Puras hipocresía o contradicción Buenas madrugadas: Puras hipocresía o contradicción La idea de la Marca España es la de una apropiación indebida. Con alguna excepción (quizá el deporte en los últimos veinte años), la política de este país ha sido poco propensa a ayudar a las personas de talento e iniciativa; más bien les ha puesto trabas y obstáculos, y en la actualidad –de nuevo– las insta u obliga a emigrar. Está reciente el caso de Diego Martínez Santos, elegido mejor físico joven del continente por la Sociedad Europea de Física casi al mismo tiempo que la Secretaría de Estado de Investigación le denegaba aquí una beca Ramón y Cajal alegando, precisamente, su falta de “liderazgo internacional”. Dios les conserve la perspicacia a sus miembros. También el de Nuria Martí, cuarta firmante del hito mundial del año en investigación biológica (la obtención de células madre humanas), huida a Oregón tras haber sido despedida del Centro Príncipe Felipe de Valencia por un ERE en 2011. Hay una larguísima tradición en España de expulsión, encarcelamiento o persecución de sus mejores intelectuales, artistas, científicos e investigadores. Desde Goya y Blanco White y Jovellanos y Moratín hasta Cernuda, Machado, Juan Ramón, Salinas, Carner, Guillén, Aub, Ayala, Zambrano, Alberti, Chacel, Corpus Barga, Chaves Nogales, Barea y tantos otros. Durante unos años pareció que el ambiente español se hacía respirable, e incluso regresaron los exiliados republicanos que quedaban vivos. Ahora, bajo este Gobierno declaradamente enemigo de la cultura y la ciencia, toca otra vez largarse o quedarse aquí resistiendo. Mi padre, recuerdo, explicó en sus memorias, Una vida presente, por qué no se marchó del país tras la victoria de Franco, estando como estaba en peligro y con negras perspectivas. Había razones de carácter personal, pero me interesa la siguiente: “Aunque no me hacía grandes ilusiones sobre mí mismo, pensaba que si los que tienen capacidad de expresión abandonan a su pueblo, es muy difícil que no decaiga, que pueda levantarse”. A veces permanecer, con privaciones y hostilidad, requiere más esfuerzo y valor que marcharse. Si todo el mundo de valía se va, ¿qué posibilidad de mejora le resta al territorio desértico? ¿O de “salvación”? Todavía hoy, los españoles que destacan no lo hacen por serlo, como pretende fingir el concepto de Marca España, sino por casualidad, cada uno en su campo, y en muchas ocasiones pese a serlo. ¿A qué viene entonces apropiarse institucionalmente de los logros individuales y azarosos, debidos al talento y al denuedo de las personas, sino a una hipócrita tentativa de instrumentalización? Más aún cuando el Gobierno de Rajoy ha elegido como primeras víctimas de sus recortes a la cultura, a la educación, a la ciencia y a la investigación. (Publicado por javiermariasblog en La zona fantasma) ¡¡ Pena de país !! Salud y suerte |