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Laguna de Negrillos - Leon

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España > Leon > Laguna de Negrillos
28-04-14 06:51 #11998855
Por:j vicente futuro fut

El velo que cubre los Misterios de la Biblia se ha retirado. 13ª Sección
siendo mediadora, se le corrió la cortina y vio claramente a Dios, concediéndola en este don singular privilegio y virtud para comunicar sosiego y serenidad de entendimiento a quien la pidiere por medio de su intercesión.-

La tercera piedra es Calcedonia. Toma el nombre esta piedra de la provincia donde se halla, que se llama Calcedonia. Es del color del carbunco, y de noche imita su resplandor al de una linterna. El misterio de esta piedra es manifestar al nombre de María su virtud. Tomando el nombre de esta provincia, para llamarse hija de Adán como los demás, y María, que mudado el acento en latín significa los mares; porque fue el océano de las gracias y dones de la Divinidad. Y vino al mundo por medio de su Concepción Purísima, para anegarle e inundarle con ellas, absorbiendo la malicia del pecado y sus efectos, y desterrando las tinieblas del abismo con la luz de su espíritu iluminado con la lumbre de la sabiduría divina. Concediendo el Altísimo a María, la virtud para que por medio de su Nombre de María ahuyentase las espesas nubes de la infidelidad y destruyese los errores de las herejías, paganismo, idolatría, y todas las dudas de la fe Cristiana. Y si los infieles se convirtiesen a esta luz, invocándola, cierto es que muy presto sacudirían de sus entendimientos las tinieblas de sus errores y todos se anegarían en este mar por la virtud de lo alto, y para esto le fue concedida.-

La cuarta piedra es esmeralda, cuyo color verde y alegre, recrea la vista sin fatigarla, y declara misteriosamente la gracia que recibió María en su concepción, para que siendo amabilísima y graciosa a los ojos de Dios y de las criaturas, sin ofender jamás su dulcísimo nombre y memoria, conservase en sí misma el verdor y la fuerza de la santidad, virtudes y dones que recibiese y se le conceden. Y se los dio Dios, para que pudiese distribuir este beneficio, a sus fieles devotos que para conseguir la perseverancia y firmeza en la amistad de Dios llamasen a María.-

La quinta piedra es sardonio. Esta piedra es transparente y su color imita al encarnado claro, aunque se compone de tres colores: abajo negro, en medio blanco y en lo alto nácar, y todo hace una variedad graciosa. El misterio de esta piedra y sus colores fue significar a la Madre y al Hijo que había de ser engendrado. Lo negro dice en María la parte inferior y terrena del cuerpo negrecido por la mortificación y trabajos que padecería, y lo mismo de su Hijo afeado por nuestras culpas. Lo blanco significa la pureza del Alma de María, como Madre Virginal de Jesucristo. Y lo encarnado declara en la humanidad la Divinidad unida hipostáticamente en la Madre María, y manifiesta el amor que de su Hijo participó, con todos los resplandores de la Divinidad que se le comunicaron. Le fue concedido por este fundamento a la gran Reina y Señora del Cielo, que por su intercesión y ruegos para que fueran eficaces con sus devotos para darles el valor suficiente para todos ellos, de la Encarnación y Redención; y que asimismo para conseguir este beneficio, les alcanzase devoción particular con los misterios y vida de Jesucristo.-

La sexta piedra el sardio. Esta piedra es transparente, por lo que imita a la llama clara del fuego que es símbolo del don que se le concedió a la Reina y Señora del Cielo, de arder su corazón en el divino amor, como la llama del fuego, porque nunca hizo intervalo, ni se aplacó la llama en su pecho encendido; desde el instante de su concepción, donde y cuando se encendió este fuego, y que siempre creció más, y arderá por todas las eternidades. Concediendo a María el privilegio especial para dispensar con esta correspondencia el influjo del Espíritu Santo, y su amor y dones, a quien se los pidiere como medianera para llegar a Jesucristo.-
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La séptima piedra, el crisólito. Esta piedra imita al color del oro refulgente con alguna similitud de lumbre o fuego, y ésta se descubre más en la noche que en el día. Declara en María el ardiente amor que tuvo a la Iglesia Militante Cristiana y a sus misterios y Ley de Gracia en especial. Y lució más este amor en la noche que cubrió la Iglesia con la muerte de su Hijo Jesucristo y en el Magisterio que tuvo esta gran Reina en los principios de la Ley Evangélica y en el afecto con que pidió su establecimiento y de sus Sacramentos; cooperando a todo como en sus lugares diré con el ardentísimo amor que tuvo a la salud humana; y ella sola fue la que supo y pudo dignamente hacer el aprecio debido de la Ley Santísima de su Hijo. Con este amor fue prevenida y dotada, desde su Inmaculada Concepción, para ser coadjutora de Cristo; y se le concedió especial privilegio para alcanzar gracia a quien la llamase como medianera de Jesucristo, para recibir los Sacramentos de la Iglesia Cristiana con fruto espiritual y no poner impedimento en sus efectos.-

La octava piedra, berilo. Este es de color verde oliva y amarillo, pero resplandece brillantemente. Representa las singulares virtudes de la Fe y la Esperanza que fueron dadas a María en su concepción, con especial claridad para que emprendiese y obrase cosas arduas y superiores, como en efecto las hizo por la gloria de su Hacedor. A María se le concedido con este don, para que lo diese a sus devotos como esfuerzo de fortaleza y paciencia en las tribulaciones y dificultades de los trabajos que desarrollan, en virtud de la divina fidelidad y asistencia del Señor.-

La novena piedra, el topacio. Esta piedra es transparente, de color morado, y de valor y estima. Significa el símbolo de la honestidad virginidad de María, junto con ser Madre del Verbo Humanizado, y singular estimación, con humilde agradecimiento que le duró toda la vida terrenal. En el instante de su concepción pidió al Altísimo la virtud de la castidad, y se la ofreció para lo restante de ser medianera para la humanidad; y conoció entonces que le era concedida esta petición sobre sus devotos y deseos; y no sólo para sí, sino que Dios la concedió el que fuese maestra y guía de las vírgenes y castas, y que por su intercesión alcanzasen estas virtudes todas sus devotas y devotos.-

La décima piedra, es la crisoprasa, cuyo color es verde manzana; muestra algo de oro. Significa la Esperanza que se le concedió a María en su concepción, retocada con el amor de Dios que la realzaba. Esta virtud en María fue inmóvil como convenía para que a las comunicase a los demás con este mismo efecto; porque su estabilidad se fundaba en la firmeza inmutable de su ánimo generoso y alto en todos los trabajos y ejercicios de su vida terrenal, en especial en la muerte y pasión de su Hijo Jesucristo. Concediéndole Dios con este beneficio para que fuese Medianera junto con el Altísimo entre el linaje humano y puedan alcanzar esta virtud en la firmeza de la esperanza para todos sus devotos y devotas.-

La Undécima piedra, el Jacinto, que muestra el color violado perfecto. Significa, el amor que tuvo María, infuso en su concepción, de la redención del linaje humano, participado de antemano del que su Hijo y nuestro Redentor había de tener para morir por toda la humanidad. Y como de aquí se había de originar todo el remedio del pecado y justificación de las almas, se le concedió a esta gran Reina y Señora del Cielo, especial privilegio con este amor, para que por su intercesión ningún género de pecadores, por grandes y abominables que fuesen, si la llamasen de verdad, fuesen excluidos estos humanos, por el fruto de su Santo Hijo, mediante la Redención y Justificación, y que por medio esta poderosa Señora y Abogada como medianera que Dios la designo para toda la humanidad y alcancen todos la vida eterna.-
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La Duodécima piedra, el Ametisto, de color violeta resplandeciente. El misterio de esta piedra corresponde a la primera; porque significa un género de virtud que se le concedió en su concepción a María contra las potestades del infierno, para que sintiesen los demonios que salía de ella esa fuerza, para que les afligiese y atormentase si querían acercarse a su persona. Dios le concedió a María este privilegio como consiguiente al incomparable celo que esta Señora tenía que exaltar y defender la gloria de Dios y su honra. Y en virtud de este singular beneficio tiene María particular potestad para expoliar los demonios de los cuerpos humanos con la invocación de su dulcísimo nombre, tan poderoso contra estos espíritus malignos que en oyéndola quedan rendidos y quebrantadas todas sus fuerzas. Estos son en suma los misterios de los doce fundamentos sobre los que edificó Dios su Ciudad Santa de María; y aunque contienen otros muchos misterios y sacramentos de los favores que recibió de Dios, todos ellos serán manifestados, a lo largo de su vida terrenal. Más estos son los colores todos ellos resplandecientes como el sol, con que Dios ha vestido a su Madre María en su interior.-

En todas las apariciones, que distintamente María ha realizado terrenalmente y en distintos lugares de la tierra, a las personas escogidas y videntes, pueden ver y percibir todos estos colores resplandecientes, con los que María esta vestida espiritualmente. Salen de su cuerpo como rayos de sol que son y como colores del arco iris, que forman todas estas piedras preciosas con su intensa luz y que desprende María.-

María como Madre del Dios humanizado, no tiene celos de Jesucristo, ni Jesucristo tiene celos de su Madre, para los mortales, que para llegar a la presencia misma del Omnipotente, sigan los pasos del Hijo. Porque María al hacerse Madre del Dios humanizado, automáticamente María es también la Madre de toda la Humanidad. Y los mortales, que para llegar a la presencia misma de Dios, lo pueden hacer a través de seguir los pasos de su Hijo Jesucristo, o solicitar la intervención de María, como medianera que Él Hijo de Dios en presencia misma de la Divina Trinidad la nombro para este fin, aceptando este decreto la Divina Trinidad. Habiendo estado ella misma mediante su Alma, en la creación de todo lo que Dios hasta ahora ha creado. Y interviniendo ella misma, en la forma de cómo hacerlo cuando el Hijo la informaba de todo.-

María por si misma también es otra Trinidad en la presencia misma de Dios, ya que María al mismo tiempo es Hija, Esposa y Madre del Dios humanizado. Por esta razón, María, en la creación de todas las cosas que Dios ha creado, siempre con su Alma estaba presente.-

Prosigue y dice el Evangelista que las doce puertas son doce margaritas, por cada una puerta una margarita. El número de tantas puertas de esta Ciudad manifestadas en María, significan todas las entradas francas que tiene la humanidad lograr y alcanzar por medio de María, la vida eterna en el Cielo. Como correspondiente a esta eminente Reina y Señora del Cielo, que en ella y por ella se magnificase la misericordia infinita del Altísimo, abriéndose tantos caminos para comunicarse la Divinidad, y para que entraran mediante María, todos los mortales, porque Jesucristo, nombro a su Madre como medianera, entre su propia persona y la Humanidad, porque Él mismo la nombro para la humanidad, por si los mortales quisieren entrar por sus méritos e intercesión poderosa. Pero el precio, grandiosidad, hermosura y belleza de estas doce puertas, que eran de margaritas o perlas, declaran el valor de la dignidad y las gracias de esta Emperatriz de las alturas y la suavidad de su nombre dulcísimo para atraer hacia Dios a los mortales, bien a trabes de Jesucristo o de su Madre María, para que la Madre los presente a su Hijo Jesucristo, y el Hijo al Omnipotente Padre.-
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Conoció María Santísima este beneficio del Señor, de que la hacía Medianera única del linaje humano y despensera de los tesoros de su Divinidad por su Hijo Unigénito. Y con este conocimiento supo la prudente y oficiosa Señora hacer tan preciosos y tan hermosos los merecimientos de sus obras y dignidad, que es asombro de los bienaventurados del cielo, y por eso fueron las puertas de esta ciudad preciosas margaritas para el Señor y la humanidad.-

Más Juan el evangelista dejo escrito: Que la plaza de esta ciudad era oro purísimo como vidrio lucidísimo. La plaza de esta Ciudad de Dios, significa el interior y el vientre de María donde como plaza y lugar común, concurren todas las potencias y asiste al comercio y al trato de la república del Alma de Jesucristo humanizado donde se desarrollará en la carne hasta su nacimiento y todo lo que entra en esta plaza por los sentidos o por otros caminos. Esta plaza en María son de oro lucidísimo y purísimo, porque estaba como fabricada de sabiduría y amor divino. Nunca hubo allí tibieza, ni ignorancia o inadvertencia; todos sus pensamientos fueron altísimos, y sus afectos inflamados en inmensa caridad. Y en esta plaza del vientre de María, se consultaron los misterios altísimos de la Divinidad; allí se despachó y se dio principio a la mayor obra que Dios ha hecho ni hará jamás; allí se formaron y consultaron innumerables peticiones para el tribunal de Dios en favor del linaje humano.-

En el vientre de María, están depositadas las riquezas que bastan para sacar de la pobreza a todo el mundo, si todos entraren al comercio de esta plaza. Y aun será también plaza de armas contra el demonio y todos los vicios; pues en el interior del vientre de María estaban todas las gracias y virtudes que a ella la hicieron terrible contra el infierno, y a nosotros nos darían virtud y fuerzas para vencer todas las tentaciones de Lucifer y sus aliados.

Juan el evangelista sigue diciendo: Que en la ciudad no hay templo, porque el Señor Dios Omnipotente es su templo, y el Cordero. El templo en las ciudades sirve para el culto y oración que damos a Dios, y fuera de gran necesidad en la ciudad de Dios si no hubiera templo.-

Pero en esta Ciudad de María hubo tan Sagrado Templo, que el mismo Dios Omnipotente y el Cordero, que son la Divinidad y humanidad de su Hijo Unigénito, fueron templo suyo, porque en ella estuvieron como en su lugar legítimo y templo, donde fueron adorados y reverenciados en espíritu y en verdad, más dignamente que en todos los templos del mundo.-

Fueron también templo de María Purísima, porque ella estuvo comprendida y rodeada y como encerrada en la Divinidad y humanidad, sirviéndola de su habitación y tabernáculo. Y como estando en él nunca cesó de adorar, dar culto y orar al mismo Dios y al Verbo Humanizado en sus entrañas, por eso estaba en Dios y en el Cordero como en templo, pues al templo no le conviene menos que la santidad continua en todos tiempos. Y para considerar esta divina Señora dignamente, siempre la debemos imaginar en la misma Divinidad encerrada como en templo, y en su Hijo Santísimo; y allí entenderemos qué actos y operaciones de amor, adoración y reverencia haría; qué delicias sentiría con el mismo Señor y qué peticiones haría en aquel templo tan en favor del linaje humano; que como veía en Dios la necesidad grande de reparo que tenía, se encendía en su caridad, y María clamaba y pedía de lo más íntimo de su corazón por la salud de toda la humanidad.-

Juan el evangelista dejo escrito: Que en la ciudad no hay sol ni luna que la den luz, porque la claridad de Dios la iluminó, y su lucerna es el Cordero. A la presencia de otra claridad mayor y más refulgente que la del sol y de la luna, no son éstas necesarias, como sucede en el cielo empíreo, que allí hay claridad de infinitos soles y no hace falta éste que nos alumbra, aunque es tan resplandeciente y hermoso, y el significado de estas palabras son:
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Que en María, no es necesario otro sol ni luna de criaturas, para que la alumbrasen, porque sola sin ejemplo agradó y complació a Dios; ni tampoco en su sabiduría, santidad y perfección de obrar pudo tener otro maestro y arbitro, como son el mismo sol de justicia mediante su Hijo mientras se formaba en la carne, como el Dios humanizado en el vientre de María. Más María en esta misma escuela aprendió a ser humilde y obediente, pues no por ser enseñada del mismo Dios dejó de preguntar y obedecer hasta en lo más inferior de las cosas que convenía obedecer. Antes, como discípula única del que enmienda a los sabios, y que aprendió esta divina filosofía de tal Maestro.-

María salió tan sabia, que Juan el evangelista decía: Y las gentes caminarán con su luz: porque si Cristo Señor llamó a los doctores y santos luces encendidas, puestas sobre el candelero de la Iglesia Cristiana para que la ilustrasen, y del resplandor y de la luz que han derramado los Patriarcas, Profetas, Apóstoles, Mártires y Doctores, que han llenado a la Iglesia Cristiana de tanta claridad que parece un cielo con muchos soles y lunas ¿qué se podrá decir de María, cuya luz y resplandor excede incomparablemente a todos los Maestros y Doctores juntos de la Iglesia Cristiana y a todos los mismos Ángeles juntos del Cielo? Si los mortales tuvieran claros ojos para ver estas luces que María posé. Ella sola bastaba para iluminar a todo hombre que viene al mundo y encaminarlos por las sendas rectas y alcanzar la eternidad. Y porque todos los que han llegado al conocimiento de Dios han caminado con la luz de esta Ciudad Santa, y por eso dice Juan el evangelista: Que las gentes caminarán con su luz.-

Concebida María en el vientre de Ana, sin pecado original, y con aquella primera visión que tuvo de la Divina Trinidad, quedó su espíritu todo absorto y llevado de aquel objeto de su amor, que comenzó en aquel estrecho tabernáculo del materno vientre en el instante que fue creada su alma, para no interrumpirse jamás, antes para continuarle por toda la eternidad en la suma gloria de la pura criatura, que goza en la diestra de su Hijo Santísimo. Y para que en la contemplación y amor divino fuese creciendo, a más de las especies infusas que recibió de otras cosas creadas y de las que redundaron de la primera visión de la Santísima Trinidad, con que ejercitó muchos actos de las virtudes que allí podía obrar, renovó el Señor la maravilla de aquella visión y manifestación abstractiva de su Divinidad, concediéndosela otras dos veces; al Alma de María. Se le manifestó la Divina Trinidad tres veces por este modo, antes de nacer al mundo natural y terrenal: Una en el instante que fue concebida, otra hacia la mitad de los nueve meses y la tercera el día antes de que María naciera. Y no se entienda que por no ser continuo este modo de visión, le faltó otro más inferior, aunque superiorísimo y muy alto, con que miraba por fe y especial ilustración el ser de Dios; en el que este modo de contemplación fue incesante y continuo en María sobre toda la contemplación que tuvieron todos los viadores juntos.-

El Alma de María, en la Segunda visión abstractiva de la Divinidad, mientras estuvo en el vientre de Ana, donde sucedió que teniendo uso perfectísimo de razón, y ocupándose en continuas peticiones por el linaje humano, en actos heroicos de reverencia, adoración y amor a Dios y trato que tuvo con los Ángeles, no sintió el encerramiento de la natural y estrecha cárcel del vientre de su madre Ana, y no le hizo falta, el no usar de los sentidos, ni le fueron pesadas las presiones naturales de aquel estado. A todo esto dejó de atender, con estar más en su amado que en el vientre de su madre y más que en sí misma.-
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