Foro- Ciudad.com

Carcarosa - Asturias

Poblacion:
España > Asturias > Carcarosa (Mieres)
14-12-11 17:07 #9298457
Por:Jose Manuel Z.L

Cosas dormidas 3º
En silencio y en orden regresan a la galeria numero dos las reclusas que han ido a comunicar. En silencio y en orden, todas, excepto Reme, que lleva en la mano una silla baja de anea que le ha traido Benjamin, se dirigen hacia sus petates enrollados contra las paredes del pasillo central, en los peldaños de las escaleras o en las celdas, donde tomaran asiento para memorizar la visita en silencio y en orden. Con la mirada perdida, intentaran atrapar los ultimos diez minutos, retener el tiempo que ha pasado ya, para el recuerdo.
Reme guarda en su mirada perdida el llanto de su nieto. Coloca su silla junto al petate de Hortensia y la invita a sentarse. Reme no debe llorar. Y no llora. Volvera a ver al niño en septiembre, el dia de la Merced, el veinticuatro; de hoy en ocho meses volvera a verlo. El dia de la patrona de prisiones permiten a los niños entrar al patio del penal. Y Reme abrazara a su nieto por primera vez.
Diez minutos. Todas y cada una de las presas que han pasado diez minutos frente a sus familiares perderan la mirada muchas veces. Se perderan, porque tienen un lugar donde perderse. Diez minutos. Y Hortensia acepta la silla de anea, y en sus ojos resplandecen los ojos de Felipe; su sonrisa sonrie en su boca; y son las manos grandes de Felipe las que acarician las mejillas de Hortensia con las manos de Hortensia. Diez minutos. Y Hortensia no debe llorar. Se sienta. Y no llora. A su lado, Elvira se desata con furia la coleta. No debe llorar. Pero llora. Llora y se despeina porque no sabe cuando podra volver a agitar su cola de caballo para su hermano.
Elvira, comportese.
A La Veneno le irrita que las internas pierdan el control. Y Elvira comienza a perderlo. No permitira sus lagrimas. No permitira que revolucione a las demas. No lo permitira. Se acercara a ella con los brazos cruzados bajo el escapulario delantero de su habito y le ordenara con un grito que se controle:
Controlese.
La disciplina comienza por el control. La hermana Maria de los Serafines lo sabe. Y esta dispuesta a castigar a la niña pelirroja que no va a morir. La mira con desprecio mientras Elvira llora y revuelve su melena con las dos manos despues de arrojar su lazo a los pies de la monja, despues de arrojar a sus pies su desesperacion.
El volumen del vientre de Hortensia le impide levantarse deprisa. Quiere recoger el lazo. Quiere tranquilizar a Elvira porque teme que la hermana Maria de los Serafines la castigue.
La va a castigar, si.
Sabe de sobra que no quiero lagrimas aqui. Sabe de sobra que no consiento ni una sola rabieta. Lo sabe. Y, por si se le ha olvidado, yo se lo voy a recordar.
La monja la ha cogido por el brazo y la levanta de un tiron de su petate.
Venga conmigo.
Se la lleva.
Hortensia consigue superar la torpeza, se levanta sujetandose los riñones y se acerca a la monja.
Hermana, por caridad, no se la lleve, esta malita, tiene calentura y tose.
Reme y Sole siguen a Hortensia.
Esta del pecho, tiene una tos muy fuerte.
La tiene agarrada en lo hondo, no sabe usted bien como esta esa niña.
La hermana Maria de los Serafines se vuelve hacia ellas. Aprieta los dientes y frunce el ceño al mirar a las tres. Sin mediar palabra, tira del brazo de Elvira y la empuja hacia el pasillo.
Se la lleva.
Si, se la lleva.
Y Elvira no para de llorar.
Puntos:
15-12-11 17:15 #9303482 -> 9298457
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
La melana roja de Elvira ha dejado de ser de Elvira. Antes de cortarsela La Veneno le hizo una trenza. De raiz, se la corto de raiz en presencia de La Zapatones, que estaba de pie frente a Elvira, la barbilla adelantada hacia ella y las piernas abiertas, vigilante, con los pulgares colgados en su cinturon, ordenandole que no se moviera.
No se mueva.
Se lo corto de raiz, La Veneno. Despues entrego su trenza roja a La Zapatones. Y La Zapatones la metio en la bolsa donde guardan el pelo, para venderlo.
A ver si ahora aprende.
Ha aprendido Elvira. No debe llorar. Regresa a la galeria numero dos sin su melena. No debe llorar. Y no llora. Se sienta en su petate tapandose la cabeza con las manos y se lamenta sin llorar:
Me han robado el pelo.
Intenta consolarla, Reme, y comienza a decir el refran que se ha repetido a si misma tantas veces:
El que se pela...
Pero Elvira la interrumpe sin consuelo y se abraza a ella:
No se estrena, Reme, no se estrena.
¡Sangre mia!
Le dice sangre mia, aunque en esta ocasion Reme no piensa en sus hijas, y le acaricia la cabeza.
Crece, crece pronto, ya lo veras.
Me lo han robado.
Y dice que se lo han robado porque muchas presas venden su cabello a las monjas, para comprar en el economato de la prision. Y las monjas lo venden a su vez a los traperos, para hacer caridad.
Van a venderlo.
Elvira ve su pelo trenzado caer a la bolsa. Ve como se desliza su trenza. Ve como resbala un pez en la talega de un pescador. Y no ve como se acerca Mercedes colocandose las horquillas de su moño de platano:
Que silla mas bonita.
Hortensia acaricia la espalde de Elvira y contesta que la silla no es suya sin mirar a la funcionaria.
¿De quien es?
Dejenos en paz.
¿Como dice?
Hagame usted ese favor, estamos en familia y en familia queremos estar. La silla es de la Reme, por si lo quietre saber de veras. Y ahora que ya lo sabe, ¿quiere alguna cosita mas, vida mia?
Todas las miradas se dirigen hacia Mercedes: la de Sole, la de Elvira, la de Reme, la de Hortensia; y Mercedes da media vuelta mientras las presas continuan mirandola.
Coñ., le has echado valor.
Rio Sole al admirar a Hortensia.
Coj.nes es lo que le ha echado.
Rio Reme. Rieron las demas. Y rio Elvira.
Ahora vamos a ver lo que nos han traido, que los malos momentos vienen solos, pero los buenos hay que buscarlos.
Y en barriga llena no entran penas.
Lo primero que vio Hortensia entre las cosas que le habia enviado Pepita fue su vestido. Un vestido de franela gris, cuajado de pequeñisimos ramilletes blancos.
Quiere que me alivie el luto.
POues hala, a aliviarse, Hortensia.
Reme saco un paquete envuelto en papel de estraza. Era jamon. Un pequeño trozo de jamon.
Benjamin me ha traido jamon.
¿Jamon? ¿Has dicho jamon?
Pobre, yo le habia pedido jabon. Yo le habia pedido una pastilla de jabom. Y el me ha traido jamon. Me entenderia mal.
Yo tengo pavo, madre mia de mi vida. Mira, Elvirita, tengo pavo.
Hoy vamos a cenar largo, Elvirita.
Como reinas, hija, como reinas.
Pues yo me voy a ir al economato a comprar agua caliente y nos hacemos un cafe, ¿quieres?
Todas intentaban distraer a Elvira, que dejo de tocarse la cabeza para buscar sus viandas, y grito entusiasmada al descubrir la sorpresa que le habia enviado su abuelo:
¡Turron!
Esta noche, mientras compartan el placer de saciar el hambre, Hortensia, Reme y Sole pensaran en Tomasa. Pero ninguna de ellas hablara de Tomasa.
Elvira solo pensara en su hermano. Comera intentando recordar su aspecto, apreciara el gran parecido con su padre. Despues, dormira junto a Reme, abrazandose a ella para sentir su calos, y despertara en numerosas ocasiones:
Paulino.
Lo vera acercarse a la valla metalica del locutorio y llevarse el indice a los labios. Se miraran los dos. Se reconoderan:
Paulino.
Ella intentara dormir de nuevo. tapandose la boca con la mano,para callar su nombre. Y volvera a dormir. Y volvera a verlo. Y no podra evitarlo, gritara:
Paulino.
El volvera a llevarse el indice a los labios.
Puntos:
16-12-11 17:00 #9308392 -> 9303482
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
La carta que escribio Paulino continua en el bolsillo de su chaqueta. La escribio para Pepita. Y la olvido. La olvido por completo al ver a su abuelo en la puerta de la prision de Ventas. Ahora la acaricia con los dedos. Y duda. Quiza seria mejor no entregarsela. Aprieta la carta que escribio al llegar a casa de Amalia, la salmantina que milita en Solidaridad Obrera, la hija de Sole. Tengo que irme, pero quiero que sepas que, aunque mi gusto seria quedareme contigo, mi deber esta por encima de mi gusto, y siempre lo estara. Quiza seria mejor decirle a Pepita que olvide lo que le pidio en la iglesia de San Judas Tadeo.
Aprieta la carta. La arruga.
Y camina junto a Pepita.
El grupo que se habia formado para entrar en la prision se disperso al salir. Los que habian entrado juntos salieron juntos y se despidieron en la puerta. Cada cual marcho con los que habia llegado, pero Paulino le dijo a Felipe que no regresaria con el, que llevaria a su abuelo a casa. Y le pidio a Pepita que les acompañara.
Si es de tu gusto...
Si es de tu gusto, contesto ella ruborizada mirandole a los ojos. Y ahora que ya se han despedido de don Javier, caminan juntos. Solos. Y los ojos de un color imposible vuelven a mirarle con rubor mientras el arruga la carta en su bolsillo y Pepita bajo la mirada para hablarle a media voz:
Me pediste una contestacion que todavia no te he dado. ¿Quieres que te la de, o ya no quieres?
Antes quiero que sepas una cosa.
¿Que cosa?
Una cosa muy importante, que quiero que entiendas bien.
Tu diras.
Quiero que la entiendas muy bien,¿comprendes?. Si despues de lo que voy a decirte no quieres saber nada de mi, lo entendere, ¿comprendes?
Ella continuo mirando al suelo. La indignacion que habia sentido al creerse abandonada por Paulino habia ido en aumento a madida que pasaban los dias. Pero desaparecio al instante cuando le vio en la prision de Ventas. Al verle llegar, se desvanecio el abandono. Se desvanecio el temor a no verle nunca mas. Aunque ahora, prende en ella identico temor. ¿Que es aquello que debe saber antes de contestar? Va a abandonarla. ¿Que debe comprender?. No volvera a verla nunca mas.
El volvio a preguntar:
¿Comprendes?
Ella temio mas que nunca al responder de nuevo:
Tu diras.
Soy comunista.
Pepita solto una carcajada y se llevo la mano a la boca para seguir riendo.
¿De que te ries?
Yo me figuraba que me ibas a decir que estabas casado, o que tenias un chiquillo por esos mundos.
Que cosas tienes.
A ver, como andas por ahi, en la guerra.
Esto es mucho mas serio que un hijo, chiqueta. Soy comunista, y lo sere toda la vida. Voy a Toulouse a ponerme a disposicion del Comite Central. Pueden cogerme por el camino y meterme en la carcel, o pueden matarme, ¿comprendes?
Mucha importancia te das tu, ¿que hay que comprender?. Yo ya sabia que eras comunista. Felipe es comunista, mi hermana es comunista, y don Fernando, el ultimo que me podia yo imaginar, tambien es comunista. Hasta la señora Celia es comunista, como no ibas a serelo tu.
Pero yo soy un huido, chiqueta, ando escondido y tengo que seguir escondiendome. No quiero engañarte, no se cuanto tiempo seguira siendo asi. Tienes que saber que soy un hombre politico y que nadie podra cambiar mis ideas. Nadie. Esto es una cosa mas seria que si hubiera tenido un hijo, y sera asi hasta que me muera, o hasta que me maten si me tienen que matar.
Y la mujer que comparta tu suerte ha de ser conforme con eso.
La mujer que comparta mi suerte ha de saber que la suya puede ser muy negra. Me pueden coger y me pueden matar, nos podemos casar y quedar viuda o me pueden matar sin casarnos. Y tu tienes que pensarlo bien. Yo no se si tengo derecho a pedirtelo, o si hubiera sido mejor no pedirtelo. Yo no se cuanto tiempo tendre que seguir escondiendome.
Ella levanto la vista del suelo. El le tomo la mano y la paso bajo su brazo.
¿Quieres ser mi novia?
Sonrieron los dos. Los dos desearon abrazarse. Ella se colgo de su brazo y comenzo a caminar deprisa.
¿Adonde me llevas?
Adonde van los novios de Madrid.
Lo condujo a la estacion de Delicias, y cuando llego el primer tren y descendieron los primeros viajeros, le abrazo.
Y se entrego a su suerte en aquel abrazo.
Algas.
Sus besos fueron algas enredadas en agua de mar.
Algas en dos mares que se encuentran.
Algas.
Si.
Puntos:
17-12-11 22:52 #9314292 -> 9308392
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
¿Seis mil seiscientas?
Seis mil seiscientas.
Estan locos.
Si fueramos socialistas no nos cobrarian ni una perra chica.
¿Eso te han dicho?
Eso mismo, lo primero que me ha preguntado esa rubia es si somos socialistas.
Mientras Felipe y Amalia esperaban a Paulino en la cocina, la militante socialista a la que se referia Felipe aguardaba en la sala de estar. Era rubia, si.De nariz aguileña y barbilla prominente, vasca, de San Sebastian. La salmantina que milita en Solidaridad Obrera la habia llevado a su casa para preparar la fuga de Paulino y Felipe. Pero Paulino no habia regresado aun de acompañar a su abuelo, y Felipe obligo a la rubia a sentarse en la sala hasta que regresara. Y la rubia se sento, despues de mantener una breve conversacion con Felipe, en la que intento convencerle de que huir a traves de Portugal era imposible. Los que cruzaban la frontera portuguesa eran devueltos de inmediato por los guardinhas de Salazar. Lo mas sensato era pasarlos por Irun, asi lo estaban haciendo con otros compañeros, y asi se lo propuso sin darle otra opcion.
Tu decides, pero nosotros no sacamos a nadie por Portugal.
Yo no decido solo, hay que esperar a que llegue mi camarada.
No puedo esperar, habiamos quedado a las ocho y son las ocho.
No se a que viene tanta prisa.
Oye, los vuestros estan cayendo cual pichones, supongo que eso si lo sabes.
¿Y que si lo se?
Que sois peligrosos, compañero.
Esperaras. La espera entra en el precio.
La firmeza de Felipe hizo sonreir a la rubia, que contesto con la misma firmeza:
Hasta las ocho y cuarto. Espero hasta y cuarto, ni un minuto mas.
Bueno esta. Sientate, ahora vuelvo.
Felipe abandono la sala, cerro de un portazo al salir, y ya en la cocina, le pregunto a Amalia si la rubia era de fiar.
Han sacado a muchos, ¿por que?
¡Pues no que va y me dice que los nuestros estan cayendo cual pichones!
No me extraña que lo diga. En Madrid estamos cayendo cual pichones, o como chinches, como mas te guste.
Lo que no me gusta es que me lo digan. Y menos, ellos.
Es de fiar.
Sera de fiar pero es socialista, y antipatica como ella sola. No se puede ser mas siesa, chiquilla, lleva la mala sombra puesta al derecho en la cara.
Es de fiar.
Entonces fue cuando Felipe le conto a Amalia que les cobrarian seis mil seiscientas pesetas por sacarlos de España. Entonces fue cuando ella dijo que estaban locos y el le explico que tenian que pagar porque no eran socialistas.
¿Teneis ese dinero?
Sacamos quince mil en la ultima accion en la fabrica de harina.
Pues entonces, ¿a que esperas para decirle que si?
A El Chaqueta Negra, el es quien decide.
¿Y tu ?
Yo lo que el diga esta bien dicho.
En ese mismo instante, entro Paulino en la cocina tocandose los labios. Felipe se acerco a el:
Seis mil seiscientas pesetas.
¿Que?
Los socialistas nos cobran seis mil seiscientas pesetas por pasarnos a Francia.
Paulino abandono en sus labios los besos de Pepita y se metio las manos en los bolsillos para escuchar a Felipe.
Seis mil seiscientas, porque no somos socialistas, los muy cab.ones.
¿A cada uno?
Por los dos.
Y le cuenta que la rubia asegura que puede conseguir filiaciones autenticas.
De Belchite, como el pueblo entero esta destrozado y los papeles del ayuntamiento y de la parroquia se quemaron, a los de Beltiche les dan documentos de verdad, que tienen que hacer listas nuevas porque todo ha desaparecido. Nosotros ahora seremos de Beltiche, camarada.
¿Y pueden conseguir salvoconductos?
Para seis meses.
Se extraño Paulino, porque el maximo periodo de tiempo que cubrian los salvoconductos solia ser de tan solo un mes.
¿Cuando pueden sacarnos?
Esta misma noche nos pueden empaquetar para San Sebastian en tren; y mañana, en barco para San Juan de Luz.
Un momento, habiamos dicho por Portugal.
Imposible, agarran a cualquiera que lo intente.
Despues de que Felipe pusiera al corriente de los planes de fuga a Paulino, anbos se dirigieron a la sala donde aguardaba la militante socialista rubia y le comunicaron que aceptaban sus condiciones.
A las diez vendran a buscaros, daran tres golpes en la puerta. Habreis de estar preparados a las diez en punto. Y esta vez no se esperara a nadie. Un compañero os traera los documentos y os llevara a la estacion. Cuando llegueis a San Sebastian, cogeis el tranvia numero siete, el de Pasajes. Os bajais en la ultima parada y esperais alli, en la tapia que hay enfrente. Llevareis una maleta pequeña cada uno, y el sombrero en la mano. Se acercara alguien a vosotros, se quitara el sombrero y os dira Madrid. Vosotros le contestais Madrid. ¿Entendido?
Perfectamente.
No podeis llevar armas, ¿teneis armas?
Si.
Las dejais aqui, pues. Si os cogen con ellas en el tren estais perdidos.
Acordaron que el pago de las seis mil seiscientas pesetas lo harian en San Juan de Luz. Y la rubia se despidio diciendo que volverian a verse.
Felipe desconfiaba aun. Le expuso sus temores a Paulino:
No me fio de esa flamencota, Ni de uno de los pelos de esa rubiales me fio yo. Yo me llevo el naranjero como me llamo Felipe, y mi astra me la llevo tambien.
Llevamos casi dos años escondidos, Cordobes.
La respuesta de Paulino sorprendio a Felipe.
Y eso que tiene que ver.
Llevaban casi dos años en Cerro Umbria, si. Llevaban demasiado tiempo huidos. Pero El Chaqueta Negra nunca se habia lamentado por ello. El tono de su voz le delato, Paulino no pensaba en las armas al contestar a Felipe:
Voy a escribir una carta.
Paulino pensaba en la carta que le habia entregado a Pepita en la estacion de Delicias. Y volvio a tocarse los labios. Deseaba escribirle otra carta. Pensaba en la carta que iba a escribirle. Saco papel y lapiz. Ecribira. El tiempo que llevo escondido en el cerro no me duele. Me duele el tiempo que podria ser nuestro. Me duele esta noche. Y me dolera mañana. Me dolera cada minuto, hasta que vuelva a verte, chiqueta. Tengo que irme. Y escribira que desea casarse con ella el mismo dia que vuelva. Volvere, escribira.
Volvera, Paulino.
Pero no podra casarse con Pepita el dia de su vuelta.
Puntos:
18-12-11 17:44 #9316456 -> 9314292
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Dos cartas. Pepita tiene en sus manos dos cartas de Paulino. La primera se la entrego el mismo, despues de besarla en la estacion de Delicias. Pepita la leyo muchas veces, durante muchos dias, y muchas noches. La segunda se la metio Amalia en el bolsillo del abrigo, en la puerta de la prision, y tambien la ha leido muchas veces, muchos dias y muchas noches. Siempre sonrie cuando las lee, y siempre llora al guardarlas. Ella no sabe que Paulino tambien sonreia al escribir la segunda carta. Ella no sabe que Paulino controlo las lagrimas al meterla en el sobre. No sabe que despues saco un pañuelo doblado del bolsillo y doblado se lo paso por la nariz a espaldas de Felipe antes de entregarle el sobre a Amalia:
Cuando vayas a ver a tu madre, dale esta carta a Pepita. Procura que nadie te vea darsela. Hazme este ultimo favor.
Descuida, nadie me vera.
Al tiempo que Paulino guardaba su pañuelo, Felipe se acerco a EL.
¿Lleva Pepita el mismo interes en ti que tu en ella?
El mismo.
Estais buenos, chiquillo. ¡Valgame el momento para amorios nuevos!
Se llevo la mano a la cabeza, se rasco. Despues le pidio tambien un favor a Amalia:
¿Puedes llevar este cuaderno? Es para Tensi, le gusta mucho escribir, y me figuro que ya lo anda necesitando.
Un cuaderno azul. Felipe habia comprado otro cuaderno azul para Hortensia.
Claro.
Pero no se lo des a Pepita. Se lo puedes pasar a tu madre, si me haces el favor, y que tu madre se lo de a Tensi, asi le evitamos un susto a Pepita, que a esa chiquilla le da susto de todo.
Eran las diez. Y sonaron tres golpes en la puerta.
Abre tu, Amalia.
Abrio Amalia.
Sin que le invitaran a entrar, un sacerdote solto un Ave Maria Purisima y se colo aprisa en el vestibulo. Llevaba las cedulas de identificacion para Felipe y Paulino. Y salvoconductos validos para seis meses. Insistio en que debian repetir sus nombres en voz alta.
Los papeles no serviran de nada si antes os preguntan vuestros nombres y titubeais un solo instante. Sin pensarlo, hay que decirlo sin pensar. ¿Como te llamas?
Mateo Bejarano.
¿Y tu?
Jaime Alcantara.
Un leve movimiento de cabeza, una minima indicacion del sacerdote, fue suficiente para que volvieran a contestar:
Mateo Bejarano.
Jaime Alcantara.
Bien, grabaos en la memoria a conciencia vuestros nombres. Hay compañeros que han caido solo por eso.
Amalia se despidio de ellos con un abrazo y deseandoles suerte.
Suerte, Mateo.Suerte, Jaime.
Felipe salio de casa de Amalia llamandose Mateo.
Paulino hizo suyo el nombre de Jaime. Y le gusto.
Durante el trayecto hacia la estacion,Mateo se quejo de que no le hubieran permitido llevarse las armas:
Ir desarmado es lo mismo que ir indefenso.
Lo repitio en la estacion cuando el sacerdote se despidio de ellos. Volvio a repetirlo en Medina del Campo, cuando su tren se detuvo y tuvieron que esperar al que venia de Salamanca, que traia demora. Lo repitio en San Sebastian, al tomar el tranvia numero siete y al apearse en la ultima parada. Y lo repitio muchas veces durante las tres horas que estuvieron esperando con el sombrero en la mano.
Ir indefenso, mismamente.
Tres horas.
Y nadie llegaba a decirles Madrid.
De pie, apoyados contra la tapia, sin perder de vista la parada del tranvia, Mateo Bejarano y Jaime Alcantara fumaron un cigarro tras otro. Apagaron las colillas con el tacon del zapato. Dejaron las maletas en el suelo. Las cogieron. Volvieron a dejarlas. Y se sintieron extraños en sus nuevos nombres, perdidos en sus trajes grises, en su sombrero en la mano, en Pasajes. El que antes se llamaba Paulino le dio la razon a su compañero aplastando otra colilla contra el suelo:
Teniamos que haber traido las armas.
Eso ya te lo dije yo.
El Cordobes apago tambien su cigarro, miro hacia la parada del tranvia. Dio unos pasos por la acera. Regreso junto a su compañero y repico su sombrero contra su pierna a ritmo de taranto:
¿Que hacemos si no aparecen?
Ahora es Jaime el que se golpea la pierna con el sombrero.
Esperaremos un poco mas.
Al pulso que lleva esto, me da a mi que, aparecer, no van a aparecer.
Si no aparecen, cruzaremos la frontera como sea.
La inquietud de los dos hombres desarmados se centro en un tercero que bajaba del tranvia. Cruzo la calle. Se coloco junto a ellos, observo sus maletas, se quito el sombrero y dijo Madrid.
¡Madrid!, contestaron Mateo y Jaime liberando la angustia retenida, entonando a duo la palabra Madrid como si cantaran un himno. Madrid, volvieron a decir, soltando el aire que les quedaba en los pulmones. Y esta vez pronunciaron Madrid como si se les escapara un suspiro.
Siganme.
Mateo se puso el sombrero, cogio su pequeña maletra del suelo y se la entrego al hombre que les habia hecho esperar tres horas:
Aguarde usted una mijita, y sujeteme esto que voy a echar una meada.
Dese prisa, nos estan esperando.
Al cabo se un instante, el hombre que habia tardado tres horas en llegar tenia la maleta de Jaime en la otra mano.
Sujetemela, yo tambien tengo ganas.
Los dos compañeros le dieron la espalde al hombre que llevaba una maleta en cada mano. Se alejaron de el unos pasos calandose el sombrero, y vaciaron su necesidad contra la tapia.
Un gesto. No era mas que una protesta. Un gesto que los dos reconocieron pequeño e inutil. Hablaron de ello en el pequeño barco de motor que los llevaba a Francia, cuando la tarde perdia su ultima luz y oscurecia el mar. Acodados en la barandilla de estribor, observaron como se alejaba la costa española, mientras escuchaban al hombre que habia sostenido sus maletas. Era la primera vez que les hablaba, y fueron las unicas palabras que les dirigio durante la travesia:
Ya estamos en aguas francesas.
A la derecha, Jaime y Mateo observaron la silueta de una montaña.
Chiquillo, lo ultimo que hemos hecho en España ha sido mear.
Contra una tapia.
Puntos:
19-12-11 17:33 #9320698 -> 9316456
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Cuando Pepita recibio una carta remitida por Jaime Alcantara, temio que un desconocido le enviara malas noticias. Venia de Toulouse. Pero al comenzar a leerla reconocio de inmediato la letra de Paulino, y dedujo que el nombre era tambien una forma de esconderse.
¿De quien es, que se te ha puesto esa cara, niña?
Doña Celia preguntaba desde el final del pasillo, con una taza de desayuno en la mano.
Es de Francia.
La alegria de Pepita despejo la curiosidad de su patrona. Doña Celia se apoyo en el quicio de la puerta, se acerco el borde de la taza a los labios y soplo repetidas veces sin dejar de mirar a la joven. Pepita continuo leyendo. Sonrio. Jaime descubria a Paulino al mencionar en la carta la estacion de Delicias y la iglesia de San Judas Tadeo. Se descubria, solo para ella, despues de inventar que era maquinista de tren, que le pesaban los cinco años que llevaba viajando en Francia, que el ultimo viaje habia sido muy largo y se sentia cansado, pero se encontraba bien. Jaime inventaba su vida, para que Paulino pudiera escribirle una carta a Pepita. Y ella imagino que aquella historia era una sucesion de mentiras que escondian una sola verdad:
la amaba. Y volvio a sonreir. Lo que no podia imaginar Pepita era que el cartero, inmediatamente despues de entregarle su carta, acudiria a Gobernacion para informar de que acababa de llevar correspondencia del extranjero a la pension Atocha. Tampoco Jaime podia saberlo. El escribio la carta para tranquilizar a Pepita. Invento la historia del maquinista para protegerla, para que su suerte no comenzara a ser negra si la carta caia en otras manos que no fueran las suyas. El mismo dia de su llegada a Toulouse la ecribio, para que Pepita supiera que ya habia terminado su viaje. Y que habia llegado bien.
La rubia socialista de la que no se fiaba Mateo cuando se llamaba Felipe les habia recibido en San Juan de Luz. La misma rubia. Jaime y Mateo se sorprendieron al verla, no esperaban encontrarla alli. Los dos sonrieron y le estrecharon la mano. Ella no sonrio ni una sola vez, les presento a un miembro del Partido Comunista que estaba con ella y les pregunto si habian tenido una buena travesia. Despues dijo que debia marcharse.
Aqui acaba nuestro cometido, vuestro camarada os llevara a Bayona.
Cobro el importe de los servicios prestados y se despidio diciendo que no volverian a verse.
En Bayona, el Comite de Euskadi les facilito avales para la pilicia francesa que les permitieron llegar sin problemas hasta Toulouse. Una vez alli, se instalaron los dos en una habitacion de un pequeño hotel y el camarada que les habia acompañado durante el trayecto insistio en que debian dormir unas horas, entre tanto el buscaria un medico que curara la herida de Mateo, por la noche los conduciria ante el Comite Central.
¿Como siguen las cosas por alli?
¿Desde cuando faltas?
Desde lo de Casado. Me vine con Dolores desde Monovar.
Entonces sabras que fue un desastre, los casadistas entregaron los ficheros y los nuestros cayeron unos detras de otros. A muchos ni tuvieron que buscarlos,porque la Junta de Casado los habia metido ya en la carcel.
¿Y la guerrilla?
Ahi andamos.
Por aqui se dice que la lucha guerrillera la han organizado los socialistas.
La aversion que sentia Mateo por los socialista le hizo gritar:
Eso es mentira, la verdadera guerrilla, bien organizada, ha sido del PC y la mayoria de lo que yo he conocido han sido comunistas.
Ya, si os lo digo para que no os coja de sorpresa que quieran apuntarse el tanto.
Pues que se apunten el tanto que se puedan apuntar y se dejen de hostias.
Voy a buscar al medico. Vosotros descansad un rato.
A pesar de la fatiga, Jaime no pudo dormir. Lo intento, pero no pudo. Y resolvio aprovechar el tiempo de descanso para escribir la carta que Pepita esta terminando de leer. Se la envio esa misma tarde. Era viernes. Dejo durmiendo a Mateo y bajo a la calle a buscar un sello y un buzon para enviar la carta a Pepita sin sospechar que, al hacerlo, la enviaba a ella a Gobernacion. Sin sospechar que poco despues de que Pepita la haya leido embelesada, dos hombres llegaran a la puerta de la pension Atocha mientras ella aprieta la carta contra su pecho.Dos miembros de la Policia Especial del Ministerio de Gobernacion haran sonar el timbre, y la patrona lo oira desde el final del pasillo, cuando se lleve una taza de desayuno a los labios mientras observa con ternura el embeleso de Pepita. Cuando la joven de ojos azulisimos haya terminado la lectura, y apriete la carta contra su pecho, el timbre de la pension Atocha sonara de forma insistente al tiempo que alguien golpea la puerta.
¡Ya va! ¡Ya va!
Doña Celia se alarmara al escuchar el estruendo:
Abre, niña, que van a tirar la puerta abajo:
Pepita abrira la puerta.
Dos hombres.
Diran buenos dias y mostraran sus placas. Uno preguntara por ella:
¿Josefa Rodriguez Garcia?
Yo misma.
Otro anunciara:
Policia Especial.
Y querra saber si ha recibido una carta de Francia.
Pepita aun aprieta el sobre contra su pecho, y lo esconde a su espalda.
Enseñenos esa carta.
No es miedo lo que siente Pepita. No es desesperacion. En un instante, asume que su suerte esta echada, la suerte negra que le anuncio el que se llamaba Paulino. Mira a doña Celia, deja caer los brazos, y muestra la carta.
Acompañenos.
¡Esperen!
Es doña Celia la que grita, esperen. Ha tirado la taza del desayuno al suelo. Y corre hacia los hombres que se llevan a Pepita tomandola cada uno por un brazo.
Dejen que vaya a ponerse un abrigo.
Los ojos azulisimos dirigen de nuevo su mirada hacia doña Celia. Los hombres que se la llevan no detienen su marcha.
Esperen,¿no ven que va a cuerpo? No puede salir asi a la calle, con el frio que hace.
Doña Celia si siente miedo. Siente desesperacion. Y se aferra a la idea de proteger a Pepita. Protegerla, aunque solo sea del frio. Corre a la habitacion de la joven. Busca su abrigo en el armario. Baja las escaleras deprisa. Alcanza a Pepita en la calle. Le abriga la espalde y le acaricia la cabeza.
Gracias.
Gracias, le dice Pepita, girando el rostro hacia ella.
Gracias, señora Celia.
Vuelve a mirar hacia delante, aprieta la carta contra su pecho y siente en los hombros el peso del abrigo de su padre. Camina con paso firme. Camina sabiendo que Paulino esta a salvo llamandose Jaime. Y que seguira estando en Francia, a salvo, aunque ella no resista ni una sola patada.
Doña Celia la ve alejarse entre los hombres que se la llevan. Piensa que esa muchacha es muy fragil, y que ella debe de hacer algo. Piensa. Y decide. Ira a pedir ayuda al doctor Ortega. Recurrira a el. Don Fernando sabra que hacer. Y doña Celia se dirige hacia la casa del medico. Comienza a correr. Corre. Corre, y recuerda a su hija Almudena. Sin poder evitarlo, corre pensando en su hija, acordandose de la ultima vez que la vio. Iba caminando con paso firme, entre dos hombres.
Puntos:
20-12-11 17:12 #9325189 -> 9320698
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
La detencion de Pepita resultara decisiva para don Fernando, que lleva una semana escogiendo las palabras que le dira a su padre cuando le comunique que rechaza su oferta de trabajar como medico en la prision de Ventas. Una semana le dio de plazo su padre para pensarlo.
Mira, Fernando, tu eres medico, no un contable de tres al cuatro.
Una semana, que acaba de terminar. Pero despues de la visita de doña Celia, ya no sirven las palabras que habia elegido. Aceptara el cargo. Le dara a su padre esa satisfaccion, pero exigira a cambio que utilice su puesto de asesor medico en el Ministerio de Gobernacion para liberar a Pepita.
Acudira a ver a su padre sin perder un instante. Saldra a la calle abrigado con su capa española, y su mujer doña Amparo, lo vera cruzar desde la esquina de la calle Relatores con la Magdalena, donde espera a que el salga de casa. Siempre acecha en la misma esquina cuando vuelve de la iglesia, sujetandose el velo de encaje con una mano y apretando el misal que lleva en la otra. Vigila, hasta que lo ve salir, y entonces abandona su escondite, sube la calle relatores y entra en casa.Su marido lo sabe. Supo que se escondia de el una mañana que la vio agazaparse. El acto de ocultarse la delato. Aquella mañana don Fernando tenia una cita con su padre en su consulta privada, en la plaza de Tirso de Molina, de modo que dio una vuelta a la manzana para no descubrir a su esposa. Pero hoy tiene prisa. Hoy Pepita esta en Gobernacion y el tomara el camino mas corto para ir a pedir ayuda a su padre. Caminara a paso ligero hacia la esquina donde espera doña Amparo. Pasara junto a ella sin detenerse. Un leve saludo. Una inclinacion de cabeza, a la que doña Amparo respondera del mismo modo. Y seguira su marcha hacia la plaza. Llegara a la consulta de su padre decidido a exigirle que intervenga para que Pepita salga de Gobernacion; para que su padre saque de alli a la joven que estuvo al borde de un sincope cuando le llevo un mensaje de El Chaqueta Negra. Debe de sacarla de alli, antes de que sea tarde para ella, y tarde para el. Pepita hablara, lo contara todo. Todo. Y el estara perdido. Ahora debe escoger con mayor razon las palabras que le dira a su padre. Debe decidir, y apenas hay tiempo para hacerlo, Pepita estara ya en la sala de interrogatorios. El ha de escoger las palabras que le dira a su padre, para no delatarse a si mismo. Hablara, don Fernando, midiendo lo que calla. Y dira lo justo para que su argumento sea poderoso, para que su interes en liberar a su sirvienta no levante sospechas. Ha de correr el riesgo necesareo, solo y nada mas que el necesareo, y ha de ser rapido. Sin perder un segundo. En apenas un segundo se puede pronunciar un nombre. Ha de convencer a su padre esa misma mañana, en ese mismo instante, para que la fragilidad de Pepita no suponga su propia destruccion.
¿Recuerdas a Pepita, la muchacha de casa?
Claro, la que sirvio la mesa en Navidad. Muy guapa.
Don Fernando no tomo asiento. No se quito la capa española. Tan solo se descubrio la cabeza y dejo su sombrero sobre la mesa de su padre.
Acaban de llevarsela a Gobernacion. Si la sacas de alli ahora mismo, acepto el puesto en la carcel de Ventas.
Es guapa, muy guapa, si. ¿Que ha hecho?
Nada. Ha recibido una carta de Francia , y se la han llevado solo por eso.
Entonces, la soltaran, no te preocupes.
Sacala de alli. Si la sacas ahora mismo acepto el puesto.
Me decepcionas, Fernando. Deberias aceptar ese puesto por ti mismo, o por Amparo.
Las manos de don Fernando se aferraron a la mesa de despacho. Su padre sintio su nerviosismo. La congestion de su rostro le alarmo. Sientate, muchacho, y quitate la capa o te va a dar algo.
Es urgente, papa.
Sientate, y charlemos con calma.
No he venido a charlar. He venido a aceptar el puesto y a pedirte un favor.
¿Lo sabe Amparo?
Amparo no tiene nada que ver.
Ya me lo figuro. Pero si yo saco a esa chica de Gobernacion, la sacas de tu casa.Le debes un respeto a tu mujer.
Pero...
No hay peros, la sacas hoy mismo y mañana empiezas en Ventas.
Don Fernando cogio su sombrero de la mesa.
De acuerdo, vamonos ya.
No es necesareo que tu vayas, yo me ocupare de todo cuando acabe la consulta.
Quiero sacarla yo mismo de alli.
Entiendo.
Estamos a un paso de la Puerta del Sol, si nos vamos ahora, es posible que lleguemos a tiempo.
¿A tiempo de que?
Papa.
En el tono de su voz don Fernando quiso expresar lo evidente. Dijo Papa, por no decir Lo sabes perfectamente.
Vamos.
Vamos, dijo el medico que conocia el tratamiento que recibian los detenidos, y el estado en el que salian de Gobernacion.
Puntos:
21-12-11 16:29 #9329509 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Esta mujer esta muerta.
Eso me parece a mi.
La mujer esta muerta, en efecto. Dos policias la arrastran por el suelo tirando de ella por las manos. La mujer esta muerta, y Pepita mira su rostro y reconoce en el a Carmina, la vendedora del puesto numero veintiseis del mercado de la Cebada. La enlace de El Chaqueta Negra. La que colgaba la ropa del balcon esta muerta. Dos hombres se la llevan ante los ojos espantados de Pepita, mientras otros dos la empujan a ella hacia la habitacion que Carmina acaba de abandonar a rastras. Uno de los hombres que tira del cadaver no deja de mirar a Pepita.
Bonitos los ojos que tienes, ricura.
Los otros rien la oportunidad para un piropo. La meten a empujones, del mismo modo que le han hecho subir las escaleras hasta el segundo piso. Y a empujones le ordenan que se siente. Ella sabe que va a desmayarse. Lo sabe, porque se le ha llenado la cabeza de espuma. Los dos hombres la dejan sentada en una silla en medio de la habitacion que tiene un crucifijo colgado en la pared, y se alejan. Se asoman al pasillo y sin cerrar la puerta, uno de ellos pregunta a gritos:
¿Se os ha muerto esa?.
Desde su silla, Pepita escucha que alguien responde.
El que arrastra a Carmina por su mano derecha es quien contesta:
Ya lo creo.
Las palabras llegan nitidas a los oidos de Pepita, y las voces de los hombres se mezclan con la espuma.
¿Y esa es la que era tan dura?
Ya lo ves.
Llegan nitidas, pero sus ojios han perdido ya de vista el crucifijo que cuelga de la pared.
¿Canto?
Ahora es el que lleva el cadaver de Carmina tirando de la mano izquierda el que responde, deteniendose en mitad del pasillo, sin soltar la mano de Carmina:
Mas le hubiera valido.
¿A que hora acabas el turno?
El crucifijo ha desaparecido, tambien las palabras comienzan a desaparecer. Pepita resbala de la silla.
A las doce, ¿y tu?
Yo tambien. Esperame, que acabo con esta y nos vamos juntos.
Buena prenda, ¿es para ti solito?
Y para este.
Pepita ya ha dejado de oir por completo. Tiene los ojos cerrados. Y yace inconsciente en el suelo.
¿Joder!
¿Que pasa?
Que la prenda se ha caido. Si es que a las mujeres no se las puede dejar solas, tu.
Traele agua.
Un cubo de agua fria la hace despertar.
Y Pepita recupera la conciencia, y el espanto.
Puntos:
22-12-11 17:17 #9334191 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
En la pension Atocha doña Celia tecorre el pasillo de un extremo al otro apretando su pañuelo entre las manos. Camina sin poder detenerse desde que regreso de casa de don Fernando hace algo mas de una hora. Pasea retorciendo el pañuelo, repite el recorrido una y otra vez mirando las agujas del reloj de pared. Se acerca el pañuelo a los ojos enrojecidos, y secos. Hace tiempo que ha dejado de llorar. Le arden los ojos, continua frotandoselos cuando alcanza el final del pasillo. Sigue caminando y vuelve a enjuagarse los ojos cuando llega al otro extremo. Mira las agujas del reloj. Desanda lo andado retorciendo el pañuelo. Ya no puede llorar. Desearia que las lagrimas refrescasen sus parpados.
Llorara de nuevo doña Celia. Las lagrimas consolaran sus ojos al abrazar a Pepita. Y no tardara en hacerlo.
Tambien llorara Pepita cuando se entregue a los brazos de doña Celia. Llorara, mientras le cuenta que la sangre que mancha su vestido no es suya. Se mancho al sentarse en una silla, y se mancho mas al caer al suelo de una habitacion donde hay un crucifijo en una pared. Llorara al decirle que Carmina esta muerta.
Les he oido decir que no canto.
Y jurara que ella tampoco ha delatado a nadie, que perdio el sentido. Jurara entre gemidos que no le hicieron ni una sola pregunta. Repetira que perdio el sentido por dos veces. Y que la primera vez que abrio los ojos llevaba los botones del vestido desabrochados y estaba mojada. Tiritaba, pero no tenia frio. Volvieron a ordenarle que se sentara en la silla. Debia de estar muy palida, porque uno de los hombres le pregunto al otro que si le gustaban tan blancas y el le contesto que no, que tampoco hay que exagerar, y que si le metian mecha, pareceria un cirio. Entonces alguien llamo a la puerta, y ella no recuerda nada mas. Sabe que dejo de tiritar. Y que cerro los ojos. Y que le costaba mantener la cabeza derecha. Cuando desperto de nuevo, se encontraba en otra habitacion, tendida en una camilla. El padre de don Fernando la estaba auscultando:
Esta perfectamente, ha sido un simple desmayo. Si quereis estar un rato a solas, os podeis quedar aqui, yo os espero fuera.
No hace falta, papa.
Don Fernando cubrio a Pepita con el abrigo y le ofrecio la mano para levantarse:
Vamonos.
¿Va a sacarme de aqui, señorito?
A eso he venido. Vamonos.
Ya en la calle, don Fernando le explico que habian requisado la carta que llego de Francia. Y que si recibiera otra, ella misma debia de comunicarlo de inmediato en Gobernacion, sin esperar a que lo hiciera el cartero. Pepita caminaba en silencio, flanqueada por padre e hijo, livida aun, sin recuperarse del panico. Don Fernando se despidio de su padre con un abrazo,preguntandole cuando debia de incorporarse a su nuevo trabajo. El padre lo retuvo en sus brazos un instante, despues lo separo de el y acaricio la mejilla de Pepita:
Es muy guapa,si. Mañana mismo empiezas, en eso habiamos quedado, llevan una semana sin medico. Ven a mi consulta a las cuatro y media, te dire lo que tienes que hacer. Muy guapa, pero sacala hoy mismo de tu casa, hombre, por Dios.
Don Fernando y Pepita se encaminaron hacia la pension Atocha. Cuando habian dado unos pasos, el se giro para comprobar que su padre se encontraba alejado de ellos, y entonces quiso indagar si Pepita habia mencionado su nombre en el interrogatorio; comenzo por preguntarle si le habian hecho daño;
¿Te han hecho daño?
No, señorito.
¿Que querian saber?
No se, señorito
¿Que te han preguntado?
Nada.
¿No te han hecho ninguna pregunta?
No, señorito.
Pero algo habras dicho tu.
Yo no he dicho nada.
La insistencia de don Fernando inquieto a Pepita. El continuo haciendole preguntas.
¿Has mencionado mi nombre?
Yo no he dicho nada, señorito, perdi el sentido.
¿No les has dicho nada de mi?
Se lo juro que perdi el sentido y que yo no he dicho nada, por mis muertos. Por mi madre y mi padre que en Gloria esten le juro que no he dicho nada.
Ella comenzo a sospechar que don Fernando la habia sacado de Gobernacion para salvarse a si mismo. Sus sospechas la llevaron a desconfiar de el.
¿De quien es la carta? ¿Te ha escrito El Chaqueta Negra? Es el quien te ha escrito, ¿verdasd?
No, señorito, ha sido mi novio.
¿Que novio? ¿No es tu novio Paulino Gonzalez? Piensalo bien, Pepita, no me engañes. Os vi juntos, vi como os mirabais cuando fui a curarle la herida a tu cuñado. A mi no tienes por que engañarme. Ellos se fueron a Francia y tu has recibido una carta de Francia. Tu novio nos esta poniendo en peligro a todos, ¿no lo entiendes?.
Los temores de don Fernando confirmaron las sospechas de Pepita.
Ya le he dicho que Paulino no es mi novio. Mi novio se llama Jaime.
Pero bueno, ¿quien es ese Jaime?
Jaime Alcantara.
¿Y que decia en la carta?
Cosas de amor.
¿No nencionaba mi nombre?
No, señorito.
Nadie podria descubrir al leer aquella carta que Jaime ocultaba a Paulino. Nadie, excepto Pepita. Ahora sabe por que utilizo unas claves que solo ella podia descifrar. Y sabe por que ha inventado una historia, lo sabe con certeza cuando se dispone a contarla, y descubre que el no la invento para protegerse, sino para protegerla a ella.
¿Seguro que no menciomaba mi nombre?
Seguro, señorito. Mi novio no le conoce a usted. Mi novio se fue a Francia de maquinista de tren hace cinco años, antes de que empezara la guerra, y como ahora es alli donde hay guerra, me dice que se va a volver. Eso es lo que me dice en la carta, que se va a volver, y que nos vamos a casar cuando vuelva.
La memoria funciono como estrategia, Pepita recordo las palabras que su novio habia escrito, y don Fernando dejo de preguntar.
Puntos:
23-12-11 17:35 #9338398 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
El hacimamiento en la enfermeria de la prision provincial de Ventas produjo en el doctor Ortega un extraño sentimiento de horror, mezcla de impotencia, repugnancia y lastima. Todas las camas se encontraban ocupadas por dos presas. Las enfermas compartian los lechos de sabanas escasas en limpieza, y faltos de mantas. Pelagra, disenteria, sifilis, desnutricion, tuberculosis, todo tipo de enfermedades, contagiosas o no, aquejaban a las mujeres que respondieron en un hilo de voz a las preguntas de don Fernando, cuando este recorrio la primera sala que le mostro La Zapatones. Al pasar a la segunda sala, contigua a la anterior, el medico se detuvo espantado. Colchones en el suelo y somieres sin colchones acogian a las pacientes en parejas.
¿Cuantas enfermas hay aqui?
La Zapatones no supo contestar:
De un dia para otro cambian, doctor.
¿Como es eso?
Unas se mueren, otras no.
La desidia de La Zapatones señalo el estado de aquel lugar donde los quejidos se confundian con la debilidad de las toses.
¿Quien cuida de esta gente?
Hace una semana que se murio el medico.
Eso ya lo se, pero alguien habra que atienda a las enfermas, ¿no?
Hay dos funcionarias alli, en control.
La Zapatones señalo las rejas de una puerta situada al fondo de la segunada sala.
Quiero verlas inmediatamente.
Detras de la cancela, en una pequeña habitacion amueblada con una mesa, dos sillas y una camilla de reconocimiento, las dos funcionarias jugaban a las cartas ajenas a la llegada del medico.
Abran esta puerta.
El grito de don Fernando les hizo abandonar los naipes sobre la mesa. No guardaron la baraja, se pusieron en pie, una de ellas cogio un manojo de llaves y cumplio la orden del madico.
¿Se puede saber que estan haciendo?
Las dos funcionarias se miraron con gesto de extrañeza.
Nada.
Nada, replico la que habia abierto la cancela, y la otra añadio que ya les habian dado de comer a las presas.
¿No tienen nada mas que hacer? ¿Y ustedes se consideran enfermeras?
Nosotras no somos enfermeras.
Desde el patio llegaba un rumor de risas, a traves de los cristales de la ventana se escucho una voz en falsete cantando La tarantula:
...es un bicho mu malo.
No se mata con piedra ni palo...
Era una mañana de sol, de frio y viento. La alegria que subia con el aire llamo la atencion al medico.
...Bailando se cura tan hondo dolor.
¡Ay! ¡Mal haya la araña que a mi me pico!...
La Zapatones advirtio su sospecha y se acerco a una ventana.
Se distraen asi, unas cantan y otras bailan. ¿Le molesta el ruido, doctor?
No, por Dios.
¿No quiere que las haga callar?
Lo que quiero son sabanas limpias, y mas mantas.
Eso no se si va a poder ser.
Pero si pudo ser. El doctor Ortega consiguio sabanas limpias, y mantas suficientes para todas las enfermas. Y exigio ademas una ayudante con experiencia, cuando La Zapatones le informo de que las funcionarias que habian encontrado jugando a las cartas no poseian ningun conocimiento de enfermeria, simplemente trabajan alli porque les habian asignado ese puesto, y permanecerian en el durante un mes, cumpliendo un turno rotatorio que obligaba a todas las funcionarias del penal. Su funcion era dar de comer a las enfermas, y a las presas que cumplian castigo, que se encontraban en las celdas de aislamiento situadas dos pisos mas abajo, al final de la escalera que salia de una de las esquinas del puesto de control.
Habra que buscar una voluntaria entre las internas, doctor.
Pues busquela.
Y habria que buscarla entre las internas porque La Zapatones supuso que ninguna funcionaria ejerceria de enfermera por voluntad propia.
Esa misma tarde, una ayudante se presento como voluntaria de enfermeria y le dijo al doctor Ortega que se llamaba Sole.
Para servirle.
Le dijo que se llamaba Sole, para servirle, y que era comadrona, y que en su pueblo, en Peñaranda de Bracamonte, en Salamanca, ayudaba al medico en lo que hiciera falta. Pero Sole no iba sola, en contra de las conjeturas de La Zapatones. La acompañaba una funcionaria que expuso su deseo de trabajar con el doctor Ortega.No era otra que Mercedes, que se coloco las horquillas de su moño antes de entrar a hablar con el doctor Ortega.
Yo no tengo experiencia, doctor, pero mi marido era practicante, y le he visto poner muchas inyecciones.

La falta de caracter de Mercedes la llevo a tomar aquella decision. Ella supo que era incapaz de imponer su autoridad cuando pregunto de quien era la silla donde Hortensia estaba sentada. Lo supo, con la mas absoluta de las certezas, cuando se dio la vuelta y sintio las miradas de las presas, dirigidas como flechas a su espalda. Las risas le dolieron como heridas abiertas, y se le saltaron las lagrimas. No tardarian en despedirla si continuaba comportandose asi. De modo que , al escuchar a La Zapatones que buscaba voluntarias para la enfermeria, penso que quiza con las enfermas podria conservar su trabajo.
No fue necesareo mucho tiempo para que don Fernando tomara aprecio a las voluntarias. La energia de las dos mujeres hizo posible que el aspecto de la enfermeria se convietiera en un poco menos lamentable. Ellas se bastaron solas para organizar las dos salas de la enfermeria siguiendo las indicaciones del medico. Acomodaron en la primera sala a las pacientes contagiosas y en la segunda a las que no lo eran. Las lavaron, las peinaron, y suministraron a las que tosian pañuelos limpios que ellas mismas confeccionaron con las sabanas viejas que don Fernando ordeno desechar. Las funcionarias que jugaban a las cartas dejaron de jugar. Las miraban con desprecio cuando el medico se dirigia a ellas para dar instrucciones, recelosas de su confianza, y se turnaron para recorrer el pasillo custodiando a las presas, y vigilando a Sole y a Mercedes. Tan solo las perdian de vista cuando bajaban, una vez al dia, a las celdas de castigo. No era un trabajo agradable, llevar la comida a las que estaban castigadas sin comer mas que un rancho escaso y pestilente; por eso una mañana, cuando se dispusieron a bajar quejandose de tener que hacerlo, y Mercedes se ofrecio a sustituirlas, cedieron a la novata, con gusto y para siempre, aquel cometido enojoso. Para siempre, o hasta que se cansara de un servicio del que abominaban todas las demas. Y Mercedes se llevo a Sole con ella. La comadrona cargo con el cesto de chuscos de pan y con la olla de una sopa que las presas se negaban a comer, caldo tibio y sucio donde flotaba la repugnancia. Sole les entregaba el hambre llenando sus cazos, y el consuelo de un chusco de pan. Mercedes abria las puertas metalicas de las celdas y entregaba una escoba a las presas. Asi fue como se alarmaron al ver a Tomasa, sentada en su petate, desnutrida y cubierta de sabañones, sin fuerzas para levantarse a barrer su celda, mirando fijamente la canasta del pan.
Mercedes se estremece y pregunta por el tiempo que lleva alli:
¿Cuanto tiempo lleva usted aqui?
No llevo la cuenta.
La comadrona lo sabe, y le recuerda a Mercedes el dia de Navidad, el dedito del Niño Dios.
Le dieron <<cubo>> para tres meses, va para un mes.
Barra usted la celda, Sole.
Sole barre la celda de Tomasa. Despues regresa a la enfermeria decidida a hablar con el doctor Ortega. Decidida a impedir que Tomasa se muera.
Puntos:
24-12-11 17:13 #9341857 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Tiene sabañones en las piernas, y en las rodillas. Hasta en la cara tiene sabañones. La nariz parece un pimiento morron, tal cual.
¿Que le dijista al medico?
Que bajara a vrela.
¿Y fue?
No. Pero la vio, en cuanto le dije como estaba la Tomasa. Esta en el puro pellejo, doctor. Baje a verla, si no quiere que se la suban muerta para que sea usted el que diga que esta muerta, le dije, que tiene una ictericia que la cara se le ha quedado como la bandera de los nacionales, escuchimizada, amarilla en los lados y en el medio rojo sangre de pimiento morron.
¿Asi le dijiste?
Menos lo de la bandera, tal cual.
La bandera es al reves, el amarillo lo lleva en el medio.
Que mas da.
¿Y que dijo el?
Nada.
Se dio media vuelta y le ordeno a la guardia civila que estaba en control que subieran a Tomasa. Nada mas verla, le echo ungüento en los sabañones de la cara, que estaban a punto de estallar como los de las manos, que ya los llevaba abiertos como bocas en grito, y dijo que esa mujer tenia avitaminosis, que le dieran bien de comer y la sacaran a que tomara el aire. La guardia civila fue a pedirle permiso a La Veneno, y volvio diciendo que La Veneno habia dicho que la sacaran al patio diez minutos al dia, pero que comer ya habia comido bastante. Se ve que pensaba en el dedito.
Diez minutos de sol. Diez minutos le concedio la hermana Maria de los Serafines a Tomasa. Permitio que la sacaran al patio todas las mañanas, durante diez minutos, y siempre una hora antes de que bajaran las demas reclusas.
Mañana la sacan al sol, y yo le dare pure con una sonda por la cerradura.
Ten cuidado, no te vayan a ver.
Descuida, nadie me vera.
Nadie vio a Sole llenar un bote con una racion doble del pure que le daban a las enfermas. Nadie la vio tomar una sonda de la enfermeria. Y nadie sospecho que cuando dijo que el suelo de la galeria de las celdas de castigo estaba muy sucio y se ofrecio a fregarlo, ya habia escondido la comida de Tomasa en el fondo del cubo de cinc que llevaba en la mano. Tres golpes dio en la puerta metalica. Por la cerradura colo su voz para pedirle a Tomasa que se acercara. Despues intridujo un extremo de la sonda en el bote de pure y el otro lo deslizo por el orificio destinado a la llave. Y alzo el bote. Tomasa vio la punta de goma que asomaba, vio caer una gota. Se arrodillo, levanto la cara y acerco la boca. Y succiono, como un ternero que se alimenta de la ubre de su madre.
Mañana, como hoy, y como todos los dias que faltan para que termine el castigo de Tomasa, Sole fregara el suelo de la galeria. Y Tomasa comenzara a ganar peso.
Cuando las funcionarias que custodian a Tomasa en su paseo diario observen el cambio en su aspecto, comentaran entre ellas su extrañeza:
Que raro, esta se esta poniendo gorda.
Pues es verdad.
Y sera Sole la que, al oirlas, aumentara su confusion:
No esta gorda, esta hinchada, por la avitaminosis.
Desde la ventana de la galeria numero dos derecha, Hortensia, Reme y Elvira la veran tomar el sol sentada en un banco, y comprobaran las noticias que les reporta Sole cada noche en las reuniones del partido:
El medico le hace una cura todos los dias. Ya no tiene en la cara la bandera nacional.
Entonces, esta mejorando.
Tras el cristal, observaran a su compañera, acompañaran su soledad durante diez minutos y compartiran con ella desde lejos el alivio del sol. A diario, hasta que juzguen a Hortensia, se asomaran a la ventana las tres juntas.
Parece que no le importa nada de lo que pase, ¿verdad?
Eso parece. No le importa un carajo lo que le pase, ni lo que le deje de pasar ni lo que le haya pasado.
Y le han debido de pasar cosas muy malas.
Elvira comentara los rumores que corren entre la reclusion, Y Hortensia y Reme se negaran a creer las acusaciones que señalan a Tomasa.
Ella seria incapaz de matar a nadie.
Ademas, no es de Castiblanco. Es de Los Santos de Maimona, un pueblo al lado de Zafra, me lo dijo a mi un dia que le conte que yo estuve en Don Benito en el treinta y siete.
Elvira tampoco cree que sea cierto que Tomasa participara en la matanza, pero añade que las presas cuentan que Tomasa estaba en Castiblanco el ultimo dia de diciembre de mil novecientos treinta y uno, en la huelga que habia convocado la Federacion Nacional de Trabajadores de la Tierra. Y dicen las presas que todos los que estaban alli se armaron de cuchillos y de hoces y masacraron a los cuatro agentes de la guardia civil que intentaban disolver la manifestacion. Tambien dicen que los mutilaron y que las mujeres bailaron sobre los cadaveres de los guardias civiles.
Ninguna de ellas dara credito a lo que Elvira acaba de contar. Las tres se indignan mirando a Tomasa desde la ventana.
Lo de Castiblanco sera verdad, pero Tomasa, desde luego, no estuvo alli.
Despues, cuando les llegue el turno de bajar al patio, se dirigiran sin hablar hacia el banco donde Tomasa se sienta a diario mirando hacia ellas, y haran labor de punto de agujas en el espacio que ella acaba de abandonar, negandose a creer los rumores que situan a Tomasa en Castiblanco.
No. Tomasa no estuvo en Castiblanco.
Puntos:
25-12-11 19:52 #9344213 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
La mujer que va a morir ya conoce su condena. Acaba de regresar del juzgado numero ocho. En la sala primera, ante un tribunal militar, ha tenido lugar la vista de su causa en procodimiento sumarisimo de urgencia. Hortensia escribe en su nuevo cuaderno azul. Estrena la prinera hoja con un lapiz gastado que apenas sobresale de su pulgar. El peor dolor es no poder compartir el dolor. Hortensia aprieta contra el papel la punta de su lapiz mordisqueado, y escribe que sufriria menos si pudiera hablar con Felipe, si pudiera contarle que ha sido condenada a muerte junto a sus doce compañeras de expediente. Escribe con su mano derecha mientras con la izquierda sujeta el cuaderno y alisa el papel. La sombra de sus pendientes baila sobre los renglones que escribe. Procura no salirse de la linea marcada, pero no es facil. Y recuerda el verano de mil novecientos treinta y siete, cuando aprendio a escribir. Le enseño El Chaqueta Negra en la Casa Grande de Las Tres Cruces, cerca de Don Benito. Toda extremadura estaba tomada, excepto la Bolsa de la Serena. Y ellos resistieron en la Casa Grande, y El Chaqueta Negra le enseño a escribir en la pared. Los hombres dormian en el piso de arriba y por la mañana descargaban la vejiga desde la escalera. Fue Hortensia la que escribio en la pared con letras de molde recien aprendidas: EL QUE ORINE DESDE LA ESCALERA SERA CONSIDERADO CAMARADA CERDO. Y fue ella la que dejo constancia sobre el muro de que el batallon numero cinco habia llegado a la Casa Grande el dia diez y ocho de julio de mil novecientos treinta y siete, escribiendo en la pared el nombre de los milicianos que lo componian: Pedro Gomez,Aniceto Estevez, Carlos Peinado, Estrella Lopez, Patricio Rovira, Eloy Menendez. Doce nombres escribio en la pared. Porque ella sabia escribir. Primero habia aprendido su firma, y despues todas las letras. Felipe se reia de ella:
Eso hay que aprenderlo de chica.
Y de grande tambien se aprende. Ya veras cuando tenga un cuaderno.
Yo te comprare los que tu quieras.
Y ella le pidio que le comprara un cuaderno de tapas azules, como los que usaba Pepita en la escuela.
Se acaricia los pendientes, y regresa al papel. Escribe que le gustaria estar con Felipe. Y que desea que la criatura llegue antes que la ratificacion de la sentencia, porque sabe que va a morir y no quiere que su hijo muera con ella. Todas sus compañeras saben que Hortensia va a morir. Sole se lo comunica a Tomasa mientras introduce la sonda por la cerradura de su celda de aislamiento:
Las han condenado a todas.
¿A Hortensia tambien?
Tambien. Vienen las trece con La Pepa, que estaba hoy baratita.
Trece, como las <<rosas>> del treinta y nueve.
Como las <<rosas>>,si.
Y Tomasa recuerda a Julita Conesa,alegre como un cascabel, a Blanquita Brissac tocando el armonio en la capilla de Ventas, y las pecas de Martina Barroso. Y acaricia en su bolsillo la cabecita negra que guarda desde la noche del cuatro de agosto de nil novecientos treinta y nueve.Pertenecia al cinturon de Joaquina. Tomasa quiso regalarsela a Reme, porque Reme no tenia ninguna. Pero Reme no la acepto.
Guardala tu.
Bueno, la guardo yo pero es de las dos.
Traga de prisa, Tomasa, que el pure no baja, y me van a pillar.
Hoy no tengo ganas.
Sole retira la sonda, y Tomasa busca refugio en un rincon. Se sienta en el suelo abrazada a las rodillas, y se niega a llorar. Se niega, no conseguiran desmoralizarla. Ella no debe llorar, pero teme que no volvera a ver a Hortensia. Sabe, como saben todas las reclusas del pabellon numero dos deracha, que el cumplimiento de la condena puede ejecutarse en unos dias. Conocen el tramite. El auditor de guerra ratificara la sentencia, y se cumplira cuando llegue el enterado del Generalisimo. Generalisimo, masculla Tomasa entre dientes abrazandose las rodillas con rabia. Generalito lo llamaban en Africa, al que fuera nombrado jefe del Gobierno del Estado y Generalisimo de los ejercitos de Tierra, Mar y Aire, el dia uno de octubre de mil novecientos treinta y seis. No perdio el tiempo en quitarse el nombre de Generalito. Dicen que no le tiembla la mano. Y dicen que el enterado de Las Trece Rosas llego el dia doce, cuando llevaban una semana bajo tierra. Nunca se sabe cuanto tarda en llegar. Y Tomasa acaricia la cabecita negra. Repartelas entre las mejores, hasta donde llegue, le dijo Joaquina a una compañera al deshacer los eslabones de su cinturon. Y la compañera repartio las cabecitas negras. Joaquina era muy guapa, tenia el pelo liso, los ojos negros, y grande la boca. Y a ella le dieron una cabecita de su cinturon. A ella. Ni dos dias tardaron en fusilarlas. Un escarmiento, eso dijeron que buscaban. Y les cargaron en las costillas el atentado del comandante Isaac Gabaldon, que era tambien inspector de la policia militar de la Primera Region, y el encargado del Archivo de Masoneria y Comunismo. En el coche iba con la hija, una niña de diez y siete años. La niña, el padre y el conductor murieron a balazos en la carretera de Extremadura, a la altura de Talavera, cuando se dirigian a Madrid. Tres muertos. Y quisieron veinte por uno. Sesenta jovenes de las Juventudes Socialistas Unificadas fueron juzgados y condenados por atentar contra el Movimiento Nacional Triunfante. Un escarmiento, y en dos dias los llevaron a todos a la tapia. Hay presos que han vivido meses pendientes de su ejecucion, y años, como ella. Ella estuvo mas de dos años en la carcel de Olivenza con La Pepa colgandole del pescuezo, hasta que le llego la conmutacion de la pena y se la trajeron aqui. Quiza a Hortensia le pase lo mismo, o no, eso nunca se sabe. Nada se sabe. Tampoco sabe nadie por que juzgaron a Joaquina, porque Joaquina estaba en Ventas cuando paso lo de Gabaldon. Estaba en Ventas con dos hermanas suyas, juzgadas y condenadas las tres por ser de las juventudes. Las tres estaban en Ventas, aunque nunca las dejaron estar juntas en la misma celda. Dos veces fue juzgada Joaquina. Dos veces condenada a muerte. De la primea condena se salvo, se la conmutaron por veinte años. Y en dos dias, cumplieron la segunda. Dos dias.
Unos años, unas semanas, unos meses, unos dias.
Unos dias, tal vez dos, tal vez tres.
Reme y Elvira permaneceran junto a Hortensia fingiendo calma. Elvira dara sus clases de alfabetizacion solo cuando las de Hortensia. Reme no ira al taller de costura para no dejar sola a su compañera ni un solo instante, y las tres dejaran de acudir a la ventana para ver a Tomasa. Y Tomasa echara de menos sus cabezas pegadas al cristal.
Puntos:
26-12-11 18:01 #9346966 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Mal fario, que seamos trece en el expediente, mal fario. Trece, el numero de la mala sombra, y el de las menores.
Hortensia deja de ecribir y se lleva el extremo del lapiz a la boca.
No te hagas sangre pensando en eso, Hortensia.
Pero Reme no puede dejar de pensar en las trece menores, aunque le pida a Hortensia que no piense en ellas. Se las llevaron a la capilla en la medianoche del dia siguiente al juicio, el cuatro de agosto. Ya podemos acostarnos, habia dicho Anita despues de esperar hasta las doce. Anita no se durmio, pero a Victoria y a Martina las tuvieron que despertar para llevarselas. Reme piensa en aquel cuatro de agosto. Recuerda la palidez de la funcionaria que fue a buscarlas, el susto que llevaba en el cuerpo tapado con la capa azul marino. Recuerda que Victoria comenzo a llorar cuando la despertaron. Abrazo a una compañera y lloro el desconsuelo de su madre, su hijo mayor acababa de morir en comisaria, y ella y Gregorio, los dos hijos que le quedaban, moririan al alba. Primero Juan, ahora Goyito y yo, repetia llorando.
Hortensia guarda el cuaderno y el lapiz debajo de su petate. Saca de su bolsa de labor un faldon y lo coloca sobre su vientre para mostrarlo a sus compañeras.
Ya te queda poco.
No te creas, hay que hacer muchas filas de punto de cruz,para que este bien fruncidito. Mira.
La niña pelirroja mira el faldon, pero no se atreve a mirar a Hortensia. No la mira a los ojos desde que regreso del juzgado. No se atreve a mirarla. Y no sabe por que. Quiza teme que Hortensia descubra su miedo a la muerte. O quiza teme descubrir la mirada de la muerte en los ojos de la mujer que va a morir. O tal vez sea pudor y no se atreve a mirarla simplemente por eso, por pudor. Retira la vista de la prenda infantil y se sienta de espaldas a Hortensia. Reme ha sacado tambien su bolsa de labor, y teje una mantilla blanca.
Elvirita, hija, nos estamos quedando sin lana. Vete al economato y trae una madeja blanca, anda.
Mientras camina hacia el ecanomato, Elvira se toca la cabeza. Pudor. Si, siente pudor al mirar a Hortensia. Ella no tiene derecho a descubrir que hay en sus ojos. Tampoco a Julita Conesa la miro a los ojos. Ni a Virtudes Gonzalez. Ella no se atrevio a mirar a los ojos a ninguna de las trece menores. Camina mirando hacia el suelo. Los juicios rapidos son peligrosos, acaban siempre en condenas largas. Se alegra de que el suyo no se haya celebrado aun, y se toca la cabeza recordando a Virtudes Gonzalez. Tambien a ella le raparon el pelo, en la comisaria de Jorge Juan, antes de llevarla a Ventas. Su novio se llamaba Vicente. El estaba en su mismo expediente, entre los sesenta condenados a muerte, y Virtudes tenia la esperanza de verlo ante el piquete de fusilamiento, queria despedirse de el. Pero no se lo permitieron. Tampoco Victoria pudo ver a su hermano Gregorio.
Con la madeja en la mano, Elvira regresa junto a sus compañeras y vuelve a sentarse de espaldas a Hortensia sin dejar de pensar en los sesenta jovenes que habian pedido que los fusilaran juntos. Querian despedirse. Deseaban verse por ultima vez. A los varones los llevaron a las seis de la mañana al cementerio del Este, y murieron a las seis contra la tapia. A ellas las llevaron a las seis y media.
¿Cuando es luna llena?
Pasado mañana.
Pasado mañana. Hortensia abraza su vientre abultado con las dos manos. Quiza llegue a tiempo. Pasado mañana sera luna llena.
Este niño no quiere ver el mundo.
¿Cuanto hace que cumpliste?
Diez dias llevo cumplida. El defensor pidio misericordia.
Si, misericordia fue lo unico que pidio el capitan del Ejercito de Tierra que actuo como abogado defensor.
Para el niño, pidio misericordia. Mi hermana ha mandado un pliego de suplica a Franco, que chiquilla. Dice que le han dicho que a veces contesta en tres dias, vamos a ver.
Tres dias son muchos. Reme y Elvira lo saben. Lo saben. Estaban en la prision de Ventas el tres de agosto de mil novecientos treinta y nueve, cuando regresaron del juzgado numero ocho las trece menores. Y recuerdan que una de ellas se coloco las medias antes de salir hacia la capilla, y otra se corto las trenzas. Que se las den a mi madre, pidio. Pero nunca se las dieron a su madre. Tres dias son muchos.
No se si servira de algo, que chiquilla, al mismisimo Franco le ha escrito.
Reme y Elvira temen que no sirva de nada. Como de nada sirvieron las firmas que recogieron las madres de Las Trece Rosas ni los suplicatorios que escribieron solicitando clemencia.
No. De nada sirvio la firma que Dolores Conesa estampo en un documento el mismo dia cinco de agosto de mil novecientos treinta y nueve, año de la Victoria, sin saber que su hija habia sido fusilada ya. Al Excmo. Señor General Don Francisco Franco Jefe del Estado Español la dirigio, y adjunto un pliego con las firmas que habia recogido entre los vecinos de la calle Galeria de Robles. Treinta y cinco firmas, junto a una carta escrita por su madre. Encabezo la suplica llamando Señor al destinatario y, despues de dos puntos, escribio: la que suscribe. Añadio su nombre y direccion y comunico que era viuda y madre de la procesada Julia Conesa, condenada a la pena de muerte por los Tribunales de esta plaza. Como madre suplico que no fuera cumplida la sentencia. Sentencia fatal, escribio. Ya que como comprueban estas firmas de industriales y vecinos es excesiva. Como madre, imploro. Espero en estos momentos de amargura la ayuda de V.E, de su vondad infinita, pidiendo a Dios le conceda vida larga para que nuestra España conducida por su mano sea pronto la nacion grande que sirva de modelo al mundo entero.
Si es verdad que contesta en tres dias, a lo mejor llega a tiempo, ¿cuando es luna llena?
Tres dias son muchos. Reme y Elvira miran sin contestar a Hortensia. Saben que tres dias son muchos. Elvira acaricia la cabecita del cinturon de Joaquina. Acaricia su regalo. Se levanta de su petate. Busca su maleta y se inclina sobre ella simulando que guarda algo en su interiuor, para que Hortensia no la vea llorar mientras recuerda la madrugada de aquel cinco de agosto. La recuerda bien. Desde la ventana, vio a Las Trece Rosas atravesar el patio. Salieron de la capilla de dos en dos, sin humillar la cabeza. A cada pareja la escoltaban tres guardias civiles. Las subieron en camiones. Todas continuaron con la cabeza alta. Algunas cantaban. Julita Conesa siempre cantaba.
De nada sirvio que doña Dolores pidiera clemencia. La madre de Julita Conesa solo tuvo un consuelo: las cartas que su hija le escribio en la prision de mujeres de Ventas, segunda galeria derecha. El dia de su muerte escribio Julita la carta que provocara mas tristeza en su madre. La carta mas triste. La ultima. Y la mas corta:


Madrid, 5 de agosto de 1939


Madre, hermanos, con todo el cariño y entusiasmo os pido
que no lloreis ni un dia. Salgo sin llorar, cuidad a mi
madre, me matan inocente pero muero como debe de morir una
inocente.
Madre, madrecita, me voy a reunir con mi hermana y papa al
otro mundo pero ten presente que muero por persona honrada.
Adios, madre querida, adios para siempre.
Tu hija que ya jamas te podra besar ni abrazar.


Julia Conesa


Besos a todos, que ni tu ni mis compañeras lloreis.
Que mi nombre no se borre en la historia.


No lloreis por mi. Elvira controla su llanto. Revuelve su maleta simulando que la ordena de espaldas a Hortensia, para recordar a Julita. Recordarla, para que no se borre su nombre.
No, el nombre de Julita Conesa no se borrara en la historia.
No.
Puntos:
27-12-11 17:06 #9350580 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Hasta que llegue la ratificacion de la sentencia, las presas pasaran las mañanas en el patio intentando engañar a la tristeza. Por las tardes no sera posible el engaño, porque la noche se acerca, porque se acerca la hora de las sacas, se acerca la hora en que la funcionaria puede llegar con las listas en la mano. La alegria de las mañanas caera por las tardes con la amenaza del sonido de las listas. Hasta que se cumpla la amenaza, todo lo que ocurra en el penal tendra un solo nombre: La espera.
Mira que moño se ha hecho.
De Arriba España.
Hortensia levanta la vista de su labor y observa el peinado de La Zapatones mientras Reme y Elvira siguen comentando su desprecio.
Se creera que esta guapa.
Peor para ella.
Siempre se ha creido que es muy fina, pero esa es un piojo puesto de limpio.
La Zapatones pasea por el patio envuelta en su capa azul. Se ha hecho un moño cardado y alto y lleva la boca pintada de un rojo excesivo. Se acerca a las mujeres que la estan mirando.
¿Le has visto la boca?
Otra vez viene a enseñarnos la bandera, veras.
Cuando la guardiana llega al banco, separa los labios y deja asomar un caramelo de limon, el color amarillo destaca sujeto entre sus labios rojos. Despues se da media vuelta, pasea su peinado de Arriba España y recorre el patio buscando a otras presas para mostrasles su peculiar bandera naional. Solo la chivata respondera a su provocacion devolviendo una sonrisa.
Es preciso romper la insolencia de la funcionaria. Es preciso ahuyentar la angustia de la espera, presidida por el silencio de esta mañana de mediados de febrero, luminosa y fria. Es posible tomar aire de esta asfixia, engañar a la tristeza. Es posible. Y Elvira comienza a cantar:
Maldita la araña que a mi me pico...
Las reclusas que la oyen se acercan con su labor en las manos y le preguntan si van a ensayar:
¿Vamos a ensayar?
Claro.
Y ensayan, porque es preciso.
Si. Ensayaran, y pondran en pie la zarzuela del maestro Jimenez cuando la hayan aprendido bien. Representaran La Tempranica en el patio, para la reclusion, y van a invitar a Antoñita Colome. Elvira conserva un libreto, original de Julian Romea, la tercera edicion que repartieron a todas las niñas de su colegio antes de empezar la guerra. Ella iba a ser Maria, La Tempranica, la gitanilla que se enamora de un conde. Su profesora de musica hizo el reparto. Ahora es ella misma la que se ha asignado el personaje protagonista, y a Reme le ha dado el papel de Gabriel. Hortensia sera La Moronda. Han de memorizar todos los dialogos de la obra al completo, por si es necesario hacer alguna sustitucion. Han de repetir las canciones una a una. Elvira organiza el ensayo:
Morona, ¿ que nos vas a dar de cenar?
Pues veran ustedes. Ahora mismo eche el arroz, que va a ser lo primerito. Lleva almejas, que me subieron esta tarde de Granada. Unas cortadas de jamon de Trevelez y pimientos, mas sabrosos y dulces que el almibar. De seguida, cordero asado con papas.
Las mujeres que miran a Hortensia abandonan su labor y escuchan el menu tragando saliva. Elvira observa el hambre en sus miradas, algunas se chupan los labios.
Bueno, ya ensayaremos eso despues. Ahora vamos con Gabriel.
Para ayudar a Reme, la mas torpe en el oficio musical, cantaran todas juntas La tarantula.
La tarantula es un bicho mu malo.
No se mata con piedra ni palo.
Que huye y se mete por los rincones
y son mu malinas sus picazones.
Elvira se coloca junto a su oido para que recupere el tono. Reme desafina. No deja de mirar a La Xapatones.
...sera que a mi me ha picao la tarantula dañina.
Por eso me he quedao mas delgao que una sardina...
A pesar de los esfuerzos de la niña pelirroja, la voz estridente de Reme estalla como un grito y hace reir a las demas. Un grito liberado, que Reme dirige hacia La Zapatones.
¡Que te va a ver!
...no temo a los rayos ni balas, ni le temo a otra cosa mas mala...
Las carcajadas que el coro no puede sofocar dejan a Reme sola con la cancion.
...que me hizo mi pare mas guapo que al gallo, pero a ese bichito que lo parta un rayo.
Asi no vamos a llegar nunca a nada.
Ay, si es que parece el gallo de una gallina clueca.
Ay madre, ay madre mia de mi vida, y la cara de sentimiento que me pone.
No lo hace tan mal.
Eso lo diras tu, chiquilla que eres mas cumplida que un luto.
En la puerta enrejada, aparece La Veneno. Golpea la cancela como quien toca una campanilla, con el crucifijo de metal que cuelga de un cordon de su cintura. Llama la atencion de la guardiana. Y le da un recado.
Desde el extremo del patio, La Zapatones se dirige con paso lento hacia el grupo que rie. Hortensia deja de reir cuando la ve llegar. La esta mirando:
Hortensia, acompañeme, tiene una comunicacion por jueces.
Volvera el silencio al patio.
Volveran las presas a su labor.
Volvera la angustia de una espera.
Antes de abandonar el patio, Hortensia mirara hacia arriba. Las nubes cubren por completo el pedazo de firmamento que perfilan los muros.
Al cabo de unos minutos, regresara y hablara en voz baja con Reme y Elvira. Les dira que la Auditoria de Guerra del Ejercito de Ocupacion ha ratificado las sentencias. Todas las ejecuciones tendran lugar cuando reciban el enterado del Jefe del Estado. Todas, excepto la suya. A Hortensia le conceden la gracia de esperar a que nazca su hijo. Su ejecucion queda en suspenso hasta entonces.
Carajo, asi la criaturita no quiere ver el mundo, Hortensia.
Antes de que Reme acabe de pronunciar el nombre de la mujer que va a morir, La Zapatones habra reunido en un rincon a las otras compañeras de expediente. Doce. Y se las llevara tambien por unos minutos, diciendo que tienen una comunicacion por jueces.
Hortensia las vera salir en fila del patio. A todas las vera mirar un momento hacia lo alto. Y sabra que todas llevan una misma esperanza. Una esperanza identica. Y las vera regresar sin ella, mirando las doce hacia la tierra.
Esa misma noche formaran otra fila en la galeria despues de que La Zapatones lea sus nombres en una lista y La Veneno les ordene salir con la ropa puesta.
Las nombradas, salgan con la ropa puesta.
Faltan tres.
¿Como que faltan tres?
Si, aqui hay nueve.
Las nueve jovenes que ya estan en fila miran a sus compañeras de expediente. Hortensia, Elvira, Reme y la Sole las miran tambien. El miedo ha paralizado a las tres mujeres que deben salir. La funcionaria grita sus nombres. La Veneno se impacienta:
¿Es que no estan?
La Zapatones mira a un lado y a otro, confusa:
Tienen que estar.
Y vuelve a nombrarlas.
El panico de las condemadas aumenta con los gritos que pronuncian sus nombres. Ninguna de las tres es capaz de moverse.
Bendito sea Dios, ¿pero usted no sabe a quien se tiene que llevar?
Si, hermana, a las que estan en la lista, pero yo no puedo conocer a todas las imternas una por una. Tienen que salir ellas.
¡Esto es el colmo!
La hermana Maria de los Serafines gritara con vehemencia. Exigira a las tres condenadas que salgan.
¡Salgan!
El miedo crece.
De nuevo, tres nombres seran lanzados al aire como una descarga. Y ninguna de las nombradas, incapaces de reaccionar, podra vencer su paralisis.
¡Ya esta bien! Llevese a las nueve que tiene y vuelva con refuerzos.
Vendran los refuerzos. Todas las presas de la galeria numero dos derecha seran obligadas a formar en el patio. Hortensia, Reme, Elvira y Sole se situaran junto a las tres condenadas, que habran podido apenas dar dos pasos, arropadas por el movimiento de las demas.
Volveran a gritar sus nombres.
Volvera el silencio, la paralisis, el miedo.
Si no quieren decir ustedes quienes son, contamos hasta treinta.
Y contaron hasta treinta. Y sacaron a cuatro de la fila.
Tres veces contaron hasta treinta.
A doce presas sacaron de la fila. Elvira estaba entre ellas.
¡Vamos!
Y, a la orden de ¡Vamos!, comenzaron las doce a caminar.
Nadie pregunto a las nombradas por que no salian.
Nadie las señalo con la mirada.
Ellas veran como se llevan a sus compañeras. Comprobaran que es cierto: se las llevan. Es cierto.
Y venceran el panico.
Daran dos pasos al frente.
Y saldran.
La Veneno detendra la marcha de las que habia escogido al azar, y las doce abrazaran a las tres condenadas. Y les daran las gracias.
Elvira se abrazara a Reme.
¡Sangre mia!
Y Hortensia se abrazara al hijo que lleva en el vientre.
Y comenzaran los dolores del parto.
Puntos:
28-12-11 14:02 #9354155 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Lleva toda la noche, doctor, y toda la mañana. Alumbra la coronilla y luego se vuelve para atras.
¿Y que quiere que haga yo? Yo no soy tocologo, Sole.
Salve a ese niño. Salvelo usted que es medico y lo puede salvar. Yo no he visto un parto tan torcido en todo lo que llevo de vida. La criatura esta colocada, pero cuando parece que viene deja de venir.
Apenas sin fuerzas, Hortensia solloza en la camilla de reconocimiento de la enfermeria. Mercedes le aprieta la mano y le seca el sudor de la frente dandole animos:
Anda hija, que ya esta aqui, tienes que empujar.
Que se lo den a mi hermana, hagame usted ese favor, que no lo lleven al orfeluinato, que se lo den a mi hermana, por lo que mas quiera usted.
El parto del hijo de Hortensia tardo aun siete horas mas. Las contracciones mantenian a la parturienta en un quegido continuo. La comadrona no sabia que hacer. Y el medico tampòco, registro en su memoria las clases de tocologia en la Universidad, las practicas en la maternidad de Santa Cristina y los manuales de obstetricia que manejo en los cursos superiores en la Facultad de Medicina. Cuando la mujer que iba a morir dio por fin a luz, don Fernando corto el cordon umbilical y cogio al recien nacido por los pies gritando que era una niña sin disimular su alivio y sin reprimir su alegria.
¡Una niña!
¿Esta sanita?
Sanita y tan guapa como la madre.
Deje que vea si viene completita, doctor.
El medico entrego a la niña a los brazos abiertos de la madre.
Y Hortensia le conto uno a uno los dedos de las manos.
Cinco deditos en cada mano.
Y otros tantos en cada pie, Hortensia. Esta enterita. ¿Como le vas a poner?
Tensi. Se llamara Tensi.
¿Tensi?
Hortensia, pero un dia conocera a su padre y el la llamara Tensi, como me dice a mi.
El medico se retiro a lavarse las manos pensando en su esposa, en lo feliz que estaria con un hijo en los brazos, el niño que ambos deseaban y que nunca llego. Era tiempo ya para la reconciliacion. Ya era tiempo. El no habia querido decirle que volvia a ser medico. No habia querido porque las razones que le llevaron a regresar al ejercicio de la medicina nada tenian que ver con ella y no eran motivo de orgullo para el. Y no habia querido, porque aun no sabia si habia tomado la decision corecta. Pero hoy ha traido un niño al mundo, y desea compartir con doña Amparo su satisfaccion.
Doctor,¿puedo pedirle un favor?
Era Sole, que se acerco a el extendiendo una toalla.
Digame, si esta en mi mano...
La comadrona le conto la situacion de Hortensia, los temores ante la inminencia de su ejecucion:
Van a fusilar a Hortensia.
¿Como dice?
Estaban esperando a que naciera la niña.
Don Fernando enjuga la humedad de sus dedos, uno a uno, como si quisiera limpiarse el horror.
Pero ¿que me esta diciendo?
Que ya ha nacido la niña. Asi que van a fusilar a la madre. Y a la niña la llevaran a una inclusa, o se la daran a cualquiera.
¿Y que puedo hacer yo? Yo no puedo hacer nada.
Pidale a la guardia civila que avisen a su hetmana. Si usted se lo pide, lo hara. Hoy es dia de visita, estara en la puerta. Usted solo tiene que decirle que le mande recado de que la niña ha nacido ya, y que venga a por ella.
Las manos del doctor Ortega ya estan secas. Sole insiste en su ruego mientras le retira la toalla:
Es usted una persona buena, doctor, lo lleva escrito en la cara, ¿hara usted esa vondad?
Sole ha dejado la toalla sobre el lavabo y tira de la manga del medico. Le mira a los ojos como quien se asoma a un pozo para ver si hay agua. ¿Hara usted esa vondad? Vuelve a preguntar. Y luego le pide perdon, al advertir que le esta tirando de la manga.
No se preocupe, Sole, lo hare.
Lo hara. Le dira a Mercedes que busque a la hermana de Hortensia en la puerta, sin saber que la hermana de Hortensia se llama Pepita. Sin saber que la hermana de la mujer que acaba de ser madre es la joven de ojos azulisimos que determino su regreso al ejercicio de la medicina. El sabia que una hermana de Pepita estaba en Ventas. Lo sabia. Pero lo habia olvidado. Se lo dijo doña Celia cuando le pidio, de parte de El Chaqueta Negra, que tomara a su servicio a la hermana de una camarada presa. Y lo habia olvidado. Hortensia es la hermana de la muchacha de ojios azulisimos que le envio doña Celia. Pepita. Y el marido de Hortensia es el hombre que tenia una bala en el costado. Don Fernando no sera consciente de ello hasta que entregue el recado a Mercedes, hasta que pronuncie el nombre de Hiortensia y diga que su hermana ha de saber que la niña ha nacido. Entonces comenzara a relacionar a las dos mujeres. Y recordara las palabras atropelladas de Pepita, las que solto de corrido cuando llevo el mensaje de El Chaqueta Negra:
...porque Felipe tiene una bala dentro y hay que sacarla, para que no se muera. Y usted es medico, señorito, usted es el medico que necesita el marido de mi hermana Hortensia, que esta presa y esta preñada y se morira si Felipe llega a morirse.
Y saldra de la prision pensando en Pepita. En Hortensia. En Felipe, en el proyectil que le extrajo del costado. En la niña que acaba de traer al mundo. Y en su regreso definitivo a la medicina.
Y llegara a casa habiendo decidido que siempre sera medico.
Sonreira al abrir la puerta. Sonreira, porque ya es tiempo de comunicarle su decision a su esposa. Se quitara la capa española, la colgara del perchero sonriendo y procurara que suenen sus pasos al caminar. Se dirigira hacia el reloj de pared del pasillo, le dara cuerda sin perder la sonrisa.
Y subira las escaleras despacio.
Pisara fuerte,para que doña Amparo sepa que esta subiendo.
Por fin esta subiendo.
Y doña Amparo oira los pasos que suben, los oira con claridas. Esta subiendo. Su marido esta subiendo las escaleras de la torre.
Por fin esta subiendo.
Y ella comenzara a bajar.
Puntos:
29-12-11 17:11 #9359605 -> 9325189
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas 3º
Todas las mañanas, ante de acudir a la estacion a recoger carbonilla,Pepita ira a la prision de Ventas a preguntar por Hortensia, tal y como le indico Mercedes el dia que nacio la niña. Y todas las mañanas le contestaran lo mismo:
Tu hermana esta bien, la han llevado al pabellon de madres. Ven el dia de visita.
¿Se sabe ya cuando...?
¿Cuando que?
¿Cuando la sacan?
Ya esta bien, ¿no? Te he dicho que eso no se pregunta, y que vengas el dia de visita. ¿Es que no te cansas de preguntar?
No habia modo de saber hasta cuando permitirian que Hortensia amamantara a su hija. No habia modo, pero Pepita no se cansaba de preguntar.
Es por la niña, ¿sabe usted? Yo soy su tia y soy yo quien me la tengo que llevar cuando saquen a mi hermana. No sea que vaya a ser que crean que no tiene a nadie, pero me tiene a mi. Es por eso, y por nada mas que por eso, que preciso saber cuando...
Ya lo se, ya lo se, me lo has dicho mil veces y mil veces te he dicho yo que aqui eso no se pregunta. ¿Te has enterado ya?
Si, señora.
Pues, hala, ahora vete y vuelve el dia de visita.
Si, señora, volvia a decir Pepita, y se marchaba tranquila sabiendo que a su hermana le habian concedido un dia mas.
Pudiera ser que se apiadaran de Hortensia y, a pesar de que le habian denegado el indulto, la dejaran vivir. Pudiera ser. Incluso podrian olvidar que estaba pendiente su pena. Pudiera ser que no se acordaran de ella.
Pero se acordaran de ella.
Durante un mes y medio, Pepita acudira por las mañanas a la puerta de la prision. Los dias de visita vera a Hortensia en el locutorio, siempre con su hija en los brazos, preguntando siempre si Pepita le trae noticias de su marido:
¿Sabes algo de el?
¿Que?
Alzara a la niña envuelta en una toquilla blanca que le han tejido sus compañeras de galeria, Elvira, Reme y Sole.
Dile que es rubia, y que tiene los ojos celestes como tu y como madre.
Pero Pepita no oye a Hortensia, ni puede ver a la niña. No puede distinguir mas que un bulto en la penumbra, enrrollado en una toquilla, detras de las telas metalicas. Grita, para intentar que su hermana le oiga decir que la niña es muy guapa.
¡Es muy guapa, muy guapa!
Al cumplirse un mes y medio del nacimiento de la niña, cuando Pepita llegue temprano a la puerta de la prision para preguntar por Hortensia, la portera no le contestara que regrese el dia de visita.
Espera aqui un momento.
¿Que pasa?
Nada, tu espera aqui.
La funcionaria con moño en forma de platano aparecera al cabo de unos minutos. Le entregara a Pepita una bolsa de labor, y a la niña que lleva en los brazos. Y entonces Pepita sabra que esa misma mañana regresara su luto riguroso.
Cuando llegue con su dolor a la pension, doña Celia la estara esperando. A su rostro asomara la angustia de buscar palabras que sirvan para nombrar la muerte. Pero al ver a la niña en brazos de Pepita, sabra que no es necesareo nombrarla.
Le he lavado la cara.
Le he lavado la cara, le dira.
Y le he cerrado los ojos.
Y le he cerrado los ojos.
Y le entregara un pequeño trozo de tela cortado a tijera.
Un trozo de franela gris, con florecitas blancas.
Puntos:

Tema (Autor) Ultimo Mensaje Resp
Cosas dormidas....6º. Por: Jose Manuel Z.L 03-02-12 17:21
Jose Manuel Z.L
8
Cosas dormidas 1º Por: Jose Manuel Z.L 27-11-11 23:08
Jose Manuel Z.L
20
Cosas que ocurrieron 4º Por: Jose Manuel Z.L 30-10-11 17:02
Jose Manuel Z.L
24
Cosas que ocurrieron......2º Por: Jose Manuel Z.L 03-09-11 20:47
Jose Manuel Z.L
25
Simulador Plusvalia Municipal - Impuesto de Circulacion (IVTM) - Calculo Valor Venal
Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:08/08/2020
Clausulas de responsabilidad y condiciones de uso de Foro-Ciudad.com