Albares de la Ribera - Leon

Las cuencas mineras lloran estos días lágrimas negras; anhelan un futuro cierto para quien aún resiste en los valles que nutre el carbón. La Segunda Marcha Negra cerró ayer la cuarta etapa. Quedan como poco otras cinco. Los 200 mineros llegaron a Bembibre con las huellas de 87 kilómetros en sus zapatos, pero con la moral intacta. El apoyo de los vecinos, familiares muchos, esconde el cansancio y alimenta la esperanza. No están solos. El Palacio de la Zarzuela también es sensible al conflicto que ahoga a la minería, pendiente de 27 comisarios europeos y de un decreto que debe estabilizar al sector.

La Reina de España, a través del jefe de su secretaría, contestó ayer a la carta que cuatro días antes las mujeres de los mineros entregaron a una de las personas de protocolo y seguridad de la Casa Real, después de que Doña Sofía inaugurara el centro de Alzhéimer de León.

Era un texto de súplica, de «mujer a mujer», que encontró réplica. «Su majestad, que ha leído con el mayor interés su carta, ha quedado profundamente apenada por las circunstancias que describen en la misma», traslada José Cabrera, secretario personal de la Reina.

El grupo de mujeres de Laciana, representadas por Mercedes García, miembro del comité de empresa de Coto Minero Cantábrico, lamentaba en la misiva la «absoluta incertidumbre» que padecen por un futuro incierto. Recordaban los dos meses sin cobrar y rogaban a la Reina que «interceda» por ellas ante el Gobierno para que «trabaje con ahínco y de verdad en darle una solución positiva y definitiva al Real Decreto, como marco estable a la minería del carbón, único medio de vida de todas las cuencas mineras».

La retahíla de lamentos la comparten miles de personas en esta provincia, también en Palencia y Asturias. La entiende además la Reina de España, que expresó «el deseo de que encuentren una pronta y favorable resolución del problema». Además, según recoge la carta, derivó el contenido de la misma al Ejecutivo y al Ministerio de Industria, «para su estudio, consideración» y, si procede, respuesta oportuna.

Es sólo un consuelo, pero enjuga esas lágrimas negras de quien quiere volver al tajo. Están en huelga desde el 7 de septiembre. Las minas paradas, mientras las cuencas acumulan gente para recibir a sus mineros. Hoy toca llegar a Brañuelas, otros 25 kilómetros de protesta, reivindicación y recuerdo para quienes en 1992 protagonizaron la que fue la primera Marcha Negra, hoy símbolo del movimiento sindical.

León quiere ser el final; si no irán a Madrid. Todo depende del decreto, de él cuelga el futuro de miles de personas. Todas se agarran a él.