RECUERDO DE AQUELLAS NAVIDADES RECUERDO AQUELLAS NAVIDADES. Las primeras navidades que pasaba en el Madrid de mis pecados. Año 65, después de 'brujulear' por este ancho y adverso mundo. De muy limitadas posibilidades aún. Había dejado el pueblo al final de verano: con la ya clásica maleta de mis correrías. Como siempre, una cierta carga de pesimismo me acompañaba, de ver siempre el lado oscuro de la vida, a pesar de la juventud. Esto va ya en la herencia, en tu carga genética. Con unas 250 ptas de la época. Y la preocupación de encontrar un techo donde pasar la noche, de bajo coste. La zona que me era más conocida, (plaza de España San Bernardo). Por algo complicado de explicar, conocía esta zona de la capital. Y ¡ bingo! El primer sitio donde busqué trabajo fui admitido. Entonces en Madrid como en tantos lugares, en ese tiempo la construcción tomaba auge. Un aparcamiento subterráneo. Que más puedo pedir. Los extremeños de mi tiempo salíamos a buscarnos la vida con una mano atrás y otra delante. “Aprendices de mucho maestros de nada”ya tenía experiencia en trabajar bajo tierra, por que este se prolongaba unos pisos hacía abajo. Ya antes había sido minero. Si conoces el Madrid antiguo, te sonará la 'Cava Baja' mesón de S. Isidro, antes lugar de carreteros donde estos llegaban desde Segovia. Especie de antigua posada de arrieros. Una habitación sin muebles tres camas un palanganero y poco más. Eso si asequible y solo para dormir, como algo circunstancial. Una madrugada se enciende la luz. Dos tipos preguntan.” Quien es fulano de tal”(yo no había tenido tiempo de conocer a nadie)vengase con nosotros” ¡ la leche! Una hora después volvía a su cama. Se ve que estaba reclamado por un juzgado, no sería muy grave la acusación porque volvíó después de declarar. Entablé amistad con un compañero de trabajo. Santos; de Talavera. Me fuí a la pensión donde él estaba. Un caserón en la calle Carrera de San Francisco. Al lado mismo, de la iglesia del mismo nombre, cerca de la plaza de la Cebada. Ahí hice amigos, de Toledo de Extremadura, y esa primera navidad en Madrid nos la pasamos bomba. Vendían por la calle coñac de garrafón en esos años. Y, no se me olvida, fui ese año a la Puerta del Sol a oír las campanadas. Y por la calle Carretas me encuentro con “Pichurriqui” y su mujer. Después me toparía con Emiliano ( el Toribio) asiduo al cine del mismo nombre de la calle. Siempre intentando darte un sablazos, (¡aún vive!). Aún no tenía yo novia. Así que los domingos con estos amigos de pensión; puesto que el Rastro comenzaba allí mismo -plaza de la Cebada- nos dábamos una vuelta hasta la hora de comer. El Rastro de entonces estaba animado. Los casete, de moda con los tres sudamericanos, cantaban por todas partes“ Cartagenera morena...” Pronto cambie de trabajo. La novia me apartaría de los antiguos amigos. Luego el trabajo en el hospital. El paso de los años... La vida se pasó volando. emirey |