Albares de la Ribera - León

Los mineros trasladan su protesta a Columbrianos y cortan la A-6 una hora
El comité de Uminsa anuncia movilizaciones más fuertes desde el próximo lunes

04/09/2010 c. fidalgo | ponferrada




Los mineros del grupo Alonso trasladaron ayer a Columbrianos su protesta por el impago de las nóminas y la demora de la Unión Europea en aprobar el régimen de ayudas a la quema de carbón en las térmicas que propone el Gobierno. En torno a cuarenta productores venidos de Villablino respaldaron esta vez a los delegados sindicales de Uminsa y Coto Minero del Cantábrico cortando por segundo día consecutivo el tráfico en la Autovía del Norte.

Los mineros cambiaron esta vez San Román de Bembibre por Columbrianos, en Ponferrada, y entre las 10.30 y las 11.30 mantuvieron bloqueados los dos sentidos de la A-6, provocando de nuevo colas kilométricas de camioneros y automovilistas. Después de una hora, los delegados sindicales decidían levantar el corte, señalizado por la Guardia Civil, «para no molestar excesivamente a los conductores y transportistas», aseguró el presidente del comité de Uminsa, Guillermo Sánchez.

El ugetista anunció nuevas protestas a partir del lunes «si no hay medidas del Gobierno», al que los sindicatos reclaman que reúna la Comisión de Seguimiento del Plan del Carbón para estudiar la continuidad de las compras de carbón en Hunosa mientras Bruselas no autorice las ayudas.

«La chispa va a saltar para cuatro grupos», advirtió Sánchez, aludiendo a la movilización de trabajadores de Villablino y a la que el jueves protagonizó un centenar de mineros de Uminsa en Torre sumándose al corte de la A-6. «En vez de cuarenta, vamos a ser doscientos», vaticinó, convencido de que el ejemplo de la plantilla del grupo Brañuelas, del sector Torre de Uminsa, servirá para que otras plantillas se sumen en los próximos días a las protestas.

Guillermo Sánchez ya había avisado el jueves de que en las cuencas existe «el suficiente caldo de cultivo para convocar una huelga general con carácter indefinido». Algunos mineros no dejaron de reconocer entonces que se siente «rehenes» del pulso entre administración y empresarios. Los delegados sindicales mantuvieron durante todo el día la «vigilancia» de las térmicas para evitar la entrada de carbón de importación.