Puente Castro - Leon

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Antonio Yuste

Los políticos que se sientan en el Consejo de Administración de Caja España, del PSOE, del PP, de UPL, de los sindicatos, sus jefazos máximos, y el presidente, uno de los grandes deudores de Caja España, todos, sin excepción, pagarán por su conducta extraviada y sin escrúpulos. Hacen lo que no deben y continuamente. Sus cálculos personales han sido desastrosos y muy dañinos. Han llevado a la entidad a la bancarrota y se han asegurado de que nada ni nadie pudiera detenerles en su avance cerrado, como un solo hombre, hacia el precipicio. Para los impositores y para los electores ha quedado sobradamente demostrado que los políticos estaban donde no debían, al frente de Caja España, sin nada que lo justifique, sin ningún mérito personal para asumir dicha tarea y que lo han hecho con gran ligereza, con mayúscula irresponsabilidad y anteponiendo sus intereses personales a los generales. Hace tiempo que debieran haber dimitido en favor de un Consejo de Administración más técnico para facilitar alguna salida en clave de negocio: reestructuración o reconversión, fusión, abosorción o liquidación. La más conveniente o posible.

No lo han hecho, no quieren hacerlo y confiados en que los suyos, los políticos, el supervisor, el Banco de España, no actuará contra ellos, sintiéndose inmunes e inpunes, se mantienen en el machito. Llegan muy malos tiempos para todos ellos. Lo pagarán política y personalmente. Tendrán que dimitir de todas sus responsabilidades, tendrán que dimitir de la máxima representación en sus formaciones políticas y sindicales y no podrán concurrir en ninguna lista electoral. Los electores no van a perdonar. Se han equivocado, han destruido un símbolo. Han preferido las mentiras, en lugar de ceder el puesto a un Consejo de Administración más técnico. Su estrategia ha sido siempre la misma: reventar las cuadernas de la entidad. Han cumplido su objetivo.