (último curso de Elemental), tuvimos que traducir el tratado "De Amicitia", de Cicerón. En él vertía todo su conocimiento acerca de la amistad y, pese a las circunstancias, la verdad es que resultaba bastante entretenido.

Por mi parte, sin ser un Cicerón (ni mucho menos), los años acumulados me han ido formando mi propia teoría al respecto, que a continuación paso a exponer, por si a alguien le pudiera aprovechar, o al menos interesar:

A lo largo de la vida vamos acumulando amistades; desde antes de comenzar la escuela, ya tomamos contacto con otros niños, que son, y así los consideramos, "amigos nuestros de toda la vida". Estas amistades suelen perdurar por siempre; aunque los años y las circunstancias nos separen de ellos, siempre sabemos que están y van a estar ahí, a nuestro lado, dándonos su amistad y apoyo si es preciso, como nosotros a ellos.
Decía antes que las circunstancias de la vida se imponen, por lo que en más casos de los deseables, se pierde el contacto personal. Pero eso no afecta al sentimiento de amistad, que siempre va a seguir existiendo... De ésos tengo algunos, afortunadamente (no demasiados; los buenos amigos no se suelen prodigar en número); de ellos me siento orgulloso y honrado.

Los años siguen pasando y vamos conociendo a muchas otras personas. Unos pocos llegarán a ser también buenos amigos nuestros para siempre; pero la mayoría, hay que reconocerlo, quedarán en meros conocidos (en meros conocimientos): sí lo pasaremos bien con ellos, tendremos ciertas afinidades... pero nunca serán lo mismo.

Y luego, para terminar (aunque el tema daría tanto de sí que casi sería interminable), están los que son simples conocidos, "amigos de barra", con los que coincides alguna vez y se toma un café, una cerveza o lo que encarte. Se pasa bien en ese momento, pero no hay que pedirle más a esa situación ni intentar prolongarla en el tiempo; ya, con toda seguridad, resultaría contraproducente.
A éstos los describía a la perfección un antiguo compañero de trabajo, ya jubilado hace años, que acuñó una frase que se hizo famosa en el gremio. Esa frase, muy corta pero harto significativa, era "un amigo mientras me lo bebo"...

A estas "amistades" (que no tienen nada de malo mientras no se saquen de ese contexto concreto) es a las que muchos se refieren cuando nombran a "sus amigos". Que sí, en algún grado lo serán... pero no como los amigos de verdad.

Si os parece interesante el tema, el post sigue abierto (si es que con la tarde que llevamos, alguno no se "cubre de gloria" y le da por solicitar su borrado, claro; entraría dentro de lo posible).

Por las dudas: Decía que "los amigos están ahí, dándonos su apoyo"... y también poniéndonos freno, cuando sea necesario.

Gracias.

Desde luego hay que ser mala persona para borrar lo interesante para el pueblo y ademas es historia,pero bueno alla el o ellos con su COCHINA ENVIDIA,YA ESTA BIEN ,ahora que como se aburren solo saben borrar y meter cizaña tu tranquilo que a cada cerdo le llega su SAN MARTIN ,,,,,,PPI

DOS LOBOS

Una mañana un viejo Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas.

El dijo, "Hijo mío, la batalla es entre dos lobos dentro de todos nosotros.

"Uno es Malvado -

Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego..

"El otro es Bueno -

Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe."

El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo:

“¿Qué lobo gana?”

El viejo Cherokee respondió,
"Aquél al que tú alimentes."


ASI ES LA VIDA ,,,,,,,,,,,,,,,,PPI

Pasa la vida, siguen acumulándose los años y, quién podría pensarlo entonces, aquéllos que tantos años te llevaban, de pronto parece que ya no te llevan tantos; que las barreras por razones de edad se van acortando: Con 6 ó 7 años, los que tenían 22, por ejemplo, al cumplir los 40 (y de ahí para arriba y andan por los sesenta y tantos o setenta y pocos), da la impresión de que van descumpliendo y se muestran más asequibles al trato. Ese es el caso de (por ejemplo) los maestros, que cuando niño veías revestidos de autoridad (porque lo eran en realidad), al pronto te los encuentras más cercanos, amigables y hasta colaboradores (si es que los precisas para colaborar en algún proyecto que merezca la pena).

De pronto aquéllos, tan inaccesibles en tu época temprana, se muestran incluso encantados de colaborar en tus proyectos, sobre todo si son interesantes por educativos, formativos o meramente testimoniales. Se va creando un clima de colaboración, mutua simpatía y hasta camaradería en el mejor de los sentidos, que borra las barreras primigenias (y se podría decir que hasta cierto punto ficticias) que existían entre vosotros.
Ese hecho, sumado a la ilusión por tu parte de hacer algo útil e interesante, les sirve de confirmación de que la labor que les encomendaron cuando ellos mismos eran mucho más jóvenes, no ha sido baldía; sus expectativas se han cumplido y no ha sido tiempo perdido.

Y también se hacen "viejos amigos tuyos", porque realmente lo han sido "desde siempre". Lo único que cambia, y no es poco, es el trato común, que ahora es prácticamente "de tú a tú". Eso sí, por las razones que sean, ese trato no lo alcanzan con ellos todos los que fueron tus antiguos compañeros de clase.

Pero también hay que saber hacerse merecedor a ese trato llano... y no olvidar nunca, teniendo siempre muy presente, el respeto al que por sus años y su labor durante los mismos se han hecho merecedores.