Laguna de Negrillos - Leon

Para que a su vista determinasen sus voluntades a obedecer los preceptos de su beneplácito; y así la vieron antes que los buenos se determinasen al bien y los malos al pecado; y fue como señal de cuán admirable había de ser Dios en la fábrica de la humana naturaleza. Y aunque de ella les había dado a los Ángeles noticia, revelándoles el misterio de la unión hipostática, pero quiso manifestársela por diferente modo en pura criatura y en la más perfecta y santa que, después encarnado en Cristo Señor, había de crear.-

Y también fue como señal para que los buenos Ángeles se asegurasen que por la desobediencia de los malos, aunque Dios quedaba ofendido, no dejaría de ejecutar el decreto de crear a los hombres; porque el Verbo humanizado y aquella mujer Madre suya, le obligarían más, que los inobedientes Ángeles podían desobligarle.-

Dios Padre mostro a los Ángeles, como arco en el cielo a cuya semejanza se pondría el de las nubes después del diluvio para que asegurase que, si los hombres pecasen como los Ángeles desobedientes, la humanidad no sería castigada como ellos sin remisión, pero que les daría saludable medicina y remedio por medio de aquella maravillosa señal de la Reina y Señora del Cielo. Y fue como decirles a los Ángeles: No castigaré yo de esta manera a las criaturas que he de crear como humanos, porque de la naturaleza humana descenderá esta mujer en cuyas entrañas tomará carne mi Unigénito Hijo, que será el restaurador de mi amistad y apaciguará mi justicia y abrirá el camino de la felicidad, que cerrará la culpa.

El Altísimo, a la vista de la señal en el Cielo en la que se veía a la Reina y Señora del Cielo y de todo lo creado para conocimiento de todos los Ángeles, y después que los Ángeles desobedientes fueron castigados mediante la expulsión de los mismos de los propios Cielos, se mostró a los buenos Ángeles como desenojado y aplacado de la ira que la soberbia de Lucifer le había ocasionado y, se recreaba con la presencia de la Reina y Señora del Cielo, representada en aquella imagen; dando a entender a los Ángeles, que pondría en los hombres, por medio de Cristo y su Madre María, la gracia y los dones que los apostatas Ángeles por su propia rebeldía habían perdido su residencia en el Cielo. Y al quedar estas libres, Dios quiere que de nuevo sean ocupadas estas Residencias Celestiales, por los buenos humanos.-

Tuvo también otro efecto aquella gran señal en los Ángeles buenos, y viendo a Lucifer vencido se encontraban afligidos, contristados y turbados.-

Más el Altísimo quiso, que con la vista de aquella señal se alegrasen y con la gloria esencial se les acrecentase este gozo accidental, merecido también con su victoria contra Lucifer; y viendo aquella vara de clemencia, que se les mostraba en señal de Paz. Conociesen luego que no se entendía con ellos la ley del castigo, pues habían obedecido a la divina voluntad y a sus preceptos. Entendieron asimismo los Santos Ángeles en esta visión mucho de los misterios y sacramentos de la encarnación que en ella se encerraban y que habían de asistir y ayudar al linaje humano, guardando a los hombres y defendiéndolos de sus enemigos y encaminándolos a la eterna felicidad, y que ellos mismos la recibían por los merecimientos del Verbo humanizado; y que los había preservado Su Majestad en virtud del mismo Jesucristo, previsto en su mente divina.-

Y como todo esto fue de gran alegría y gozo para los buenos Ángeles, fue también de grande tormento para los malos y como principio y parte de su castigo, que luego conocieron, de lo que no se habían aprovechado, y que aquella mujer los había de vencer y quebrantar la cabeza.-
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El sol, del que está cubierta la Reina y Señora del Cielo, es el Sol verdadero de la justicia;
para que los Ángeles entendiesen la voluntad eficaz del Altísimo, que siempre quería y determinaba asistir por gracia en esta mujer, hacerla sombra y defenderla con su invencible brazo y protección. Tenía María debajo de sus pies la luna, porque en la división que hacen estos dos planetas del día y noche, la noche de la culpa, significada en la luna, que había de quedar a sus pies, y el sol, que es el día de la gracia, había de vestirla eternamente.-

Y también, porque los menguantes de la gracia, que tocan a todos los mortales, habían de estar debajo de los pies y nunca podrían subir al cuerpo y alma, que siempre habían de estar en crecientes sobre todos los hombres y Ángeles; y sola ella había de ser libre de la noche y menguantes de Lucifer y de Adán, sin que pudiesen prevalecer contra ella. Y como vencidas todas las culpas y fuerzas del pecado original y actual, se las pone el Señor en los pies en presencia de todos los Ángeles, para que los buenos la conozcan y los malos aunque no todos los misterios de la visión alcanzaron, teman a esta Mujer, aun antes de que tenga ser.-

La corona de doce estrellas, son todas las virtudes que habían de coronar a esta Reina y Señora de los Cielos y la tierra; pero el misterio de ser doce fue por las doce tribus de Israel, adonde se reducen todos los electos y predestinados. Y porque todos los dones, gracias y virtudes de todos los escogidos habían de coronar a su Reina en grado superior y eminente exceso, y por esta razón, a María se le pone la corona de doce estrellas sobre su cabeza.

A María Se la veía embarazada, para presencia de todos los Ángeles, para alegría de los buenos y castigo de los malos que resistían a la divina voluntad y a estos misterios, se manifiesta que toda la Divina Trinidad había elegido a esta maravillosa mujer por Madre del Unigénito del Padre. Y como esta dignidad de Madre del Verbo era la mayor y principio y fundamento de todas las excelencias de esta gran Reina y Señora del Cielo y de esta señal, por eso se les propone a los Ángeles como depósito de toda la Divina Trinidad, en la Divinidad y Persona del Verbo humanizado de Jesucristo; pues, por la inseparable unión y existencia de las personas por la indivisible unidad, no pueden dejar de estar todas estas tres personas donde está cada una, aunque sola la del Verbo era la que tomaría carne humanizada.-

Y pariendo daba voces; porque si bien la dignidad de esta Reina Y Señora del Cielo, y este misterio había de estar al principio encubierto y oculto, para que naciese Dios pobre, humilde y disimulado, pero después dio en este parto grandes voces, que el primer eco de esta fuerte voz, hizo turbar y salir de sí al rey Herodes y a los Reyes Magos, obligó a dejar sus casas y patrias para venir en busca del Dios Humanizado; Unos corazones se turbaron y otros con afecto interior se movieron. Y creciendo el fruto de este parto, desde que fue levantado en la cruz, dio tan grandes voces, que se han oído desde el Norte al Sur y desde el Oeste al Este. Tanto se oyó la voz de esta Mujer, que las dio, estando pariendo, para dar a conocer la Palabra del Eterno Padre.-

En esta Visión, María era atormentada para parir. No dice esto porque había de parir con dolores, que esto no era posible en este parto Divino, sino porque fue gran dolor y tormento para esta Madre María que, en cuanto a la humanidad, saliese de lo secreto de su vientre, aquel cuerpecito divinizado como Dios y humanizado como hombre, para padecer y estar sujeto a satisfacer al Omnipotente Padre por los pecados del mundo y pagar por lo que no había de cometer; que todo esto conocería y conoció la Reina y Señora del Cielo por la ciencia de las Escrituras cunado hubiese ya nacido; y, por el natural amor de tal Madre ejercía a tal Hijo, naturalmente lo había de sentir, aunque conforme con la voluntad del Eterno Padre.-
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También se comprende, que en este tormento, que había de padecer la Madre de Jesucristo, conociendo los tiempos que había de carecer de la presencia de su tesoro, desde que saliese de su tálamo vientre virginal; que si bien en cuanto a la divinidad le tenía concebido en el Alma, pero en cuanto a la humanidad había de estar mucho tiempo sin él y era Hijo solo suyo. Y aunque el Altísimo había determinado hacerla exenta de la culpa, pero no de los trabajos y dolores correspondientes al premio que le estaba aparejado; así fueron los dolores de este parto, no efectos del pecado como en las descendientes de Eva, sino del intenso y perfecto amor de esta Madre a su único y Santísimo Hijo Jesucristo. Y todos estos sacramentos fueron para los Santos Ángeles motivo de alabanza y admiración y para los malos Ángeles, principio de su castigo y separación de la presencia de Dios, dejando vacantes, estos santos lugares donde estaban ubicados estos malos Ángeles, para más tarde ser ocupados estos Santos lugares, Vacantes y Vacíos por los hombres y mujeres humanizados y buenos.-

Y fue vista en el cielo otra señal: Se vio un Dragón Grande y Rojo, que tenía siete cabezas y diez cuernos y siete diademas en sus cabezas; y con la cola arrastraba la tercera parte de las estrellas del Cielo y las arrojó en la tierra. Así se cumplió el castigo de Lucifer y sus aliados. Porque a sus blasfemias contra aquella señalada mujer, a esta pena le siguió a Lucifer, el de hallarse convertido de Ángel hermosísimo, a ser transformado en Dragón fiero y feísimo, apareciendo también la señal sensible y de exterior figura.-

Lucifer levantó con furor, siete cabezas, que fueron siete legiones o escuadrones, en que se dividieron todos los que le siguieron y cayeron a lo más profundo del Infierno, que se encuentra en el centro de la Tierra; y a cada principado o congregación de éstas legiones, le dio su cabeza, ordenándoles que pecasen y tomasen por su cuenta incitar y mover a los siete pecados mortales, que comúnmente se llaman capitales, porque en ellos se contienen los demás pecados y son como cabezas de los bandos que se levantan contra Dios.-

Estos Pecados Capitales son, la Soberbia, la Envidia, la Avaricia, la Ira, la Lujuria, el exceso desordenado en la Comida, en la Bebida, y el de la Pereza; que fueron las siete diademas con que Lucifer convertido en Dragón fue Coronado, dándole el Altísimo este castigo y habiéndolo negociado Lucifer, como premio de su horrible maldad, para sí y para sus Ángeles confederados; que a todos fue señalado castigo y penas correspondientes a su malicia y por haber sido los autores de estos siete Pecados Capitales.-

Los diez cuernos de las cabezas son los triunfos de la iniquidad y malicia del Dragón y la glorificación, y exaltación arrogante y vana que él se atribuye a sí mismo en la ejecución de los vicios. Y con estos depravados afectos, para conseguir el fin de su arrogancia, ofreció a los infelices Ángeles su depravada y venenosa amistad y fingidos principados, mayorías y premios. Y estas promesas, llenas de bestial ignorancia y error, fueron la cola con que el Dragón arrastró la tercera parte de las estrellas del Cielo; que los Ángeles estrellas eran y, si perseveraran, lucirían después con los demás Ángeles y justos, como el sol, en perpetuas eternidades, pero Dios los arrojó al castigo merecido en la tierra de su desdicha hasta el centro de ella, done esta ubicado el infierno, y donde carecerán eternamente de la luz del Sol y de la alegría. Y el Dragón estuvo delante de la mujer, para tentar a María, a que tragase al hijo que pariese. La soberbia de Lucifer fue tan desmedida que pretendió poner su trono en las alturas y con sumo desvanecimiento dijo en presencia de aquella señalada mujer:
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Lucifer dirigiéndose a Dios le dijo: Ese hijo, que ha de parir esa mujer, es de inferior naturaleza a la mía; yo me lo tragaré con sugestión y haré que se pierda y contra él levantaré bando que me siga; y sembraré doctrinas falsas contra sus pensamientos y leyes que ordenaré; y le haré perpetua guerra y contradicción.-

Pero la respuesta del altísimo y Omnipotente fue, que aquella mujer había de parir un hijo varón que había de regir las gentes con vara de hierro. Y este varón, añadió el Señor, será no sólo Hijo de esta mujer, sino también Hijo mío, hombre y Dios Verdadero, y fuerte, que vencerá tu soberbia y quebrantará tu cabeza. Será para ti, y para todos los que te oyeren y siguieren, juez poderoso, que te mandará con vara de hierro y desvanecerá todos tus altivos y vanos pensamientos y sugestiones. Y será este Hijo arrebatado de mi trono temporalmente, donde nuevamente se sentará a mi diestra y juzgará, y le pondré a sus enemigos por peana de sus pies para que triunfe sobre ellos; y será premiado como hombre justo y que, siendo Dios, ha obrado tanto por sus criaturas; que todos le conocerán y darán reverencia y gloria y tú, como el más infeliz, conocerás cuál es el día de la ira del Todopoderoso; y esta mujer será puesta en la soledad, donde tendrá lugar aparejado por mí.-

Solo María, a propuesta de Dios.-
La Reina y Señora del Cielo, es la única y solo en ella se cumplimenta la suma de la santidad y exención de todo pecado; porque, siendo mujer de la común naturaleza de los mortales, sobrepasó a todos los Ángeles en la gracia y dones y merecimientos que con ellos alcanzó. Y así huyó y se puso en una soledad entre las puras criaturas, que es única y sin semejante en todas ellas; y fue tan lejos del pecado esta soledad, que el Dragón no la pudo alcanzarla de vista, ni desde su concepción la pudo divisar. Y así la puso el Altísimo sola y única en el mundo, sin comercio ni subordinación a la serpiente, antes, con aseguración y como firme protesta, la Divina Trinidad, determinó y dijo: Esta mujer, desde el instante que tenga ser, ha de ser mi escogida y única para mí; yo la eximo desde ahora de la jurisdicción de sus enemigos y la señalo un lugar de gracia eminentísima y solo, para que allí la alimenten mil doscientos y sesenta días. Este número de días había de estar la Reina y Señora del Cielo en un estado altísimo de singulares beneficios Interiores y Espirituales y mucho más admirables y memorables; y esto fue en los últimos años de su vida en el Cielo como absoluta Alma, estando presente como Reina y Señora del Cielo, en todo lo creado. Y en aquel estado de Gracia, fue alimentada el Alma de María, con toda la inteligencia de la Ciencia y en todo el conocimiento Intelectual.-

Composición Intelectual del Alma de María.-
Y el Séptimo día que corresponde al sábado, en el Vientre de Ana, se deposito el Alma de María, introduciéndola en su cuerpo por los Ángeles, tras haber sido creada por el Omnipotente y Altísimo; entrando el Alma de María en el mundo Terrenal. La pura criatura más santa, perfecta y agradable a sus ojos de cuantas había creado y creará hasta el fin del mundo por sus eternidades. En la correspondencia que tuvo esta obra con la que hizo Dios creando todo el resto del mundo en siete días. Tuvo el Señor misteriosa atención, pues aquí sin duda descansó con la verdad de aquella figura, habiendo creado la suprema criatura de todas, dando con ella principio a la obra de la Encarnación del Verbo Divino y a la Redención del linaje humano. Y así fue para Dios este día como festivo y de pascua, y también para todas las criaturas.- 49

Por este misterio de la Concepción de María ha ordenado el Espíritu Santo que el día del Sábado fuese consagrado a María en la Iglesia Cristiana, como día en que se le hizo para ella el
mayor beneficio, creando su Alma Divina y uniéndola con su cuerpo, sin que resultase el pecado original ni efecto suyo. Y al instante de la creación y fluxión del Alma de María, fue cuando la Divina Trinidad dijo: Hagamos a María a Nuestra imagen y semejanza, a Nuestra verdadera Hija y Esposa para que sea la Madre del Unigénito de la sustancia misma del Padre. Con la fuerza de esta divina palabra y del amor con que procedió de la boca del Omnipotente, fue creada y infundida en el cuerpo de María su Alma dichosa, llenándola al mismo instante de gracia y de dones sobre los más altos Serafines del Cielo, sin haber instante en que se hallase desnuda ni privada de la luz, amistad y amor de su Creador, ni pudiese tocarle la mancha y oscuridad del pecado original, antes en perfectísima y suprema justicia a la que tuvieron Adán y Eva en su creación.-

A esta Alma, le fue también concedido el uso de la razón perfectísimo y correspondiente a los dones de la gracia que esta Alma recibía, no para estar sólo un instante ocioso, sino para obrar admirables efectos de los hábitos, de las virtudes con que dotó el Altísimo, el Alma de María en las primeras operaciones (QIRURGÍCAS), que con ellas realizaron los Ángeles en el vientre de Ana.-

Fue, Donde Dios comenzó a edificar la Mística Ciudad de Dios, en el Alma de María, tomando su corriente desde la fuente de su infinita sabiduría y bondad, donde había determinado el Altísimo depositar en esta divina Reina y Señora del Cielo, los mayores tesoros de gracias y virtudes que jamás se vieron y eternamente no se darán en ninguna otra criatura. Y cuando llegó la hora de dárselos en posesión, que fue al mismo instante que tuvo el ser natural, cumplió el Omnipotente a su satisfacción y gusto el deseo que desde su eternidad tenía como suspendido, hasta que llegase el tiempo oportuno de desempeñarse de su mismo afecto.-

Esto le hizo muy feliz al Señor, derramando todas las gracias y dones en aquella Alma de María, en el mismo instante de su concepción.-

Pero aunque fue adornada entonces el Alma de María, como Esposa que descendía del Cielo con todo género de hábitos infusos, no fue necesario que luego los ejercitase todos, mas que sólo aquellos que podía y convenían al estado que tenía María, en el vientre de su Madre Ana.-

Primero: Fueron, las virtudes Teologales, que tienen por objeto llegar al mismo Dios. Estas ejercitó luego María, conociendo la divinidad por altísimo modo de la Fe, con todas las perfecciones y atributos infinitos que tiene, con la Divina Trinidad y distinción de las personas; y no impidió este conocimiento a otro que se lo dio el mismo Dios.-

Segundo: María Ejercitó la virtud de la Esperanza, en la cual María mira a Dios como objeto de la bienaventuranza y último fin, adonde luego se levantó y encaminó aquella Alma Divina por los intensísimos deseos de unirse con Él, sin haberse convertido a otro, ni estar sólo un instante sin este movimiento.-

Tercero: María ejercitó la virtud de la Caridad, que mira a Dios como infinito y sumo bien, ejercitó en el mismo instante con tal intensión y aprecio de la Divinidad, en la cual, no podrán llegar todos los Serafines a tan eminente grado en su mayor fuerza y virtud.-
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