Más de cuatro mil personas animan en Astorga a los mineros «en lucha» Más de cuatro mil personas animan en Astorga a los mineros «en lucha» 27/09/2010 s. c. anuncibay | astorga Los 200 mineros de la segunda marcha negra pensaban que Astorga no los recibiría como Páramo, Toreno, Ponferrada o Bembibre. Creían que en la capital maragata no cala igual su mensaje «porque no tiene tradición minera». Enfilaban por la Nacional los tres últimos kilómetros de la sexta etapa con paso ligero, marcial, apoyados en las cachabas donde remolcan su cansancio. Los rostros están serios después de treinta kilómetros de caminata. Pronto perciben el apoyo de cientos de personas, familiares, amigos. Al final son más de cuatro mil cuando llegan a la plaza del Ayuntamiento, según anota la Policía Local y refrenda el alcalde José Alonso Perandones, que ha recibido a los mineros a la entrada del municipio, junto a la regidora de Villablino, Ana Luisa Durán. Los últimos metros del recorrido convierten la marcha en una manifestación. «!No estáis solos!, anima una pancarta. José Luis Monteiro espera en el arcén. Tiene 37 años, 16 en la mina. Es de Villablino, al igual que su sobrino, uno de los 200 mineros que recorren 143 kilómetros para luchar por el futuro del carbón, por un marco estable que garantice la viabilidad de un sector en crisis, «por comida para los nietos». Asume que todos están «bastante tocados» y manda ánimo a los mineros encerrados y a los que permanecen en huelga de hambre. «Todo el valle está con vosotros», dice orgulloso. Pronto se derrumba. Gira la cara para esconder los ojos encharcados por las lágrimas. «Tengo tres hijos y no hay derecho a que los empresarios nos utilicen de esta manera», expresa con rabia. Llega José Antonio Gómez, que hace 18 años barrió la marcha a Madrid. Hoy es su hijo quien la cierra. Exclama por los compañeros encerrados y en huelga de hambre: «Hay que sacarlos de ahí ya, aunque sea por la fuerza». Teme por las «posibles secuelas». Los niños levantan trozos de cartón en los que se puede leer «Fabero no quiere morir» o «Gobierno escucha, mineros en lucha». Pequeños y mayores transmiten el mismo mensaje. Prometen «guerra si esto no se arregla». Los gritos son respondidos con aplausos. Aparecen los lloros. La tía de Javier Texeira no es capaz de sostener el llanto. Las lágrimas se precipitan por sus mejillas mientras abraza a su sobrino, que lleva 18 años en la mina «con los mismos problemas de siempre, es muy duro», explica. Texeira es el minero que va en Cabeza porque al ser de Astorga le toca guiar el paso. «Este recibimiento no me lo esperaba, ojalá no tengamos que ir a Madrid», suspira. La banda de gaitas Sartaina, a la que Texeira pertenece, recibe a los doscientos junto al Palacio Episcopal, aunque a esa hora, las cinco y media de la tarde, ya se cuentan por miles. Interpretan el himno de los mineros mientras la marcha llega a la plaza consistorial. José del Campo asegura que va a acompañarles hasta León. Tiene 62 años y esta jubilado, después de cinco lustros en el tajo. «Esto seguirá siendo un descalabro si no controlan lo que hacen las empresas», lamenta. Vuelve a sonar el Santa Bárbara bendita, pero esta vez en miles de gargantas. Los mineros, arrodillados, hacen un pasillo. Veinte minutos después están en el polideportivo municipal. Quedan tres etapas, 52 kilómetros |