Villanueva de los Castillejos - Huelva

SALTO A LA MULA

Como en la mayoría de los juegos, y una vez reunidos y puestos de acuerdo los que van a participar, en primer lugar se echa suerte para dictaminar el orden.
En este juego la suerte viene determinada por “la saliva”. Uno de los jugadores se coloca encorvado, en forma de “mula”. Los demás irán lanzando una saliva hasta un lugar determinado de antemano. Aquel que la lance más alejada será el “quedao” o “mulo”.
Y comienza el juego. El “mulo” se coloca encorvado y todos los demás van saltando sobre él, al mismo tiempo que pronuncian, alto y fuerte para que todos lo oigan, un total de quince retahílas, que van acompañadas de otros tantos gestos o actos, imprescindibles, obligatorias si no se quiere ocupar el sitio del “quedao”.
El que salte primero tendrá la potestad de determinar cómo se ha de saltar: colocando las manos sobre las espaldas del “mulo”, sin manos... Lo cierto es que todos los demás han de imitarlo o...
He aquí las frases y acciones que se han de ejecutar:
A la una, mi mula
A las dos, mi reloj.
A las tres, junta o cruza los pies.
A las cuatro, el lindo salto.
A las cinco, te la pinco (durante el salto, hay que dar un taconazo en salvase las partes del “mulo”).
A las seis, la salivita el rey (hay que lanzar una saliva al aire, sin importar donde caiga).
A las siete, se la mete (y se le clavan los nudillos en las espaldas del pobre “mulo”).
A las ocho, pan y bollo (se salta colocando sobre las espaldas los nudillos de una mano y la palma de la otra).
A las nueve, traga la burrita y bebe (el primero se echa sobre el mulo y deja caer una saliva al suelo. Todos los demás han de procurar que sus respectivas salivas caigan sobre la del primero, o al menos, que la roce).
A las diez, otra vez (lo mismo que a las nueve, aunque un poco más difícil al estar la primera saliva más apartada).
A las once, las cabrillas de abuelo Ponce (hay que caer a pie cojito).
.A las doce, me responde (se le da un golpe en las espaldas).
A las trece, los panecillos ingleses (hay que saltar con los dedos entrelazados y palmas abajo).
A las catorce, ahí viene mi abuelo con un garrote (tras el salto hay que imitar a un viejo con un garrote).
Y a las quince, a la niña bonita le da un dejince (una vez efectuado el salto, se cae a pie cojito y así se ha de continuar hasta que el primero lo ordene, debiéndose imitar todos los gestos o movimientos que éste llevase a cabo).

Hay otra variante, más moderna:
A la una, anda mi mula.
A las dos, mi reloj.
A las tres, mi almirez.
A las cuatro, me doy en el zapato.
A las cinco, doy un brinco.
A las seis, llama la burra al rey.
A las siete, me como mi panete.
A las ocho, un bizcocho.
A las nueve, va mi burrita y bebe.
A las diez, otra vez.
Y a las once, mi burriquita con campanas de bronce.

Se jugaba en cualquier época del año.

El mejor sitio que recuerdo para jugar a "piola" ¿no se llamaba también asi?) era la puerta de la iglesia. Un remolino de chiquillos saltando, una porción de mayores observando y los cocotazos que había que pegarle al que hacia de mula para que bajara la "chepa". Al final, este, terminaba de pie tan solo con el cocote agachado y los mas pequeños no podían pasárselo. ¿Y cuando le tocaba hacer "la mula" a Helio?. No había quien se lo saltara ni con escaleras, era el mejor método disuasorio para que nos quitaran de en medio a los mas pequeños, imposible saltar aquella mole.
La próxima Miguel que sea "EL SALTO AL BURRO" en la actual plaza de la constitución y los "quedaos" con la cabeza en los asientos de "laja" de la plaza, hasta rendirlo por los asaltantes o caerse del burro. Saludos.

¡A piola!, será la segunda parte del juego de saltar sobre "el burro".
El "Salto al burro", también saldrá en su día. Tiempo al tiempo.