Villanueva de los Castillejos - Huelva

A petición de mi amigo Juan Manuel, para todos los foreros, "EL PINCHO o FOCHË":

Un pincho de hierro y un terreno tierno y llano, eran los ingredientes necesarios para jugar al “pincho”.
Este juego tenía dos modalidades.
En una de ellas, se empezaba dibujando un corillo amplio, que sería dividido en tantas partes como jugadores interviniesen. No era muy conveniente que pasasen de cuatro, aunque el número ideal era el de dos.
Una vez efectuado el reparto del terreno, se echaba a suertes el turno de salida o comienzo del juego. El pincho, como no, era el que determinaría el orden. Y así, desde un punto determinado, los jugadores iban lanzando hacia una señal o línea trazada a cierta distancia. El que clavase el pincho más cerca, sería el que daría inicio a la partida.
Antes de iniciar los lanzamiento, cada uno escogía uno de los terrenos marcados. Como es natural, el primer lanzador se apropiaba de aquel terreno en el que hubiese más piedras o que fuese algo más duro, el que considerase más difícil para que sus contrincantes tuviesen las máximas dificultades a la hora de clavar o “jincá” el pincho.
Comienza el juego. El primer jugador lanza el pincho al terreno del otro. Si lo clava, avanza su raya de demarcación y “se come” un trozo de terreno enemigo. Continúa lanzando... y así hasta que consigue “comerse” o “tragarse” todo el terreno de su contrincante o falla en uno de sus lanzamientos, no clavando el pincho o clavándolo fuera de los límites.
Toca ahora al segundo jugador, el cual comienza la “reconquista” de su terreno perdido.
Eran curiosas las filigranas o equilibrios que a veces eran necesarias realizar para poder lanzar el pincho, ya que, en ocasiones, el “enemigo” tan sólo había dejado una mínima porción de campo, en el que no cabría más que la punta del pie. Pero había que luchar hasta el final para recuperar lo perdido y así poder contraatacar en el campo del adversario.
El que perdiese todo su terreno, iría quedando eliminado, y habría de esperar pacientemente hasta que tan sólo quedase un dueño de todo el círculo.
La segunda modalidad consistía en dibujar varios circulitos seguidos e ir lanzando el pincho de uno a otro. De esta forma se iban ganado “territorios”.
Era necesario contar con unas buenas dotes de habilidad o destreza para ejecutar el lanzamiento del pincho, ya que, a veces, había que salvar largas distancias al estar ocupados algunos círculos intermedios por otros participantes.
Y es que se podía avanzar de uno en uno, de dos en dos... o como se fuese capaz, según la destreza de cada lanzador. La forma del lanzamiento también era libre. La más usada era la de tomar el pincho por la punta y lanzarlo para que diese una o varias vueltas en el aire y cayese en el terreno contrincante de punta. Todo era cuestión de práctica.
Este juego se conoce también con el nombre de “foché”
La época más apropiada para su práctica era la de finales del otoño o comienzos del invierno, ya que era cuando los terrenos se hacían más suaves y apropiados. El “Callejón de la Ciega” era un campo de batalla muy visitado por su magnífico suelo.
Hoy en día, el alquitrán y el hormigón hacen imposible su práctica y lo han quedado enterrado para siempre.

Continuaremos con otro ya desaparecido juego: La guillarda.
Será otro día. Saludos.

Juan Manuel... ¿lo has leído? Espero tu comentario, que siempre habrá algo que se me haya olvidado.