Calzadilla de Los Hermanillos - Leon

Ya está en la calle el número de marzo de la revista Tierra Camala
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De los oficios que hoy día han desaparecido de nuestra geografía y que no hace mucho recorrían cada año nuestros pueblos según narra Felix Pacho Reyero los dos últimos meses en Tierra Camala, como: esquiladores, afiladores, hojalateros, pellejeros…etc..etc.., de los que mejor recuerdo y mas cariño tengo es de los trilleros.

Oficio tan rocambolesco, poco usual y mal pagado de reparadores de tríllos, constructores de ellos y de cribas, venidos del pueblo segoviano de Catalejo y algunos establecidos aquí para siempre.

Sin ellos, la parte principal de las labores del campo, como es la trilla, no seria posible y siempre estaremos en deuda con ellos por su trabajo. Estos sí que se merecen un gran homenaje por parte de todos.

Recuerdo que por el mes de junio cada año los chavales esperábamos la llegada de los trilleros con verdaderas ansias. Su presencia entre nosotros durante algunos días proporcionaba nuevos signos de vida al pueblo, sacándolo de la habitual monotonía y porque veíamos ya próximas las vacaciones de verano, lo que suponía casi tres meses de olvido de libros, cuadernos, carteras y cabases.

Su llegada para empedrar los trillos a golpes de piqueta (cobrando el trabajo la mayoría de las veces en grano), con su característico sonido, presagiaba la proximidad de las largas y duras faenas del campo en las que, todos y cada uno de nosotros, de acuerdo con nuestra edad, debíamos colaborar cada día que aquellas duraran. Pero siempre había también tiempo para el reencuentro en la plaza al caer la tarde, y allí los chavales volvíamos a nuestros juegos de costumbre y a sentir el verano con autentica intensidad.

Los trillos los fabricaban de madera de pino resinero, lo primero era preparar la madera y los cabezales. Después con tres o cuatro tablones de cinco centímetros de grosor y abombados en la parte superior (que antes dejaban secar en la calle), se unían clavando tres cabezales (en el centro del delantero se ponía el estrinque), con clavos de hierro de cabeza redonda unos y otros en forma de trébol.

En primer lugar hay que hacer unos 3.000 orificios destinados a encajar las piedras que se encargaban de separar el grano, sin dañarlo, de la paja. Esta operación se hacía con escoplo y mazo. Cada muesca necesitaba para su perfecto ajustado media docena de golpes de mazo, lo que puede dar una leve idea de lo costoso y laborioso que resultaría al trillero la construcción de uno solo de estos trillos.

Para preparar las piedras se trasladaban a las cascajeras del río Esla en Quintanas de Rueda y Villamondrin. Durmiendo en el carro a la luz de la luna y las estrellas con el sonido del río de fondo Desde el amanecer hasta la caída del sol, recogían montones de cantos que valían para el trillo y con una piqueta les daban un golpe quedando con el filo cortante y valido para empedrar.

También fabricaban cribas, con un aro de madera al que unían una piel de animal perforando lo agujeros en función del tamaño de los cereales que había que cribar. Algunos taburetes, utilizados para sentarse en los trillos, se los debemos a ellos.

Hoy día, en muchas casas se pueden ver mesas con trillos dados la vuelta, con un cristal de metacrilato encima y unas patas de hierro, digno de ver por muchos, pero para mí es algo indigno para el que lo fabricó y que esta fuera de lugar y tiempo.

Recuerdo a uno de ellos cantar esta copla:

Dios en su sabiduria hizo:
a los herreros herrando,
a los pastores cantando,
a los labradores arando,
y a los trilleros bailando.

El paso del tiempo haría desaparecer a los trilleros de nuestros pueblos, casi de un año para otro; los muchachos nos hicimos mayores, abandonamos también aquellas calles y plazas y el silencio más intenso que se pueda imaginar se apoderó paso a paso del lugar. Y allí esta.


Saludos.

Bous, un relato muy interesante.....a mi esa época de mi niñez me trae gratos recuerdos.

Solían poner el trillo en los portales para cobijarse del intenso calor de junio.

A nuestro pueblo que yo recuerde venía el trillero de Castellanos.

Saludos.