Alosno - Huelva

Hoy recuerdo con nostalgia
la fragua de mi niñez.
Mis manos están frías
en ellas yo las calenté.
Era una fragua infernal
recuerdo el calor aquel,
brazos de bronce gitanos
agitaban una y otra vez
era un compás de acordeón
que tocaba aquel buen calé.
también las recordaran en Alosno,
la labranza de entonces requería
del oficio aquel, en todos los pueblos
yunque y martillo.
Y el martinete nacer,
cante de los herreros,
fraguas de mi niñez,
hoy mi manos están frías,
como lo estuvieron ayer,
yo me recuerdo de la fragua
que mi manos calenté.
Ya no hay fraguas,
tampoco tengo niñez,
yo caliento mis manos
con el aliento, que me da esa mujer,
esa alosnera guapa,
que su labios yo besé,
esos labios fuente de vida,
que me dieron de beber.
Mi fragua se apagó,
vivo sigue mi querer,
mis manos calentando
en el regazo de una mujer.

El Poeta.

Hola, buenos días.
Yo si que recuerdo perfectamente la fragua de Alosno, además la hija del frasgüero era amiga y compi.
Me gustaba mucho ir a mirar pero en la lejanía, esas chispas que saltaban, y como al ponerse el hierro incandescente lo modelaban con el martillo y el yunque (creo).
Ánimo Poeta y adelante con los recuerdos, ya sean alegres o tristes, todos son buenos y ayudan.
Saludos cordiales.
Alosnera y olé.

Enfrente de la puerta "farsa" de mi casa tambien habia una fragua y todavia vestido con babi (primera infancia) alli iba a pnerme "perdio" entre martillos, hoces, hogueras y yunques de herreros. No estaba yo aun forjado para el amor de niñas guapas como El Poeta canta, aun andaba debajo del regazo materno. Aun vive y con buena salud el herrero de entonces que puede me lleve 15 años y me cuenta que cada 2x3 mi madre daba un vistazo por si seguia alli pues era mi punto de partida para otras correrias por el pueblo. En mi casa de entonces con mejor economia se aliviaron muchas hambres de potguerra y el herrero tambien me lo recuerda con reconocimiento. El me pagó con enseñanzas de la vida viedolo trabajar apenas por casi nada. Fué una maravillosa niñez.
¡Dale a tu pluma Poeta!

Poeta eres el "vulcano del queré" en la "fragua delamó" ¿estas un poco desmejorado ahora..? ¿Que es de tú vida? Te deseo lo mejó y que sigas enamorando a la peña...
un abrazo de tú paisano
Ausente.

¡Ay! Querida amiga Alosnera y Olé, mis queridos amigos Baquero y Ausente,
estoy mas deprimido que perdido, si así como lo digo, pero me sobrepongo y voy hacia adelante.
Baquero hablaba estos días de los sonetos míos y llegó a nombrar a Quevedo, hoy llega a mis manos un ejemplar de D. Francisco de Quevedo y Villegas, editado en 1.901, por Administración de la Biblioteca Humoristica, C/. Imperial, 23-25 de Sevilla, su titulo: GRACIAS Y DESGRACIAS del OJO DEL C...... (DEFENSA DEL PEDO)

Son palabras que en Europa aún pueden causar rubor, no así a los yanquis y si para muestras basta con un botón, hay va algún comentario del librito.
De un explendido banquete
salía Don Melitón
Y en un grandísimo apretón
En la calle le acomete.
Alivio fue de su mal
Un portal que abierto halló;
pero el cuitado no vió
Que era de un grande el portal.
A castigar su insolencia
Sale el portero irritado.
Y le dice:-¡Descarado!
Daré parte a Su Excelencia.
Más don Melitón, con modo,
al portero respondió:
-¿Que dice usted?......parte no;
puede dárselo todo.

Un cortesano que iba á dirigirse al rey una arenga,
tuvo la desgracia, al inclinarse para empezar,
de que se le escapara una pluma; y volviendo aturdido la cabeza
hacía el paraje en que había sonado tan extraña voz, dijo: Caballero, si Vd. va a hablar callaré yo.

Dormía un mastuerzo con su mujer en una misma cama,
como antiguamente se acostumbraba, y aun hoy siguen usándolo muchos;
y cuando mientras estaban despiertos,
le venía gana de ventosear, y decía él a la esposa:-
Querida tápate la cabeza con la cubierta,
que cae tierra del techo.
- Y cuando ella sencillamente lo hacía,
daba suelta al preso, dejando a la mujer
casi rubia y asfixiada.

Hallábase una vieja cocinera encendiendo el fogón,
y cuando soplaba, haciendo esfuerzos para conseguirlo
se le escapó un cuesco; miró para atrás,
y viéndose sola continuó soplando,
habiéndosele ido otro mayor que el primero.
Entonces, tornando la vista hacia el sitio donde
había sonado el ruido dijo un tanto amostazada:-
Conque ¿en que quedamos: soplas tu o soplo yo?

Quizás a alguien pueda no agradarle el tema, yo con mis dudas transcribo cosas de Quevedo.

El Poeta.