Foro- Ciudad.com

Laguna de Negrillos - Leon

Poblacion:
España > Leon > Laguna de Negrillos
11-07-14 06:32 #12132986
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 86ª Sección
María le dijo al Señor: Señor Dios verdadero e Hijo mío, vos sabéis la tribulación de Vuestra Iglesia, y sus clamores llegan a Vuestros oídos y penetran lo íntimo de mi afligido corazón. A su Pastor y Vuestro Vicario le quieren quitar la vida, y si Vos, Dueño mío, lo permitís ahora, disolverán a Vuestra pequeña grey y los lobos infernales triunfarán sobre Vuestro nombre, como así lo desean. E a, Señor mío y mi Dios, y vida de mi alma, para que yo viva, mandad con imperio al mar y a la tormenta y luego sosegarán los vientos y las olas que combaten esta navecilla. Defended a Vuestro Vicario y queden confusos Vuestros enemigos. Y si fuere Vuestra gloria y voluntad, conviértanse las tribulaciones contra mí, que yo padeceré por Vuestros hijos y fieles, y pelearé con los enemigos invisibles, ayudándome Vuestra diestra por defensa de Vuestra Iglesia.-

Jesús respondió a María: Madre mía, con la virtud y potestad que de mí habéis recibido quiero que obréis a Vuestra voluntad. Haced y deshaced todo lo que a mi Iglesia le conviene. Y advertid que contra Vos se convertirá todo el furor de los demonios. Agradeció de nuevo este favor la Madre, y ofreciéndose a pelear las guerras del Señor por los hijos de la Iglesia, María le dijo al Señor: Altísimo Señor mío, esperanza y vida de mi alma, preparado está mi corazón y el ánimo de Vuestra sierva para trabajar por las almas que costaron Vuestra sangre y vida. Y aunque soy polvo inútil, Vos sois de infinita sabiduría y poder, y asistiéndome Vuestro divino favor no temo al infernal dragón. Y pues en Vuestro nombre queréis que yo disponga y obre lo que a Vuestra Iglesia conviene, yo mando luego a Lucifer y a todos sus ministros de maldad, que turban a la Iglesia en Jerusalén, desciendan todos a lo profundo del infierno, y que allí enmudezcan mientras no les diese permiso Vuestra Divina Providencia para salir de nuevo a caminar por toda la tierra. Esta voz de la gran Reina del mundo fue tan eficaz, que al punto que la pronunció en Éfeso, cayeron los demonios que estaban en Jerusalén, descendiendo todos a lo profundo de las cavernas eternales, sin poderse resistir a la virtud divina que obraba por medio de María.-

Conoció Lucifer y sus ministros que aquel azote era de la mano de María, a quien ellos llamaban su enemiga, porque no se atrevían a nombrarla por su nombre, y estuvieron en el infierno confusos y aterrados, hasta que se les permitió levantarse para hacer guerra a la misma Señora.-

Y en este tiempo estuvieron consultando de nuevo los medios que para esto pudieran elegir. Conseguido este triunfo contra el demonio para continuarle contra Herodes y los judíos, dijo María a Cristo nuestro Salvador: Ahora, Hijo y Señor mío, si es voluntad Vuestra, irá uno de Vuestros Ángeles a sacar de la prisión a vuestro siervo Pedro. Aprobó Jesucristo, la determinación de su Madre, y por la voluntad de ambos, como de supremos reyes, fue uno de los espíritus soberanos que allí estaban a poner en libertad al Apóstol Pedro y sacarle de la cárcel de Jerusalén.-

Ejecutó el Ángel este mandato con gran presteza, y llegando a la cárcel halló a Pedro amarrado con dos cadenas y entre dos soldados que le guardaban, a más de los otros que estaban a la puerta de la cárcel como en cuerpo de guardia. Ya era pasada la Pascua y la noche antes para que se ejecutase la sentencia de muerte a la que Pedro estaba condenado, pero se hallaba el Apóstol sin cuidado y sin miedo y dormido plácidamente estaba en prisión, y los guardas también dormían a sueño suelto sin diferencia. Llegó el Ángel y fue necesario le diese un golpe a Pedro para despertarle y, estando casi soñoliento, le dijo el Ángel: Levantaos aprisa, ceñíos y calzaos, tomad la capa y seguidme.-
426

Se hallaba Pedro libre de las cadenas, y sin entender lo que le sucedía siguió al Ángel, ignorando qué visión era aquella. Y habiéndole sacado por algunas calles, El Ángel del Señor le dijo a Pedro, cómo el Dios omnipotente le había librado de las prisiones por intercesión de su Madre María y con esto desapareció el Ángel. Y Pedro volviendo sobre sí, conoció el misterio y el beneficio y dio gracias por él al Señor.-

Le pareció a Pedro que era bien ponerse a salvo, dando cuenta primero a los discípulos y a Jacobo el Menor, para hacerlo con consejo de todos. Y apresurando el paso se fue a la casa de María, madre de Juan, que también se llama Marcos. Esta era la casa del cenáculo donde estaban juntos y afligidos muchos discípulos. Llamó Pedro a la puerta y una criada de la casa, que se llamaba Rode, bajó a escuchar quién llamaba, y como si conociese la voz de Pedro, le dejo a la puerta, creyendo la criada que la voz que escuchaba era de su propia locura, pero ella voceaba y decía ¿Pedro?, y como estaban tan sorprendidos de su libertad, pensaron que si sería su ángel. Entre estos pensamientos, demandas y respuestas, se tenía a Pedro en la calle y él seguía llamado a la puerta, hasta que le abrieron y conocieron con increíble gozo y alegría de ver libre al Apóstol Pedro y Cabeza de la Iglesia, libre de los trabajos de la cárcel y de la muerte.-

Pedro les dio cuenta de todo el suceso, cómo le había librado el Ángel de Dios, para que avisasen a Jacobo el Menor y a los demás hermanos, y todo con gran secreto. Y previniendo que luego Herodes le buscaría con toda diligencia, determinaron que se saliese aquella noche de la casa y se fuese y se ausentase de Jerusalén, para que no volviesen a prenderle.-

Huyó Pedro de la ciudad de Jerusalén, y Herodes, cuando le echó de menos y no le halló, hizo castigar a los guardas y se enfureció contra los discípulos, aunque por su soberbia e impío proceder le atajó Dios los pasos, castigándole severamente.-

María ordenó a los Ángeles, que la tuviesen informada continuamente, del mal estado en que ahora se encontraba Herodes. Conoció la fealdad abominable de aquella infelicísima alma, por sus grandes y desmedidos vicios y repetidos pecados que irritaban la indignación del Todopoderoso y justo Juez.-

Conoció también María, que por la mala semilla que los demonios habían sembrado en el corazón de Herodes y de los judíos, que estaban todos indignados contra Jesús y sus discípulos, después de la fuga de Pedro, y que el inicuo Rey o gobernador tenía intención de acabar con todos los fieles que se hallasen en Judea y Galilea, y emplear en esto todas sus fuerzas y potestades. Y aunque María conoció esta determinación de Herodes, no se le manifestó entonces el fin que tendría Herodes, pero, conociendo que era poderoso y su alma tan depravada, le causó juntamente grande horror por su mal estado y excesivo dolor, increpando su indignación contra los profesores de la Nueva FE Cristiana.-

Entre estos cuidados y la confianza en el favor divino trabajó incesantemente María, pidiéndole al Señor con lágrimas, ejercicios y clamores, y hablando con uno de sus Supremos Ángeles que asistían a María le dijo al Ángel: Ministro del Altísimo y hechura de sus manos, el cuidado de la Iglesia me solicita con gran fuerza para procurar todos sus bienes y progresos. Yo os ruego y suplico que subáis a la presencia del trono real del Altísimo y presentéis en él mi aflicción y de mi parte le pidáis me conceda que yo padezca por sus siervos Apóstoles y fieles, y no permita que Herodes ejecute lo que contra ellos ha determinado para acabar con la Nueva Iglesia.-
427

Se presentó el Ángel con esta misiva de María ante el Señor, quedando la Reina del Cielo, orando por la libertad y salvación de su pueblo y la suya. El Ángel embajador, volvió con el despachado de la Trinidad y en su nombre el Ángel embajador la dijo a María: Princesa de los Cielos, el Señor de los ejércitos dice: Que vos sois Madre, Señora y Gobernadora por intercesión y consejera como Medianera de todas las gracias divinas de la Nueva Iglesia Cristiana y con su potestad estáis en lugar suyo mientras sois mediadora, y quiere que como Reina y Señora de Cielo y de la tierra que sois, vos misma, dictaminéis la sentencia contra Herodes.-

Ante esta respuesta que el Ángel la dictaminó departe de la Divina Trinidad, se turbó un poco en su humildad María, replicando al Ángel con la fuerza de su caridad le dijo: Pues, ¿yo he de fulminar sentencia contra la hechura e imagen de mi Señor? Después que de su mano recibí el ser, he conocido muchos réprobos entre los hombres y nunca pedí venganza por ellos, sino que cuanto es de mi parte siempre he deseado su remedio, si fuera posible, y no adelantarles su pena. Volved, Ángel de Dios, al Señor y decidle: Que mi tribunal y potestad es inferior y dependiente de la suya y no puedo sentenciar a nadie a muerte sin nueva consulta del superior Ser; y que si es posible reducir a Herodes, al camino de la salvación eterna, yo padeceré todos los trabajos del mundo, como su divina Providencia lo ordenare, porque esta alma no se pierda.-

Volvió el Ángel a los Cielos con esta segunda misiva de María y, presentándola en el Trono de la Divina Trinidad, la respuesta fue de esta manera:.-

Señora y Reina nuestra, el Altísimo dice que Herodes es del número de los prescitos, por estar en sus maldades tan obstinado, que no admitirá aviso, amonestación ni doctrina, no cooperara con los auxilios que le dieren, ni se aprovechará del fruto de la Redención, ni de la intercesión de los Santos, ni de lo que Vos, Reina y Señora mía, trabajaréis por él.-

Remitió por tercera vez María al Ángel con otra nueva misiva al Trono del Altísimo y le dijo: Si conviene que muera Herodes para que no persiga a la Iglesia, decid, Ángel mío, al Todopoderoso que su dignación de infinita caridad me concedió, viviendo Su Majestad en carne mortal, que yo fuese Madre y refugio de los hijos de Adán, abogada e intercesora de los pecadores; que mi tribunal fuese de piedad y clemencia para recibir y socorrer a los que llegaren a él pidiendo mi intercesión; y que si se valieren de ella, en nombre de mi Hijo santísimo, les ofreciese el perdón de sus pecados. Pues ¿cómo si tengo entrañas y amor de madre para los hombres, que son hechuras de sus manos y precio de su vida y sangre, seré ahora juez severo contra alguno de ellos?. Nunca se me ha remitido la justicia y siempre la misericordia, a quien mi corazón está todo inclinado, y se halla turbado entre la piedad del amor y la obediencia de la rigurosa justicia. Presentad, Ángel, de nuevo este cuidado al Señor y sabed si es de su gusto que muera Herodes, sin que yo le condene.-

Nuevamente subió el Ángel embajador al Cielo con esta tercera misiva, anta la Divina Trinidad la cual la oyó con plenitud de agrado y complacencia de la piadosa caridad de su Esposa. Pero volviendo el Ángel embajador, informando a María, la respondió: Reina nuestra, Madre de nuestro Creador y Señora mía, Su Majestad omnipotente dice que vuestra misericordia es para los mortales que se quisieren valer de vuestra poderosa intercesión y no para los que la aborrecen y desprecian, como lo hace y hará Herodes; y que vos sois Señora de la Nueva Iglesia con toda la potestad divina y así os toca usar de ella en la forma que conviene; y que Herodes ha de morir, pero que ha de ser por vuestra sentencia y disposición.-
428

Respondió María: Justo es el Señor y rectos son sus juicios. Yo padeciera muchas veces la muerte para rescatar esta alma de Herodes, si él mismo por su voluntad no se hiciera indigno de la misericordia. Obra es de la mano del Altísimo, hecha a su imagen y semejanza, redimida fue con la sangre del Cordero que lava los pecados del mundo. No por esta parte, sino por la que se ha hecho pertinaz enemiga de Dios, indigna de su amistad eterna, yo con su justicia rectísima le condeno a la muerte que tiene merecida y para que ejecutando las maldades que intenta no merezca mayores tormentos en el infierno.-

Esta maravilla obró el Señor en gloria de su Madre y en testimonio de haberla hecho Señora de todas las criaturas, con suprema potestad de obrar en ellas como Reina y como Señora del Cielo, asimilándose en esto a su Hijo Santísimo. No puede el Hijo hacer algo que no haga el Padre, pero hace lo mismo, porque el Padre le ama; y si el Padre resucita muertos, el Hijo también resucita a los que quiere, y el Padre emitió al Hijo el juzgar a todos, para que así como honran todos al Padre honren al Hijo, porque nadie puede honrar al Padre sin honrar al Hijo. Y luego añade que le dio esta potestad de juzgar, porque era Hijo del Hombre, que es por su Madre. Sabiendo la similitud que tuvo la divina Madre con su Hijo. De esta misma manera se entiende la correspondencia o proporción de la Madre con el Hijo, como del Hijo con el Padre, en esta potestad de juzgar. Y aunque María es Madre de Misericordia y clemencia para todos los hijos de Adán que la invocasen, pero junto con esto quiere el Altísimo que se conozca, que María también tiene potestad plena para juzgar a todos y que todos la honren también, como honran a su Hijo y Dios verdadero, que como a Madre verdadera le dio la misma potestad que Él tiene, en el grado y proporción que como a Madre, aunque pura criatura, le pertenece.-

María, mandó al Ángel a que fuera a Prima Flavia Augusta Caesarea {Provincia de Palestina}], donde estaba Herodes, y le quitase la vida como ministro de la justicia divina.-

El Ángel embajador, ejecutó la sentencia con prontitud. Y el Ángel del Señor, a Herodes hirió y consumido de gusanos murió el infeliz Herodes terrenalmente y eternamente. Esta herida de Herodes, fue interior, de donde le resultó la corrupción y gusanos que miserablemente acabaron con su vida. Pero esta misma sentencia tiene su origen, cuando después de haber ordenado Herodes que se degollase a Jacobo [Santiago el Mayor] y haber huido Pedro, bajó Herodes de Jerusalén a Cesárea [de Palestina], donde compuso algunas diferencias que tenía con los de Tiro y Sidón. Y a los pocos días, vestido de la real púrpura y sentado en su trono, hizo un razonamiento al pueblo con grande elocuencia de palabras. El pueblo lisonjero y vano dio voces vitoreándole y aclamándole por Dios, y el torpísimo Herodes, desvanecido y loco, admitió aquella popular adulación. Y por no haber dado la honra a Dios, sino usurpándola con vana soberbia, es por esto que el Ángel del Señor lo hirió. Y aunque este pecado fue el último que llenó sus maldades, no sólo por él mereció castigo, sino por todos los que antes había cometido persiguiendo a los Apóstoles y burlándose de Jesucristo Salvador, por haber mandado degollar a Juan Bautista y por haber cometiendo adulterio escandaloso con su cuñada Herodías, y otras innumerables abominaciones que el Rey Herodes en vida terrenal cometió. Volvió luego el Ángel de Dios a Éfeso y dio cuenta a María de la ejecución de su sentencia contra Herodes. Y la piadosa Madre lloró la perdición de aquella alma, pero alabó los juicios del Altísimo y le dio gracias por el beneficio que con aquel castigo había hecho a la Nueva Iglesia, la cual, como crecía y se aumentaba con la palabra de Dios; y no sólo era esto en Galilea y Judea, donde se removió el impedimento de Herodes, pero al mismo tiempo el Evangelista Juan con el amparo de la Madre comenzó a plantar en Éfeso la Nueva Iglesia Evangélica Cristiana.-
429

Con el justo castigo y condenación del infeliz Herodes volvió la primitiva Iglesia de Jerusalén a recobrar algún desahogo y tranquilidad por muchos días, mereciéndolo todo y granjeándolo la gran Señora del mundo con sus ruegos, obras y solicitud de Madre. En este tiempo predicaban Bernabé y Pablo con admirable fruto en las ciudades del Asia Menor [Turquía], Antioquia, Listris, Perge, con las maravillas y prodigios que Pablo hacía en aquellas ciudades y provincias. El Apóstol Pedro, cuando libre de la cárcel huyó de Jerusalén, se había retirado hacia la parte del Asia Menor para salir de la jurisdicción de Herodes, para acudir de allí a los nuevos fieles que se convertían en Asia Menor y a los que estaban en Palestina.-

Le reconocían todos y le obedecían como a Vicario de Cristo y cabeza de la Iglesia y que en el cielo era confirmado todo lo que Pedro ordenaba y hacía en la tierra. Con esta firmeza de la fe acudían a él, como a Pontífice supremo, con las dudas y cuestiones que se les ofrecían. Y entre las demás le dieron aviso de las que a Pablo y Bernabé, se movieron contra ellos algunos judíos, de Antioquia y Jerusalén, sobre la observancia de la circuncisión y la ley de Moisés.-

Con esta ocasión los Apóstoles y discípulos de Jerusalén pidieron a Pedro que volviese a la ciudad santa para resolver aquellas controversias y disponer lo que convenía para que no se embarazase la predicación de la fe, pues ya los judíos con la muerte de Herodes no tenían quién los amparase y la Iglesia gozaba de mayor paz y tranquilidad en Jerusalén. Pidieron también a Pedro, que hiciese instancia a la Madre de Jesús para que por estas mismas causas volviese a la ciudad, donde la deseaban los fieles con íntimo afecto de corazón y con su presencia serían consolados en el Señor y todas las cosas de la Iglesia prosperarían. Por estos avisos determinó Pedro partir hacia Jerusalén, pero antes escribió a la Reina y Señora del Cielo, la siguiente carta, la cual dice:

A María Virgen, Madre de Dios, Pedro Apóstol de Jesucristo, siervo vuestro y de los siervos de Dios. A vos Señora os participo: Entre los fieles se han movido algunas dudas y diferencias sobre la Doctrina de Vuestro Hijo y nuestro Redentor, y si con ella se ha de guardar la Ley antigua de Moisés. Quieren saber de nosotros lo que en esto conviene y que digamos lo que oímos de la boca de nuestro divino Maestro. Para consultar a mis hermanos los Apóstoles, parto hacia Jerusalén, y Os pedimos que para consuelo de todos y por el amor que tenéis a la Iglesia volváis vos, a la misma ciudad, donde los hebreos, después que murió Herodes, están más pacíficos y los fieles con mayor seguridad. La multitud de los seguidores de Jesucristo os desean ver y consolarse con Vuestra presencia. Y estando en Jerusalén daremos este aviso a las demás ciudades, y con Vuestra asistencia se determinará lo que conviene en las materias de la santa fe y de la grandeza de la Ley de Gracia.-

Entregó la carta de Pedro, un discípulo que la llevaba a María, y la dijo que era del Apóstol Pedro. María, venerando al Vicario de Cristo se puso de rodillas y besó la carta, pero no la abrió, porque Juan Evangelista estaba en la ciudad predicando. Y llegó Juan el evangelista a su presencia, puesta de rodillas le pidió la bendición, como ella acostumbraba y le entregó la carta, diciendo que era de Pedro el Pontífice de todos. Le Preguntó Juan evangelista lo que contenía la carta. Y la Maestra de las virtudes respondió: Vos, señor, la veréis primero y me diréis a mí lo que contiene. Así lo hizo el Evangelista. Leyendo Juan el Evangelista la carta de Pedro a la gran Señora, la preguntó qué le parecía en lo que suscribía el Vicario de Cristo. Y tampoco en esto quiso mostrarse superior ni igual sino obediente y respondiendo María a Juan Evangelista le dijo: Hijo y señor mío, ordenad vos lo que más conviene, que aquí está vuestra sierva para obedecer.-
430
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 75ª Sección Por: j vicente futuro fut 06-07-14 22:59
j vicente futuro fut
0
El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 66ª Sección Por: j vicente futuro fut 30-06-14 06:55
j vicente futuro fut
0
El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 43ª Sección Por: j vicente futuro fut 10-06-14 06:22
j vicente futuro fut
0
El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado.22ª Sección Por: j vicente futuro fut 09-05-14 06:29
j vicente futuro fut
0
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com