los tiempos de "mari castaña" TIEMPOS DE “MARICASTAÑA”.blogs spot ..com .es. Emilio Rey Cerro. La cálida y diáfana mañana de abril, daba para recrearse con el paisaje, tantas veces visto siempre con su cambiante color según la estación. Desde el amplio vestíbulo de puertas añosas por el paso del tiempo, podíamos contemplar: según se mira al norte, la ondulada campiña y el pueblo en aparente y plácida quietud. Desparramado a los pies del otero donde nuestros antepasados con buen criterio del entorno, construyeron la iglesia. . Una panorámica que permanece en las retinas de los que nacimos a qui, aunque estemos lejos de nuestro pueblo. . Ese mirador estaba concurrido esos días festivos, viendo como las mozas llegaban a la iglesia un domingo de ramos,aquellos años 40 . Cuando el pueblo aún contaba con el 90% de sus habitantes. Las mozas subían esa empinada cuesta cuando las campanas se apresuraban con un último y breve repique como llamada. Faldas de percal de color, por debajo de las rodillas, y el inevitable velo , cubriendo los cabellos que no llamaran la atención del 'pastor' . Era un requerimiento de tiempos pretéritos. Después a la salida, en grupos, se charlaba mientras la mirada se perdía en el multicolor paisaje de ondulados collados y colinas tostadas por el sol. . En ese tiempo: el cura era don José,el único conocido que cumpliera una década en el cargo desde el año 40 hasta el 50 . Este disponía de monaguillos y sacristán , Cuando el latín gozaba aún de buena salud para el clero Tio Sacristán una persona venerable por la edad. Dominaba esa lengua y desde el coro le correspondía al cura. Con 7 ó 8 años sentía una cierta curiosidad por estas cosas. Y me subía al coro poniéndome con disimulo al lado del personaje, de cabellos plateados y pinta de profeta, venido a menos. Ante un atril tenía abierto ese libro de párrafos incomprensibles donde leía sus cantos bien modulado acompañando al cura. La llegada de don Timoteo sería recibido como una especie de revolución entre las féminas del pueblo. Y dentro de mi curiosidad insana, me hubiese gustado gravar una de esas confesiones con esas jovencitas cuyos labios permanecerían sellados. No obstante conocimos el arrojo de que hacía gala, abordando a alguna belleza en un sitio tan inusual como era el autobús de la época. Claro que dicha dama en esta ocasión reaccionó con presteza al verse en evidencia en público Estos hechos retrataban la osadía del 'mosen' cuando la ocasión se le ponía a tiro en privado. Un tema que me pone en evidencia sin evaluar los riesgos. Lo hago confiado en que la pátina de los años; 67, ya; no vivan los protagonistas de estas historias, pertenecientes a la vida privada de alguna personas de un lejano pasado, Lo hago en la superficie sin tocar el lado morboso. Reitero que esa aparente impunidad era posible porque en esa época eran intocables los curas contaba con relativa benevolencia de sus superiores respeto al sexo, Siempre que estos escarceos amorosos no transcendieran, por esto se llevaban a cabo en la sacristía lugar exclusivo del cura. Envuelto en la inocencia de la edad. Siempre bajo la mirada inquisitiva y autoritaria del maestro don Emiliano. Que controlaba nuestros gestos y movimientos en la iglesia. Tenía tiempo para hacerme una idea de la situación en esta. Delante, y siempre aparte, las mujeres, detrás los hombres y los escolares. En el banco de honor el alcalde con doble apoya brazos en su banco. Dos números de la guardia civil con uniforme de gala no solían faltar. Detrás ya bajo el coro, siempre veía a un venerable anciano junto a un confesionario en solitario. Demetrio Vega. El abuelo de los que hoy ostentan dicho apellido. Todo antes de que la iglesia fuese desmantelada ya a principios de los 60. (de todo lo que tuviese valor, con el pretexto de construir ese 'pegote' de casa junto a la iglesia) todos estos retablos y recuerdos desaparecerían en tiempos del finado, don Fernando Barriga. emirey Humildemente, mejor nos hubiese dejado con nuestros viejos recuerdos. |