Calzadilla de Los Hermanillos - Leon

La semana pasada, no sé a cuento de qué, hablaban en televisión sobre las novelas de Corín Tellado y de Marcial Lafuente Estefanía. Mi cabeza empezó a rebobinar y un montón de recuerdos vinieron a mi memoria. Aquellas novelas de amores y desamores de Corín Tellado que eran todas iguales: Un chico bueno y guapo que se enamoraba de una chica perfecta y después de muchos contratiempos acababan casándose. Aquellas novelas del oeste de M.L. Estefanía que siempre tenían los mismos personajes: Uno guapo, bueno y valiente, otro feo, malo y cobarde y el serif en medio. Empezaba el relato con tiros a diestro y siniestro, aparecía una chica guapa y tonta en problemas con el malo, el serif trataba de socorrerla pero no podía y acababa palmándola, por lo cual intervenía el bueno que mataba al malo, se quedaba de serif y se casaba con la chica tonta. Todas eran iguales, pero cómo nos gustaban. ¿Os acordáis?. Nos pasábamos la vida cambiándonos las novelas, y el día que tenías una nueva (quiero decir sin leer porque viejas eran tánto que no había por donde pillarlas de sucias y rotas que estaban) era todo un acontecimiento.
Normalmente las chicas leíamos las novelas de amor y los chicos las del oeste. Yo las leía todas, las de amor que me prestaban las amigas y las del oeste de mis hermanos, así que no hacía otra labor. Recuerdo que un día mi madre no me llevó a arrancar lentejas para que cogiese una bombona de butano y cuidase de las habas pintas que había dejado cociendo en la lumbre. Según marchó, yo cogí mi novela del oeste y todo a mi alrededor desapareció. Calzadilla se convirtió en un poblado indio y yo era la india de largas trenzas que secuestraban los blancos. Supongo que las habas se quemaron y el butanero pasó, pero sólo recuerdo la azotaina que me dio mi madre cuando llegó a comer y no tenía ni habas ni bombona. No me importó nada porque al final yo me había casado con el apuesto capitán del fuerte.
Todas las historias nos gustaban porque nos iban abriendo a un mundo desconocido y según la imaginación que le echases te transportaban a vidas y lugares maravillosos, pero las escenas más interesantes eran las de amor, cuando la chica subía sus brazos hasta el cuello del chico, éste la cogía suavemente por la cintura y se fundían en un tierno y cálido beso. Allí te subía el rubor, la adrenalina y la envidia hacia aquella chica tan afortunada, aunque en el fondo pensabas que estabas leyendo algo tan indecente que casi rayaba el pecado.
Cuando llegaron las fotonovelas, aquéllo fue la host.., procurabas que nadie te las viese y las leías a escondidas porque fíjate tú si te pillaban tus padres viendo aquellas fotos de un chico y una chica abrazados casi sin tocarse y con los labios de uno rozando los del otro ¡qué horror!. De hecho, leyendo la biografía de Corín Tellado dice que llegó a tener cuatro novelas censuradas y retiradas en un año.
Y yo me pregunto: ¿Cuándo disfrutábamos más? ¿Con aquellas novelas aptas para menores de diez años o con las películas porno de ahora?. Personalmente creo que antes, porque valía más la fantasía que tenías que poner para imaginarte una escena tan simple, que el sufrimiento de ver ahora a los actores en esas incómodas posturas para que el espectador lo vea todo, todo, todo. ¿O no?.

Bueno, ya tenéis para leer pamplinas durante un rato. Si os distraen, me alegro; si os aburren, pasar de mí.

Un abrazo,
Zarza

Buen análisis de aquellos tiempos Zarza....yo de mi niñez me recuerdo allá por los años setenta de la radionovela titulada “Simplemente María”, de Guillermo Sautier Casaseca y protagonizada por María Salermo, por cierto nacida en León.
No se los capítulos que tenía, pero estuvo en candelero más de dos años.
Se trataba de una mujer provinciana que se traslada a Madrid a trabajar como sirvienta, como se solía decir en aquella época……se fue a servir, todo ello en un ambiente de desdichas, amores, desamores y demás enredos.
Tenía tanta aceptación esta radionovela que era difícil encontrar una mujer por las calles de Calzadilla a esa hora, poco a poco fue enganchando a los hombres.
La radionovela duraba una hora aproximadamente de los cuales 35 minutos eran de anuncios, al terminar las solanas se ponían a reventar….(como se ponían las solanas?) ya tenían tema para hablar toda la tarde.
Dos chicas en Calzadilla en aquella época, (que yo recuerde fueron las primeras), salen una tarde de Domingo a pasear en pantalones…..Como se titula la película?
Me encanta la palabra “pamplinas”…..y es que esta vida es una pamplina.
Saludos para todas/os.

Quizá no hubo días en nuestra infancia más ple-namente vividos que aquellos que creímos dejar sin vivirlos, aquellos que pasamos con un libro fa-vorito. Todo lo que, al parecer, los llenaba para los demás, y que rechazábamos como si fuera un vulgar obstáculo ante un placer divino: el juego al que un amigo venía a invitarnos en el pasaje más intere-sante, la abeja o el rayo de sol molestos que nos for-zaban a levantar los ojos de la página o a cambiar de sitio, la merienda que nos habían obligado a lle-var y que dejábamos a nuestro lado sobre el banco, sin tocarla siquiera, mientras que, por encima de nuestra "cabeza, el sol iba perdiendo fuerza en el cielo azul, la cena a la que teníamos que llegar a tiempo y durante la cual no pensábamos más que en subir a terminar, sin perder un minuto, el capí-tulo interrumpido; todo esto, de lo que la lectura hubiera debido impedirnos percibir otra cosa que su importunidad, dejaba por el contrario en nosotros un recuerdo tan agradable (mucho más pre-cioso para nosotros, que aquello que leíamos en-tonces con tanta devoción), que, si llegáramos ahora a hojear aquellos libros de antaño, serían para nosotros como los únicos almanaques que hubiéramos conservado de un tiempo pasado, con la esperanza de ver reflejados en sus páginas lu-gares y estanques que han dejado de existir hace tiempo.

Perdona Zarza, pero la pornografía de entonces era ponerse a escuchar en las ventanas de las alcobas

Buena exposición de la época, zarza.
Yo recuerdo con mas nostalgia los tebeos del Jabato y del Capitán Trueno. Reconozco que eran mis ídolos y tenía una gran colección. Digo tenía porque cuando empezeron a llegar los sobrinos se perdieron casi todos los ejemplares.
En relación a lo que dices de si disfrutábamos mas con aquellas tele-novelas que con una peli porno de ahora, yo creo que tenían mucho mas morbo las tele-novelas.
Provoca mas lo que se intuye que lo que.... se ve al completo.
Un saludo
HERMIN

Un buen tema para el foro Zarza, ya tocaba algo de esto, eres genial.
A mi particularmente nunca me entusiasmó este tipo de literatura barata como se decía en la época.
De Corin Tellado recuerdo que en casa siempre había alguna pero no recuerdo si mis hermanas las compraban o eran prestadas, yo por curiosidad las hojeaba pero sin llegar a leer una por completo
Este verano tuve en mis manos una que me enseñó una amigo, que por los años 70 trabajaba en Barcelona en una Cafetería y en tres fotografías salia sirviendo en la terraza unos refrescos a los protagonistas, no le pregunté si le habían pagado algo por los derechos de imagen que ahora tanto se cotizan.
De las novelas del Oeste solamente leí una por completo y con atención, pero no repetí mas.Mariano el del quiosco ganó muchos duros con ellas.
Lo que si me acuerdo bien de las peleas que teníamos en el colegio con estos temas y sobretodo por el tema de los Indios, cuando veíamos las películas de Bonanza, yo era el único que pensaba que los indios eran los buenos de la película, pero nadie me daba la razón. Hoy en día alguno todavía no me la dará.
Sobre las películas fuertemente eróticas y muchas rayando la pornografía pura y dura que vemos en las televisiones y en los cines ya no me seducen lo mas mínimo, pienso como Hermin es mas agradable lo que se intuye que lo que se ve.

Un saludo para todos: Bous