Del facebook de Teodoro Cobos Medina.Clausura del curso de guías. Teodoro Cobos Medina hace 22 horas En el día de ayer se clausuró el curso de guias de senderismo que El pasado domingo asistí a la última clase del curso de guias de senderismo que organiza La Diputación Provincial en colavoración con La Universidad de Castilla La Mancha para lo que se eligieron, como lugar más propicio, los abrigos naturales del Cerro Lobo. Si. Los abrigos naturales en los que en su día, el que suscribe descubrió las primeras pinturas prehistóricas del arte rupestre esquemático de nuestro término municipal. Asistí a la lección magistral que los profesores de la Universidad dieron a los cuarenta y cinco alumnos allí instalados sobre las rocas, al abrigo de las covachas, frente al impresionante paisaje que desde allí se avista de todo el valle que definen las dos últimas cuerdas de montes de La Sierra Morena, como me gusta llamarla. Se habló del paisaje, de las diferentes maneras de interpretarlo, de percibirlo y de sentirlo. Se habló de las diferentes formaciones geológicas que lo conforman. Se habló de cómo debió ser en la prehistoria, de la vegetación que aún queda para poderlo recrear. Se habló de la capacidad del hombre para interpretarlo a través de todos y cada uno de sus sentidos. Se habló de la ocupación humana a través de los tiempos, desde la prehistoria, a partir de las pinturas y grabados que estabamos contemplando el los abrigos de El Cerro Lobo, Se habló de los asentamientos que las diferentes culturas fueron instalando en este valle, de la influencia que la agricultura y los usos ganaderos han tenido en la configuración del paisaje que estabamos contemplando. En definitiva, toda una lección magistral de cómo mirar, cómo comprender y cómo sentir lo que nos rodea: La Naturaleza y la intervención del homre en ella a lo largo de la historia. Por un momento sentí ganas de hablarles del origen del nombre que recibe el cerro, de la Peña del Tesoro que quedaba a nuestras espaldas, del significado del nombre de "El Castellar" referido al territorio, de los asentamientos y motillas ibéricas que nos rodeaban y que desde allí se pueden atisvar, pero no pude por menos que sentirme lo que soy: un simple aficcionado entre profesores a los que sólo me corresponde preguntar. Aprendí y disfruté aprendiendo y comprendiendo que la verdad que se extendia ante nuestros ojos era explendorosa e irrefutable. También sentí la satisfacción, por qué no decirlo, del reconocimiento de una verdad que algunos me habían negado sin más argumento que "el no, porque no". Por último, quiero confiar en que el reconocimiento que supone el hecho de haber elegido este lugar de nuestro pueblo para clausurar el curso sirva, más que para reconocer el descubrimiento, para aprender a respetarlo y protegerlo como merece algo, que lejos de pertenecer a nadie, es patrimonio de toda la humanidad. |