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Carcarosa - Asturias

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España > Asturias > Carcarosa (Mieres)
30-12-11 17:33 #9364124
Por:Jose Manuel Z.L

Cosas dormidas....4º.
Tomasa no pudo despedirse de Hortensia. Acurrucada en su dolor a oscuras, en su celda y en silencio, se niega a dejarse vencer. Nuestra unica obligacion es sobrevivir, habia dicho Hortensia en la ultima asanblea a la que ella asistio. Sobrevivir. Tomasa no permitira que el dolor la aplaste contra el suelo. Sobrevivir. Locuras las precisas, habia dicho Hortensia. Locura. Ronda el silencio. El silencio hace su ronda y ronda la locura. Sobrevivir. Y ronda y ronda. No se lo vamos a poner tan facil. No. Tomasa no pudo despedirse de Hortensia. Se acurruca en su dolor. Sobrevivir. Y contar la historia, para que la locura no acompañe al silencio. Se levanta del suelo. Contar la historia. Se levanta y grita. Sobrevivir. Grita con todas sus fuerzas para ahuyentar al dolor. Resistir es vencer. Grita para llenar el silencio con la historia, con su historia, con la suya. La historia de un dolor antiguo que ahoga el llanto de no haber podido despedirse de Hortensia. Tomasa camina dos pasos al frente, da la vuelta y recorre la celda, otros dos pasos.
Volver.
Llora.
Y cuenta a gritos su historia, para no morir.
Camina y cuenta:
Yo tenia cuatro hijos y una nieta.
Cuenta que tenia cuatro hijos y una nieta, y que la niña se les murio de hambre en Los Santos de Mimona.
Se nos murio. Se llamaba Carmen, Carmencita, mi niña.
Y grita que la madre de la niña era ama de cria.
Le daba de mamar a dos mellizos en Zafra, y para los tres no le llegaba la teta. Mi consuegra se comia la leche en polvo que la madre le compraba a la hija. Tanta hambre tenia la mujer, tanta hambre, que no supo que decirle a su hija cuando vio que la niña estaba muerta.
Camina repitiendo sus pasos. Y cuenta que a sus cuatro hijos, a su nuera, a su marido y a ella los cogieron en el monte. Que se echaron todos al monte cuando los acusaron de rojos y de ocupar una finca.
Y era verdad, claro que eramos rojos, y claro que ocupamos la finca. Que estabamos hartos de ir a la rebusca de la aceituna. Las pocas que encontrabamos despues de la recogida las cambiabamos por aceite, de eso malviviamos todos, de la poca aceituna que quedaba en el suelo, que el jornal de yuntero no remontaba nada y no alcanzaba ni para el sustento.
Es hora de que Tomasa cuante su historia. Como un vomito saldran las palabras que ha callado hasta este momento. Como un vomito de dolor y rabia. Tiempo silenciado y sordido que escapa de sus labios desgarrando el aire, y desgarrandola por dentro.
Contara su historia. A gritos la contara para no sucumbir a la locura. Para sobrevivir.
Para sobrevivir.
Y cuenta, y grita que a su nuera y a sus cuatro hijos los tiraron desde el puente de Almaraz ante sus propios ojos.
Cincuenta y tres metros de alto tiene ese rejodido puente.
Ante sus propios ojos les dispararon cuando ya estaban en el agua intentando ganar la orilla. Los tiradores eran expertos. Y todos los <<mareados>> se undieron. Asi llamaban, <<el mareo>>, al procedimiento de limpieza que usaban las fuerzas de la Benemerita encargadas de la persecucion de huidos rojos en el 2º Sector, el de Caceres y Badajoz. Despues la marearon a ella, y a su marido. El logro mantenerla a flote y llevarla a la orilla, con su cuerpo protegio su espalda de las balas que venian de arriba. Cuando llegaron a la margen derecha del Tajo, su marido estaba muerto. Ella abrazo su cabeza. Y le cerro los ojos, y se mantuvo abrazada a el hasta que una pareja de falangistas al mando de El Carnicero de Extremadura la arranco de su duelo y empujo el cadaver hacia el agua. Ella lo vio deslizarse corriente abajo mientras la esposaban.
Grita. Para que despierte su voz, la voz que se nego a repetir la caida de unos cuepos al agua. Porque contar la historia es recordar la muerte de los suyos. Es verlos morir otra vez.
A mis hijos tambien se los llevo el rio.
Palabras que estuvieron siempre alli, al lado, dispuestas. La voz dormida al lado de la boca. La voz que no quiso contar que todos habian muerto.
Llora.
Cuenta.
Y mi nuera, vestida de blanco, con su traje de ama de cria se fue con el agua.
Y ella no. Ella no.
A ella la levantaron del suelo diciendole que viviria para contar lo que les pasa a Las Damas de Negrin. Y se la llevaron a Olivenza, a la carcel de mujeres. Alli paso dos años negandose a contar su historia, y sin poder llorar a sus muertos. Ahora la cuenta llorandolos. La cuenta y grita llorando porque no ha podido despedirse de Hortensia. Y grita sin temor a que regrese Mercedes, la funcionaria con moño de platano que quiere hacerse la buena y se ha acercado dos veces a la puerta:
Callese, por Dios, que arriba se le esta oyendo y no me va a quedar mas remedio que aumentarle el castigo.
Que le aumente el castigo si quiere. Y si no quiere que no se lo aumente.
Por Dios Tomasa, que me toca guardia en la capilla y tengo que irme. Y mis compañeras se estan quejando de sus gritos y ya no se que decirles. No me obligue a hacer lo que no quiero hacer. Callese usted, que se la esta buscando y la va a encontrar.
Que mas puede encontrar. Que mas puede hacer la novata pretendiendo no querer hacerlo. Se creera que es buena. Pero a ella no se la da. Quien nace monje no necesita habito, y esta ha nacido con su cargo pintado en la cara. Y buena no es, por mucho que se empeñe. Esa es de las que espera en la esquina, de las que ofrece una mano y con la otra afila el cuchillo. No se la da. Y no va a conseguir que se calle.
Tomasa no callara. Gritara, porque no ha podido despedirse de Hortensia. No ha podido. Le faltaban diecinueve dias de incomunicacion cuando Sole le dio la noticia:
Esta noche la sacan.
Esta noche. Y Tomasa no dejara de gritar su dolor. Recorrera con su grito el tiempo de esta noche. La Dama de Negrin alzara la voz porque su obligacion es sobrevivir. Viviras para contarlo, le habian dicho los falangistas que empujaron el cadaver de su marido al agua. Viviras para contarlo, le dijeron, ignorando que seria al contrario. Lo contaria, para sobrevivir.
Sobrevivir. Contar que la llevaron a la carcel de mujeres de Olivenza, que alli estuvo dos años con La Pepa colgandole del cuello, y que compartio celda con una mujer que habia perdido a sus dos hijos en el campo de concentracion de Castuera. Los ataron el uno al otro y a culatazos los arrojaron a la mina. Sus gemidos subian desde el fondo de la tierra. Sus lamentos se oyeron durante toda una noche, hasta que otros cuerpos se rompieron contra ellos, y luego otros, y otros. Mas gemidos. Y una bomba de mano que cae desde lo alto.
En Castuera fusilaban dias alternos, entre las doce y madia y la una de la madrugada. Los domingos descansaban. En la bacamina los echaban a cualquier hora, y no alternaban.
Tomasda llora. Y grita que aquella madre se ahorco una tarde de noviembre, en el retrete de la carcel de Olivenza. Antes le habia contado que en Castuera fusilaron al alcalde de Zafra, don Jose Gonzalez Barrero se llamaba. Lo fusilaron un mes despues de acabar la guerra. Y lo enterraron boca abajo, para que no saliera. Contar la historia. Sobrevivir a la locura. Recordar a don Jose, paseando con su esposa por la calle Sevilla. Era verano. Era la caida de la tarde. Y era la Republica. Su nuera iba vestida de blanco, como ama de cria. En Zafra. Y era la primera vez que Tomasda y su nuera veian de cerca a un alcalde:
Mire, señora Tomasa, el alcalde. Ese es el alcalde.
Don Jose. Se llamaba don Jose. Llevaba a su mujer del brazo, y un sombrero panama. Atardecia. Don Jose iba con un traje de lino, y con su esposa del brazo. Tenian una hija que se llamaba Libertad.
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31-12-11 17:31 #9368398 -> 9364124
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Esta noche la sacan.
¿Estas segura? ¿Y como lo sabes?
Sole y Mercedes estaban arreglando la cama de una enferma. La funcionaria se acerco al oido de la presa cuando remetian las dos una sabana. Asi supo Sole que a Hortensia le quedaba una noche.
Y Mercedes lo supo por casualidad. La funcionaria se encontraba en direccion para pedir un cambio de turno, cuando escucho la orden de labios de la hermana Maria de los Serafines y oyo como la superiora le proponia a La Zapatones asistir a la expedicion como testigo. La Zapatones acepto, y Mercedes cayo desmayada al suelo.
¿Come usted bien?
Si, hermana.
Ande, vayase a la enfermeria. Y que la vea el medico.Despues de recibir unas palmadas en las mejillas, Mercedes se levanto y con el rostro aun palido, abandono el despacho olvidando pedir el cambio de turno. Y corrio la voz:
Esta noche la sacan.
Esta noche la sacan.
Reme y Elvira se llevaron las manos a la cabeza al enterarse de la noticia y, a pesar de que tenian prohibido acercarse al pabellon de madres, se colaron con Sole para despedirse de Hortensia. Las tres pudieron abrazarla.
Reme cogio un momento a la niña en brazos. Sole envolvio a Hortensia en un abrazo largo, muy largo. Y Elvira le acaricio las mejillas:
No duele.
Las palabras llegaron a los labios de Elvira sin que las hubiera pensado, cuando su terror mas intimo la estremecio al sentir en sus dedos la ternura de Hortensia.
Me han dicho que no duele.
Todos los comentarios del dia siguiente giraron en torno a la niña y a la madre.
Dicen que la nueva la acompaño a la capilla y se quedo fuera con la hija toda la noche. Y que la niña no paro de berrear de hambre, criaturita.
Y que el cura la quiso convencer para que confesara y comulgara. Le dijo que su deber era salvarle el alma, y que si se ponia en orden con Dios le dejaba que le diera la teta a la niña. Pero ni confeso ni comulgo, no consintio, esa mujer tenia los principios mas hondos que el propio corazon.
Y dicen que La Zapatones le metio prisa para vestirse. Y ella la encaro diciendo que la dejara tranquila. ¿No ve que me estoy poniendo mi propia mortaja?, dicen que dijo, y se vistio tranquila con un vestido que le habia hecho su hermana para Navidad.
Y dicen, y es cierto, que cuando el capellan se marcho de la capilla, Hortensia escribio una carta. Y en el momento en que acabo de firmarla, Mercedes entro y permitio que la madre amamantara a la hija.
Gracias.
Gracias, le dijo la mujer que iba a morir. Amamanto a la niña, la beso, y luego le pidio a Mercedes que se la entregara a Pepita.
Me han dicho que viene a por ella todas las mañanas.
Habia llegado la madrugada, cuando sono el motor de un camion. Hortensia se quito los pendientes y se los dio a Mercedes, oculto en la toquilla sus dos cuadernos azules y el documento de su sentencia, y le rogo a la funcionaria que recogiera su bolsa de labor por la mañana y se lo entregara todo a su hermana. Es para la niña, le dijo.
Era el dia seis de marzo de mil novecientos cuarenta y uno. En el libro de inscripcion de defunciones del cementerio del Este anotaron el nombre y dos apellidos de diecisiete ajusticiados. Dieciseis hombres y una mujer. Una sola: Isabel Gomez Sanchez. Hortensia no figura en la lista. El nombre de Hortensia Rodriguez Garcia no consta en el registro de fusilados del dia seis de marzo de mil novecientos cuarenta y uno. Pero cuentan que aquella madrugada, Hortensia miro de frente al piquete, como todos.
¡Viva la Republica!
Y dicen, y es cierto, que una mujer se acerco a los caidos y se arrodillo junto a Hortensia.
Llevaba unas tijeras en la mano. Le corto un trocito de tela del vestido que se habia puesto para morir.
Y le cerro los ojos.
Y le lavo la cara.





RESULTANDO.- Probado y asi lo declara el Consejo, que la procesada, Hortensia Rodriguez Garcia, de malos antecedentes morales y perteneciente a las J.S.U., ingresa voluntaria en el Ejercito rojo prestando servicio en las Milicias del Pueblo de Cordoba, y toma parte en los desmanes y crimenes que se cometen en la citada capital contra personas de derechas. Y probado, asi mismo, que la procesada es detenida en las huertas de El Altollano mientras hacia acopio de viveres destinados a los bamdoleros de Cerro Umbria.

CONSIDERANDO.- Que los hechos que se declaran probados y que se refieren a la procesada, son constititivos de un delito de ADHESION A LA REBELION, previsto y penado en el Num. 2 del art. 258 del C. de J. M., delito del que aparece responsable en concepto de autora por su participacion directa y voluntaria.

CONSIDERANDO.- Que el Consejo, haciendo uso de las facultades que le conceden los art. 172 y 173 del C. de J. M., y teniendo en cuenta que es de aplicar el Grupo Y, apartado 11 -con agravante de trascendencia y peligrosidad-, del Anexo a la Orden de 15 de enero de 1940, estima justo imponer la pena en su maxima extension.

CONSIDERANDO.- Que todo responsable criminalmente de un delito o falta lo es tambien civilmente.

VISTOS.- Los preceptos citados y demas de general aplicacion.

FALLAMOS.- Que debemos condenar y condenamos a la procesada, como autora del delito de ADHESION A LA REBELION, con las agravantes de trascendencia y peligrosidad, a la pena de MUERTE y accesorias legales correspondientes, para caso de indulto, debiendo ser ejecutada la procesada por FUSILAMIENTO. En cuanto a responsabilidad civil se estara a lo dispuesto en la Ley de 9 de febrero de 1939.
Asi por esta nuestra sentencia lo pronunciamos, mandamos y firmamos.
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01-01-12 18:02 #9370810 -> 9368398
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
El cuaderno azul que Pepita llevo a la prision hace ya tanto tiempo, el que encontro bajo la piedra plana del camino del cerro, esta lleno de palabras, desde la primera hoja hasta la ultima. Palabras escritas con torpeza, dirigidas a Felipe. <<Para Felipe>>, escribio Hortensia en la tapa cuando se le acabaron las paginas, y debajo estampo su firma. El otro cuaderno tiene escritas apenas ocho paginas, y tambien es azul. Pepita los contempla mientras arrulla a su sobrina en los brazos. En la tapa del segundo cuaderno lee en voz baja: <<Para Tensi>> y mece al bebe repitiendo palmaditas en su espalde con la mano serecha. En la izquierda oculta un pequeño rollo de tela apretado en el puño.
Tu mama te ha escrito un libro.
Hace tiempo que la niña se ha dormido, pero la joven de ojos azulisimos no quiere dejarla en el canasto que doña Celia ha convertido en moises y sigue acunandola. La abraza, como si temiera hundirse si la suelta, como si la niña fuese lo unico a lo que pudiera aferrarse.
La vas a malcriar, dejala en el moises o querra brazos toda la vida.
Pepita no contesta. Mira los cuadernos, situados uno junto al otro sobre la mesa de la cocina, sin atreverse a tocarlos, sin decidirse a abrirlos, con el mismo pudor que sintio al sacarlos de la bolsa de labor que le entrego la funcionaria, donde encontro tambien la sentencia, los pendientes de su hermana, un lapiz sin punta y un faldon a medio hacer. Desea leerlos, pero no lo hara.
Aun no.
No lo hara. Teme traicionar a Hortensia, ofender a Felipe, arrebatarle a la niña la oportunidad de ser la primera en leer las palabras que ha escrito su madre.
Pepita aun no sabe que perdera su temor. Y sera doña Celia quien le ayude a perderlo.
Anda, trae a la criaturita que yo la acuesto.
Los brazos de Pepita consevan por unos momentos la forma del abrazo vacio y el balanceo de su cuerpo persiste en el arrullo del bebe que ya esta tendido en su canasto.
Vamos, muchacha, acaba el faldon de la niña, crecen muy deprisa. ¿No querras que lo deje sin estrenar?
Doña Celia ha detenido el vaiven de Pepita. le aprieta los hombros. La mira de frente a los ojos.
Tienes una sobrina, y me tienes a mi.
Y tengo una flojera metrida hasta en los tuetanos, señora Celia. Y me ha entrado una fatiguita que no se me pasa.
Ya pasara, hija, ya pasara.
Repite, dpña Celia, que ya pasara. Y le coge las manos.
¿Que escondes ahi?
Es un pequeño trozo de tela cortado a tijera.
¿Quieres guardarlo, hija?
Si, para siempre.
Bueno esta, pero no hace falta que lo tengas en la mano.
Doña Celia abre el cuaderno que Hortensia titulo <<Para Tensi>>.
Lo puedes guardar aqui.
Y al abrirlo, una carta cae al suelo.
<<Querida hermana, queridisima mia:>>
¡Es para mi! ¡Hortensia me ha escrito tambien a mi!
Si, en la capilla de Ventas, en su ultima noche, Hortensia escribio la carta que vencera el pudor de Pepita. En ella le ruega que cuide de Tensi y le pide que le lea su cuaderno en voz alta, para que su hija sepa que siempre estara con ella. Le pide tambien que lea el cuaderno de Felipe, <<asi la niña ira conociendo a su padre>>, y que le entregue sus pendientes cuando sea mayor. Y le da instrucciones para terminar el faldon, que a ella no le ha dado tiempo de hacerlo, <<...al punto de cruz le faltan dos filas, para que este bien fruncidito>>.
La carta es larga. Dos hojas escritas por ambas caras que Pepita leera con avidez. Dos cuartillas que seran su tristeza y su consuelo.
De usted tambien se ha acordado, señora Celia. Me dice que no me aparte de su vera, que su cariño de usted no lo voy a encontrar yo. Y que es usted la mar de buena, señora Celia, la mar de buena.
¿Eso dice?
Asi mismito. Y va cargada de razon.
Pepita se ha levantado de la silla. Le enseña la carta a su patrona señalando con el dedo:
Mire este reglon, aqui: <<La mar de buena>>
Doña Celia lee las palabras que Pepita ha repetido en voz alta y les resta importancia:
Se hace lo que se puede.
Y lo que no se puede tambien lo hace usted, y no me lo quiera negar, que nunca le agradecere bastante todo lo que yo le debo. Que cuando me despidio el señorito usted me acogio como a una hija y me consiguio los ajuares que mejor se pagan de todo Pontejos. Y si no es por usted, yo me habria largado ya a Cordoba sin perro que me guarde. Y usted lo sabe y lo se yo. Y lo sabe el que hay en lo alto, si es que en lo alto hay alguien.
Pepita recoge la carta y los cuadernos y se marcha murmurando a su habitacion:
Que si arriba hubiera alguien, no le saldria por el alma consentir que aqui abajo pase lo que esta pasando.
Continua hablando para si mientras saca una lata de galletas que esconde bajo la cama.
¿Como puede ser esto? ¿Como puedes consentir que se lleven a la juventud a golpe de redobles? ¿Como es posible? Que a los mejores te estas llevando a golpe de Santo Paredon.
Guarda en su interior los diarios, la sentencia, la bolsa de labor de su hermana y sus pendientes, y vuelve a colocar la caja de lata bajo la cama.
Mas tarde, cuando la niña se despierte, leera para ella. Ahora va a terminar el faldon que comenzo a hacerle su madre.
Se sentara Pepita en la cocina. Y cosera, como todas las tardes. Acabara el faldon y Tensi podra estrenarlo el domingo de Ramos.
Que quien no estrena nada se queda sin manos.
Y seguira cosiendo ajuares de novia para la tienda de Pontejos que mejor los paga. Le gusta coser, le gusta mas que ir a recoger carbonilla a la estacion y mas que servir en casa de extraños. Don Fernando le hizo un favor al pedirle que no volviera a su casa. No le dio explicaciones, pero ella sabe que prefiere verla desde lejos. Lo sabe. Don Fernando tiene miedo. Tiene miedo y se le ve en la cara. Del derecho y del reves se le ve. Ella sabe que don Fernando no quiere verla de cerca para que a el no le vea el miedo que le asoma cuando la tiene enfrente. Porque se le ve, clarito que se le ve, hasta cuando se cruzan en la calle y el levanta el sombrero. La mira sin querer verla y sigue para alante sin pararse. La mira poco, para que el miedo no se le enrede en los ojos con el pestañeo. Y cuanto mas pestañea, mas se le enreda. Buenos dias, buenas tardes, eso es lo unico que le sale en la voz. Y ella contesta, buenos dias, buenas tardes, señorito, aunque ya no sea su señorito y no sepa que le ha hecho un favor dejando de serlo. Ahora se gana la vida sin tener que asistir en casa de nadie, solo cosiendo. Y con las migas que recge en su bolsita de terciopeo, que eso tambien lo hace con gusto. Y pasea todas las tardes de domingo por el parque del Retiro, con la niña y con la señora Celia. A ella casi le da lastima don Fernando, cuano lo ve irse deprisa creyendo que puede huir del miedo. Y no puede, porque lo lleva puesto en la mitad de los ojos. Casi le da lastima, si, casi, porque lastima, lo que es lastima, no le da, que ya tiene de sobra con aguantar las propias penas, que este amargamiento de vida va de mal en peor. A ella solo le cabe un pesar, solo uno mas, que ya carga bastante. Y es que Jaime no ha vuelto a escribir, y pasan los meses.
Si, pasan los meses. Y seguiran pasando. Y Pepita seguira ayudando a doña Celia en la limpieza de la pension por las mañanas y cosera por las tardes. atenta al timbre, por si suena la puerta, por si viene el cartero, por si llega otra carta de Francia.
Siempre esperando y temiendo que suene el timbre de la calle, y contando los meses que pasan sin que el cartero prinuncie su nombre.
Puntos:
02-01-12 17:22 #9376324 -> 9370810
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Quiza el tiempo se mida en palabras. En las palabras que se dicen. Y en las que no se dicen. Pepita lee una y otra vez los diarios de Hortensia. Una y otra vez. Un dia y otro. Y un mes. Y otro mes. Pepita cuenta las paginas de los cuadernos azules y las veces que las ha leido para Tensi, mientras Tensi crece.
Y cuenta los dias y los meses que pasan sin noticias de Francia, identicos unos a otros en el silencio. Si, el tiempo es tambien la duracion del silencio.
Es necesareo aprender a vivir tambien en la espera. Es necesareo apremder a respirar cuando llama el cartero a la puerta y se teme y se desea una carta de Francia. Es preciso distinguir entre el alivio y la tristeza cuando un suspiro se escapa al ver marchar al cartero. Y las manos vacias. ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que Jaime Alcantara le escribiera una carta desde Francia? Una sola carta. ¿Y por que no ha vuelto a escribirle? ¿Cuanto tiempo ha pasado desde que ella regreso de los sotanos de Gobernacion? Es preciso distinguir un miedo de otro. Paulino no ha muerto. Jaime Alcantara ha de escribir para decirle a Pepita que Paulino no ha muerto. Es preciso saber que es mas fuerte el deseo de recibir una carta que el miedo a presentarse con ella en Gobernacion. Y es necesareo aprender a vivir en silencio. Jaime Alcantara no ha vuelto a escribir.
Pepita retira un resto de papilla que cuelga de la comisura de la boca de Tensi. Recorre sus labios con la cuchara y vuelve a metersela en la boca abriendo y cerrando la suya en sintonia con los gestos de la niña.
Esta, por mama.
Gira la cabeza. Mira hacia la puerta de la cocina con ansiedad. Apresta el oido. Detiene la cuchara vacia en el aire. Y espera.
Espera, porque ha sonado el timbre de la calle.
Espera, y escucha decir a su patrona:
Buenas tardes.
Y otra voz que responde maquinalmente:
Buenas tardes.
Es la voz del cartero. Pepita se levanta de un salto y se situa frente a la puerta con la niña en los brazos. Ha soltado la cuchara y se aferra a su sobrina.
Doña Celia entra en la cocina con un sobre en la mano.
Es para mi. Es de Gerardo.
Pepita deja escapar un suspiro y mira a doña Celia. Mira la carta. Doña Celia muestra una carta de su marido que lleva en la mano. Y ve la inquietud que asoma a los ojos azulisimos.
No vuelva a mentar la paciencia, por lo que mas quiera usted, no vuelva a mentarmela, que de mañana no pasa que me acerque a Ventas.
Hija, ¿no has tenido ya bastante?
Para dar y tomar bastante y de sobra he tenido, pero esa muchacha puede darme norte de el, de modo y manera que mañana mismito voy a buscarla.
Es peligroso, Pepita, los nuestros estan cayendo y ella puede estar vigilada.
¡Los nuestros, los nuestros! ¿Y yo de quien soy?
No te pongas asi.
¿De quien soy, si se puede saber?
Pero ¿por que te pones asi? Tu nunca has querido afiliarte.
Ni he querido ni quiero ni voy a querer, solo me faltaba a mi eso, ni arrastrada me afilio.
¿Entonces?
Entonces le digo que, como yo no soy de nadie, puedo hacer lo que me de la real gana. Y mañana mismo me voy a Ventas, que esa muchacha me dio un dia una carta de el y a lo mejor tiene otra. Y yo aqui, esperando meses y meses porque el dichoso Partido le viene diciendo a usted que me tengo que estar quietecita y que tenga paciencia. Pues ya se me ha acabado la paciencia. Y mire lo que le digo, señora Celia, no crea usted todo lo que le diga el Partido, que si fuera verdad que los aliados van a entrar pronto para echar a Franco, no estarian todos tan escondidos.
No era la primera vez que discutian. Pepita no podia entender la disciplina de partido. Le costaba comprender que doña Celia aceptara las decisiones que otros tomaban por ella. Le costaba admitir que no se cuestionara jamas las ordenes que recibia y que tomara como propias las consignas que le llegaban no se sabia de donde, al igual que Hortensia, al igual que su padre y, posiblemente tambien, al igual que la hija de su patrona, Almudena, y al igual que Carmina, la mujer que tendia la ropa en el balcon. Todos muertos.
¿Sabe por que estan escondidos? ¿Lo sabe usted? Pues si no lo sabe, yo se lo voy a decir. Porque la guerra se ha acabado, por mucho empeño que pongan ustedes, y aqui nadie tiene ganas de mas guerra. Estamos mas muertos que vivos. Estamos todos muertos. Y solos. Estamos solos. Se acabo. Y punto final. Nadie va a venir a rescatarnos. Nadie. Y ustedes se empeñan en decir<<los nuestros>>, <<los nuestros>>, como si fueran un mundo aparte. ¿Y los demas? Yo no quiero que me diga usted <<los nuestros>> nunca mas. Yo no quiero que esos que se figuran que aprietan la verdad en el puño levantado me digan lo que tengo que hacer, que esos no mandan en mi persona y lo que digan y lo que dejen de decir no me deja a mi ni fria ni caliente, que yo no ando al dictado de nadie. Yo soy de <<los demas>>. Y los demas estamos cansados. Muy cansados. Muy cansados y muy hartos. ¿Se esta enterando?
Doña Celia no contesto. Sbia que Pepita necesitaba expresar su desaliento, y que no tardaria en descargar en llanto su impaciencia.De manera que se acerco a la joven, con el hombro dispuesto a recibir sus lagrimas.
No vuelva a hablarme de <<los nuestros>>, que yo no quiero saber nada de ellos, doña Celia. No vuelva a mentarmelos, que yo solo quiero a uno y no se si esta vivo o esta muerto. Eso es lo unico que yo quiero saber, y la muchacha que lo tuvo en su casa me lo va a decir. Me lo va a decir, porque yo voy a ir mañana a preguntarselo. Y me lo va a decir.
Entonces comenzo a llorar. Doña Celia la conocia bien, le abrio los brazos cuando la vio acercarse buscando su hombro.
Mañana mismo vioy. Mañana mismito.
Es muy posible que ella no sepa nada.
Pepita se abraza a doña Celia y susurra entre sollozos sin que su patrona alcance a oirla:
Su abuelo sabra.
Puntos:
03-01-12 17:52 #9381108 -> 9376324
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Con la niña en brazos, Pepita recorre la cola buscando a Amalia. Mira con ansiedad a la concurrencia que, al ser el dia de la Merced, es mas numerosa que de costumbre. Pero la hija de Sole no ha llegado aun a la prision de Ventas. No esta entre los adultos que forman la fila intentando controlar a los niños que corretean a su alrededor, Voces de estate quieto se mezclan con risas infantiles mientras Pepita camina mas despacio de lo que desea debido al peso de la niña; y entre las risas descubre al hijo pequeño de Reme. El niño que nacio tarde y mal ha soltado la mano de su padre y corre hacia Pepita. Ha venido toda la familia. Tambien el nieto que vive en Leon. Saludos y besos, y Pepita muestra orgullosa a Tensi durante la emocion del reencuntro. Alegria de Benjamin al tomar a la niña en brazos, y al decir que hoy es la patrona de los cautivos, pobre Benjamin. Y alegria de Pepita al escuchar que Reme podra abrazar a su nieto que vive en Leon.
Tras despedirse de la familia de Reme, intercambiando sus direcciones, con la promesa de que volveran a verse, Pepita continua su camino buscando a Amalia. Al llegar a los primeros puestos de la fila, una voz la detiene:
Señorita Pepita.
Don Javier Tolosa le extiende la mano.
¿Que hace por aqui? Cuanto tiempo sin verla, ¿como esta usted?
Bien, gracias.
La joven sujeta el velo negro que escapa de su cabeza, y el anciano señala su luto. Y lamenta:
Me entere de lo de su hermana. Habria querido enviarle mi mas sentido pesame en una nota pero no sabia su direccion. Aunque tarde, le expreso mis condolencias. Sabe usted que la aprecio, y la acompaño en el sentimiento de verdad.
Y yo se lo agradezco.
El aspecto demacrado del abuelo de Elvira inquieta a Pepita:
Se encuentra bien?
El peso de la niña obliga a la joven a cambiarla de brazo mientras don Javier responde con una pregunta:
¿Quien es esta preciosidad?
Es mi sobrina. Mira, Tensi, dale un besito a este señor tan simpatico.
Pepita se agacho y acerco la carita de la niña a la cara del anciano. Pero la niña no sabia besar y puso la mejilla para recibir un beso.
¿Esta usted malo, señor Javier?
Tengo un poco de gripe, nada grave, pues.
Tiene muy mala cara.
Hombre enfermo, hombre eterno, no se alarme.
Se diria que ha visto a un fantasma.
A un fantasma quisiera yo ver.
Pepita no se atreve a preguntarle abiertamente por su nieto. Don Javier Tolosa tambien desea preguntar por el, pero no lo hace. Ambos indagan en los ojos del otro esperando una respuesta sin formular ninguna pregunta. Ambos buscan una mirada complice que ahuyente el miedo a preguntar. Y el miedo a saber.
Al cabo de unos minutos de sostener sus miradas, Pepita se decidio a hablar. Miro a un lado y a otro. Tomo al anciano por un brazo y pidio a los que le seguian en la cola que le guardaran el sitio.
Le guardan un momento el sitio, si hacen el favor.
Y lo alejo unos metros de la fila.
Por un momento, don Javier respiro hondo. Levanto el animo y penso que Pepita se disponia a liberar su angustia. Quiza su nieto no este muerto. Por un momento, solo por un momento, pensara que Pepita le trae buenas noticias. Pero ella se acercara a su oido y preguntara en voz baja.
Y las palabras que escuchara el anciano no seran las que hubiera querido escuchar:
¿Sabe usted algo de su nieto?
Don Javier bajara los hombros y hundira la cabeza. La decepcion le llevara a guardar silencio hasta que ella repita la pregunta:
¿Sabe algo de su nieto?
Con la vista clavada en el suelo, contestara:
La ultima vez que lo vi fue cuando usted le acompaño a llevarme a casa. Me dijo que no podria ponerse en contacto en mucho tiempo, y que tuviera paciencia.
¿Y desde entonces no sabe nada de el?
Don Javier alzara la mirada y bajara la voz:
Me dijo que estaba en peligro, y que se iba muy lejos. Y me rogo que no hiciera preguntas.
Que no hiciera preguntas, le rogo. Y don Javier prometio que no preguntaria. Y no pregunto jamas. Aunque los latidos de su corazon se aceleraran cuando veia a Pepita, nunca le pregunto por el, nunca, aunque comprendio que se amaban al ver como se miraban el uno al otro cuando lo acompañaron a casa. Nunca le pregunto, porque era mejor no hacer preguntas, aunque sospechara que Pepita sabia, al menos donde estaba. Pero ahora va a romper la promesa que hizo a su nieto. Porque ha pasado mucho tiempo y quiza su nieto este muerto. Va a preguntar, aunque sea mejor no hacer preguntas:
Usted sabe algo de el, ¿no es cierto?
Con un gesto tristisimo Pepita niega en silencio.
El anciano busca la mirada de Pepita y descubre en su huida una media verdad. Usted sabe mas que yo, estoy seguro.
¿Por que dice eso, señor Javier?
Porque no quiere mirarme a los ojos.
Yo no se nada. Y aunque supiera algo, no saldria de mis adentros decirselo. No quiera usted perderse, señor Javier, que el que busca perderse se pierde.
Poco sera lo que se pierda, señorita, porque si he perdido a mi nieto, si es asi, cuando pierda a mi nieta, lo habre perdido todo.
Y bajo aun mas la voz para añadir que Elvira iba a ser juzgada. No quiso pronunciar la palabra muerte. Trago saliva, dijo que a su nieta le pedian la ultima pena, saco un pañuelo del bolsillo y enjugo sus lagrimas:
Acabara frente a un piquete. Como su hermana, señorita Pepita, como su hermana.
Pepita se abrazo a la niña y comenzo a llorar. Tensi le tiro del velo y la siguio en el llanto, con su pequeña mano busco la boca de su tia, sus dedos resbalaron en sus labios.
La fila empezaba a moverse.
Vamos, señor Javier, no vaya a ser que le quiten el sitio.
Los familiares de las presas que se encontraban en los primeros lugares de la fila entraban ya en la prision. Pepita tomo al anciano del brazo. Don Javier sollozaba repitiendo una y otra vez que su nieta solo tenia dieciseis años.
Entre, y que su nieta no le vea llorar. Yo le esperare aqui.
Pepita controlo sus lagrimas y siguio buscando a Amalia. Camino en sentido contrario a la fila y al llegar al final, cuando ya desesperaba de encontrarla, una mujer la saludo inclinando la cabeza. Llevaba gafas oscuras y se aduyaba de un baston para caminar. Parecia una anciana. Pero no era una anciana. Se inclinaba a ambos lados apoyandose en el baston torpemente, como si acabara de aprender a andar. Pepita dirigio sus ojos hacia ella y, solo al tenerla cerca, reconocio a la muchacha que andaba buscando.
Si, es Amalia, la hija de Sole, la joven de Peñaranda de Bracamonte que colabora en el Socorro Rojo.
Pepita observa sus gafas de ciega:
¿Que te ha pasdado en los ojos?
He hecho una visita a Gobernacion.
Al tiempo que contesta que ha hecho una visita a Gobernacion, Amalia se levanta las gafas y muestra la oquedad de su ojo izquierdo.
Vacio.
Pepita siente vertigo, y tapa la cara de la niña.
No le tapes la cara, deja que vea lo guapa que es. Pero ¿por que lloras? Anda, anda, bonita, no llores que te pones muy fea.
Mientras Pepita muestra a su sobrina, le seca las lagrimas con el velo y se acerca al oido de Amalia:
¿Sabes algo de El Chaqueta Negra?
Yo no conozco a nadie con ese nombre. Y tu tampoco, ¿me entiendes?
Ante la falta de respuesta de Pepita, Amalia vuelve a preguntar:
¿Me entiendes?
Si no conoces al que no conoces, dime por lo menos si sabes algo del que va con el.
Que niña mas bonita.
Dimelo, por la niña, que le han muerto a la madre.Y a su padre vete a saber si tambien se lo han muerto.
Su padre vive.
¿Y el otro?
Tambien, deja ya de preguntar, no seas insensata y vuelve a casa, no es conveniente que te vean conmigo.
Antes de que Pepita pueda preguntar algo mas, una mujer se acerca a Amalia. Acaba de salir de comunicar, y sonrie señalando un paquete que lleva en la mano:
Lo tengo.
La hija de Sole le devuelve la sonrisa y replica en voz baja sin mirarla:
Bien. Muy bien. Sigue andando, no te pares.
La mujer que lleva el paquete mira a derecha y a izquierda y continua su camino.
Tambien Pepita mira a derecha y a izquierda antes de abordar de nuevo a Amalia:
Dime como puedo dar con ellos, que a uno le tengo que decir que es viudo y que tiene una niña. Y al otro, que piden la ultima para su hermana.
Lo saben todo. Anda vete.
¿Lo saben? ¿Y como lo saben? ¿Se lo has dicho tu? Entonces es que han vuelto. ¿Has sido tu la que se lo ha dicho?
Escucha, ellos saben lo que tienen que saber, y quien se lo diga o no se lo diga no es cosa tuya. Y ahora vete a casa y ten paciencia.
Los has visto, ¿verdad? Han vuelto.
Amalia fruncio el ceño. Volvio a levantarse las gafas. Mostro de nuevo la cuenca vocia de su ojo izquierdo, y recrimino a Pepita:
Yo no le he dicho a nadie a quien he visto y a quien no he visto. A nadie se lo he dicho y a nadie se lo voy a decir. Vete a casa.
A nadie se lo ha dicho, y a ella tampoco se lo va a decir. Pero ya le ha dicho bastante. Pepita se ira a casa. Se despedira de Amalia. Se alejara de ella sonriendo. Y se dirigira hacia la puerta para esperar alli al abuelo de Elvira. Su nieto vive, le dira.
Vive.
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04-01-12 17:38 #9386120 -> 9381108
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Las madres que tenian visita de sus hijos aguardaban impacientes en el patio mirando hacia la puerta. Tambien las abuelas, como Reme, observaban la entrada con ansiedad. Algunas se preguntaban si reconocerian a los niños, otras estaban seguras de que no seria asi. Junto a Reme, una madre se apretaba las manos con tanta fuerza que acabo por clavarse las uñas. La cancela acababa de abrirse. Dos niñas vestidas de luto fueron las primeras en entrar. La mayor no superaba los seis años, y le daba la mano a la pequeña.
¿Son esas?
No lo se, hace cuatro años que no las veo. No se, no se.
Era la mujer que se clavaba las uñas. Habia sido detenida junto a su marido al comenzar la guerra, una semana despues de dar a luz a su segunda hija. Las niñas se quedaron con la abuela paterna. Ella fue trasladada de una carcel a otra y acababan de traerla desde Saturraran. Fue alli, en un convento habilitado para penal situado en el limite de Guipuzcoa con Vizcaya, donde recibio la unica carta de su suegra; le contaba que su hijo habia muerto y le enviaba un retrato de las niñas. He podido ahorrar unas pesetillas, le escribio, para hacer un retrato de tus hijas y que puedas verlas. Pero no llego a verlas. Rompieron la fotografia ante sus ojos por haberse negado a rezar el rosario, y despues rasgaron la carta despacio. Al ingresar en Ventas, se entero de que hacia mas de dos años que habian fusilado a su marido.
Estan de luto, tienen que ser mis pequeñas.
Las niñas caminaban asustadas hacia el centro del patio apretandose la mano una a la otra. La madre se acerco a ellas. Se agacho. Las miro de arriba abajo y les pregunto sus nombres. Al escucharlos, respiro profundamente.
Soy vuestra madre.
Y abrio los brazos, esperandolas. Pero las niñas no se soltaron las manos. No hicieron ademan de acercarse al abrazo ofrecido.
Soy yo, mamaita.
No espero mas, apreto a sus hijas contra si cuando estas empezaron a llorar. El llanto desconsolado de la madre se oira poco despues en la galeria numero dos derecha.
Mis pequeñas no me conocen, se han asustado de mi. Las he asustado.
Sus compañeras buscaran palabras de consuelo que no la consolaran:
No, mujer, es que son muy chicas y la prision impone.
Reme no quiere escuchar sus lamentos, se sienta en la silla de enea que le regalo Benjamin y saborea los besos de su nieto, los abrazos de su hijo pequeño y sus risas atronadoras, su escandalo al correr hacia ella tirando de la mano del niño que nacio en Leon, que apenas podia seguirle a la carrera. Saborea los besos que le dieron, y los besos que ella dio, con la mirada perdida, como Elvira, la niña pelirroja que no va a morir. Elvira se pierde en la mirada azulisima de su abuelo, en sus ojos de mar que le recuerdan a los ojos de su madre y le traen siempre la calma. Aunque, hoy, cree que le ha visto llorar. Si, le ha visto llorar, le ha visto intentar secar el mar con un pañuelo.
Ya esta bien de embeleso, hay que trabajar.
Es Tomasa, que da unas palmadas y se acerca a Sole rompiendo su ensimismamiento. Y Sole parpadea sentada en su petate enrollado contra la pared del pasillo, intentando grabarse en lo mas hondo los minutos que ha durado la visita de su hija. Uno a uno. Diez minutos.
¡A trabajar se ha dicho! Venga, Sole, a ver que tenemos.
Amalia llevaba gafas de ciego. Y no se las quito. Veia. Sole ha sabido que veia porque respondio a sus gestos, pero al alzar las manos descubrio su baston. Tambien llevaba un baston.
¡Sole!,¿me estas oyendo?
Sole abandona a su hija en el locutorio por el estrepito de las palmas y los gritos de Tomasa.
¿Como no te voy a oir con las voces que pegas?
Pues no se nota, carajo, mira a ver lo que ha mandado tu hija de una puñetera vez.
No es facil encontrar los mensajes que llegan del exterior. Los paquetes son revisados minuciosamente por una funcionaria que requisa cualquier objeto que levante sospechas antes de entregarlos a las presas. Y hace tiempo que La Zapatones descubrio las latas de doble fondo y ya no pueden usarse.
Como este paquete lo haya mutilado La Zapatones, vamos listas.
Sole revisa cada uno de los objetos que su hija le envia. En ocasiones, es importante que no se destruya ni una sola palabra. Es importante, porque estan preparando una fuga.
Si, la fuga de Sole. Es preciso impedir que se descubra su cargo. A raiz de la detencion de su hija, el Partido considera arriesgado que continue en manos del enemigo.
Cuidado con los pimientos.
Tomasa advierte a Sole, porque hace un mes que Sole mordio un pimiento y se llevo en la mordida la mitad de un Mundo Obrero escrito en papel biblia. Nadie se explico como fueron capaces de copiarlo en una letra tan diminuta, y todas admiraron su tamaño: quiza un poco mas pequeño que una cajetilla de tabaco.
Pero esta vez los pimientos vienen vacios.
Sera en el interior de una tartera, bajo los suculentos granos de arroz de una racion de paella, donde Sole encuentre un papel embutido en una tripa de chorizo.
¡Aqui esta!
Sole desenrolla el escrito y lee en voz alta:
<<Confirmado el dia convenido, la invitada esta de acuerdo.
"Arriba el telon" sigue en marcha y sin cambios.
¡Suerte, chiquetas!>>
La lectura en voz alta del mensaje por parte de Sole producira un sobresalto en Elvira. Chiqueta. Solo hay una persona a la que ella haya oido decir chiqueta. No dira a nadie que en aquella palabra ha creido reconocer a su hermano. No lo dira, pero Elvira estara atenta al mas minimo detalle de la operacion. No lo dira, porque Tomasa es muy estricta, y tambien Sole, y es posible que piensen que, si ella sospecha que su hermano ha enviado la nota, se pondra nerviosa y fallara en su cometido. Pero Elvira no se pondra nerviosa, no. Ella estara atenta. Y cuando doña Antoñita Colome, la invitada, finja un desmayo, interrumpira la representacion de La Tempranica y bajara del escenario con todas las demas. El resto, sera confusion. Sera confusion, para que dos camaradas disfrazados con los uniformes que Reme ha confeccinado en el taller de costura reclamen a Sole. No dira que sospecha que uno de ellos es su hermano. No lo dira, pero va a estar al tanto. Y aprovechara la confusion para acercarse a la puerta.
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05-01-12 17:51 #9391040 -> 9386120
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
El dia de Todos los Santos, ante los ojos asombrados de la reclusion, Antoñita Colome actuo en el penal de Ventas. Elvira la miraba orgullosa sin poder evitar mover los labios al compas de la cancion que ofrecia la artista desde el escenario.
<<Apoya en el quicio de la mancebia
miraba encenderse la luces de mayo...>>
Nadie creyo a la niña pelirroja cuando aseguro que doña Antoñita habia accedido a amadrinar la representacion de La Tempranica. Nadie confio en que respondiera a la carta que Elvira le envio, previa autorizacion de La Veneno, donde le pedia en nombre de todas las presas, y con todo el cariño y la admiracion que sentia por ella, que fuera la madrina de honor de una zarzuela y cantara una cancion.
Los aplausos llenaron el patio de un estruendo inedito hasta entonces en el penal. Vivas, Bravos y Guapa se alzaban en gritos hasta el escenario cuando Elvira le entrego un ramo de flores a la madrina de honor al finalizar su actuacion. La Veneno sonreia arrogante desde la primera fila de asientos, puesta en pie, como todos los demas. Ella tambien se sentia orgullosa. Ella era la anfitriona de la invitada mas importante que habia tenido jamas. Aplaudia con entusiasmo mirando de reojo la silla vacia que se encontraba a su derecha. Alli se sentaria doña Antoñita, junto a ella, para asistir a la representacion de La Tempranica. La miro besar a Elvira al recibir el ramo y bajar del escenario de su brazo. Al llegar a la silla vacia que la esperaba, la artista acaricio el cabello rojo de la niña, la beso en la mejilla y le sonrio. Despues beso el escapulario delantero del habito de La Veneno y tomo asiento. Todas envidiaron a Elvira, tambien La Veneno, porque a ella le habia besado el escapulario, pero no le habia sonreido. Sin apenas mirarla, tomo el escapulario que le habia ofrecido, lo acerco a los labios sin rozarlo, se sento a su derecha y miro al frente.
El penal se habia convertido en un gigantesco anfiteatro. El patio no era suficiente para albergar a toda la poblacion reclusa, de manera que permitieron a las internas que no cabian que se asomaran a las ventanas, palcos improvisados sobre una platea repleta de presas y de funcionarias que no quisieron perderse la ocasion de admirar a la Colome. En los ultimos asientos, junto a la cancela, se encontraba don Fernando, que habia pedido permiso para asistir con su mujer, doña Amparo. Ambos se habrian sentado junto a La Zapatones en la primera fila, si doña Amparo no hubiera declinado la invitacion alegando que preferia estar cerca de la puerta por temor a las aglomeraciones. En realidad, doña Amparo temia a las reclusas. El aspecto de aquellas mujeres famelicas la sobrecogio nada mas verlas y prefirio no mezclarse con ellas.
¡Arriba el telon!
Grito Tomasa desde bambalinas. Y las demas actrices que componian el reparto contestaron:
¡Arrib!
Dio comienzo la primera escena. Tomasa represento a la perfeccion el papel que le hubiera correspondido a Hortensia, La Moronda. Elvira no dejo de mirar a Antoñita Colome desde el escenario mientras representaba a Maria. Y en la escena segunda, Reme grito mas que nunca al cantar La tarantula en el personaje de Gabriel:
<<No se mata con piedra ni palo.
Maldita la araña que a mi ne pico>>.
La señal convenida. La tarantula. Cuando el plantel de artistas al completo, en contra del lidreto de Julian Romea, invadiera el ecenario y todas las voces se sumaran a la de Gabriel para cantar La tarantula, doña Antoñita fingiria un desmayo.
El plantel de actrices se sumo a Reme. Cantaron a coro La tarantula.
La señal.
Fingio la artista.
Se desmayo.
Las actrices continuaron cantando La tarantula. Alzaron la voz hasta desgarrar las gargantas. La concion sobrepaso las tapias y llega al exterior de la prision. Al otro lado del patio, esperaban la señal dos hombres uniformados.
<<Maldita la araña que a mi me pico>>.
El resto, fue confusion.
Dos falangistas exhibieron en la puerta una orden de traslado a nombre de Soledad Pimentel, natural de Peñaranda de Bracamonte, mientras la representacion era interrumpida por las actrices y todas ellas bajaban del escenario para acercarse a su madrina de honor. La Veneno abanicaba a la recien desmayada. La Zapatones pedia a gritos que avisaran al medico. Tomasa vocifero que habia visto una rata.Las presas que ocupaban el patio gritaron a su vez y comenzaron a correr de un lado a otro.Las que estaban asomadas a las ventanas quisieron bajar. Y bajaron. El medico tardo en llegar a la primera fila. La mujer del medico se quedo atras. La chivata intentaba tranquilizarla. Sole se aposto en la puerta que daba a la galeria de salida. Reme y Tomasa se apostaron a su lado. Elvira corrio hacia ellas. La portera corrio hacia el patio. La siguieron los centinelas armados que vigilaban el exterior del penal y los dos falangistas que llevaban una orden de traslado en la mano.Elvira los vio llegar. Escudriño el rostro de los dos falangistas. Sole se separo de Reme y de Tomasa y dio un paso al frente:
Soy Soledad Pimentel.
¡Venga con nosotros!
Uno de ellos miro a Elvira a los ojos y le ordeno con voz bronca:
Tu, ven aqui.
Elvira acaricio la cabecita negra del cinturon de Joaquina que llevaba siempre en el bolsillo, y se acerco. El la cogio por un brazo, como a Sole. Y se dieron los cuatro la vuelta.
A veces no hay que pedir permiso a Dios para hacer planes. A veces no hay que temer por su risa, ni su furia. Pero antes de que los falangistas llegaran a la puerta de salida, La Zapatones gritara a sus espaldas:
¡Alto
El mas joven se vuelve hacia ella iracundo:
¿Desde cuando se da el alto a los salvadores de la patria?
Bueno, es que se iban ustedes sin...., y como se llevan a dos internas, pues...
El falangista le extiende la orden de traslado al tiempo que ordena a la funcionaria que abra la puerta.
La Zapatones lee el pliego de papel y vuelve a titubear;
Aqui solo pone una. Y ustedes, ustedes se lle... bueno, esta, con esta que pasa.
Esta me la llevo para mi, se la traigo mañana.
La ultima que se llevaron asi me la devolvieron hecha una pena.
¿Y que?
La directora dijo que no se llevarian a ninguna mas sin papeles para diligencias.
Llame a la directora, y acabemos de una vez.
Desde el fondo del pasillo un grupo numeroso de personas se acercaba. En medio caminaba don Fernando junto a la hermana Maria de les Serafines. El medico llevaba a doña Antoñita Colome en los brazos. Su mujer, doña Amparo, le seguia extasiada sin perder de vista el perfil bellisimo y palido de la Colome. Mercedes marchaba a su paso, igualmente extasiada. Reme y Tomasa vigilaban de cerca a la chivata. La Zapatones corrio hacia La Veneno y le mostro la orden de traslado de Soledad Pimentel.
Esta bien, que se la lleven, ¿no ve que estoy ocupada?
Pero es que se quieren llevar a otra.
Por el amor de Dios, dejeme en paz.
La Zapatones volvio a insistir. Y doña Antoñita intento resbalar de los brazos de don Fernando.
¿Que se le cae, que se le cae! ¿No esta viendo que se le cae?
Sin mas contratiempos, los dos falangistas franquearon la puerta de salida llevandose a las dos presas. Reme Y Tomasa sonrieron al ver como se alejaban sus compañeras, caminando despacio. La chivata les vio sonreir.
Ya en el exterior, cuando se encontraban en la esquina de la calle Alcala, lejos de la prision, el mas joven de los hombres acaricio el cabello de la niña pelirroja:
¿Que le ha pasado a tu pelo, chiqueta?
Aun seguia desmayada la artista.
Puntos:
06-01-12 17:37 #9394545 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Los dos iniformes de Falange que Reme confecciono para la fuga de Sole no fueron las unicas prendas que saco a escondidas de los sotanos de la prision. No fueron las unicas, ni fueron las primeras. Hacia tiempo que el taller de Ventas aprvisionaba de ropa de abrigo a la guerrilla. Reme habia descubierto la forma de engañar a la funcionaria que contaba la tela, el hilo y el tiempo que se empleaba em confeccionar una pieza. La funcionaria vigilaba el primer corte y estaba presente mientras cosian la primera prenda. Despues entregaba el material calculado para las restantes y se limitaba a recorrer el taller de un lado a otro sin prestar mucha atencion a las operarias. El truco era cambiar de posicion los patrones en el corte de tela. Las cortadoras entregaban a las maquinistas tres piezas, de donde la funciionaria habia calculado que saldrian dos. Coser mas aprisa, apurar el hilo y esconder la tercera prenda bajo la propia ropa en el primer despiste de la funcionaria era solo cuestion de habilidad. Y la habilidad se adquiere con la repeticion de los actos. Mantas, camisetas, pantalones, toda clase de prendas abultaban los refajos de las presas cuando salian del taller. La pericia de Reme señalaba que habian sido muchas las que habia escondido bajo sus faldas. En cambio Tomasa las manipulaba con torpeza. La extremeña de piel cetrina se habia incorporado al taller al saber que los sotanos de Ventas se habian convertido en un punto de apoyo a la guerrilla. Aprendio deprisa, escatimaba el hilo en las piezas destinadas al ejercito y usaba el que hacia falta para asegurar las prendas que abrigarian a los hombres y mujeres del monte, pero aun era incapaz de esconder nada sin exponerse a que la descubrieran. De forma que, cuando acababa de coser una prenda, se la entregaba a Reme.
Reme, Reme.
¿Que?
Toma.
Era el dia de los difuntos. El dia en que Reme y Tomasa se encontraron mas solas que nunca cuando regresaron a la galeria numero dos derecha, en fila, en silencio y orden desde el taller de costura. Dos mantas ensanchaban los refajos de Reme.
Hoy se nos ha dado bien.
Si, se nos ha dado bien.
El tono de sus voces denotaba que las dos mujeres intentaban ocultar su tristeza. La añoranza que sentian por sus compañeras añadia confusion a la congoja que ambas descubrieron al verlas marchar. Alegria, si, sintieron una profunda alegria al observar como alcanzaban la puerta de salida.
Mira, Reme, ya han abierto la puerta de la jaula.
Y ya salen, Tomasa, ya salen.
Reme y Tomasa se emocionaron al verse libres, tambien ellas, por un momento. Libres, al verlas liberadas. Pero despues, la libertad de sus compañeras aumento el cautiverio al que regresaron cuando se dieron la vuelta y caminaron solas hacia el patio.
Solas.
¿Tienes hambre?
Claro que tengo hambre,¿como no voy a tener hambre, carajo?
Tristes.
Tomasa piensa en sus hijos. Siempre que esta triste piensa en sus hijos, arrastrados por la corriente rio abajo.
Reme.
¿Que?
¿Tu sabes si todo lo que se lleva el rio aparece luego en el mar?
Todo lo que se lleva la corriente esta en el fondo del mar.
Esa misma noche, en la reunion de Partido en la habitacion de los lavabos, Tomasa y Reme debian incorporarse a una nueva familia. Como Reme recibia paquetes y Tomasa no, buscaron un grupo que ya estuviera compensado. Se sumaron al de cuatro presas en el que solo dos de ellas recibian comida. Era la familia de la mujer que lloraba el dia de la Merced por no haber reconocido a sus hijas. Reme le pregunto su nombre.
Josefina.
¿De donde eres?
De Gijon.
Y Tomasa le pregunto por el mar.
Reme y Tomasa abandonaron su espacio en el pasillo central, y se acomodaron en el interior de la celda que ocupaba su nueva familia junto a otro grupo de seis presas. En el momento en que Josefina les mostraba las dos baldosas que les correspondian a cada una, la voz de La Zapatones llomo a recuento. La funcionaria habia pasado el dia esperando el regreso de Elvira. Pendiente del registro de entradas, iba y venia, y contaba una y otra vez a las presas, como si al contarlas pudiera suceder que la niña pelirroja apareciera.
Pero Elvira no regresara jamas a la prision de Ventas.
No.
La Zapatones no sabe que Elvira no regresara. No sabe tampoco que la orden de traslado de Sole fue una artimaña. Ni sabe que doña Antoñita Colome no se desmayo nunca. Inicia de nuevo un recuento a deshora, y tuerce el gesto al llegar a Tomasa.
¿Cuando traen a Elvirita?
La Zapatones no contesta y ella repite la pregunta:
¿Cuando traen a Elvirita?
La insistencia de la extremeña de piel cetrina aumenta la inquietud de la funcionaria. Tomasa lo sabe. La mira a los ojos y espera en silencio con la aviesa intencion de preguntar de nuevo si no obtiene respuesta. La Zapatones le mantiene la mirada y antes de que llegue a retirarla, una voz a su espalde llama su atencion:
La hermana Maria de los Serafines dice que haga el favor de ir a su despacho.
Es Mercedes. Sus palabras no piden un favor, ordenan.
La orden de La Veneno estremece a La Zapatones. Tomasa aprecia el temor en el rictus de su boca. El peinado de Arriba España se gira en la cabeza erguida que se da la vuelta.
¿Que?
Le llama a direccion la hermana Maria de los Serafines.
Las presas de la galeria numero dos derecha veran marchar a La Zapatones mirando al frente. Sera la ultima vez que la vean.
La Zapatones no volvera a hacer sonar sus llaves cuando cierre las puertas metalicas del pasillo central. No volvera a mostrar su caramelo amarillo entre sus labios rojos cuando vigile a las internas en el patio. Ni volvera a murmurar en voz baja la letania que masculla en el locutorio, el ultimp parte de guerra. No volvera a repetir su desprecio, una y otra vez, mirando a los familiares de las presas. "Cautivo y desarmado el ejercito rojo"
Nadie volvera a ver a La Zapatones en la prision de Ventas.
Y nadie preguntara por ella.
Puntos:
07-01-12 17:57 #9398490 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Las primeras jornadas en Cerro Umbria supusieron para Elvira el mayor reto al que se habia sometido jamas. Ella, y solo ella, debia demostrar a Mateo que su hermano no habia cometido una locura. El primer dia, y a pesar de las reticencias de Mateo, fue solo disfrutar del primer dia.
Has estado a punto de reventar la operacion, los intereses personales deben quedar fuera de esta historia, parece mentira que todavia no sepas eso, c.ño.
Tu hubieras hecho lo mismo, Mateo, no me j.das. Tu hubieras hecho lo mismo, y lo sabes.
A lo mejor lo se y a lo mejor no lo se. Pero lo que tengo por seguro es que esto le va a costar caro a la chiquilla. Deberias dejar que se la lleve Amalia.
Ni hablar, se queda conmigo.
Sentados sobre una roca, con sus armas entre las rodillas, los dos hombres fumaban un cigarrillo mientras aguardaban a que Sole y Elvira se cambiaran de ropa. Ellos ya habian cambiado las suyas, los uniformes de falangistas los llevaban guardados en los macutos. Amalia permanecia de pie. Separada unos metros de la roca, les daba la espalda apoyada en su baston mirando abstraida a la lejania. Acababa de decirle a Jaime que Pepita habia ido a buscarla a la puerta de Ventas.
Fue a preguntarme por ti.
¿Como esta?
Preocupada.
¿Sabe que he vuelto?
Lo adivina. ¿Quieres que se lo digan?
No.
Mantenerla al margen. Jaime quiere mantenerla al margen. Desde que supo que la carta que le envio desde Francia la llevo a los sotanos de Gobernacion, no ha vuelto a escribirle. No la pondria en peligro nunca mas.
Cuando todo esto acabe, ire a buscarla.
Mateo les escucha pensando en su hija.
Y yo ire a por mi hija.
La llevaba en brazos.
¿Como es?
Preciosa.
Las mujeres no tardaran en llegar junto a ellos. Vestian pantalones y cazadoras demasiado grandes para su tamaño. La sonrisa luminosa de Elvira contrastaba con el gesto preocupado de Sole. Amalia se dio la vuelta al oirlas llegar, su madre se acerco a ella y la abrazo de nuevo, con identico dolor al que sintio cuando la estrecho en la esquina de Alcala con Manuel Becerra, donde Amalia esperaba a los fugados para acompañarles al cerro.
¡Como te han dejado, hija!
Estoy bien, no hacen falta dos ojos para ver. Y la pierna no me duele. ¿No has visto como subi hasta aqui, madre? Anda, vamos.
Elvira giraba sobre si misma para mostrar su indumentaria a su hermano:
Mira, Paulino.¿Parezco un muchacho?
Si, parecia un muchacho.
Ya no me llamo Paulino.
¿Ah, no?
No.
¿Y como te llamas?
Jaime, ¿te gusta?
Jaime. Si, es bonito.
Despues de quedarse pensativa un momento, se doblo los puños de la chaqueta y sin perder la sonrisa pregunto:
¿Y yo me sigo llamando Elvira?
Amalia doblo los puños de la chaqueta de su madre mientras se dirigia a Jaima Alcantara, que se calzo su gorra de visera.
La partida de El Tordo os espera en el punto de encuentro de El Pico Montero, a las doce.
¿Cuantos son?
Diecisiete.
Demasiados, habra que hacer dos grupos.
El Chaqueta Negra habia llegado desde Toulouse con dos cometidos. Uno, liberar de inmediato a Soledad Pimentel, antes de que el enemigo descubriera que pertenacia a la direccion del Partido en Salamanca, y enviarla con su hija a Francia a fin de evitar riesgos a la cupula salmantina. El segundo, reorganizar la guerrilla y constituir la Agrupacion Guerrillera de Cerro Umbria. Todos los partidos de la izquierda española en el exilio habian unido sus fuerzas en un bloque antifranquista, la Union Naciomal Española, que obligaria a los aliados a intervenir cuando acabara la guerra en Europa, para ello era necesareo organizar un autentico Ejercito Guerrillero que demostrase que en España continuaba la lucha armada.
Todavia estas a tiempo de pensar lo de Elvira, deja que se la lleve Amalia.
Ya te he dicho que se viene conmigo, Cordobes.
Elvira temio que la resistencia de Mateo venciera sobre la decision de su hermano de llevarla al cerro. Desde que salieron de Ventas, desde que comenzaron a caminar hacia la calle de Alcala, Mateo no habia dejado de insistir en que llevarse a Elvira al cerro era una locura. Amalia estaba de acuerdo con el, y ya en el primer momento propuso que la niña pelirroja se quedara con ella en Galapagar.
La casa de Galaopagar es de confianza. Alli estaria segura, y tu podrias bajar a verla de vez en cuando.
Pero Jaime no se dejo convencer. No volveria a abandonar a su hermana.
Ella se viene conmigo. No insistais. Tu ve a Galapagar, y no salgas de la casa hasta que bajemos a tu madre. Si no hay contraorden, de hoy en tres meses nos veremos alli.
La niña pelirroja respira aliviada. Se coloca a la izquierda de Jaime y le da la mano:
Yo me voy con el.
Sole y Amalia volvieron a abrazarse. Se despidieron diciendose la una a la otra, no te preocupes por mi. Sole permanecera tres meses en Cerro Umbria, un periodo conveniente antes de emprender su huida a Francia. Su hija se escondera durante ese tiempo en el punto de apoyo de Galapagar. Alli acudiran dos camaradas que las ayudaran a burlar la frontera atravesando a pie los Pirineos.
En el momento en que madre e hija deshicieron el abrazo, Jaime le pidio a Amalia que hiciera algo por el. Temia que, tras la fuga de Elvira, tomaran represalias contra su abuelo.
Haz que lo saquen de Madrid.
No te preocupes, yo me encargo.
Que regrese a Pamplona.
De acuerdo.
Amalia comenzo a bajar el cerro despacio. Y los demas comenzaron a subir.
Eran las seis de la tarde del dia dos de noviembre de mil novecientos cuarenta y dos.
Habia comenzado a llover.
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08-01-12 17:28 #9402212 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
A Mateo no le gustaba que las mujeres estuvieran en el monte. Toleraba a Sole porque se marcharia pronto, y porque Elvira le habia contado que fue ella quien atendio a Hortensia en el parto. Y aceptaba a la chiquilla pelirroja porque habia demostrado que era valiente, como su hermano, y porque habia aprendido a manejar las armas como un hombre. El mismo la habia adiestrado, le enseño a disparar con su naranjero y a dietinguir el sonido de las armas. Podria manejar cualquiera, aunque ella preferia su pistolita, una pequeña pistola que llevaba al cinto. Ademas tenia formacion politica, mucho mas avanzada que la mayoria de los guerrilleros de la partida. En la carecel habia aprendido todo lo que sabia de politica. Y en la escuela de campaña daba clases a los hombres que no sabian leer ni escribir. Era lista, a los dieciseis sabia mas que muchos que mueren de viejos. Y era fuerte. No habia tardado ni un mes en curarse de la fiebre que le subia por las tardes, y casi se habia curado tambien de la tos que se trajo de Ventas. Respiraba el aire del monte con ansia y aunque parecia una mocosa, cargaba con el macuto y el fusil y no se quejaba nunca en las marchas. Ni siquiera tropezo una sola vez cuando debian caminar de espaldas en la nieve para despistar con las huellas. Pero era mujer, aunque pareciera un muchacho, y las mujeres no deben andar como gatas salvajes por el monte. Mateo aceptaba a Elvira porque era hermana de El Chaqueta Negra. La aceptaba, porque le hablaba de Tensi.
Hablame de Tensi, Elvirita.
De la madre, o de la hija.
De las dos.
Tu hija tiene los ojos mas azules que el cielo. Y Hortensia nunca te llamaba Cordobes, ni Mateo, ella te llamaba Felipe.
Cuando Mateo le pedia que le hablara de Tensi, Elvira siempre le decia que su mujer le llamaba Felipe. A el le gustaba recordar a Hortensia escuchando a Elvira.
Si, toleraba a Elvira, porque le hablaba de Tensi. Porque cuando la chiquilla pelirroja pronunciaba el nombre de su esposa, y despues el suyo, el se emocuionaba al sentir que los reunia por un instante. Hortensia. Felipe.
Pero era mujer, y las mujeres no deben vivir como alimañas en el monte. El Chaqueta Negra no debio traerla, y lo sabe. Por eso la deja a su cuidado cuando la partida realiza una accion, como ahora. Centinela le han dicho que es, y la chiquilla se lo ha creido. A el no pueden engañarle, la excusa de que Elvira no ha participado jamas en un secuestro no es suficiente. Siempre hay una primera vez. Tampoco sirve que diga que es demasiado joven, en la partida de El Tordo estan sus dos hijas, ninguna pasa de los diciseis y nunca se quedan a guardar el campamento. Pero El Chaquetra Negra trata a su hermana como si fuera todavia la niña que dejaron en el puerto de Alicante, y esta chiquilla dejo de ser una niña al salir por la puerta de la prision, o a lo mejor al entrar, quien lo sabe. Es una mujer, y por eso no debio traerla. No. No debio traerla.
El Pico Montero era un conjunto de rocas rodeado de zarzas que coronaban un cerro. La formacion en circulo de las piedras formaban en su interiuor una explanada que la guerrilla utilizaba como campamento base,y a pocos metros de las zarzas, bajo un pequeño carchal, una profunda grieta de una roca les servia de deposito de aprovisionamiento, donde almacenaban armas, municiones y propaganda. El Chaqueta Negra instalo alli su cuartel general; de alli se habia marchado con la partida de El Tordo a realizar el secuestro del recaudador de la Fiscalia de Tasas de El Altollano; y alli aguardaban Elvira y Mateo su regreso. Mientras esperaban, ella lavaba su ropa, y el la miraba. La chiquilla pelirroja habia cavado un hoyo en el suelo, lo forro con una piel de oveja y lo lleno de agua. Agua clara y nada mas. El jabon estaba prohibido, a fin de evitar la tentacion de usarlo en el rio y que la espuma pudiera delatarlos. Mateos acababa de enterrar las latas vacias de las sardinas que les habian servido de alimento para todo el dia. Se acerco a ella con la intencion de pedirle que le hablara de Tensi. Pero al ver la energia con la que restregaba un pantalon, le hablo de la suerte que tendria el hombre que se casara con ella.
¿Por que?
Porque lo llevaras siempre la mar de limpio, chiquilla.
Si te crees que yo voy a casarme para llevar limpio a mi marido estas tu bueno. El que quiera ir de limpio que se lave su ropa. No has aprendido nada de la Republica, Mateo, los tiempos de los señoritos se acabaron.
Tu si que estas buena, y eso si que era un Gobierno de señoritos. No se que carajo me habian de enseñar a mi.
Que los hombres y las mujeres somos iguales, haber si te enteras.
¿Iguales para que, para lavar la ropa?
Y para votar,por ejemplo, que para algo nos dieron el sufragio.
Pero que tendra que ver una cosa con la otra, las mujeres no sabeis discutir, os escapais por la rama aunque no haya ningun arbol cerca. Me he confundido, era un Gobierno de señoritas, y por eso os dieron el sufragio. Señoritas cagadas de miedo.
¡Que burro eres, Cordobes! ¡Que burro!
Mateo se dio media vuelta y se alejo del recuerdo de Hortensia sin haberla recordado. Elvira era mujer, aunque pareciera un muchacho, y no se puede hablar con una mujer sin perderse en mitad de la conversacion. Y menos, de politica. Las mujeres quieren saberlo todo y se quedan en querer saberlo. En unos minutos vovera a ratificarse en su idea, cuando El Chaqueta Negra regrese con la partida y diga que los hermanos del recaudador se negaron a pagar el rescata. Elvira se acercara a Mateo y le preguntara:
¡Que ha pasado?
Nada, lo han ajusticiado.
¿A quien?
¿A quien va a ser, chiquilla? ¿No han ido a raptar al de la Fiscalia de Tasas?
Mateo percibira un leve temblor en los labios de Elvira, cuando ella quiera saber quien lo ha matado y el le diga que cualquiera.
Uno u otro, que mas da. Le han pegado tres o cuatro tiros en la cabeza alli mismo y asunto terminado.
Ella preguntara quien es el que ha tomado esa decision. El contestara que esas decisiones no se toman.
Las reglas son las reglas. Si no pagan, no pagan.
De nada servira que Mateo intente explicarle a Elvira que ellos no raptan a cualquiera:
A ver si te crees que era un corderito, ese hijo p.ta se dedicaba al estraperlo. A cuenta de la Fiscalia de Tasas, se ha llenado los bolsillos con el hambre de los pobres.
No. No servira de nada. Elvira continuara con el horror en la cara. Y Mateo la dejara por imposible. Le dara la espalde y se dirigira a la tienda de hule donde El Chaqueta Negra se ha reunido con los hombres para plantear su proxima accion. Mirando hacia atras, a Elvira, levantara los hombros, agachara la cabeza y, mientras resopla, hara un ademan de desaliento apartando el aire con la mano a la altura del oido como quien ahuyenta una mosca. Definitivamente, con las mujeres no se puede hablar de politica.
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09-01-12 19:43 #9407472 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
La noche acompaña los pasos de dos hombres y dos mujeres que se dirigen en silencio hacia la casa donde Amalia espera a su madre. Caminan los cuatro buscando el abrigo de los matorrales, ocultandose del resplandor de la luna. El Chaqueta Negra encabeza la marcha, seguido de Sole y de Elvira, y la cierra Mateo. Esparcidas por el suelo y colgando de algunas ramas de los arboles, numerosas cuartillas destacan su color blanco.
Mira.
Mateo apremia a la comadrona de Peñaranda de Bracomonte, le ordena que continue andando y que guarde silencio. En el tono de su voz se adivina un reproche. En las marchas esta prohibido hablar, terminantemente prohibido. Jaime gira la cabeza hacia ellos y se lleva el indice a los labios. Se encuentran ya a las afueras de Galapagar. El Chaqueta Negra descuelga de su hombro el fusil y observa a lo lejos la primera casa de la derecha, a unos diez metros de un pajar. Busca la señal luminosa que les indica que pueden acercarse. Si, la luz parpadea dos veces. Permanece encendida y vuelve a parpadear. Corren los cuatro con sigilo, uno detras de otro, y se esconden bajo el techado del pajar. Desde alli, Jaime emite el sonido de un buho. Al cabo de unos instantes le responde una abubilla.
Solo cuando entren en la casa, Sole mostrara un papel que ha recogido de un arbol y volvera a decir:
Mira.
Sera despues de que haya abrazado a su hija y haya comprobado que la lesion de su pierna ya no la obliga a cojear, y despues de que Elvira haya preguntado por su abuelo y Amalia le informe de que se encuentra bien:
Esta en Pamplona, en su casa. Tuvo una bronquitis muy fuerte, pero ya se ha curado. El Socorro Rojo se encarga de el.
Entonces Jaime leera el papel que Sole le ruega que mire, una de las miles de octavillas que el ejercito ha arrojado en los montes, donde se asegura el perdon a los huidos que se entreguen y no tengan manchadas las manos de sangre y un entierro en suelo sagrado con rito cristiano a los demas.
En Asturias hicieron lo mismo, en el treinta y nueve. Muchos creyeron estas promesas.
Pero la contraofensiva esta en marcha. La guerrilla de El Llano se ha encargado ya de repartir unos folletos donde se informa de la suerte que corren los que se entregan. Toda la red de enlaces esta implicada en la labor de disuadir a los que alberguen la mas minima duda. Asi se lo dice Amalia a su madre mas tranquila.
La gente sabe que los panfletos que han sembrado en el monte estan llenos de mentiras. No te preocupes, madre, y ven a cenar.
La toma del brazo y la invita a pasar con los demas a la cocina.
Os he preparado judias con chorizo, como a ti te gustan.
Colgado sobre el fuego, un caldero humea. Elvira se acerca al hogar y aspira el aroma de las judias con chorizo mientras se calienta las manos en las llamas. Mateo la sigue como si el olor fuera una cuerda que tirara de el y le arrastrara hacia el guiso.
Cena caliente.
Cenaran caliente. No recuerdan siquiera la ultima vez que cenaron caliente.
Tambien hay pan, pan tierno.
En la mesa, una hermosa hogaza de pan espera a los que acaban de llegar. Mateo se sienta el primero. Se anuda una servilleta al cuello dispuesto a saborear las judias sin esperar a que los demas tomen asiento. Amalia le llena el plato hasta el borde y el moja trozos de pan. Suspira, y se chupa los dedos.
Durante la cena los dos camaradas que habian llegado por la mañana para acomopañar a Sole y a Amalia hasta Francia pondran al corriente a sus compañeros del optimismo que respira la izquierda española en el exilio. La Union Nacional Española contempla la posibilidad de una invasion a traves de los Pirineos.
Hasta los catolicos, los monarqicos y los carlistas se han integrado en la UNE bajo el lema<<Todos contra Franco y la Falange>>. Cuando caigan Hitler y Mussolini, las potencias democraticas no consentiran un pais fascista en Europa y nos ayudaran a echar a Franco.
Y sera pronto, muy pronto. En cuanto acabe la guerra, volvemos a la Republica.
Con el animo dispuesto a creer en la recuperacion de la Republica, Jaime, Mateo y Elvira llenaran sus macutos de provisiones. El de Elvira ira repleto de mantas, y los de Mateo y Jaime llevaran la comida que han abonado generosamente a su enlace. Esa misma noche, cargaran con ellos hasta el campamento. Amalia y Sole despediran a sus compañeros y partiran poco despues hacia Francia con los dos camaradas que les serviran de guias.
No todas las despedidas son tristes.
No hubo tristeza en aquella despedida. Cuando caiga el fascismo en Europa, Sole y Amalia regresaran. El bloque de la izquierda española en el exilio hara posible el regreso. Y volveran a verse.
Volveremos a vernos.
Salud, camaradas.
Salud.
Hasta pronto.
Hasta muy pronto.
Hasta la Republica.
Sole ha levantado el puño para despedirse nombrando la Republica. Tambien los demas lo levantan y contestan al tiempo:
¡Hasta la Republica!
Pero no volveran a verse. Sole y Amalia no volveran a ver a Jaime, ni a Elvira, ni a Mateo. Jamas regresaran de un viaje que emprenderan con la esperanza de volver. Jamas regresaran de una huida que las llevara al otro lado de la frontera atravesando a pie los Pirineos. El entusiasmo les hara creer muchas veces que es posible el regreso. Pero Sole y Amalia no regresaran.
No.
Nunca regresaran.
Nunca.
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10-01-12 17:32 #9411730 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
El peso del macuto de Elvira obliga a la chiquilla a caminar despacio. Las mantas que Reme y Tomasa envian desde la carcel arquean su espalda. Aunque no ha apreciado el cansancio hasta ahora, sus piernas pierden vigor. Siente la fatiga en el jadeo de su respiracion y en el sabor a sangre que le llena la boca. Deberia detenerse, aspirar una bocanada de aire que libere la angustia de sus pulmones, pero sabe que no es conveniente retrasar la marcha. Es necesario caminar deprisa, alcanzar el tunel oradado en las zarzas que rodean El Pico Montero antes de que el frio forme escarcha en el suelo y puedan detectarse la pisadas en las cercanias del campamento. Debe apresurar el ritmo. Caminar mas aprisa. Mas. Un golpe de tos alerta a Jaime. Aun no estan a distancia suficiente de Galapagar. Aun se encuentran demasiado cerca. Es peligroso toser. Cualquier ruido es peligroso. El Chaqueta Negra se detiene y espera a su hermana, que camina a unos diez metros de el, separada otros tantos de Mateo. El ladrido de unos perros a lo lejos llega al tiempo que otro acceso de tos. Elvira se tapa la boca con las dos manos y cae al suelo.
Cordobes, coge su macuto.
Los ladridos de los perros no cesan. Ahora se han sumado otros perros.
Deprisa.
Jaime habla con el tono de voz mas bajo que le es posible. Saca su pañuelo del bolsillo y se lo mete en la baca a Elvira.
¿Puedes respirar?
La chiquilla pelirroja asiente con la cabeza.
Cuando dejes de toser te lo sacas.
Levantandose del suelo, Elvira vuelve a asentir. Su hermano ladea la cabeza, atento a los ladridos que no cesan. Señala la cavidad de una roca e indica a Elvira y a Mateo que le sigan. Al tiempo que camina, aparece en su mano la pimienta que lleva en una bolsa para despistar el olfato de los perros. Continuan ladrando. Es muy posible que los suelten a rastrear. En caso de que sea asi, los detendra la pimienta. Agazapados los tres, con la espalda contra la pared de piedra de la cueva, esperaran al silencio mientras la tos de Elvira se ahoga en un pañuelo. Apenas unos minutos despues, los perros comienzan a calmarse. Cuando los ladridos desaparezcan por completo, reanudaran la marcha. Jaime besara a su hermana en la frente antes de dar la orden de comenzar a caminar. Y ella intentara esbozar una sonrisa apretando la mordaza entre los dientes.
Sin el peso del macuto a su espalda, Elvira recuperara el ritmo de sus compañeros en la marcha, pero no se atrevera a liberar su boca hasta no alcanzar el campamento de El Pico Montero.
Lo siento.
Lo siento, le dira a El Chaqueta Negra, y añadira que lamenta no haberse metido ella misma el pañuelo. Habia olvidado la consigna: durante las marchas un simple estornudo puede traer la muerte. Ella lo sabia. Pero lo habia olvidado. El sonido de la tos se sofoca con un pañuelo. No volvera a pasar, jurara. Y el volvera a besarla en la frente.
Estas ardiendo, chiqueta.
Esta ardiendo, si.
Jaime ordena a Mateo que releve en las guardias a las hijas de El Tordo, extrañado al ver que son las unicas que guardan el campamento.
¿Donde estan los demas?
Han ido a El Altollano.
Las hijas de El Tordo caminan a un paso de Jaime, que conduce de la mano a su hermana al interior de la tienda de hule. Mientras ayuda a Elvira a tenderse sobre un lecho de hojas secas y la arropa con dos mantas que saca del macuto, continua interrogandolas:
¿A que han ido a El Altollano?
A pasar la noche.
¿No os han dicho que iban a hacer alli?
Solo nos han dicho que iban a pasar la noche, y que nosotras no podiamos ir.
De madrugada, cuando regrese la partida, El Chaqueta Negra convocara a los hombres a consejo. Ante la tienda, El Tordo se defendera de la acusacion de negligencia alzando la voz. Y sus hijas bajaran la mirada al escuchar las palabras que atraviesan el hule.
¿Has arriesgado la seguridad de este campamento por ir a una casa de p.tas?
La fiebre de Elvira le impedira abrir los ojos. Las hijas de El Tordo creeran que duerme. Pero no duerme.
Es una casa de confianza.
Has puesto en peligro a tus hombres. Nos has puesto a todos en peligro.
Teniamos que descargar.
Pues descagais con la mano.
No es lo mismo, ya estamos hartos de tocar la zambomba.
No te hagas el gracioso.
No me hago el gracioso, pero te digo yo que de vez en cuando hay que tocar la flauta. Y no hay flauta sin agujeros.
Dejate de flautas, abandonar sin vigilancia un campamento es una negligencia grave.
¡Pero si estaban las chicas!
Escuchame bien, Tordo, porque no lo quiero repetir, faltas como esta se castigan con la muerte.
Elvira intenta abrir los ojos. Pero los parpados pesan. Arden. Tiembla. Las ultimas palabras de su hermano aumentan su temblor. Se castigan con la muerte. Busca refugio entre las mantas. Esconde la cabeza. El sabor de la cena le llena la boca. Tiene calor. Va a toser. Ahora puede toser. Si. Tiene frio. Se castigan con la muerte. Se ahoga. Se destapa la cabeza. Ahora puede toser. La muerte. Se incorpora. Se castigan con la muerte. Las judias con chorizo salen disparadas con un golpe de tos. La tibieza de una mano le sujeta la frente. Y ella siente la mano de Tomasa. Otras manos la ayudan a recostarse de nuevo, limpian el vomito de su barbilla y enjugan con un trapo limpio y fresco su sudor. Un paño fresco en la frente. Tomasa. Es Tomasa quien refresca su rostro con paños frios. Reme sonrie. Y Hortensia escribe en su cuaderno azul. Reme va a cantar. Elvira ya no intenta abrir los ojos. Ahora se deja llevar, se abandona. Recibe dulcemente los cuidados de las hijas de El Tordo.
Sus labios se han agrietado.
Tengo sed.
Una mano le alza la cabeza y sostiene el peso de su nuca, otra le acerca una cantimplora a los labios.
Tiembla.
Reme, que mal cantas.
Tiene frio. Un camion se lleva a Las Trece Rosas y Julita Conesa no deja de cantar. Joaquina deshace un cinturon. Joaquina tiene el pelo liso y negro, y los ojos grandes. Se castigan con la muerte. Hortensia lleva trece rosas en la mano. Reme sigue cantando. Hortensia lleva trece rosas muertas en la mano. Y ella acaricia una cabecita negra.
Abrazame.
Tiene frio.
¡Reme!
Tiene frio por dentro.
¡Reme!
Abre los ojos y los vuelve a cerrar. Y se deja llevar por una voz que le ofrece un abrazo. Una voz desde muy lejos, desde muy dentro:
Ven, sangre mia.
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11-01-12 17:20 #9416682 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
La desesperacion es una forma de negar la verdad, cuando asumirla supone aceptar un dolor insoportable. Y el cuerpo se niega, se rebela. El sentimiento ruge. Y Tomasa se deshace por dentro y por fuera en un rincon de la celda. Sentada en la silla de Reme se deshace. Porque Reme se ha ido.
Si.
Reme se ha ido. Y Tomasa rumia su desconcierto moviendo la cabeza a derecha y a izquierda. Se araña la cara. Rumia su alarido. Se muerde los labios. Mira hacia el frente. La pared. Mira hacia el suelo. Echa de golpe la nuca hacia atras. Muros. No siente dolor. Se muerde los labios y niega con la cabeza. Se araña los brazos. Sus compañeras duermen. Reme se ha ido.
¿Que te pasa?
Es Josefina, la asturiana que lloraba el dia de la Merded.
¿Que te pasa?
Se ha despertado con el ruido de la cabeza de Tomasa contra la pared. Se acerca a ella y le sujeta las manos.
Te estas haciendo sangre.
La desesperacion se rebela contra la posibilidad de un consuelo.
Dejame.
Josefina insistira:
¿Que te pasa?
Le limpiara con un pico de su delantal la sangre de la cara.
No me pasa nada, carajo.
Esa noche y muchas mas, la asturiana impedira que Tomasa se destroce la cara y los brazos con las uñas. Intentara sacarla del no me pasa nada, carajo. Pero no lo conseguira. Porque Reme se ha ido. Ha conseguido la libertad condicional. Tomasa no volvera a verla. Se ha ido. Y Tomasa rumia en soledad los recuerdos de Reme.
Ponte este jersey rojo, yo me pongo el morado y a la chivata le prestamos el amarillo. Y salimos las tres juntas al patio.
Era el dia catorce de abril, y Reme quiso festejar la proclamacion de la Republica vistiendo su bandera.
Se la colamos a la chivata.
Si.
Se la colaron. La chivata se rascaba con desesperacion los brazos y las piernas. Reme se ofrecio a untarle Sarnical:
Eso que tu tienes es sarna. Ven, que te pongo esto.
Apesta.
Pero chica, ¿tu nunca has visto el anuncio? Sarnical, tratamiento de la sarna de olor agradable. Y ponte este jersey limpio hasta que laves el tuyo.
Se dejo untar con el tratamiento de olor agradable. Se puso el jersey limpìo. Salio al patio del brazo de Reme y de Tomasa, extrañada de tanta amabilidad hacia ella. Camino de amarillo entre Tomasa y Reme, entre el jersey rojo de una y el morado de la otra. Y pasearon las tres juntas enarbolando los colores de la bandera republicana.
Y le tiramos bien de la lengua.
Y la chivata les conto lo que sabia de Sole. Esta en Francia, les dijo.
Ella y la hija. La comadrona es una mandamas de los comunistas. Y la hija, que se la dejaron tuerta, les hace de va y viene.
Le tiraron de la lengua, y la chivata les conto que madre e hija se encargaban de ayudar a fugarse de los campos de concentracion a los exiliados españoles que habian caido en manos de Petain.
¿Y Elvirita?
De esa no tienen noticias.
Tomasa acaricio la tela del vestido que llevaba puesto. Sonrio. Y continuo sonriendo mientras escuchaba como la chivata hablaba de La Zapatones sin que le hubieran preguntado por ella.
La hermana Maria de los Serafines monto en colera cuando se entero de que en la Falange no sabian nada de las dos presas de Ventas.
La chivata se encontraba en Direccion cuando La Veneno ordeno a Mercedes que llamara a La Zapatones.
Eso fue el Dia de Difuntos, a mi me mando salir cuando entro La Zapatones, pero desde fuera escuche perfectamente como le dijo que si las presas no aparecian por la mañana, la mandaba a ella para Malaga. A gritos se lo dijo. Que no queria verla mas si no aparecian las presas. Dicen que la prision de Malaga es todavia peor que esta.
¿Peor?
Siempre hay cosas peores.
Las presas no regresaron. Y La Zapatones fue trasladada a la prision provincial de Malaga. Los rumores diran que la funcionaria ha aumentado su saña, y que las presas de Malaga la llaman la tumba. Otras afirman que en Malaga es conocida como La Dracula.
¿Tepica?
Menos.
¿Lo ves?
La chivata se rasca los brazos bajo el jersey amarillo. Reme sonrie a Tomasa. Y Tomasa se araña las piernas. Porque Reme se ha ido.
Quedate con la sillita.
De ninguna manera, te la regalo tu marido.
Y yo te la regalo a ti.
Bueno, yo te la guardo. Y tu llevate la maleta de Elvirita, busca a la niña y llevale su maleta, es un recuerdo de su madre. Y dile de mi parte que todavia llevo su vestido.
Reme se ha ido. Se ha llevado con ella la maleta de Elvira y la ultima sonrisa de Tomasa.
Se ha marchado, y quiza no vuelva a verla. Como se marcho Sole, la comadrona pequeña y energica que le daba pure con una sonda; como Elvira y Hortensia, la niña pelirroja que se fue sin su maleta y la mujer que se sentaba en la silla de anea de Reme. Todas se han marchado. Y Tomasa vuelve a encontrarse tan sola como se sintio en Olivenza, cuando no podia llorar a sus muertos y escuchaba el llanto de la madre que perdio a sus dos hijos en Castuera. Pero ahora puede llorar. Y llorara. Abrazada a sus rodillas se desespera recordando a sus compañeras. Y llora a sus muertos. Su marido. Su nuera. Su nieta. No volvera a verlos. Sus hijos. Sus hijos, no volvera a ver a sus hijos.
Cuando la desesperacion de paso a la tristeza, cuando Tomasa sea capaz de enfrentar el dolor, se abandonara a los brazos de Josefina.
¿Es bonito el mar?
Si, muy bonito.
Eso dice la gente que lo ha visto. A mi me gustaria que fuera verdad que es muy bonito.
¿Por que?
Porque mis hijos estan en el mar.
Puntos:
12-01-12 17:00 #9422035 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Un paso detras de otro. Despacio. Ha de caminar despacio del brazo de Benjamin, mirando al suelo para no perder el equilibrio, ya que la distancia que Reme tiene ante si, en la calle Hermosilla, la aturde. Seis años sin caminar por la calle. Seis años sin ver otro horizonte que un muro contra el cielo a tan solo unos pasos. Seis años sin caminar del brazo de Benjamin. La musica de un chotis confunde el ritmo pausado de Reme. Un traspies. La organillera continua dando vueltas a la manivela mientras Benjamin suelta la maleta que lleva en la mano y sujeta a su esposa; `para que no se caiga, la toma por la cintura como en un paso de baile.
Pobre Benjamin.
¿Por que me llamas siempre pobre Benjamin? Eres tu la que tiene que aprender a andar.
Porque eres muy bueno.
Muy bueno, muy bueno, dejate de pamplinas.
¿Estamos cerca?
Si, estaban cerca. Solo unos metros faltaban para que llegasen a casa, al pequeño piso que alquilo Benjamin cuando se traslado con su familia a Madrid desde un pueblo de Murcia. Muy cerca. Las tres hijas solteras y el niño que les nacio tarde y mal caminan detras de la pareja. Sonrien los cuatro mirando a su madre. Sonrien, desde que la vieron salir por la puerta de la prision con una maleta en una mano y tapando el sol con la otra. Corrieron hacia ella. La abrazaron. La llenaron de besos. Y ella no podia dejar de llorar.
¡Sangre mia!
Benjamin fue el ultimo en abrir los brazos. Reme escondio la cara en su pecho, susurrando:
¡Pobre Benjamin!
Por todo mobiliario, una mesa camilla, seis sillas y un pequeño aparador encontro Reme en la sala del piso alquilado.
¿Te gusta?
Sin soltar la mano de su marido, Reme contesto mirando a sus hijas:
Muy bonito, y esta muy limpio y muy ordenado.
Tuvimos que vender tus muebles.
No importa.
Pero mira.
Benjamin abrio la puerta de la ultima habitacion.
Mira.
El dormitorio.
La cama, las dos mesillas de noche, la comoda y el armario ropero.
Reme se sento en la cama y acaricio con la palma de las manos abiertas la colcha de croche que habia tejido su madre.
Y mi colcha.
Esa noche, en el dormitorio de Reme y Benjamin, dos cuerpos se encontraron. Reme se habia dado un baño caliente, por primera vez en seis años.
Amor mio.
Amor mio.
Y por primera vez, las palabras de Reme y Benjamin hablaron de amor. La ternura vencio al pudor que hasta entonces habian sentido. Ambos olvidaron el recato, el miedo a pronunciar el nombre del otro en un gemido.
Benjamin.
Reme, mi Reme.
El le quito el camison por vez primera.
La piel recien bañada de Reme recibio los besos de Benjamin. Ella acaricio todo el cuerpo de su esposo, por primera vez en veintisiete años de matrimonio. Sorprendida, sostuvo en sus manos su descubrimiento mientras hundia la nariz en la axila de Benjamin.
Que bien hueles, amor mio.
Sigue acariciandome asi.
¿Asi?
Asi.
Fuego de lumbre en una chimenea. Asi fue el amor.
Benjamin.
¿Que?
¿Estas dormido?
No.
Hoy voy a dormir en una cama.
¿Eh?
Estas dormido.
No, no estoy dormido.
Voy a dormir en un colchon de lana mullido. En una cama. En mi cama, y con mi almohada.
Benjamin le acaricio la mejilla.
Y conmigo.
Si, y contigo.
Pues anda, vamos a dormir, ¿no tienes sueño?
No, Reme no tenia sueño. Acurrucada en el hombro de Benjamin, recorria con la mirada su habitacion intentando convencerse a si misma de que era cierto que ella estaba alli. Si la viera Tomasa. Si Tomasa pudiera verla. Aunque es mejor que no la vea. Pobre Tomasa.
Benjamin.
¿Que?
Le he regalado la silla que me llevaste a una compañera de dentro.
Has hecho bien.
Tomasa es buena. Tomasa no tiene maldad y se hace la dura para que no se le note que es buena. Tomasa quiso regalarle la cabecita negra del cinturon de Joaquina. Es buena y generosa. Ira a esperarla el dia que la suelten. Porque no tiene a nadie que vaya a esperarla. Y no tiene a nadie que le mande paquetes. Ella se los mandara. Si. Y le escribira cartas, porque no tiene a nadie que le escriba, y no hay tristeza mas grande que verla en la hora del reparto esconderse en una esquina. Se esconde, Reme la ha visto esconderse muchas veces. Y sabe que lo hace para no ver la cara de las que extienden la mano hacia un sobre y para que nadie sepa que a ella no le han escrito nunca y nunca le escribiran. Menuda sorpresa va a llevarse. Le escribira, y le dara noticias de la hija de Hortensia. Y de Elvirita. Y de Sole. Buscara a la hija de Hortensia, y a la niña pelirroja que le regalo a Tomasa el vestido de su madre. Querida hermana, asi empezara la carta. Querida hermana, para que se la entreguen se hara pasar por su hermana, me alegrare que a la llegada de esta,si, eso es, su hermana, porque tiene que ser familiar directo.
Reme se dormira pensando en Tomasa, buscando las palabras que escribira en la primera carta. Ha de encontrar la forma de hablar de sus compañeras sin que la funcionaria que censura la correspondencia se de cuenta. A Elvirita la llamara la niña de la maleta, y Hortensia sera la madre de la chiquilla de ojos azules que no queria nacer. A Sole, no sabe como llamar a Sole. La puerta abierta de la jaula. La jaula abierta.
Si, Sole sera la jaula abierta.
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13-01-12 17:40 #9427561 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Querida hermana: me alegrare que a la llegada de esta te encuentres bien. Tomasa esta en el centro del patio, con su sobre en la mano. Habia corrido a esconderse al ver llegar a la paquetera con el correo, como hacia siempre, y cuando escucho su nombre volvio a correr, esta vez hacia el centro del patio, con la mano extendida y los ojos fijos en el sobre que llevaba su nombre. Querida hermana, leyo. Reconocio a Reme por las cosas que le contaba. Reconocio a Hortensia en la madre de la niña que no queria nacer. Reconocio a Sole en la puerta abierta de la jaula y supo que seguia en Francia, aumque la palabra Francia estuviera rachada. Leyo querida hermana y se paseo de un lado a otro para que todo el mundo viera que habia recibido una carta. Mira, me ha escrito mi hermana, le dijo a la mujer que lloraba el dia de la Merced, a Josefina. Mira, me ha ecrito mi hermana, le mostro la carta a la chivata.
No sabia yo que tuvieras una hermana.
Ni falta que te hacia.
¿Por que no te ha escrito antes?
¿A ti que carajo te importa. Tomasa no dira a nadie que su hermana no es otra que Reme. No lo dira. Doblo la carta, la metio en el sobre y mirando de lado a la chivata, que se rascaba con furia los brazos, se alejo de ella.
Desde que Reme se marcho, desde que se marcharon una a una las compañeras de su antigua familia, Tomasa pasea siempre sola por el patio. No le gustan las camaradas de su nueva familia. No le hacen gracia sus risas ni sus bromas. No ha hecho amistad con ninguna, ni siquiera con Josefina, que se esfuerza en ser amable con ella. Solo Josefina se esfuerza. Las demas la miran mal, sobre todo cuando dividen la comida de los paquetes y la cuentan una y otra vez antes de darle su parte, y Tomasa come con la vista fija en el suelo.
Con el sobre en la mano, recorrio el patio a derecha y a izquierda. Mira, mira, me ha escrito mi hermana, repitio a las presas que se cruzaban con ella. Y se sento en el banco donde, hacia tanto tiempo, tomaba el sol durante diez minutos al dia, cuando Sole la alimentaba con una sonda a traves de la cerradura de su celda de castigo. Sole, la camarada comadrona de Peñaranda de Bracamonte, la puerta abierta de la jaula. Tomasa apreto el sobre contra el pecho y busco con la mirada la ventana de la galeria numero dos derecha. Desde alli, Reme, Hortensia y Elvira la miraban. Cuanto tiempo hacia de aquelo. Cuanto tiempo. Imagino las tres cabezas asomadas al cristal. Cuanto tiempo. Sentada en el banco contemplaba la ventana. Pero no estaba triste. Pronuncio tres nombres en voz baja, para dejarse llevar por la añoranza. Hortensia, Elvira, Reme. Porque la añoranza tiene hoy tres nombres. Hortensia, la mujer que murio sin que Tomasa pudiera despedirse de ella. Elvira, la niña pelirroja que se fue sin su maleta. Y Reme,querida hermana.
La soledad de Tomasa se aliviara cada quince dias, cuando reciba puntualmente una carta de Reme y ella se siente en el banco y mire hacia la ventana; y cuando comparta con su nueva familia los paquetes que Reme le envia.
¿A que se dedica tu hermana, Tomasa?
Es costurera. ¿Por que?
Porque parece rica por los paquetes que te manda.
Es la chivata, que recela de los envios y de las cartas que recibe Tomasa.
Pues no es rica, pero es de buen corazon, y me quiere mucho.
¿Y le ha salido el corazon de repente, o lo ha llevado escondido hasta ahora?
Metete en tus cosas, carajo, que la vela de este entierro no la vas a llevar tu.
La correspondencia y los paquetes de Reme se convertiran en el orgullo de Tomasa. Levantara la vista para comer. Y en las reuniones del Partido, presumira al dar cuenta de las noticias que recibe de Reme. Querida hermana: la niña de la maleta volvio a ponerse malita. ¿Te acuerdas cuando canto nuestra cancion?, pues igual de malita. Pero ya esta buena. No he podido ir a verla porque esta con su hermano, pero se por unos amigos que ya esta buena y que vuelve a cantar, para que un dia cantemos otra vez todas juntas. Asi supo Tomasa que Elvira se encontraba con El Chaqueta Negra en Cerro Umbria. Asi supo que la niña pelirroja estuvo a punto de morir por segunda vez.
Elvirita esta de guerrillera.
Y asi presumira ante sus camaradas.
Con El Chaqueta Negra.
Pero seran las replicas de sus compañeras las que hagan entender a Tomasa por completo lo que Reme le cuenta a medias en sus cartas.
Si, la niña le ha puesto los mismos c.jones que el hermano, que esta organizando la guerrilla para apoyar desde dentro la invasion que se prepara en Francia.
¿Para cuando?
Para cuando entren los aliados. Asi que, cuando caiga Hitler, ya podemos hacer las maletas, que echan al enano.
Pequeñas noticias, pequeñas historias contara Tomasa.
Mi hermana me ha escrito que Reme tambien trabaja para la causa.
Querida hermana: me alegrare que a la llegada de esta te encuentres bien, yo trabajo en un grupo de ayuda a los familiares de los caidos por la patria en el otro lado de la ribera.
Si, en el Socorro Rojo.
Sera por sus compañeras como Tomasa llegara a saber que Reme se puso a disposicion del Partido al dia siguiente de salir de la prision, que forma parte de un grupo de ayuda a los familiares de los presos, al igual que sus hijas, y que no tardo en ser la responsable de la cedula que se reunia en la Casa de Campo simulando una merienda campestre bajo dos arboles a los que llamaron Puerta Chiquita. Sera asi como llegara a saber que Reme fue detenida.
La Reme ha caido. Esta en Gobernacion.
Sera asi como llegara a saber que la pusieron en libertad sin cargos a los diez dias.
Han soltado a la Reme. No le han sacado ni media, y la han largado.
Y con las claves que Reme le escriba, para evitar que la censura dercubra su juego, Tomasa sabra que su querida hermana continua en la lucha y se encuentra bien. He estado de vacaciones, me empache de garbanzos durante diez dias, pero ya he hecho la digestion. Los odio, los garbanzos. Sigo trabajando en lo mio, en lo nuestro.
Cada quince dias Tomasa recibira una carta de Reme y presumira de tener una hermana que sigue trabajando para que se acaben pronto los garbanzos. Y se sentara sola, en su banco frente a la ventana, para leer una y otra vez las palabras de Reme, que se despide de ella con la promesa de que ira a esperarla a la puerta de Ventas cuando salga. Y asi sera.
Reme tardara nuchos años en poder cumplir su promesa.
Pero la cumplira.
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14-01-12 17:25 #9432060 -> 9391040
Por:Jose Manuel Z.L

RE: Cosas dormidas....4º.
Los objetivos de Jaime Alcantara se cumplieron en los plazos previstos. Organizo en brigadas pequeñas a los huidos que andaban desperdigados por los montes y dividio en sectorres a los que estaban organizados pero actuaban en partidas demasiado numerosas. La creacion de la Agrupacion Guerrillera de Cerro Umbria se llevo a cabo en asamblea en el molino Anton, en la noche del primero de abril de mil novecientos cuarenta y tres, ante los jefes de todas las brigadas. Redactaron los estatutos, se distrubuyo el territorio de actuacion a las diferentes partidas recien estructuradas, y despues de vencer las reticiencias de algunos guerrilleros, que suscitaron numerosos enfrentamientos entre anarquistas, socialistas y comunistas, Jaime, Mateo y el Tordo firmaron el acta de constitucion:

"Acta de creacion de la Agrupacion Guerrillera de Cerro Umbria.

Hoy, 1 de abril de 1943, reunidos todos los guerrilleros que integramos este destacamento acordamos lo siguiente:

1º Constituir en principio con nuestras propias fuerzas, organizadas y encuadradas militarmente, la Agrupacion Guerrillera de Cerro Umbria.

2ºExponer nuestra adhesion incondicional a la politica de Union Nacional de todos los patriotas de España, y constituirnos en brazo armado de la zona que operamos, bajo la direccion estrategica de la Junta Suprema de Union Nacional Española, que dota al pueblo español de una direccion nacional de combate antifranquista por la salvacion de España.

Firmado: El Chaqueta Negra. El Cordobes. El Tordo".

La Agrupacion la componian sesenta y un guerrilleros. Uno de ellos era Elvira.
¿Como estas, chiqueta?
Ya estoy bien, no toso ni siquiera cuando corro.
¿Has pensado ya el nombre que quieres ponerte?
Me gustaria llamarme Celia, como la abuela, y como Celia Gamez.
Celia, pues.
Si, A Jaime le gusta. Acaricia la melena corta de Elvira y sonrie:
Dentro de nada podras hacerte la coleta y moverla para mi, Celia.
En la asamblea constitutiva de la Agrupacion,se habia planteado la exigencia de que todos los guerrilleros tomaran un nombre falso, para que en caso de ser capturados con vida no pudieran delatar a sus compañeros al ignorar sus nombres autenticos. Elvira entendio bien ese punto del codigo guerrillero que redactaron esa misma noche, estaba de acuerdo en la necesidad de preservar la seguridad de los otros. Pero se negaba a aceptar otro punto que todos asumieron el compromiso de cumplir, y no sabia como decirle a su hermano que ella no seria capaz de hacerlo.
Una cola de caballo muy larga, como a mi me gusta, chiqueta.
Claro, y tu me quitaras el lazo, como aquel dia.
¿Cual?
Cuando le dijiste a mama que te ibas a la guerra.
¿Te acuerdas?
Si, si me acuerdo. Tu eras asi de pequeña. Una niña mimosa que no tenia ni idea de que un dia se llamaria Celia.
Todavia soy mimosa.
Ven, pues, que voy a hacerte unos cuantos mimos.
Jaime se acerco a ella, y comemzo a hacerle cosquillas. Las carcajadas de ambos se dejaron oir en el exterior del molino de Anton hasta que Celia escapo y echo a correr hacia Mateo. Jaime la miro correr. Su cabello rojo prendia el aire en una llamarada corta que se encendia a su paso. Sin saber por que, penso en su abuelo. Penso en el encuentro ante la puerta de la carcel de Ventas. Recordo la expresion de su rostro, el dolor en su voz. Elvirita esta dentro. Dentro, hijo, Elvirita esta dentro. Hubiera querido que su abuelo la viera asi, corriendo como la luz en la noche. Hubiera querido que su abuelo la viera libre. Libre. Penso en el locutorio siniestro de Ventas. En su abuelo aferrado a la valla metalica. En su hermana aferrada en la valla contraria. Hubiera querido que su abuelo la viera correr en esta noche abierta, correr en libertad. Libertad. Su hermana corre, el la observa correr, sonrie, y se da la vuelta. Libertad, pronuncia en voz baja. Libertad, que extrañas son las palabras que se resisten a ser pronunciadas sin que el rubor nos alcance. Y que extraño es llamar libertad a una carrera en la noche, al cielo raso, al monte bajo, al frio y al calor, a un pañuelo en la boca, a un fusil en la mano.
Mateo, Mateo.
¿Que te pasa chiquilla?
El Chaqueta Negra, que me quiere matar de risa.
Mejor morir de eso ¿no?
Mateo limpiaba el cañon de su naranjero con un trapo sucio. Dejo de frotar su arma y enfilo el ojo a la mirilla. Elvira quiso decirle que se llamaba Celia. Pero sintio un panico repentino al ver el fusil y le hizo la pregunta que poco antes no se habia atrevido a hacer a su hermano:
Mateo, ¿tu serias capaz de usar eso contra ti mismo?
No lo se.
Y dijo que no lo sabia porque le avergonzaba reconocer que ya tuvo oportunidad de comprobar que no seria capaz, y que le pidio a El Chaqueta Negra que lo hiciera por el.
Abrochate bien ese boton, niña.
Elvira se abrocho un boton de su camisa que escapaba del ojal.
Pero yo te he visto jurar que lo harias. Has jurado que lo harias.
Mateo continuo limpiando su fusil.
Lo he jurado porque creo que hay que hacerlo. Ademas, si te cazan vivo,preferirias estar muerto, Elvirita. Dalo por cierto.
Ahora me llamo...
Antes de acabar de decir que se llamaba Celia, El Tordo aparecio de entre las sombras y se sento junto a ellos.
¿Cuando nos vamos?
Mateo observo el cielo y achino los ojos para contestar:
Hace una hora que salio el primer grupo. Estate tranquilo, que nos queda nada y menos.
No se por que c.ño tenemos que salir nosotros los ultimos.
Tu nunca sabes nada, ni puñetera falta que te hace. Cumple las ordenes y no preguntes.
Ordenes, ordenes, eso es lo unico que sabe hacer el hermano de esta. A mi me gustaba mas ir por libre.
Eres como los socialistas c.ño, que solo saben poner en cuestion cualquier cosa que hagamos. Y esta se llama Elvira, que esta solo se dice a los burros.
Me llamo Celia. Y lo que hace mi hermano se llama eficacia en la organizacion militar, a ver si te enteras, Tordo. Y acostumbrate a que ahora ya no vas por libre.
Lo dijo en un tono que no dejaba lugar a dudas. Se llamaba Celia, y no estaba dispuesta a que nadie la llamara <<esta>>, ni a que los hombres la dejaran fuera de la conversacion.
Celia es muy bonito.
No me trates como a una cria, Tordo, que yo he visto lo que pasaba ahi dentro con algunos de los jefes de las brigadas. Y ahora veo que te han comido la moral los que acusan a los comunista de pretender la hegemonia de la UNE al organizar las guerrillas. A ver si dejais la rivalidad para el enemigo, y la desconfianza para los traidores, que ya esta bien de enfrentamientos entre nosotros.
Asi se habla, Elvirita.
Celia. He dicho que me llamo Celia.
Celia, si, maldita sea, Mateo se golpeo la frente con el puño mirando a Celia con expresion de orgullo. Volvio a pronunciar el nuevo nombre de Elvira, Celia.
Celia.
Y lo repitio, con una sonrisa en los labios.
Celia.
Celia se alejo de ellos sofocando una leve tos. El Tordo la miro alejarse.
Buena moza se esta poniendo. ¡Y como habla!
Deja de mirarla asi Tordo.
¿Que bicho te ha picado?
A mi ninguno, y a ti tampoco, asi que deja de mirarla de esos modos y de esas maneras. A ver si nos vamos enterando.
Macho, que yo solo he dicho que esta buena moza. Ni que fueras su padre.
Azte cuenta de que lo soy, y atate esa lengua.
Desde la puerta del molino, El Chaqueta Negra les hizo un gesto. Hora de irse. Los dos hombres se pusieron en pie al mismo tiempo. El Tordo miro a Jaime y despues a Mateo:
Conste que no era mi intencion ofender a nadie. No vayas a ir diciendo por ahi que la he ofendido.
Mateo no contesto. Se dirigio junto a el hacia el molino y cuando El Chaqueta Negra dio la orden de comenzar la marcha, le paso una mano por el hombro.
Si te veo otra vez mirar a Celia con ojos de p.tero, te mato.
Durante el regreso al campamento de El Pico Montero, El Tordo camino detras de Mateo con la vista clavada en el suelo. Mateo camino a diez pasos de Celia, protegiendo su espalda de las miradas de El Tordo, y mirando al cielo. Noche sin luna, noche de estrellas. Le gustaban las noches asi, cuando el cielo se dibuja a si mismo y las estrellas parecen el rastro luminoso de una explosion de luz. Le gustaba. Y en las noches de estrellas le gustaba buscar la de Tensi. Y busco en la noche. La estrella de Tensi. Mira, la mas chica que hay en el cielo, esa, la mas chica,te la doy yo a ti, le dijo cuando el le regalo los pendientes que habia comprado en Azuaga.
¿Y se puede saber por que me das la mas chica?
Para que tengamos que estar siempre muy juntitos, so tonto.
Ven aqui, so tonta.
Y la amo.
Y ella le pidio que la mirara.
Mirame.
Si, Mateo penso en Tensi mientras caminaba detras de Celia, a diez pasos de aquella niña que llevo al puerto de Alicante, que ha dejado de ser una chiquilla y que ya no parece un muchacho.
Cuatro horas de marcha. Cuatro horas para añorar a Hortensia. Cuatro horas para asomarse al abismo de su perdida, para enfrentarse de nuevo a su muerte, para hacer el amor en una estrella y sentir que le sobra la vida y le faltan los brazos. De no abrazarla. No abrazarla. Y le faltan los labios porque le falta su boca. Besos, carcias y relampagos. Le faltan. Mirame, aunque yo no te mire. Nunca volvera a mirarla. Nunca. ¿Por que Tensi esta muerta? El momte no es sitio para una mujer. ¿Por que permitio que bajara a las huertas de El Altollano? Ha de acostumbrarse al dolor. ¿Por que no supo proteger a la mujer que llevaba un hijo suyo en el vientre? Acostumbrarse, para poder soportarlo. ¿Por que Tensi esta muerta?
El grupo ha llegado ya al campamento, y Celia se da la vuelta. Se dispone a hablar con Mateo. Pero no lo hace. Le mira. Y Mateo huye de su mirada. Y huye de ella. Se dirige a paso rapido hacia las endiduras que forman las ultimas rocas y se esconde entre las piedras.
Para ocultar el llanto.
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