Albares de la Ribera - Leon

SOCIEDAD / Lugares con historia
Negocio de monjes, descanso de laicos

La vieja ferrería dependiente de Montes es hoy hostal rural

Estado que presenta en la actualidad la vieja ferrería que levantaron los benedictinos en Pombriego. GORETE
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La Cabrera está de actualidad. Ayer, en Encinedo, se inauguraba una exposición que recuerda cómo era esta comarca en los años 80 del pasado siglo. El verano pasado este mismo lugar albergaba otra muestra que nos llevaba hasta La Cabrera que recorrió Ramón Carnicer a mediados del siglo XX... Y muy cerca, en Pombriego, lo que hoy es una posada rural nos recuerda a La Cabrera del siglo XVIII, pues este lugar, La Ferrería de Pombriego, fue la histórica ferrería del mismo nombre que, según cuenta el historiador berciano José Antonio Balboa, comenzó a construirse en el año 1750 aunque luego no se puso en funcionamiento hasta 1761 por un largo pleito que por su propiedad mantuvieron el Monasterio de Montes y el marqués de Villafranca. Fruto de este litigio la propiedad fue definitivamente del cercano monasterio, en el mágico valle del Silencio.
Si las fotografías de los años 80 y 60 del pasado siglo parecen llevarnos a un mundo desconocido, que los bachilleres actuales no reconocerían, viajar hasta el siglo XVIII en La Cabrera ya es un ejercicio mucho más complicado. Aunque a veces parece ahí a la vuelta de la esquina cuando puedes llegar a Pombriego un día de septiembre y encuentras a los actuales propietarios de la ferrería recogiendo las patatas con las mismas técnicas que se harían en aquellos tiempos, con el arado que no por casualidad lleva el apellido de romano. ‘‘Son unas pocas, esta tierra, que sembramos para consumo de la ferrería y no nos merece la pena andar con tractores y cosas de esas’’, explica Avelina, la dueña y cocinera que después luce, y muy bien, estas patatas.
Es esta ferrería un lugar con mucho encanto y un lugar con mucha historia. ‘‘Era de los monjes benedictinos de Montes, que habían construido antes la ferrería de Linares dirigidos por el abad Benito Monteaguido entre 1729 y 1733, que tenía la experiencia de los benedictinos de Samos, que levantaron cinco ferrerías en Galicia. Pensaron que sería muy interesante para el monasterio hacer aquí más ferrerías pues eran abundantes los materiales necesarios: agua, madera y, sobre todo, hierro, que sacaban de la mina de la Chana’’, recuerda el citado Balboa, quien señala que así nació, después de la ferrería de Linares, la de Pombriego, entre los años 1749 y 1753. ‘‘El abad que dirigió las obras de Pombriego fue Benito Zoube, y explicaba el padre Herrezuelo que su construcción se debió a las utilidades y aumento que la casa había tenido con la fábrica de la herrería de Linares’’.
No fue mal negocio levantar la herrería en Pombriego pues ésta produjo muchos más beneficios que la de Linares. ‘‘La rentabilidad de la herrería fue la que en realidad propició toda la inversión que se realizó en la reconstrucción del monasterio de Montes. Para hacernos una idea de la magnitud de la obra hay que pensar que se arreglaron los claustros más deteriorados y se levantó uno nuevo’’.
Aquella vieja ferrería de Pombriego sufrió, como todas, las embestidas del tiempo y el olvido. Pasó por el abandono, la desamortización, la casi ruina y, felizmente, la reconstrucción, pues en las últimas décadas del pasado siglo algunos descendientes de sus propietarios se pusieron manos a la obra y con mucho cuidado y un gran respeto a la historia del edificio levantaron allí una hospedería que es uno de los lugares con más encanto e historia en los que uno puede descansar. Y conocer la historia de esa Cabrera que hoy está de moda.