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04-11-11 19:26 #9051178
Por:Al-Hakam

Un par de Historias
Una historia de seres de otros mundos, es un poco larga pero espero que os entretenga.


OTRO PLANETA MULTICOLOR

Un amanecer más, los dos soles que aparecen por el este y el sureste, hoy iluminan de forma parecida. Es la estación llamada de la igualdad. En la órbita que este planeta describe alrededor de las dos estrellas que le dan vida, inciden los rayos de ambas con el mismo ángulo. Es la estación fría, la cálida llamada de la descompensación es terrible. Los habitantes tienen que pasar algunos días debajo de la superficie. Pues las dos estrellas están muy próximas, y sus rayos, inciden, una de forma perpendicular, y la otra oblicua. Las temperaturas superan el equivalente a nuestros 60 grados centígrados.
La zona no está ahí al lado, dista unos cinco años luz de la Tierra. Seguro que los astrónomos ni se han dado cuenta de que hay vida tan cerca. Por una serie de coincidencias cósmicas, nuestros telescopios no pueden detectar que tenemos unos vecinos de galaxia.
Que como son estos, digamos, alienígenas. Pues que queréis que os diga. Son como nosotros. Bueno no tienen pelo en el cuerpo. Y su piel es muy oscura y suave. Aunque hay una raza en el planeta, que son mucho más claros. También como veis, hay varias razas y países. Los animales son como los de aquí. Aunque menos abundantes, pero… tampoco tienen pelo. El clima no baja de los 32 grados de media durante el bienio. Porque aquí un año no dura 365 días. Tienen que rodear dos estrellas “Gemelas” y la órbita es mucho más excéntrica que la nuestra.
¿Y las plantas? En la superficie son muy escasas por las condiciones climatológicas. El oxígeno que, también respiran, procede de las abundantes algas de sus océanos. ¿Qué comen entonces? Comen animales, pero también comen algas. Y beben un líquido, que mana de los antiguos volcanes, que es un complemento vitamínico excepcional.
A estas alturas se estarán preguntando. ¿Y todo esto que nos importa? Pues mucho, pues hace tres días de allí, que son casi una semana de aquí, que vieron algo en su cielo. Era como un cometa pero muy pequeñito. Primero lo detectaron los astrónomos, y ya se veía a simple vista. Su atmósfera es muy buena, pero por eso cualquier objeto que entra se fulmina y destroza completamente. Por lo que enviarán una nave a explorarlo antes de que sea tarde.
Los tres astronautas son expertos en cuerpos celestes. La nave despega y en cinco días esta a cinco mil kilómetros del fenómeno. Cuando pueden visionarlo se asustan, ¡es una nave espacial!
Rápidamente piden instrucciones a la base. La cúpula militar del país de allí, que envía la nave, se reúne con urgencia. Y toda la información pasa a ser materia reservada. Los cosmonautas tratan de comunicarse con los posibles seres que los visitan. Tras acercarse mucho, deducen dos cosas. Una, que, si lleva tripulantes, no son hostiles. Otra, que, a lo mejor no lleva a nadie. Ellos también mandan por ahí naves sin tripular.
Una vez que están lo suficientemente próximos, al escanear el aparato, no hay duda. No hay seres vivos dentro. Pero, si detectan actividad mecánica dentro. Por lo que todavía es pronto para saber si no se encontraran con robots. Y si estos serán amigables. Una vez más se equivocan, y abordan la nave. No hay espacio para entrar dentro por lo que la remolcan al planeta. Y la protegen para que no pueda destruirse a la entrada en la atmósfera.
Cuando en un hangar muy secreto proceden a abrir el artefacto, se sorprenden de nuevo. Es fácil accionar su apertura. Porque quién lo ha mandado incluso pone instrucciones. Un alto mando militar se rasca el cogote y se está preguntando si esto no es un error manifiesto. Que están cayendo en una trampa nefasta y que lo mismo hay una bomba parecida a la que tienen ellos. También la poseen sus rivales. Capaz de volar siete planetas como el suyo.
Estos seres no dan ni una. Lo que hay dentro son unas pantallas, y soportes, que presumen portadores de información. También tienen unas instrucciones muy intuitivas, que facilitan la labor de visionarlos. Los científicos, siempre supervisados por los militares, proceden al visionado.
Se encuentran con algo sorprendente e inédito. Esa sonda, pues es una nave digamos para explorar, también porta información sobre sus creadores. La Primera imagen es la de un planeta azul, con tierras como el suyo. Pero los seres que lo habitan, deben ser más perfectos. Lo primero que ven es que sobre el cuerpo tienen algo que ellos no poseen, obviamente el cabello y el vello corporal. También otros seres que los acompañan tienen esas hebras. Y de distintos colores.
Tienen parajes inimaginables, naturaleza, ciudades con edificios y monumentos envidiables. Y todas aparecen limpias y ordenadas. Su cielo es azul, el de aquí es anaranjado. Y tienen, como aquí nubes, pero blancas, y también limpias. Y, cosa que les sorprende, solo giran alrededor de una estrella. Y debe ser preciosa, porque la incluyen en muchas imágenes. Cuando sale y cuando se pone.
Y les mandan, también, imágenes de un planeta próximo, más adelante intuyen que es un satélite. Ellos no lo tienen. Es también una belleza, que crece y mengua, e ilumina las noches de ese bello astro. Los habitantes de ese paradisíaco lugar son felices. Aparecen en muchas imágenes bailando, con sus mejores galas. Y hay infinidad de fotografías alegres y conviviendo con sus semejantes. Notan que son diferentes entre sí. Pero parece que no es un obstáculo, pues no hay imágenes de guerras. Ni de diferencia de riqueza. Se avergüenzan los científicos de no ser como ellos. Los militares están ya mascullando que nadie sepa nada de esto. Podrían querer ser igual que ellos y se acabaría su poder.
Tienen ríos, selvas, desiertos, llanuras, montañas, valles y bosques. Es un paisaje más variado y bonito que el suyo. Les muestran que tienen máquinas increíbles, pero ninguna destruye, todas les sirven para su progreso. Intuyen que están muy avanzados y que quizá pronto les visitarán. Ahí empieza el verdadero temor de la cúpula dirigente. Pero se calman ante la afirmación de uno de sus jerarcas. –“Si son pacíficos no habrá lugar a discutir si se quedan o se vuelven, nuestras armas decidirán”.
Eso es lo que desconcierta a los científicos. Si han avanzado tanto, ¿Por qué no tienen armas? Uno de ellos, responde: -“A lo mejor tuvieron tiempo atrás elementos de destrucción y los desecharon. Viviendo ahora en paz unos con otros”. Otro dice: -“Sospecho que son muy inteligentes y ni siquiera han pasado por ese estadio” “Habrán sido pacíficos siempre”. También les maravilla que tengan muchas creencias, pues han visto muchas imágenes de distintos cultos y religiones. –“Y no pierden el tiempo tratando de imponerlas a sus semejantes” –Dice otro.
“Aquí no somos así”, dice un estudioso de lo que en la Tierra sería la Antropología. Somos egoístas, tratamos de subyugar al prójimo. No respetamos el hogar que tenemos. Ya es bastante que sea muy caluroso y encima le ponemos humos y basura por doquier. Luchamos a muerte con otras razas, y, si no podemos, con nuestros vecinos y hermanos. Destruimos lo que otro construye.
Nos miramos con recelo. Queremos que nuestra religión sea la verdad, y denostamos al prójimo que también tiene su verdad. Censuramos lo que no nos conviene. ¡Cuantas de lo que en la Tierra son bibliotecas son cerradas y destruidas en nuestras luchas!
El mando, digamos allí, internacional se reúne. Y deciden, por unanimidad, ocultar lo que han visto. Lo relegan a un bunker supersecreto y protegido por soldados y extremas medidas de seguridad. Los científicos son apresados y quizá sean ajusticiados. Se han opuesto a la ocultación, quieren que se divulgue y estudie por otros esa maravilla.
En lo que sería en la Tierra un noticiario, se informa: El fenómeno que todos advirtieron no pudo ser alcanzado. Y se precipitó, destruyéndose al penetrar en la atmósfera. Pero chocó contra uno de los espacios desérticos, y no quedo nada, sino pedazos informes. La mentira se documentaba con un cráter en el citado lugar, hecho con explosivos potentes para mayor verosimilitud.
Creo que a esta alturas, todos sabremos de que Planeta sentían envidia. Esos, que nosotros calificaríamos de alienígenas, son como nosotros. Y sienten celos. Sí, quienes enviaron esa sonda pretendían ensalzar lo mejor de nuestro planeta. ¡Y hay mucho y muy bueno! Pues si mostramos nuestra verdadera cara, dirían, nos avergonzarían con comportamientos mejores.
No es la Tierra un lugar malo ni perverso. Quizá ese Planeta relativamente cercano tampoco. Somos los hombres quienes nos empeñamos en atacar la naturaleza, el orden social y pervertir el uso de los bienes económicos.
Y en ese remoto Planeta un soldado miraba el doble atardecer, con su arma láser apoyada en el hombro. Ese sería el último atardecer de los científicos disidentes. Probablemente serán maltratados antes de ser ejecutados. Él ha visto todo, sabe mucho y quizá algún día lo cuente a algún periodista, o lo mande, por su computadora, a algún medio del planeta.
Pero cuando sea más viejo, pues cuando lo haga lo descubrirán y será ejecutado. Eso más adelante, quiere vivir, pues aunque con corrupción, merece la pena vivir la vida. Cuando le queden pocos bienios, le dará igual morir. Perderá de vista a esos dictadores, cuando lo son. Y a gobernadores elegidos que se engríen y no respetan ni a quienes lo han votado. También los que tienen bienes sin medida, y explotan a todos los demás. Y piensa y se recrea, quizá esa nave la han enviado los Dioses.
Y seremos así, en la otra vida. Felices, pacíficos, respetuosos con los demás y el medio. Sonríe y a lo mejor se aventura a decirlo todo pronto. Que más da si lo matan, vivirá en el Planeta azul a salvo y feliz.
Un científico que ya ha visto morir a cuatro de sus compañeros se lamenta frente al pelotón de ejecución. Le dan ganas de arrebatar el arma al soldado que lo custodia, y liquidar a todos los memos que pretenden ocultar algo que es bueno y bonito. Se derrumba al comprobar que, en el fondo, es igual que sus ejecutores. Y se pliega a morir, piensa que si se libera de lo material, podrá su espíritu viajar y conocer mundos como ese planeta azul y celestial. Girar alrededor de su Satélite y bordear su estrella única.
Dos ricos propietarios de ese lugar pasan varias maletas de metales preciosos para que los gobernantes reciban su recompensa por haberse comportado correctamente. Mintiendo y robando la posible ilusión de un mundo mejor. Para ello han despojado a varias ciudades de sus reservas de riqueza.
Ni siquiera saben esos ciudadanos para que entraron los sicarios y los maltrataron y hurtaron sus posesiones. El dinero y el poder, “esos seres serán superiores, pero no tienen ni idea” piensa un mandamás. “Probablemente los conquistaremos pronto y sabrán lo que es bueno”. Aunque se lamenta que los científicos no colaboren tanto, porque los necesitan para construir más naves, más potentes y dotadas de armamento suficiente.
Un niño de los de allí mira al cielo. De mayor quiere ser astronauta. Pero para ello hay que estar en el ejército, y eso no le gusta. No quiere estar con quien ha arrasado su casa sin explicaciones. Y sueña con viajar por las estrellas y volver a contárselo a sus padres. Así podrá consolarlos, pues ahora tienen que empezar de nuevo.
Un ciudadano cercano al cráter, que dicen, ha hecho la nave, lo visita. E imagina que allí no ha habido ninguna nave. Y fantasea, quizá eran malos, como nosotros y debíamos protegernos con esta mentira. O son demasiado buenos y no nos merecemos quebrar su armonía. Ni les interesa a los gobernantes que ellos quiebren la nuestra. Y se acerca a una fuente volcánica, da un trago de su líquido vitamínico y se aleja silbando una melodía.
A lo lejos se ve a una pareja de habitantes del planeta. Son personas normales de allí y han ido a ver por última vez la superficie, hasta la próxima estación menos cálida. Todo el mundo se esconde y acumulan alimentos. Es como hibernar pero al revés. Y el niño, en su refugio vuela por el universo, los científicos muertos, en otra vida descubren que el planeta azul no es tan perfecto. Los mandamás y los ricos se carcomen en su avaricia de dinero y poder.
Y una lluvia de estrellas fugaces que nadie ve en la breve noche de ese planeta, desperdicia los mejores deseos que pudieran pedirles. La vida volverá, allí y aquí, y en los miles o millones de planetas que debe haber habitados por ahí. Todos envidiarán al otro y esperemos que algo o alguien pare la destrucción, y Todos, hagamos por crear y mantener y no destrozar.
La vida ya en sí es un regalo. Y por los ríos, los valles, los Océanos y sus criaturas, nadie le ha pedido impuestos a ningún hombre. Ni a ningún otro habitante del ancho Universo. Solo respeto y continuidad para los que nos sucederán.



Al-Hakam que quiere un mundo mejor
Puntos:
04-11-11 19:29 #9051196 -> 9051178
Por:Al-Hakam

RE: Un par de Historias
Otra historia, de mentiras y de amores


INTENTO NO OLVIDAR...

La Noche y el recuerdo de tu sonrisa me mantienen vivo. La oscuridad de tu recuerdo, que a la vez es la luz de mi ilusión. De noche nos amábamos, de día nos separábamos. Y esa alegría que demostrabas. Hace ya... no sé, mucho tiempo. Ahora las canas son el recuerdo de una vida generosa pero extraña. Porque nunca te conocí, a pesar de estar casi todos lo días a tu lado. Ahora descubro tu diario, debajo de los libros que leías y me contabas casi literalmente. Por un momento pensé condenarlo al fuego, que tus secretos fueran eso, tus pensamientos para ti y nadie más.
Ya ves, la curiosidad puede más que nada y lo abrí. La primera página era con letra de adolescente. Cuando yo todavía no estaba ni en tus pensamientos. Te quejabas de todo, nada te complacía, soñabas, amabas, esperabas. Porque yo no fui el primero, y ahora veo que tampoco fui el último. Ahí está el otro chiquillo rubio e indiferente a ti, pero que supiste conquistar. El aprendiz de zapatero que te sedujo después. El aspirante a futbolista famoso, que luego montó un garaje. Tras veinte páginas llego yo. Una persona que en principio tratabas como un amigo.
Yo entonces ni siquiera te tenía como una amiga. Te conocí y nada más. Luego vendrían días juntos en pandilla. Tu primera sonrisa ante mis ocurrencias. Las miradas cómplices que solo nosotros entendíamos. El primer anochecer juntos en el parque. Nuestro primer beso y las prisas por llegar a tu casa, era tarde.
Luego crecimos, yo me fui a estudiar y tú te quedaste en el pueblo. No comprendí la tozudez de tus padres en que no estudiaras. Podríamos haber estado mucho más tiempo juntos. Posibilidades económicas tenían, pero quizá por eso veían innecesario llenarte la cabeza de pájaros. Alguien te conquistaría antes o después. Y si era de tu clase social, mejor. Y una vez casada no necesitarías ni libros ni maestros.
Pero tú te rebelaste, comprabas más y más libros, y viajabas fuera, aunque fuera en tu imaginación. Y yo volvía casi cada fin de semana. Buscaba cualquier excusa, ayudar a mi padres en las labores agrícolas. Visitar a mis abuelos. Estudiar en un lugar más tranquilo. Y allí estabas tú. Con tus cabellos rubios ondulados, tus ojos claros y una sonrisa que conseguía de mi todo lo que me pidieras. En esa época no buscaste en otros labios ni en otros ojos las miradas que pudieran excitarte.
Fue cuando tus padres vieron que no era el chico adecuado cuando, de repente, cambió el panorama. No querían un estudiante, ni de mi clase, tampoco les gustaba que te animara a seguir leyendo.
Los libros fueron a la hoguera, censurando tus alas, y tus sueños. Y la contrariedad no pudiste vencerla. Ahora lo veo en tu diario. No luchaste, firmaste la paz sin ni siquiera plantar cara a tus progenitores. Entonces se apagó la sonrisa, tu diario se volvió sombrío y mi amor era ignorado. Yo venía cada vez menos al pueblo, y tú ya no me escribías ninguna carta.
Acabé los estudios y veo que amaste a otros. Quizá impuestos por tus padres. Te dedicaste a coleccionar amantes, disfrazados de pretendientes. Buenos chicos, de clase acomodada, pero ninguno supo conquistarse, aunque si seducirte. Esto último lo dudo, estoy convencido de que tú los sedujiste a ellos. Como hiciste al principio conmigo, volviste a lograrlo después y toda una vida continuaste utilizándome.
Yo me creía importante, siendo tuyo, teniéndote en mis brazos. E ignoraba, como ahora sé que no me amabas. Era un juguete con el que te gustaba divertirte. Ahora el único juguete, según escribes. Más adelante un entretenimiento más.
Una noche te invité a cenar, pensaba pedirte que te casaras conmigo. Te adelantaste y me dijiste que ya bastaba de juegos, que ya éramos adultos y que teníamos que formalizar la relación. Me sentí bien y mal simultáneamente. Otra vez leías mis pensamientos, o los interpretabas como tú querías. Pero daba igual ya serías mi mujer para ¿siempre?
La ceremonia fue por todo lo alto. Tus padres no estaban muy conformes. Los míos quizá tampoco. Pero nos casamos y nos fuimos de luna de miel. Esos días entonces fueron los más felices de mi vida. En tus páginas veo que seguías divirtiéndote conmigo, pero a tu manera. Jugaste con dos barajas, pues hiciste lo posible por ir a un lugar donde vivía uno de tus antiguos pretendientes.
Decías que ibas a rezar a la catedral. Y yo, como poco creyente no te acompañaba, ni me preocupaba por la realidad. Escribes que ponías una vela a Dios y otra al diablo. Tus encuentros secretos con él traspasan mi endeble corazón. Gozabas con él y conmigo. Y no vi nunca en tu mirada, ni el menor atisbo de sospecha de ello. ¡Que gran actriz! Eso no sólo entonces, siempre interpretabas a la chica dulce y alegre. Nadie lo sospechó, ni siquiera tus otros amantes. A todos nos engañaste y en las siguientes páginas veo que hasta a ti misma te mentías a veces.
Gracias a mi volviste a leer y a asomarte a otros mundos, otras civilizaciones. A pensar mejor y más retorcidamente. Eso lo sé ahora, alimenté los deseos de irte más allá de probar nuevas sensaciones.
Esas vacaciones en casa de tu tía del Norte. Estaba enferma y tenías que ir a cuidarla. E ir sola, pues la casa era pequeña y no podíamos ir los dos. Un mes que ahora se donde pasaste, en París, la ciudad del amor, de la Luz. Allí estuviste en tu salsa. Me escribías cartas sin matasellos, que venían por intermediarios no oficiales.
Allí amaste a bohemios, pintores, a los que serviste de modelo. Escritores que inspiraste. Y volviste con un vestido de pueblerina. Después de haber lucido las mejores modas. Quizás debiera dejar de leer, es tarde y queda lo peor, tu muerte.
Pasó la vida y envejecimos, yo, a pesar de lo que leo, era feliz. Te amaba como el día que se ilumino tu mirada cuando te confesé mi amor. Ya no podías conquistar, tus canas y tus arrugas no interesaban a ningún hombre. Excepto a mí, pues veía en aquellos ojos claros la muchachita que me enamoró, a la que quise y a la que todavía amo. Pero veo que aún anciana, volviste a las andadas. Ese maldito aristócrata de pacotilla te convenció para pasar unos días en la costa. ¿Qué mentira me contarías esta vez?
Reconozco que con los años perdiste originalidad. Me dijiste que necesitabas unos días de descanso. Sola en un balneario. Yo, que nunca te he negado nada asentí. También necesitaba estar solo. Pero no llegaste siquiera a tener la oportunidad. Cuando te ibas, a toda prisa, como los delincuentes, tropezaste en un escalón. Me había ido a hacer unos recados y cuando llegué... Yacías en el suelo, con un hilo de sangre surcando tus canas y una leve sonrisa en tu cara. Parecías un ángel herido. Ya eras un querubín cuando te contemplaba.
Ahora termino tu diario. Ayer escribiste que a pesar de no amarme, yo era la persona más importante de tu vida. Que los demás eran un entretenimiento menor. Porque los demás pasaban, yo permanecía. Y leíste en algún lugar que no importa quien fue ni quien vino, sino quien está. Un epílogo que parecía anunciar tu accidente.
Me siento mejor, o no. Que más da. He quemado tu diario, y trato de olvidarlo. Quiero recordar la chica, la mujer, la anciana que amé. Me da igual lo demás. Porque ahora solo puedo recordar. Y si existe otra vida, vivirla con ella, y ella con otros también quizás. Necesito ver sus ojos y decirle, te quiero, aunque ella no me conteste o me mienta.
Hoy visité su tumba. Y no creo que vaya a durar yo muchos más años. Mi vida fue una mentira pero como he dicho fui feliz. Volvería a vivirla, y a enamorarme de la misma mujer, pero nunca volvería a leer su diario.

Al-Hakam que piensa que algunos secretos no deberían desvelarse
Puntos:
09-11-11 21:18 #9079840 -> 9051196
Por:moheda

RE: Un par de Historias
ke bonito,me ha encantado
Puntos:
10-11-11 20:26 #9085391 -> 9079840
Por:Al-Hakam

RE: Un par de Historias
Otra historia, estoy tirando de archivo, que estos días estoy muy ocupado.

ATRAPADO EN MI ORDENADOR

Esta historia no es real, ni siquiera virtual. Sucedió en mi mente, pero puede que de a entender cuan influyente es la informática en nuestras vidas. Y como también tiene algunas sorpresas...
Yo tenía que terminar ese dichoso trabajo de Física. Estaba casi completa mi recopilación de material para esta obra. Había, eso sí una página Web, esencial para el tema del proyecto, pero no terminaba de cargarse en mi computadora. Si conseguía esa información, con unos cuantos golpes de ratón, todo estaría terminado.
No podía más, había estado sentado frente al ordenador más de 6 horas. Delante de mí vi como la pantalla se diluía entre sombras. Después vislumbré a un monigote en dicha pantalla, el cual me chistaba y solicitaba atención.
- ¡Necesitamos ayuda!
- Yo le dije ¿Quién eres y que quieres de mí?
- Soy un duende de los ordenadores. ¿No te ha pasado alguna vez? Una avería que no te explicas, ni tú ni el técnico. O encontrar la solución a tu problema informático sin hacer nada especial. Ya ves, estamos para lo malo y para lo bueno.
- Estás de broma. Vamos ¿Quien está quedándose conmigo?
- Créeme, por tus hijos, si es que los tienes, estamos en un apuro.
- Si lo hago ¿Podré abrir esta página?
- Ahí está el problema, algún Hacker nos ha descubierto y nos ha metido mediante engaños, a todos los duendes en esta página. ¡Y no podemos salir!
- Y eso, ¿será bueno o malo?
- A ver, ¿qué prefieres? Los Hackers a mala idea, o problemillas sin importancia con los duendes.
- Es tarde, necesito este Web Site.
- ¿Tienes gafas virtuales?
- Sí.
- Póntelas.
En un abrir y cerrar de ojos, me encontraba dentro de la página, pero literalmente. Y lo más inquietante vi desde dentro de mi ordenador mis gafas virtuales en el suelo de mi habitación.
El duende me dijo que cogiera la información, y ellos se encargarían de imprimir y de preparar mi trabajo. Pero que les echara una mano y les sacara del aprieto.
Yo me di cuenta de que también estaba en un apuro. Y me preguntaba, como les ayudaría. Vi por allí a todos los duendes, no eran como los de los cuentos. Pequeños y con las orejas en punta. Unos eran como
Supermario, otros como la heroína de Tomb Raider, algunos como karatekas de Strigth Faither. Claro tenían que camuflarse para hacer las travesuras de su condición de duendes.
Ahora yo estaba en el lío. Traté de buscar una salida. Todo acababa con ¡Acceso denegado! Me pidieron que no usara la cabeza para escapar, sino la imaginación. Pues a ellos es lo que les funcionaba. Y le dije a uno de ellos ¿y porqué no os salváis vosotros?
¡Muy gracioso! ¿Crees que no lo hemos pensado? El Hacker ha creado un protocolo que nos impide hacerlo.
Entonces comencé a pensar como si fuera un niño y se me ocurrió algo. Si conseguí que dos o tres accesos denegados se contrapusieran, a lo mejor se anulaban y podríamos salir.

Pero cuando lo hice, me pedían el protocolo de los duendes, pues al parecer esa era la solución. Se lo pedí a ellos y pudieron escapar tan rápidamente que no me dieron ni las gracias.
Tarde, pero me di cuenta de mi error. Ellos se habían ido porque alguién (el Hacker) sabía que estaban atrapados, y contrarrestando su protocolo al del pirata informático se escaparon. Pero nadie sabía que yo lo estaba también. Y me iba a quedar en una página de física, que solo personal especializado necesitaría, muy de tarde en tarde.
Busqué de nuevo, la manera de salir. Esta vez para mí. Miré el reloj del ordenador. ¡Y solo faltaban dos horas para las 8,00 AM. Hora en que debía entregar mi trabajo, que los duendes dejaron sobre mi mesa.
Decidí volver a utilizar la imaginación. No había dormido, y traté de hacerlo. Intenté, con todas mis fuerzas soñar que volvía a mi habitación. Y que me encontraba tendido en la cama.
¡Bingo! Cuando me desperté eran las 8.15 AM, tenía que darme prisa. Y colocar el trabajo e irme a mi centro educativo.
Entregué el trabajo y luego me fui al aula de informática. Casi me había olvidado de la movida de anoche. Es más pensé que fue un mal sueño. Pero ¿Y el trabajo terminado? ¿Y las gafas virtuales en el suelo?
Mi sorpresa fue mayúscula cuando al pasar por los ordenadores me iban poniendo ¡Muchas gracias Juan! Y en otro ¡Merci Beaucoup Jean! ¡Thank you John ! ¡Danke Juan! Y vi apearse a una especie de pitufo, de una CPU, pero era en vez de azul, verde y me guiñó un ojo y después mostró el pulgar hacia arriba. Luego la sala estaba normal.
No olvidaría esa noche. ¿Qué más da si fue o no real? Mezclé el mundo real, el virtual, y el de los sueños. Y también mi propia imaginación. Y la de unos seres que yo mismo podía haber inventado. Pero hay que reconocer que muchas veces no nos explicamos ciertas averías de esos genios de silicio que son los ordenadores

Al-Hakam que no entiendo que se hable con una máquina
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