Personajes notables de Villafeliche 2ª parte Aunque no parece que, haya interesado mucho el tema, voy a publicar la 2º parte del poema, por lo menos para las dos personas que se han interesado. A ver si en esta parte alguien mas lo lee y se anima a hacer algun comentario,(no tiene que ser de alabanza)pero que sea sincero, y respetuoso. Venga animaros los que leis esto pero no os atreveis a escribir, recuerdo que es gratuito, y que se puede entrar de forma anonima. Imaginaros que estais en la barra del TATO´S Club en el pueblo, y opinais sobre un comen tario que alguien ha hecho. En las platicas que llaman, que es la función en la iglesia, toda la muerte y pasión del divino Redentor que bien que la representan. Alrededor de la iglesia se rezan las estaciones y un tono cantan tan triste que afligen los corazones. A Jesús el Nazareno llevan con la cruz a cuestas y una corona de espinas lleva sobre su cabeza. Alla, en la cuarta estación, que es la calle la amargura, Juana, que sermón más bueno que predico el señor cura. Con su santísimo hijo allí se encuentra la madre, escena más dolorosa no la ha presenciado nadie; el señor cura predica una platica tan buena, tan clara y sencillamente, que es capaz de hacer llorar los corazones más fuertes. El lunes santo mi tía por la tarde me llevo a la ermita de San Marcos, que es de la villa el patrón; dos nogales forman solos el altar de dicha ermita y en medio de ellos esta San Marcos, Evangelista; estuvimos un buen rato en la ermita de San Marcos habiendo rezado allí una parte del rosario. La tarde estaba muy buena y, andando a paso ligero, en poco tiempo llegamos hasta el molino harinero; la molinera salió muy contenta a recibirnos, estaba al sol con su esposo el cual se llama Faustino. Un rato conversación allí estuvimos con ellos, que gente más amorosa, que matrimonio más bueno, y las muchachas que tiene, que muchachas ¡ santo cielo! están también educadas como las haya en el pueblo. Al poco rato salimos de allí para la estación, pues mi tía deseaba que lo viera todo yo. Cerquita de la estación, esta la fuente del pueblo, da un agua tan cristalina como el rocío del cielo; en esto llegaba el tren, ¡que alegría santo cielo! Conque gusto saludaban a las chicas los viajeros. Juana tengo que advertirte que hay en la villa unas chicas que son ángeles del cielo y el sueño a los hombres quitan. Martes y miércoles santo visitamos en el pueblo dos o tres tiendas que tiene y algunos comercios buenos. También me llevo mi tía a la mansión de los muertos y por los pobres difuntos rezamos unos momentos. El Jueves Santo a las diez fuimos a misa mayor, y alrededor de la iglesia hay muy buena procesión. A las cinco de la tarde acompaña el vecindario a otra buena procesión que sube al monte Calvario. Un penitente descalzo lleva una pesada cruz, representa al Cirineo cuando le ayudo a Jesús; otro penitente lleva una bandera muy alta y sí esta la tarde de aire, trabaja para llevarla, aunque el penitente tenga puños para sujetarla; detrás va otro penitente, ese lleva un santo Cristo, a su lado van dos mas alumbrando con dos cirios. Dos jóvenes con bandeja y vela en la mano van, esos son los dos que piden limosna para la Virgen madre de la Soledad. En este Calvario, Juana, hay unas cuantas ermitas y en ellas hay enterrados muchos padres de familia. La Ermita Grande, que llaman, en el alto esta fundada y es donde la procesión unos momentos se para; se ve pintada esta ermita con un bonito color, su pintura representa toda la muerte y pasión; en el altar que esta tiene hay colgado un grande cuadro y en medio de dos ladrones el Señor crucificado. Ya baja la procesión, el sol ya se va ocultando, todos entran en la iglesia los que han subido al Calvario porque al pie del monumento se reza el santo rosario y, antes de salir, adoran a Jesús crucificado. A las nueve de la noche, cuando la gente ha cenado, otra vez el santo templo de fieles se va llenando, porque se cantan las gotas y es un cántico tan triste que, de oírlo solamente los corazones se afligen. Muchos jóvenes del pueblo y también las jovenzanas casi toda noche pierden para subir al Calvario temprano por la mañana; todos ellos con gran fe, en grupos o en pelotones, rezan con gran devoción en todas las estaciones. En la ermita grande ponen todos los años un ramo el cual adorna la entrada de aquel recinto sagrado.
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