Santiago del Campo - Caceres

AÑOS Y LEGUAS II parte
En septiembre 1952, Después de la recogida de la cosecha siempre había un compas de espera en el pueblo. Era cuando se celebraban las fiestas de los toros. La cosecha ya a buen recaudo. La vida se ralentizaba hasta la sementera. Yo iba y volvía a menudo hasta estas fincas cercanas “ los Prescribane”En el trayecto, leía el TBO que un amigo me pasaba. El lento caminar de mi rucio resultaba aburrido. Parece que se
contagiara de mi lectura, el ritmo de la marcha bajaba en exceso. Ahí surgía un insecto volador. Algo que hasta mucho más tarde no llegaría a entender. ¿ Era una mosca o una avispa? que a mitad del trayecto se acercaba al rucio en plena marcha. Y a la altura de los ijares y volando cual colibrí, adelantaba el abdomen, donde el pelo era más largo y ahí dejaba los huevos. Eran invisibles. Es el lugar donde estos animales pueden rascarse con los dientes. Estos pasan a la boca, de esta al sistema digestivo donde se desarrollan como larvas que salen al defecar el animal. Estas ya en el suelo se entierran y hacen la metamorfosis a crisálida, y de ahí a volar, siguiendo su ciclo.

Es curioso como mi borrico se percataba de su presencia. Daño no podía sentir. El caso es que mi rucio, en cuanto se apercibía del insecto, saliamos disparados.
Podía eliminarlo de un manotazo cuando pegaba los huevos, era fácil. Alguna vez lo
hice bajando un momento. Luego pensé que era mejor aliarme con el insecto, para llegar antes a casa. la mosca o avispa, tiene una manera muy particular de reproducirse. Parasitando al asno. No es este el único insecto que se reproduce así. Con 16 años aún no llegaba a estas conclusiones. Hasta que fui mayor y lo leí.

Desde siempre la vida del rucio y los humanos estuvo conectada entre sí. Ya, la biblia nos dice que, “Cain mató a su hermano Abel con la quijada de un burro”. Una
muestra de que nuestras vidas estuvieron conectadas desde la noche de los tiempos.
Sin este animal, las 'hueveras' no hubiesen existido esos años 40. Cuando el hambre
nos hacia aguzar el ingenio para superar el atavismo sin perecer en el intento.
Esas esforzadas mujeres de una edad mediana, enjutas de carnes, que siguiendo al burro se plantaban en Cáceres con la carga. La vendían, y por la tarde noche, estaban de regreso. Vendidos los gallos caseros, los huevos o el queso fresco. Los pueblos eramos proveedores de la ciudad en ese tiempo. Siempre con la ayuda inestimable del sufrido borrico.
Comprendo que a las nuevas generaciones, les cueste creer las dificultades que nos toco vivir: no de hambre, de hambruna. Algo así como un tercer grado. Del que nos
tocaría salir a 'palo seco'. O sea 'carretera y manta' sin esperar ayuda de la administración tan recurrente en estos tiempo.
Cuando la vida rural tocaba a su fin. Andando la década de los años 70. el sufrido rucio quedó sin competencias; en paro. No quiero ni pensar la recompensa que recibió el más sufrido y noble de los animales que nos hicieron la vida mas fácil. A costa de su sacrificada entrega. Cuando les llegó la hora de su obligado retiro. Recuerdo el bar de tía Modesta, -aún vivía Rafa- . Los burrillos más jóvenes, eran sacrificados como un apreciado menú para los comensales mas exigentes. ¡ Cuanta crueldad. ! Emirey

Cuando e leído tu escrito no salia de mi asombro al saber lo de la mosca esa que usa los jugos gastricos del estomago del burro para desarrollarse parece
increíble no lo hubiera imaginado nunca

SALUDOS Y SALUZ