Albares de la Ribera - Leon

3.000 almas arropan al “ejército del pueblo” minero
La marcha minera llega a Bembibre con el ánimo alto y la vista puesta en León


MAURICIO PEÑA
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Etapas de la marcha minera
Héctor Keudell / Bembibre
El ánimo de la población del Bierzo Alto venció al cansancio de los mineros que, a su llegada a Bembibre, fueron recibidos con una cálida acogida y los gritos, vítores y aplausos de las más de 3.000 personas que acompañaron a la Marcha Negra desde su entrada en San Román. Arropados por sus gentes, por sus compañeros y, sobre todo, por sus familiares, los mineros fueron recibidos como “héroes”, con todos los honores, con un homenaje en la plaza Mayor en el que el alcalde, Jesús Esteban, calificó esta Marcha, igual que lo hubiera hecho hace 18 años, como “el ejército del pueblo que reconquistará el trabajo que pretenden quitarnos”.
Apilados alrededor de Santa Bárbara, los mineros se dejaron caer al suelo en la plaza Mayor de Bembibre escuchando el discurso de Bruselas, guerrero con las decisiones que se toman en Bruselas que, “quieren sentenciarnos a muerte”. Por ello, animó a los mineros a seguir su marcha porque sólo así “con vosotros, somos invencibles”.
No faltó el recuerdo de los nueve trabajadores que permanecen encerrados en el pozo Casares de Tremor de Arriba y de los cuatro trabajadores que secundan la huelga de hambre en Ponferrada y Madrid. Los 200 mineros, al unísono, arrancaron de Bembibre un grito unánime dirigiéndose a estos compañeros: “sois los mejores”
Después del recibimiento de Ponferrada los mineros están dispuestos a demostrar que pueden con todo. Miran hacia un futuro próximo con la esperanza de poder terminar la Marcha en León, el próximo 29 de septiembre, momento en que esperan una solución al problema. Pero “con la unidad de todos los compañeros y la gente que sale a la calle no nos importa sufrir y llegaremos a donde haya que llegar”, proclamaba ayer uno de los mineros en la Marcha.
Hoy abandonan tierras bercianas rumbo a Brañuelas. Harán parada en Torre del Bierzo para comer. Se van contentos y satisfechos por el apoyo recibido en su tierra, preocupados por la distancia con sus familias en los próximos días, algo que “se lleva muy mal”.