Boquerizu - Asturias

Mi esposa me recomendó salir con otra mujer...

- "Tú sabes que la quieres" - me dio un día tomándome por sorpresa.
"La vida es corta, dedícale tiempo".

- "Pero yo te amo a tí" - protesté.

- "Lo sé. Pero también la amas a ella".

Esa noche la llamé para invitarla a cenar y al cine.

- "¿Qué te ocurre? ¿Estás bien?" - me preguntó.

Es una mujer que una llamada en la noche o una invitación por sorpresa cree que es indicio de malas noticias.

- "Creí que sería agradable pasar algún tiempo contigo" - le respondí - "Los dos solitos.... ¿Qué opinas?

Reflexionó sobre ello un momento y contestó:
- "Me gustaría muchísimo".

Ese viernes mientras conducía para recogerla después de mi trabajo me encontraba nervioso, era el nerviosismo que antecede a una cita ...... y, cuando llegué a su casa, vi que ella también estaba muy emocionada.

Me esperaba en la puerta con su viejo abrigo puesto, se había rizado el pelo y llevaba el vestido con el que celebró su último aniversario de bodas. Su rostro sonreía, irradiaba luz como un ángel.

- "Les dije a mis amigas que iba a salir contigo y se emocionaron" - me comentó mientras se subía al coche.
- "No podrán esperar a mañana para saber algo acerca de nuestra velada".

Fuimos a un restaurante no muy elegante, pero sí muy acogedor.
Ella se aferró a mi brazo como si fuera <La Primera Dama de la Nación>.
Cuando nos sentamos tuve que leerle el menú, sus ojos sólo veían grandes figuras.
Cuando iba por la mitad de las entradas levanté la vista; sentada al otro lado de la mesa me miraba. Una sonrisa nostálgica se le dibujaba en sus labios.

- "Antes era yo quien te leía el menú. ¿Recuerdas?"
- "Entonces, es hora de que te relajes y me permitas devolverte el favor." - respondí.

Durante la cena tuvimos una agradable conversación, nada extraordinario, sólo ponernos al día uno con la vida del otro.
Hablamos tanto que nos perdimos el cine.

- "Saldré contigo otra vez, pero sólo si me dejas invitar" - dijo cuando llegamos a su casa.

La sentí, la besé, la abracé....

- ¿Cómo fué la cita?" - quiso saber mi espòsa cuando llegué aquella noche.
- "Muy agradable, gracias. Mucho más de lo que imaginé" - le contesté.

Días más tarde mi madre murió de un infarto, todo fué muy rápido, no se pudo hacer nada.
Al poco tiempo recibí un sobre del restaurante donde habíamos cenado, mi madre y yo, y una nota que decía:
"La cena está pagada por anticipado, estaba casi segura de que no podría estar allí, pero pagué igual para dos, para tí y tu esposa. Jamás podrás entender lo que aquella noche significó para mí. ¡Te quiero!

En ese momento comprendí la importancia de decir "TE QUIERO" y de darles a nuestros seres queridos el espacio que se merecen.
Nada en la vida serás más importante que tu familia, dales tiempo porque ellos no pueden esperar.

La otra mujer a quien mi esposa quería que yo visitara, era mi madre. Viuda desde hacía años, que las exigencias de mi trabajo y de mis hijos hacían que sólo la visitara ocasionalmente.


SI VIVEN TUS PADRES......... DISFRÚTALOS.
SI NO VIVEN ................ RECUÉRDALOS

Quizás leyendo esto, alguien que tenga un poco olvidados a sus padres, pueda reaccionar.
Recordemos siempre que:

¡¡¡ EL TIEMPO NUNCA PERDONA !!!........ NI PUEDE VOLVER.

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Una preciosa historia y muy buen consejo.
Muñiz somos unos tontorrones, yo también he llorado.

Laura, que historia tan bonita.

Espero que nadie tenga que leerlo para darse cuenta que tiene a su lado a las personas más maravillosas del mundo. ¡¡Sus padres!!

Los que nunca nos van a defraudar y siempre nos van a querer, independientemente de lo que hagamos o como nos comportemos.

Si tampoco cuesta tanto…

Papá, mamá …¡¡¡OS QUIERO!!!!!

Por cierto, E.Muñiz, Cocinillas, llorar no es de tontorrones… es de sentimentales. Yo no me considero tonta, sino , un poco fácil de lágrima.

Un saludo.
Cecilia.