Valduvieco - Leon

Recuerdos de infancia, 41. Marzo 2013
Estampas de mi pueblo.
Recuerdos vivos, tal cual quedaron grabados en la retina de un niño de 5 a 8 años, en los años 50 a 60.

Estampa número 3, cortar la leña.
Se iba al monte por barrios para sortear los lotes previamente destinados a corte en ese año. (Sistema curioso que explicaremos algún día. R.N.M. venga anímate y nos lo explicas. Que conste para nuestros hijos y nietos). Bueno, sigo. Cuando se sabía el lote, subían los hombres al monte y se cortaba la leña, se podaban los robles ya árboles y de las matas de roble se dejaban varias ramas gordas sin cortar para hacerse robles. Cada año se sorteaba un trozo del monte. Creo recordar que se repetía la corta cada 14 años, tiempo que tardaba en brotar y hacerse rama. Después era un ir y venir de carros con leña por los Callejos. Luego se formaban las “tenadas” por las calles hasta que se cortaba la leña para las cocinas. Recuerdo el sonido de los “hocejos” y hachas peleando con las ramas más gordas.

Estampa número 4, la vendimia.
Tierra pobre y clima duro. Pero llegaba a darse la uva. Maduraba tarde, pero maduraba. Y los racimos guardados sobre el trigo, por Navidad, sabían a gloria. Se juntaban las familias o los vecinos para vendimiar. Se preparaban las cestas y “carriegos”. Se mezclaban “picudo” con “garnachas”. Sobre todo “híbridos”, mucho híbrido. Los vinos regulares, ácidos, pero de buen color… clarín. El pueblo olía a mosto de los lagares y pozales. Se veían “carrales” recien lavadas por las calles y portales. Y no había escuela. Teníamos una semana de vacacines. (Luego viene la LOGSE inventado las semanas blancas… ¡vamos home!...). En el Catastro de Ensenada no se mencinan.


Estampa número 5, la vecera y la vacada.
Al tercer toque de campana salían las vacas de las casas camino del valle. Se iban uniendo más y más al grupo, hasta que estaban todas. –Había más vacas que personas en el pueblo-. El día de San Isidro, 15 de mayo, se abrían los pastos del valle. Cada vecino llevaba y cuidaba sus vacas. Después de los primeros días ya iban por vecera con 2 ó 3 pastores por “reola”.
La vacada, novillas que estaban en el monte cuidadas por un pastor, bajaban al pueblo cada 15 días para darles sal.
Cada segundo lunes, al toque de cuerno que hacía sonar el tío Agapito, desde el palomar, salían las novillas por la calabaza, camino del “chozo”.
Saludos a todos los mondillos.
A.A.F.