La independencia y dignidad de Sócrates eran indudables. Cuando en cierta ocasión su amigo Alcibíades le regaló un amplio terreno para que se hiciera una casa, le respondió: Si me hicieran falta unos zapatos y me dieras toda la piel, también sería ridículo que yo lo aceptara. Dicho de otra manera: ¿para qué me das tanto si necesito menos?