Morcín - Asturias

Recuerdo que cuando estaba en la mili, en Medina del Campo, donde íbamos a parar en aquel entonces los represaliados políticos de la Séptima Región Militar, uno de los nuestros, recién llegado al cuartel, cuando nos leyeron por lo noche, todos muy tiesos en formación, el menú del día siguiente y resultó ser paella, filete, postre, café, copa y puro, dijo en voz alta rompiendo la solemnidad del acto: ¡hostia, acabose la miseria!, lo que le costó varios días de calabozo.
Los que ya llevábamos allí algún tiempo sabíamos que el derroche del café, la copa y el puro venia a coincidir con el fin del periodo del sargento de cocina, pues cada vez que uno de ellos terminaba tal periodo, que creo que duraba un mes, se permitía el referido dispendio, probablemente para intentar quitarnos el mal sabor de boca que nos habían dejado las comidas de todo el tiempo de su gobierno culinario.
Se me ocurre lo de ¡acabose la miseria! cuando veo encendidas muchas luces del alumbrado público de Santa Eulalia pasadas las once y media de la noche, aunque bien pensado tanta iluminación puede ser por eso de que “de perdidos al río”, porque con el enorme pufo que generaron en los últimos años quienes gobiernan el Ayuntamiento, total, un poco más, ¡qué más da!.
Es de suponer que los concejales estén al tanto del asunto y que ya hayan dado su opinión al respecto, porque lo del apagar algunos puntos de luz para reducir el gasto dio bastante qué hablar, y ahora se está gastando lo que se dijo que se iba a ahorrar.