Un poco de historia I Un amigo me ha mandado hace unos dias, el relato de un hecho historico, ocurrido en Villafeliche, durante los Sitios de Zaragoza. Este episodio ha sido recopilado por un amigo que no es de Villafeliche pero esta casado con una muchacha descendiente de este pueblo, por parte de padre. Su madre aunque no es de aqui, parece que lo sea, por el cariño que le tiene a este pueblo. VILLAFELICHE, AÑO 1808 “A Joseph Napoléon, roi d’Espagne, à Madrid Mon Frère, ... Vous aurez reçu des lettres du général Verdier devant Saragosse. Le major général vous a mandé l’expédition du colonel Pépin sur Villafeliche près Daroca, qui a dissipé 4.000 rebelles. On écrit de Saragosse que cette ville ne tardera pas à tomber... Le colonel Pépin, qui est devant Saragosse, écrit que tous les villages et petites villes qu’il a parcourus demandent à grands crits la paix.” Carta de Napoleón Bonaparte a su hermano, fechada en Tolouse a 25 de julio de 1808 A principios del siglo XIX Villafeliche era una localidad perteneciente al partido de Daroca que contaba con unos 600 vecinos, y cuya principal riqueza se basaba en la existencia de las Reales Fábricas de Pólvora formadas por unos 200 molinos situados estratégicamente en un recodo del Jiloca protegido por las hoces que este río abre en los cerros existentes entre Murero y la Villa, a kilómetro y medio escaso de esta última; producción que a su vez necesitaba y favorecía la creación a su entorno de fábricas de loza ordinaria para el almacenaje y transporte del explosivo material. No pasó en absoluto desapercibida la existencia de estos molinos de pólvora a los ocupantes franceses que en los primeros meses del año 1808 invadieron traidoramente España con la excusa de dirigirse a la guerra contra Portugal. Así Murat, en mayo desde Madrid, escribía al gobernador de Daroca pidiéndole le entregase la pólvora de las fábricas villafelichinas, a lo cual este se negó aún temiendo las mayores represalias. A mediados de junio mientras los franceses, provenientes de Tudela, se atrincheraban a las puertas de Zaragoza a la espera de refuerzos, la mayoría de los habitantes de las comarcas tomaron sin demora partido a favor de los sitiados. En Calatayud el barón de Warsage, don José de l’Hotellerie Fernández de Heredia, fue designado jefe para dirigir aquel entusiasmo popular; comenzó organizando algunas compañias, pero se veía en el apuro, como la mayoría de los pueblos de la provincia, de no disponer de fusiles ni municiones. Una de las primeras remesas que recibió fueron 10 quintales de pólvora, que le enviaron desde las fábricas de Villafeliche, y a su vez Palafox le remitió dos cañones de a cuatro con su correspondiente brigada de hombres. Con estas tropas bisoñas se unió a los hermanos Palafox en La Almunia formando una División de seis mil hombres y cuatro piezas de artilleria, y juntos marcharon hacia Épila, célebre en los fastos aragoneses, y punto, a juicio de otros jefes, poco militar para esperar al enemigo, pero que tuvieron que ceder y someterse a la decisión inquebrantable de Palafox. Fáltole tiempo a este para desarrollar su plan, porque anticipándose a él los franceses, a las nueve de la noche del 23 dieron sobre los nuestros, sorprendiendo y haciendo prisionera una avanzada, propio descuido de gente inexperta. La acción fue también desordenada, y a pesar del esfuerzo de la caballería y de algún regimiento de línea, tuvo Palafox que retirarse de vuelta a Calatayud con la pérdida de mil quinientos hombres, entre muertos y heridos, entrando Lefèbvre al dia siguiente en Épila, donde cometieron los suyos los estragos de costumbre, entre otros el de asesinar a un sacerdote y a 36 personas más. Dos dias más tarde una avanzada francesa se presentó en Villafeliche en busca de los molinos de pólvora, siendo rechazada de forma contundente por el segundo tercio de Fusileros que bajo el mando del infanzón natural de la Muela, don Gerónimo de Torres Gimeno había mandado el barón de Warsage a la población, precisamente para la .....(1) |