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Villaescusa de Haro - Cuenca

Poblacion:
España > Cuenca > Villaescusa de Haro
02-03-08 17:57 #722143
Por:Ancarfama

HISTORIAS PARA CONTAR : María
MARÍA

Cada mañana, después de desayunar, salía a la calle a comprar lo que le hacía falta para el día. Estaba jubilada y el tiempo que le quedaba lo recibía como un regalo y lo quería disfrutar sin la presión de épocas pasadas. Los deberes estaban hechos y se encontraba preparada para "su asunto pendiente".
Entraba en la tienda con elegancia, saludaba a los que allí hubiese con tono de voz meloso y agradable. Se sentaba en la única silla que había en la tienda, dejando su mano apoyada en el pomo de su bastón refinado, poco común con los que solía llevar la gente del pueblo.
- Buenos días a todos.
- Buenos días nos dé Dios, María - respondía mi madre mientras echaba pimentón sobre el papel de estraza, colocado en la bandeja de la balanza para la clienta que atendía en ese momento.
- ¿Ha venido ya el camión de la fruta esta mañana? La fruta y la verdura han de ser bien frescas para que alimenten.
María sabía mucho de todo lo relacionado con la comida. Había sido cocinera de “gente muy importante” en Madrid, muchos años de su vida. Era una mujer afable y extrovertida que contaba con facilidad la historia de su vida, con un vocabulario exquisito, con una entonación y una parsimonia que provocaba que aquello que contaba varias veces, siempre sonara como novedad, y apeteciera seguir escuchándola.
¡Tremenda historia la de María!
Cuando salía de la tienda, como ésta no tenía puerta a la calle, se sentaba en el portal, y nos contaba cualquier cosa que nosotras le requeríamos: una receta, una noticia de actualidad, cómo se encontraba de salud, cómo se curaba una afonía ...pero yo recuerdo especialmente lo que más me llamaba la atención: la historia de su propia vida.

“Cuando tenía unos 18 años me enamoré del hermano de vuestra abuela y él me quería a mí también, pero apenas un año después de “hablar” con él, cogió una gripe muy mala y se murió. Imaginaos yo; se me vino el mundo encima, pero no podía decir ni pío ni quejarme. Como no era ni mi marido ni nada, no podía expresar mis sentimientos; me quedé muy triste.
Al poco tiempo “me casaron” con uno de Belmonte. Os digo que me casaron porque yo no estaba enamorada. No es que lo quisiera mal, pero no era el amor que siente por una persona para casarse con ella...Me engañaron, yo era una criatura pero supe que me había engañado su familia. Estaba enfermo del corazón, y lo que buscaron para él fue una enfermera que lo cuidara...Ya en la boda se sintió mal y ni supe lo que era “el matrimonio” con él ... Lo cuidé hasta que se murió pero me sentí utilizada y frustrada.
Cuando murió me fui a Madrid a servir. Allí, al principio fue duro, pero como servía en casa de gente muy importante enseguida aprendí a cocinar y a fijarme en la forma de vivir y de hablar de la gente con educación, y me sentía bien. Siempre fui muy bien tratada porque mi trato hacia mis amos era correcto y educado. Sería una sirvienta, pero tenía mi orgullo.
Conocí a un hombre joven, guapo, con porte de galán. Venía a buscarme con traje, y le quedaba como si le hubiera nacido en su cuerpo...¡Qué porte! Nunca he visto a otro hombre que le quedaran mejor los trajes que a él... Me di cuenta que lo que sentía por él era el verdadero amor. Nos casamos. Era tremendamente feliz. Al poco tiempo me quedé embarazada...Durante nueve meses fui madre... pero la desgracia me perseguía de nuevo: mi hijo nació para que yo supiera lo que era el amor que se siente por un hijo... y ¡lo que duele perderlo! Murió..., mi hijo del alma, murió, y no me dio tiempo a gozar de una de las cosas más bonitas de esta vida... ( en este punto, María se paraba, su labio inferior temblaba, y sus ojos brillaban... pero no la vi nunca llorar. Tomaba aliento y proseguía...). Mi marido fue llamado a filas. Se fue a la guerra y no lo volví a ver. Soñaba con que algún día sonara el timbre de la puerta de la casa de mis señores y apareciera él, con su traje de chaqueta, elegante como un modelo, con la sonrisa en los labios y con los brazos abiertos para rodearme con ellos prometiéndome que no sufriría más, que allí estaba él, para protegerme de mi mala suerte...Sonó el timbre, sí, para comunicarme que había caído en el frente...
El paso del tiempo suaviza el dolor, lo hace más llevadero... Por eso yo ahora no soy infeliz. Espero aquí, en Villaescusa, a que me llegue mi hora, sin miedo a la muerte, porque cuando ello suceda, iré allí, donde me esperan mi marido y mi hijo, y los abrazaré hasta la eternidad porque en esta vida apenas tuve tiempo para hacerlo”.

Puntos:
03-03-08 22:22 #724747 -> 722143
Por:la veleta

RE: HISTORIAS PARA CONTAR : María
Este es un caso, en el que la realidad supera la ficción.
Muy bien descrita su personalidad. Yo también la recuerdo, era familia de la Cayetana y es cierto que tenía un labio inferior grueso y temblón.
Una dura historia.
Puntos:

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